Capitulo IV La arena

-Al día siguiente-

Llegada la hora pactada Kipo se encuentra con Quimera cerca de una fosa, la cual tendría el tamaño aproximado a 2 canchas de fútbol americano colocadas una delante de la otra con la diferencia que están bajo tierra con la parte superior expuesta, lo que daba una visión perfecta del panorama.

Todos los gatos del poblado se encontraban allí esperando el gran momento, en el que un mega se enfrente a otro, el espectáculo sería algo asombroso.

Quimera pasó a explicarle a Kipo lo que sucedería minutos más tarde.

-Kipo, presta mucha atención a lo que te diré. Ahora tendrás que bajar por las escaleras que se encuentran del lado derecho, una vez bajes hasta el fondo, ve por el pasillo hasta el final, gira a la izquierda, sigue el pasillo nuevamente, esta vez desembocará en una sala, en donde estará el equipo necesario o por lo menos lo que prefieras usar para enfrentar al mega.

Kipo asiente, y pregunta

– ¿es necesario matar al mega?

- Kipo hay algo que no comprendes, estos megas no son pacíficos, sino muy agresivos, si le das la oportunidad, puede que no sobrevivas.

Kipo no está de acuerdo con eso, pero es algo que debe de llevar acabo. Por ende se pone en marcha, mientras pensaba, ya no soy una niña y hay cosas que se deben hacer si de verdad quiero que esto funcione.

Al llegar a la sala, decide no tomar nada, así que se sienta en una de las bancas a esperar la hora de la verdad.

El momento llegó, uno de los guardas presentes se acerca a Kipo, le notifica que ya era hora de irse, Kipo se levanta, el guardia la acompaña hasta el puente, este se eleva dejando así paso a nuestra heroína.

Kipo se dirige al centro de la arena.

Ahora lo ve todo más claro, estando en el centro divisa a todos los gatos que se encontraban rodeándola.

Kipo buscaba a Marsha, solo necesitaba una cara medianamente conocida, hasta que la encontró, en frente de por donde ella entró a la arena, junto a Quimera. En ese momento Kipo se alivió un poco de todas las emociones que pasaban por su cabeza en el momento.

Quimera se levantó, tomó el micrófono, acto seguido anuncia.

– Escuchen todos, hoy nos reunimos este día para llevar a cabo este acto sagrado, en el cual Kipo la humana parte mut, se enfrentará a un Mega oso negro, para poder mostrarnos a todos que es digna de nuestra amistad.-

Un gran silencio recorre toda la arena, y grita.

- ¡QUE COMIENCE EL COMBATE!

Dicho estas palabras todos los espectadores dentro y fuera de la arena se levantan y empiezan a gritar y a exclamar "Kipo, Kipo, Kipo!" mientras chiflan de la emoción, ahora está a rebosar de emociones toda la arena y Kipo lo sabe, no puede decepcionarlos con todos apoyándola. Por lo que se dice a sí misma en voz muy baja, el juego comenzó, mientras que se transforma en mega jaguar.

Frente a Kipo comienza a abrirse el suelo, por la mitad, y de él lentamente emerge una jaula enorme, la cual contenía al mega oso negro, una bestia inmensa de unos 110 metros de altitud, 4 patas al final de cada pata, garras enormes con el suficiente filo como para desgarrar la carne sin mucho esfuerzo, cientos de colmillos letales y como si eso no fuera suficiente un pelaje de color negro acompaña las miles de cicatrices que demostraban las muchas batallas las cuales afronto, este no era un mega ordinario tal como se le había dicho, si de verdad quería salir con vida, tenía que pelear como nunca antes lo había hecho, pensaba Kipo mientras lo observaba con detenimiento, a esa enorme masa de músculos.

Quimera, toma una lanza y con gran precisión la arroja a la cuerda que sostenía la puerta de la jaula cortándola por la mitad, y así dejando libre al mega. Kipo aprovecha los primeros momentos para aproximarse a gran velocidad, ni bien lo tuvo al alcance lo golpea con una de las garras, pero el mega la atrapa con la boca generándo múltiples cortes. Del dolor Kipo trata de soltarse pero lo único que logra es empeorar el daño, el oso presiona con más fuerza para asegurar a su presa, se para sobre sus patas traseras y lanza a gran velocidad un zarpazo directo a la cara de Kipo, por lo que ella opta por des transformarse, así evitando el daño y poder soltarse. De 2 saltos se aleja de él, tomando una distancia segura, para poder planear su siguiente jugada, pero el oso no tarda ni 1 minuto en ir a por Kipo.

Kipo está asustada, pero la tribuna no ve eso, la única que lo nota fue Quimera, sabía lo que pasaba, pero no podía intervenir, sabía que si lo hacía nunca tomarían enserio a Kipo. Kipo trata de calmarse, sabe perfectamente que, si se transforma en mega, el oso la atrapara otra vez. El brazo le sangraba demasiado, la pérdida de sangre provocaría que se desmayara si seguía así, por lo que tendría que vencerlo en el próximo movimiento o sería el final de su viaje.

Mientras se aproxima hacia ella, lo observa por última vez, ve que el movimiento del oso no era más que pura ira, violento, lo que podía jugarle a su favor si lo distraía en el momento correcto, lo que la lleva a transformarse en jaguar y en el momento en el cual el oso mordería su cuello, se destransforma saca sus garras y con gran precisión realiza 4 cortes, uno en cada pierna, desplazándose a gran velocidad entre las mismas, al terminar el oso se desploma sobre la arena, dejando una polvorera de tierra, que nubla la visión de todos los espectadores.

Nadie sabía que había ocurrido, cuando por fin se disipa, pueden divisar a Kipo sobre el mega oso y este desplomado debajo de sus pies, por lo que alza su puño al cielo en demostrando que había vencido.

Acto seguido todos se levantan y aclaman a Kipo, algunos saltan de la emoción, otros silban y algunos solo aplauden. Kipo no pudo mantenerse más de pie por la pérdida de sangre y cae sobre el oso. Quimera y Marsha saltan a la era, preocupadas, toman a Kipo la alzan en brazos y con gran velocidad, la llevan al curandero.

Pero al llegar y examinarla les informa que los cortes que recibió fueron muy profundos, lo único que podía hacer, era coserla y vendarla, y rogar porque se salve.

Pero Marsha no se iba a rendir, no después de lo que estuvo dispuesta a hacer Kipo por sus amigos y por toda su madriguera, así que propone de llevarla a la médico de la misma, Quimera nunca había estado dentro de una, por lo que acepta un poco disconforme con la idea pero lo haría por Kipo, Aun así solo tenían 1 hora para llegar y nunca lo lograría a tiempo, no a pie, Marsha no lo piensa mucho y se transforma en una mega loba mostrando a todos su forma mut, Quimera se sorprende, pero igual sube encima de Marsha junto a Kipo, la cual llevaba ahora en sus brazos, y juntos marcharon a gran velocidad hacia la madriguera.

Al llegar, Marsha vuelve a su forma humana, y solicita que abran la puerta con urgencia, el guardia las ve a través de las cámaras, y se encuentra para su sorpresa con que las acompañaba un mut, por lo que se niega a abrir, por suerte Amelia pasaba por ahí y puede escuchar los gritos de desesperación de Marsha pidiendo para que abran la puerta, al escuchar, Amelia corre hacia el panel, presiona el botón, consiguiendo que la puerta se abra, el guardia la ve y le grita

–¡porque a echo esto! no ve que es una mut nos matara a ambos.-

Ni bien termina la oración, Amelia le revienta los dientes de un puñetazo directo al mentón.

– a mí no me dices que hacer y Marsha es tu superior, nunca vuelvas a desobedecer una orden.-

Marsha no espera a que la puerta abra al completo y ni bien ve la oportunidad entra a la madriguera, dirige su mirada, donde se encontraba el guardia, pero no lo ve en su puesto, lo cual la sorprende, ya que quien estaba allí era Amelia, y se da cuenta que fue gracias a ella que pudo entrar, Quimera la sigue por detrás, y juntas van directo al hospital, donde podrían salvar a Kipo.

Al llegar, Marsha solicita que la traten de inmediato, que era urgente, los médicos, toman a Kipo bajo su cuidado, la colocan sobre una camilla y junto a otros 3 médicos más y 2 enfermeras, entran a la sala de cirugía, donde trataría sus heridas. Marsha y Quimera, estarian en la sala de estar, hasta que se les notifique. Mientras esperan las personas, que pasaban, y sin excusar a las enfermeras, no le quitaban los ojos de encima a la mut, el único motivo por el cual no llamaban a la guardia, era porque Marsha estaba junto a ella y fue ella también quien le dio el paso, por ende, asimilaban que era seguro, pero eso no despeja las miradas curiosas.

Hasta que, un niño de 5 años se aproxima a Quimera y abraza su cola, a lo que comienza a reír de felicidad, Quimera lo observa, pero le permite que el niño siga jugando. Hasta que su madre lo ve y lo aparta de su lado, Quimera se pone de pie la mira directo a los ojos y dice

– Señora, no le hará daño a su hijo déjelo que se divierta un rato, que usted se encuentre en este lugar donde sanan a sus enfermos, no puede significar algo bueno.-

La madre del muchacho no sabe cómo reaccionar a eso, por lo que simplemente, se va del lugar mientras carga al niño en sus brazos. Quimera vuelve a sentarse en su lugar, quedándose inmóvil, pero ya nadie la miraba, por lo menos no con desconfianza.

Pasado ya 3 horas desde que Kipo entro no tenían nada de información, pero se rumoraba que el daño había sido crítico una de las venas principales que cruza por el brazo había sido cortada, pero como más lograron escuchar, ya pasada 2 horas más uno de los médicos que se había llevado a Kipo sale de la sala, con la bata llena de sangre, pero una sonrisa en la cara

-Marsha, tu amiga ya está estable, puedes pasar a la habitación 130, está reposando pero no la molesten por ahora déjenla descansar, ha sido una cirugía difícil pero no imposible, logramos con éxito cerrar la herida. Marsha le da las gracias aliviada por las noticias, de inmediato junto a Quimera se dirigen a la habitación donde estaba Kipo.

Al llegar la ven reposando sobre la camilla, parecía un bebe, pero lo más importante está a salvo, pudiendo confirmar esto Marsha se lleva a Quimera a su hogar para que puedan descansar allí.

Al día siguiente ambas fueron a visitar a Kipo, entraron a su habitación y Kipo ya se encontraba despierta tendida en la cama, con una sonrisa en la cara con la que decía me extrañaron ¿verdad? Pero antes de que pueda decir algo ellas la abrazan con fuerza. Kipo se queja unos momentos, porque le estaban aplastado el brazo herido, se separan de ella y le piden disculpas. Acto seguido Kipo pregunta por su chaqueta, donde estaba, en ese momento entra el doctor que la trato, notificándole que su chaqueta quedo toda destrozada y casi al igual que su brazo, no podría usarlo hasta que cicatrizara.

Kipo se entristeció un poco, pero se le paso, al recordar que ganó el combate contra el mega y ahora todos la escucharían lo que le da pie para irse lo más rápido del hospital, pero antes de que se ponga de pie, el doctor le dice

– usted no irá a ninguna parte jovencita, no hasta que esté completamente curada.-

Kipo responde

– pero es necesario que me vaya lo más rápido posible hay cosas que tengo que hacer, no puedo perder tiempo, deme algo para el dolor y véndeme el brazo eso tendrá que bastar para poder solucionar unos pendientes, le prometo que no hare nada tonto. -

El doctor suspira, cambia la vista a Marsha, a lo que le dice

– no podrás detenerla, lo sé bien.-

Entonces el doctor saca del bolsillo de su bata un frasco de píldoras de color anaranjado y le receta que tome 2 de esas al día, la ayudara con el dolor, luego llama a una enfermera solicitándole que la vende, dejándola luego partir. Ni bien término los 3 se dirigieron a la salida, pero antes de salir Kipo le pregunta a Marsha si no le permitía sacar otra de las chaquetas de la camioneta, a lo que le responde que no, eso tendría contacto con las vendas, por lo que no quería arriesgarse, a que ocurra un accidente. Kipo no está de acuerdo, pero igual lo acepta y prosiguen, su objetivo ahora sería volver al pueblo de los gatos.

Al llegar, todos la reciben como si fuera parte de ellos. Si bien Kipo se siente agradecida, no pierde ni un minuto de tiempo, se para sobre unos bancos, y exclama hacia todos

– Amigos quiero que escuchen con atención mis palabras, a partir de hoy humanos y muts trabajaremos juntos, por un futuro mejor, donde no haya que pelear para sobrevivir, que podamos convivir sin prejuicios hacia los demás, pero para esto solo se logrará si todos colaboran, los humanos que se esconden en las madrigueras les temen, pero no tienen por qué hacerlo, iremos donde están y podemos fin a esto.-

Al terminar de hablar, todos murmuran que lo dicho no era más que una locura, pero no todos pensaban igual y Quimera fue la primera en apoyar a Kipo diciendo la siguiente oración justa pero precisa

– yo estoy contigo Kipo, Yo he estado dentro de su madriguera y lo que Kipo dice no es mentira, los humanos nos temen, pero también están dispuestos al cambio, lo que Kipo propone no será una tarea fácil, tomara tiempo, pero si colaboramos, estoy segura, de que lo lograremos. -

Al terminar, ya nadie sabía que pensar al respecto, pero una cosa es segura, Quimera era su líder, su reina por lo que la seguirían sea cual sea su decisión, por lo que alzan sus espadas y lanzas al cielo y exclaman

– Amistad, amistad, amistad. -

Acto seguido, un sonido inquiétate se hace cada vez más claro, hasta el punto que lo supieron, Los alces truck, grita uno de los guardias. Quimera toma a Kipo de los antebrazos y la carga, para llevarla al árbol. Kipo no comprendía lo que pasaba, por lo que pregunta

– ¿Qué ocurre, porque me llevas al árbol, quienes son estos alces?-

Quimera la deja en el suelo, y sin responder ni a una sola de sus dudas sale directo a pelear, Kipo no se quedaría hay sentada, sin hacer nada, además quería saber que era lo que sucedía. Pero antes de abrir la puerta Marsha la detiene.

- Kipo no, no abras la puerta. -

-¿Por qué no debería, y si necesitan mi ayuda? No puedo quedarme, suéltame Marsha.-

No pudo seguir sosteniéndola, Kipo logra separarse de Marsha y abre la puerta, entendiendo finalmente de dónde provenía ese sonido, el cual, para los demás era una advertencia, pero para ella le resultaba ligeramente familiar.

Se trataba de 3 monster trucks, de color negro, con neumáticos de 3 metros de altitud, imponían respeto de tan solo verlos, y quienes estaban al volante de estas enormes vestías, los alces truck. Estos muts conducían enormes camiones, vestían una chaqueta de cuero negra o marrón, gafas de aviador y una gorra de camionero, o sombrero vaquero. Los nuevos invitados, daban vueltas alrededor de los gatos, esto provoco que se tensara de la ira y con fuerza apretara los puños, lo que llevo a Kipo a actuar

– ¡Nadie amenaza a mis amigos! -

Gritó con furia. Quimera le advierte a Kipo,

- ¡porque saliste Kipo nosotros podíamos encargarnos, metete dentro!-

Pero esta amenaza solo logró que el líder del grupo, volteara a ver a Kipo y al darse cuenta que no era más que una simple humana, herida y débil, no tuvo mejor idea que detener el camión, bajarse y aproximarse a Kipo. Al tenerlo justo en frente, el mut acerca su cara a la de Kipo, y le dice

– ¿Tú quién eres jovencita para mandar sobre lo que puedo y no puedo hacer?-

Kipo transforma su brazo izquierdo, para encestarle un puñetazo de jaguar bajo el mentón, mandándolo a volar por los aires y caer encima de su camión. Los demás muts al ver que su líder cayó, enganchan su camión y huyen despavoridos.

-Parece que no son tan rudos después de todo, ¿verdad?-

Dijo Kipo mientras sonríe.

Quimera la agarra del hombro y arrastras se la lleva dentro del gran árbol. Una vez dentro le pregunta él porque no le hizo caso y se quedó dentro. Kipo respondió

– Porque son mis amigos ahora y no podía dejarlos solos, además tenía curiosidad, cambiando de tema, ¿Quiénes eran? -

Quimera exclama ante las palabras despreocupadas de Kipo.

-¡¿esto es en serio?! Acaso nunca velas por tu propia seguridad, si tu caes todo lo que dices y dijiste allí afuera se hubiera desvanecido, ¡eres consciente de eso ¿verdad?!-

Kipo baja ligeramente la cabeza mirándose el pecho y pide disculpas por haberla preocupado, pero al levantarla inhala un poco de aire para decir

– No me arrepiento de lo que he hecho y lo volvería a hacer.-

Quimera la mira directo a los ojos

– ¿acaso nunca te arrepientes de todas las cosas que haces?-

A Kipo se le escapa una lágrima y su expresión cambia a tristeza por recordar lo sucedido hace 5 años en las Vistas, cuando sus amigos fueron curados, porque ella no quiso hacerle caso a la profecía al no combatir contra los humanos. Le respondió a Quimera

– sí, solo una vez me arrepentí ese entonces y lo sigo haciendo ahora, es algo que cargo conmigo todo el tiempo y nunca podré olvidarlo. -

Mientras lo decía desliza la vista hacia abajo nuevamente. Quimera supo en ese momento que había tocado un recuerdo que era mejor no recordar. Por lo que se disculpa con Kipo si la había herido retirándose luego de la habitación. Marsha se acerca a Kipo, le sujeta el hombro y le pregunta si se encontraba bien. Kipo no responde, solo retoma la compostura y sale por la puerta, Marsha comprendió que por más amable o radiante que sea Kipo, aun así, hasta ella tenía arrepentimientos, por lo que era mejor no volver a tocar el tema.

Al salir se reúnen, para planear el siguiente paso, para unir a los muts con los humanos, pero antes de iniciar Marsha informa a Kipo sobre una tribu más de muts que habitaban una pirámide de cristal en la ciudad. Al mencionarla, el cuerpo de Quimera demuestra inseguridad, Kipo nota esto enseguida, preguntando

– ¿Quimera que ocurre?-

– Kipo esa pirámide la habitan los caninos, hemos estado en guerra con ellos desde siempre. -

Kipo pregunta si no habría una forma de convivir con ellos, que la guerra no podía ser su única solución al conflicto. Quimera piensa mientras Kipo hablaba que lo que propondría Kipo no le gustaría en lo absoluto, pero, aun así, se dispuso a escucharla.

– Quiero que me acompañes Quimera, para que podamos establecer una tregua, que ponga fin a sus diferencias. -

Tal como pensaba esa idea no le gustó para nada, pero había algo en Kipo, algo que la llevó a acceder a su propuesta, por más que en su mente no sería algo posible.

Kipo le solicita a Marsha que los guíe hacia los caninos, por lo que se ponen en camino.

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