¿Era un sueño o no?
Kion fue con tanta rabia que llegó a darle un arañazo en el ala izquierda, por suerte Ono finalmente escapó.
-No puedo creer que Kion haya hecho eso, se supone que éramos amigos, ah, me duele un montón- Ono cae a mitad de vuelo-
En las tierras del reino, Fuli no pudo dormir toda la noche, tenía un mal presentimiento ya que Ono no regresaba con Kion, no soportó más la espera y se fue de la roca del rey sin permiso de nadie.
Kiara observó esto e inmediatamente habló del tema con su padre.
- Pero padre, ella se escapó y...
- No nos incumbe eso, sabe cuidarse y vino bajo su voluntad, no hay nada más de que hablar.
- ¿Qué hago?¿Voy a buscarla? Kion se preocupará.
- Simplemente quédate acá, Ono seguramente se chocará con ella, por favor hija, no podemos permitir que te pierdas y que algún hecho desgraciado nos vuelva a suceder.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué es ese otro hecho?
- Ugh, nada Kiara, vuelve acá, mañana será un día complicado.
-Vale, entiendo.
Fuli siguió corriendo, aunque no sabía por dónde, a esa selva no la conocía, tenía mucho sueño, y cuando encontró un lugar para poder dormir, escuchó un terrible grito pidiendo ayuda.
- ¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Quiere matarme!
Inmediatamente se le fue el sueño y no dudó en ir por dónde se producía el grito.
A medida de que iba hacia el grito misterioso el lugar se iba haciendo cada vez más oscuro, alejándose del punto de conexión por dónde veía.
- ¡Quién sea que gritó, dé la cara, sólo quiero ayudarlo! ¡Soy miembro de la guardia del león!
Nadie emitió algún tipo de sonido, ella estaba esperanzada de que sea Kion quien estaba en peligro, pero una figura sombriante salió de la nada hablándole.
- Hola Fuli ¿Buscas a Kion?
- ¿Quién eres? No te conozco.
- Es simple Fuli, o vienes hacia mí o perderás a tu futuro esposo.
- ¡¿Cómo sabes eso?! No me atormentes.
- ¿Confiarás en mis palabras o te quedarás escuchando los gritos de Kion al saber que será despellajado? ¿Qué dices ante mi propuesta?
- NO, NO CONFIARÉ EN DESCONOCIDOS
- Pues prepárate para ese momento, en tres, dos, uno...
- ¡No! ¡Para! Iré hacia ti, pero porfavor, no le hagas daño.
- Oh, así es como quería que me respondieras, no es bueno que intentes desafiarme de esa manera, debes saber que yo soy capaz de cualquier cosa, no me temblará el pulso.
- ¿Por qué eres tan frío de sentimiento?
- ¿Frío? Yo sólo siento que es placer, no creerás que soy tan malvado ¿Verdad cariño?
- ¡No me llames cariño! Soy sólo de Kion y de nadie más.
- Vale renegona, ven, acércate, justo encima de este lago.
- ¡Lago! Ugh, odio mojarme.
- Lamentablemente tendrás que cruzarlo o ya sabes qué sucederá.
- Sí, sí, lo sé, no hace falta que me lo repitas tantas veces.
Fuli sentía que no se podía confiar tanto en este sujeto raro que nunca vio, además que no ayudaba mucho su aspecto ya que lo único que era visible eran sus ojos, los cuales tenían un color rojo prepotente. Su risa no era normal, habían momentos donde se reía de la nada, Fuli se paraba y le preguntaba qué sucedía, él decía que no le prestará atención, y que era mejor no preguntar.
Ya pasando el lago, continuaron yendo en línea recta, a medida que avanzaban, iba desapareciendo la vida silvestre del lugar. Fuli se empezaba a preocupar más y más, su mirada se sentía como si en algún momento un fantasma se le tropezara, el silencio, definitivamente fue lo que más marcó este viaje largo sin rumbo alguno.
El misterioso personaje empezó a correr, Fuli se desesperó y trató de seguirlo, fue increíble que una guepardo no haya podido superar en velocidad, terminó perdiéndolo a este.
Aterrorizada, se preguntó por qué la dejó tirada ahí sin decirle nada ¿Era tan veloz para que ella no lo pueda alcanzar? ¿Qué animal era?
Se le cruzó por la cabeza la idea de volver, pero era imposible, lo intentó unas seis veces, pero siempre volvía, no importaba si era norte, sur, este, oeste, sudoeste, sudeste, siempre volvía al punto donde ella quedó varada.
Desesperanzada vio a una garcela pasar cerca de ahí.
- Em, una pregunta ¿Usted sabría dónde es la salida de este lugar?
- No puedo decírtelo, tengo que ir con mi familia lo más pronto posible. No te conviene quedarte aquí, vete, vete antes de que sea muy tarde y no puedas revertir el resultado.
La garcela voló muy apurada, ella quedó sola, atónitamente miró cómo se iba largando del escenario ¿Qué podría sucederle? ¿Era necesario asustarla de esa manera?
Sintió algo que le transpasaba el pelaje, una mezcla de frío y miedo, no sabía qué era lo primero que le sucedía.
- ¡Ayuda! ¡Ayuda! –Volvió a escuchar-
Esta vez podía ver a otro guepardo en la laguna tratando de no ahogarse, golpeaba al agua, no paraba de gritar, Fuli tenía los ojos llenos de miedo. La mirada angustiante del felino la dejó en shock por un momento, con pasos lentos trató de acercarse a ayudarlo, sin embargo, el felino se ahogó, Fuli estalló en lágrimas, él se murió.
Pero del mismo lago, saltó Kion con una risa muy rara y espeluznante.
- ¡No! ¡Tú no eres Kion!
- No te alejes de mí Fuli.
Fuli huyó de Kion, sin querer, se tropezó con un animal que estaba en el suelo, éste estaba muerto mirando a Fuli, a medida que se iba, más animales aparecían tirados en el suelo, todos con un rastro de sangre.
Sí, logró huir, pero encontró a Kion tirado, no se pudo resistir, fue a tratar de consolarlo, se levantó Kion, se oscureció y volvió a aparecer el misterioso personaje con ojos visibles.
- Te dije que debías seguirme y no perderme, no quedará otra más que debas sufrir las consecuencias-Volvió a desaparecer-
- No, no puede ser ¡¿Dónde estás Kion?!
Sin darse cuenta, estaba en el otro punto de las tierras del reino, sí, justo ahí, en el frío desierto, debía apurarse a huir de ahí, no quisiera ella sufrir el calor insoportable, un animal como ella no podría soportarlo, levantó la frente y absolutamente todo era arena lo que la envolvía en 360°.
Y desde el fondo de las tierras del reino, Zuri se reía junto a Tifu, le causó gracia saber que Fuli se fue.
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