Prólogo.

Este sería mi primer Fic de este aspecto, espero a las personas que les guste este género les agrade, gracias :).

Advertencia:

Este Fic está basado en la vida real y en experiencias que bastantes personas han tenido a lo largo de sus vidas.

Recomendación:

Para darle más credibilidad y sentimientos es recomendable escuchar musica siniestra >:v, si es que no tienen les voy a ir dejando música de ese tipo allá arriba ↑↑↑.

También es recomendable de leer entre las tres y cinco de la mañana para mayor temor xdxdd

Sobre el Fic:

Este Fic es MidoChako (El primero que hago).

Está situado en el manga cuando se han mudado a los dormitorios de Yuuei.

Va a tener drama y seguramente de la sensación de que alguno de ustedes es observado cuidadosamente desde el rincón más oscuro de su habitación v:

Bien, si tienen dudas no duden en preguntar, contestaré lo que sea.

Sin más que decir, ¡comencemos!

*★*


Ese día había comenzado como lo haría cualquier persona, levantándose de la cama con una fuerte necesidad fusionado con flojera y la sensación de querer ir al baño no importaba que, se hacía presente.

Sus ojos abriendo lentamente mientras parpadeaba detenidas veces para poder distinguir entre la oscuridad de su habitación y las cosas de la misma.

El bostezo que no se hizo esperar por su parte mientras se iba quitando las sábanas de encima y acomodando lentamente un pie descalzo sobre el piso frío, la mano derecha recorriendo por completo encima de las cobijas para asegurarse de que no hubiera nada encima y lo tirara.

Cuando su vista se aclaró sólo un poco pudo mirar detenidamente el reloj de su celular y por lo tanto, la hora que era en la mañana, parpadeo variadas veces para asegurarse de que estaba en lo correcto y sí, era la misma fastidiosa hora de siempre.

La hora en que comenzaban a sucederle cosas extrañas y fuera de lo normal.

—No otra vez— pronunció con fastidio sentado en la orilla de su cama.

La hora en que más temía despertar y levantarse.

Pero no había de otra, debía hacer sus necesidades, era de las personas que no podían aguantarse por tener en mente que debe de ocuparse de si mismo en ese momento.

Se maldijo a sí mismo por haber tomado mucha agua el día anterior y por esa razón levantarse a esa hora infernal, donde el miedo reinaba en su cuerpo y los escalofríos no dejaban de recorrerlo de pies a cabeza, esa emoción de inseguridad y temor unidos en una misma hora.

Las 3:00 de la mañana.

Otra noche que no podría descansar y dormir bien como debía. Ya eran tres veces que le pasaba lo mismo y ahora ese día le iba a pasar lo mismo.

Se levantó de la cama mientras iba tocando la pared hasta llegar al interruptor, prendió los focos con resignación y se dispuso a abrir la puerta e ir al baño que estaba al final del pasillo de su misma clase.

Ya no vivía con su madre para poder hablarle al respecto de eso así que creyó que él podría enfrentar solo sus problemas, pero no todo en esta vida de puede resolver solo.

No de ese tipo.

Dejó su puerta entreabierta para dejar salir un poco de luz de ella y poder guiarse hasta el medio pasillo donde se encontraba el otro interruptor donde comandaba los cuatro pisos del edificio.
Eso era bastante extraño, bueno ya no tanto en realidad, era extraño que los focos de un pasillo estuvieran apagados pero para Izuku ya no era fuera de lo común, siempre que se iba a levantar a aquella hora sucedía lo mismo aumentando su miedo a la oscuridad.

Aunque, esta vez se veía que iba a ser diferente.

Al llegar a medio pasillo, la puerta de su habitación cerró de golpe dejándolo en una profunda oscuridad que le erizaba la piel.

—Y aquí es cuando todo comienza— susurro en el momento en que tocó el interruptor y este no prendía por más que lo presionaba.

Su respiración comenzó a acelerarse, trató de seguir su paso para llegar al baño y así poder siquiera quitarse una preocupación de encima, en cambio por el temblor que sentía en sus piernas no dejaba de tropezarse.

Cuando por fin llegó a la puerta, la comenzó a abrir cuidadosamente pero algo la detuvo, la empujó con más fuerza y esta seguía trabada hasta que llegó a su límite y casi la avienta, si no se abría con eso estaba dispuesto a usar el One For All para abriera como diera lugar, en cambio, abrió normalmente como si antes no hubiera ocurrido nada.

Suspiró por enésima vez y se metió.

Ya dentro las luces que iluminaban el baño comenzaron a fallar, causando que Izuku cada vez se apurara más y más rápido para alcanzar a salir antes de que -se apagaron-.

No le dio tiempo, se quedó parado enfrente de la puerta, se quedo un momento y pensó en abrirla pero algo lo detuvo, ahí estaba otra vez, aquel escalofrío y la sensación de que alguien lo estaba viendo desde su espalda había aparecido de nuevo.

Su cuerpo le decía que no volteara en cambio no le hizo caso, ya estaba harto de pasar por lo mismo cada vez que despertaba cada mañana.

Algo de lo que se arrepintió.

Al terminar de voltear, lo pudo ver claramente, la silueta de una persona en la orilla del baño, pero algo en particular le llamó la atención.

Al asomarse al espejo su silueta no estaba como la veía, tenía una figura amorfa, grande y vestido de negro.

El verlo de esa manera, su miedo aumentó y sus nervios lo estaban comiendo vivo, su voz ya no salía y su cuerpo no respondía como debía, estaba corriendo peligro.

Esa cosa comenzó a acercarse lo suficiente hasta quedar a un solo metro del peliverde, este lo miró detalladamente, cabello largo hasta la cadera, piel blanca, ojos totalmente negros sin siquiera a la vista la parte blanca, sin nariz ni boca, uñas tan largas y negras que pareciera con un sólo rasguño te arrancaría una extremidad, estaba mirándolo fijamente a los ojos, acercándose lentamente al peliverde que estaba en total shock.

Estuvo a punto de desmayarse.

Era demasiado el impacto, nunca había visto algo tan feo y extraño en su vida, ni siquiera había sentido tanto miedo al arriesgar su vida.

Esa cosa se acercó hasta quedar a sólo unos centímetros y querer tocar con aquellas unas el rostro del pecoso. Hasta que las luces misteriosamente se prendieron haciendo que la cosa que había atado a Izuku se fuera, el pecoso suspiró aliviado al notar que podía moverse una vez aquel ser extraño se fue.

Abrió la puerta después de lavarse las manos y la sorpresa que se llevo fue al ver un rostro muy conocido, el causante de prender las luces.

—¿Deku-kun...?

Es la persona de la cuál está enamorado.

—¿Uraraka-san.. ?

*★*

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