6. Kintron

Escuchó voces a lo lejos, además de un gallo cantar, ollas resonar por varios segundos, aquellos sonidos fueron los suficientemente fuerte para lograr despertarlo después de haber dormido durante tres horas completas.

Abrió sus ojos con lentitud, parpadeó adaptando su vista a la luz del cuarto en donde se encontraba.

—Hasta que al fin despierta —mencionó una mujer de avanzada edad, con cabellos blancos, vestida con ropa holgada de color verde, estuvo cuidando de él todo el tiempo que dormía. Un gesto noble de parte suyo, puesto que al tener dos hijos sabía cómo tratarlos con cariño—, Me tenías preocupada muchacho.

Kintron se levantó rápidamente, observó que ya tenía ropa puesta, sintió un alivio de no estar desnudo aunque se preocupó porque no sabía quién lo había vestido además de que intuyó que esa persona si lo vio completamente desnudo.

—Seguro tienes muchas preguntas —la señora tomó un sorbo de su te que tenía en un vaso de madera—, Y no te preocupes que yo no te vestí, fueron mis dos hijos varones.

«¡Genial, ahora más personas nos han visto desnudos!», expresó mentalmente Kin.

«Cuando nos vio la mujer del lago no dijiste nada, inclusive te gustó que nos haya visto desnudos», le contestó de igual manera Tron.

La mujer tan solo lo quedaba mirando debido a que este no dejaba de hacer gestos faciales cuando no hablaba.

—¡Gracias a usted y gracias a sus hijos! —agradeció Kintron despojándose de la sabana que cubría gran parte de su cuerpo, se mostró firme y decidido—. Lo siento pero tengo que irme.

Se levantó pero al dar el primer paso más sus piernas le temblaron y cayó al suelo golpeándose la cara y las rodillas.

—¡No lo hagas! —exclamó la mujer levantándose de su silla de madera—. Aun estás débil, no ves que no puedes ni caminar.

La puerta del cuarto se abrió de golpe, dos hombres delgados de aspecto muy idéntico aparecieron de repente en el cuarto.

—¿Qué pasó? —preguntaron los dos al unísono.

—¡Dejen de mirar y ayúdenlo! —los retó su madre.

Ellos de forma veloz y de manera coordinada agarraron a Kintron de los brazos para levantarlo lentamente y colocarlo en la cama.

—No se preocupen yo puedo —Kintron quedó sentado en la cama.

Como su cabeza le dolía se sobaba con sus manos las sienes.

—Aún estás débil, estás muy pálido —la señora se levantó y tocó la frente del hombre de cabellos negros y dorados con su mano derecha, lo miraba con ternura como si fuera uno más de sus hijos—, Debes comer un poco.

Miró a sus hijos a los ojos y ellos comprendieron lo que tenía que hacer. Se marcharon del cuarto por unos cuantos minutos hasta que regresaron con un plato de comida.

Y así Kintron estuvo comiendo constantemente, ni bien terminaba un plato pedía más y la señora muy feliz al ver que alguien de su casa comía con gusto. Sentía como su cuerpo se llenaba de energía.

«Ahora lo entiendo», dijo Tron feliz en su mente.

«¿Qué cosa?», preguntó Kin sin entender.

«La razón por la que estábamos débiles era porque como ahora corremos a velocidades impresionantes nuestro cuerpo requiere más energía», contestó Tron.

«¿Eso significa que debemos comer como si en vez de un estomago tuviéramos un barril sin fondo?», agregó Kin.

«Algo así», aseveró Tron.

—¡Sí que tenías hambre muchacho! —exclamó feliz la mujer con una sonrisa de oreja a oreja—. ¿Cómo te llamas?

—Kin... —soltó él—, Kintron, me llamo Kintron, mucho gusto.

—¡Mucho gusto Kintron! —ella le extendió la mano para estrecharla—. Yo me llamo Magda.

Los dos hombres estaban escuchando atentamente.

—¿Y que hacías desnudo afuera de la casa de los Guit? —preguntó uno de ellos mirándolo fijamente, lo estaba interrogando.

Se quedó en silencio por breves segundos, tomó una bocanada de aire y procedió a hablar.

—Estaba... —trató de responder pero gritos de ayuda se escucharon a lo lejos—. Alguien nos necesita.

Dejó el plato vacío sobre la cama para ir corriendo a toda velocidad.

—¿Nos necesita? —preguntó uno de los hermanos estando asombrado al igual que su madre y su hermano.

Cuando Kintron salió de la casa que lo acogió se encontró con una bestia del Lejano Mundo, uno de cuerpo idéntico al de un humano normal con piel verde azulada, con garras de pies y manos ligeramente alargadas.

La bestia emitía gritos cuando destrozaba los postes del lugar a la vez que se movía a una velocidad superior al de un humano común.

—¡Esto no será problema para Kintron! —exclamó el héroe.

Kintron usando su velocidad estuvo por alcanzarlo sin embargo la bestia también era ágil y saltaba por los techos de las casas además de caminar momentáneamente por las paredes de las mismas.

—¡Es rápido! —el héroe se detuvo por un momento al ver que la bestia no tenía un rumbo fijo, tan solo corría en círculos de un lado a otro dañando lo que encontraba a su paso—. Pero nosotros somos más rápidos.

El héroe empezó a seguirlo una vez más, la bestia al notarlo optó por atacarlo.

Al estar ambos frente a frente empezó su pelea, la bestia trataba de herirlo con sus garras sin embargo el héroe esquivaba sus ataques, pero tenía otro problema, su ropa se estaba encendiendo en llamas por la fricción generada al estar corriendo a una velocidad superior.

—¡Sus ojos estaban muy rojos! —se alejó para planear una estrategia—. Si, además de que parece que está muy arrebatado —tocó su barbilla—. Algo raro está sucediendo aquí.

Empezó a rescatar a las personas que estaban cerca del lugar, agarraba a uno con su brazo izquierdo y a otra con su brazo derecho para luego llevarlos a un lugar alejado.

Al salvar a dos personas recibió un arañazo por su codo izquierdo, a pesar de que le salió sangre eso no le impidió continuar con su labor de héroe, se defendió cuando le asestó una patada en el muslo derecho de la bestia.

Estuvo haciéndolo unas cuantas veces y una vez que se percató que el lugar en donde la bestia estaba atacando estaba completamente desolado procedió a combatir de nuevo.

Corrió a gran velocidad para asestarle un potente puño en la barbilla que logró empujarlo hacia arriba para luego correr y golpearlo en el abdomen.

La bestia cayó al suelo con tremendo golpe.

Humo brotó del cráter pequeño que se formó en la tierra.

Kintron pensó que había ganado no obstante se equivocó, unos segundos después las garras de la bestia estaban asomándose al exterior acto seguido saltó mostrando su cabeza sangrante.

—¡Que raro! —el héroe miró los ojos de su enemigo—. No parece estar consciente.

A pesar de que tenía en frente al héroe, la bestia corrió en otra dirección para destruir más viviendas.

—Eso lo confirma todo —dijo Kintron—, Él no está para nada consciente, además ese collar extraño brilló de repente, ¿será que por eso sigue de pie?

Miró sus movimientos mecánicos.

—¡Lo averiguaremos cuanto lo atrapemos! —comentó el héroe—. Sí, porque el golpe que le dimos debió ser suficiente para herirlo hasta que su cuerpo le duela.

Dejó de hablar consigo mismo y procedió a perseguir a la bestia. No se le hizo tan complicado debido a que la bestia verde azulada ya no era tan veloz, el héroe resultó ser mucho más veloz para golpearlo en la cara, en el abdomen y en la espalda en menos de quince segundos.

Aprovechó que la bestia estaba herid para arrebatarle el collarín que portaba en su cuello, haciendo algo de esfuerzo pudo quitárselo.

—Gra...gracias —dijo la bestia antes de caer al suelo con un hilo de sangre brotando de su boca.

El héroe lo atrapó justo a tiempo para que no se chocara contra el suelo.

—¿Qué haces? —preguntó molesto—. Estoy seguro que todo lo que hizo fue por el collarín caso contrario nos hubiera seguido golpeando —se quedó en silencio mirando fijamente a la bestia que estaba inconsciente, tenía una sonrisa que demostraba alivio—. Puede que tengas razón pero ¿y este collarín de tecnología avanzada de dónde salió?

Miró el objeto tecnológico que estaba roto en varios pedazos.

—Parece que tenemos otro problema —miró su ropa, estaba casi destruida, tenía huecos por montón.

Las personas que salvó regresaron al no escuchar más ruidos, todos ellos al mirar a la bestia tendida en el suelo no dudaron en aplaudir.

—No podemos seguir corriendo o nos vamos a quedar desnudos una vez más —exclamó mientras sostenía su ropa—. Si tan solo pudiéramos separarnos para no pasar por estas cosas —se levantó—. Si es muy buena idea.

A su alrededor se formó mucho humo además de que rayos de colores azul y morado aparecieron envolviendo su cuerpo, acto seguido la fusión había finalizado.

—¡Al fin! —exclamaron muy felices al unísono alzando sus manos muy alegres, la felicidad no les duró mucho ya que al separarse igual quedaron desnudos, tuvieron que bajar sus manos para tapar sus genitales.

Los presentes se quedaron perplejos sin entender lo que ocurría con los dos, algunos rieron pero rápidamente dejaron de hacerlo cuando escucharon el sonido de una moto, conocían con claridad ese sonido, era indiscutible, el dueño de la moto era Bolg, un caza recompensas.

Cuando Bolg pasó la gente se apartó.

—¡Alto ahí! —dijo con su voz gruesa e intimidante.

Tron reconoció esa voz.

—Hasta que al fin te encuentro Tron —lo miró con rabia—, Es hora de pagar lo que me debes. 

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