10. Último adios
Desde muy temprano en la mañana empezó a llover, fuertes gotas de lluvia caían por cada rincón de Dersallia, un sinnúmero de nubes se agruparon para luego poblar todo el cielo azul que terminó volviéndose oscuro además la neblina también hizo acto de presencia inundando el ambiente, esto solo provocaba que el día se tornara más melancólico de lo que ya estaba.
Dentro de una gran carroza de color negro mezclado con tonos marrones se encontraba el enmaderado féretro igual de negro que la carroza, de gran longitud y anchura, en su interior se encontraba el cuerpo sin vida de Jerome Ozteir, el vigésimo octavo Rey de Dersallia.
Detrás de la carroza de seis ruedas iba una limusina tan oscura como el féretro, en ella iban Seline Himet de Ozteir, Kathian Ozteir, Marcus Ozteir, Grinmur Ozteir, Diana Ozteir de Nermeun y Gailos Nermeun, todos vestidos de ropaje negro.
Una gran cantidad de personas caminaban detrás de la limusina, unos lloraban, otros serios pero lo que si era seguro es que nadie iba sonriendo.
—¡Llegamos! —dijo Kintron mirando a sus dos compañeros a la vez que se detenía. Los rayos azules y morados que brotaban de su cuerpo al correr se desvanecieron como siempre cada vez que dejaba de hacerlo o cuando caminaba.
Kintron se encontraba a diez metros de la entrada de Dersallia acompañado de Bolg que llevaba a Selar en su moto.
—No se quedaron desnudos como unos pervertidos —mencionó Bolg mirándolo de pies a cabeza, se reía a carcajadas de su propio comentario—, Eso es un milagro, eso ya es ganancia, estaba cansado de verte así.
—Exacto —confirmó Kintron—, Como dices tú, esto ya es ganancia, no eras el único nosotros también estábamos cansados de aparecer desnudos cada tanto, un completo fastidio.
—Es muy útil ese traje —opinó Selar.
Kintron miró el traje que tenía puesto, se los regaló uno de los hijos de la señora Madga, Tron estuvo pensando en que usar para no perder la ropa por la fricción al correr pero uno de los jóvenes lo escuchó y decidió regalarle un traje de minero que usaba con frecuencia.
Los hermanos se fusionaron para probar la efectividad del traje, ellos quedaron contentos con el resultado solo que este era un poco incómodo y les provocaba calor, por tal motivo llegaron sudados a Dersallia, sin embargo nadie podía verles la cara muy bien debido a la especie de casco que tenía el mismo traje.
—Es útil pero algo incómodo —expresó Kintron tratando de estirarlo un poco con sus manos—. Y caluroso también.
—Niñitas no se quejen de un traje que amablemente les han regalado —Se burló Bolg riéndose un poco.
—¿Disculpa? —preguntó el hombre de cabello rubio y negro—, ¿El caza recompensas asesino y malhablado me está tratando de decir que soy mal agradecido?
—Eso lo dijiste tú, no yo —se defendió el hombre de cabello largo.
—Bueno no perdamos más tiempo seguro ya han de estar en el cementerio —Kintron miró hacia arriba, miró al cielo como si acababa de ver algo sorpréndete, fijó su mirada hasta que luego miró hacia la puerta de Dersallia—. Ya vamos para allá papá.
—¡Vamos entonces! —Selar se bajó de la moto.
—Esperen —Kintron miró a Selar a los ojos—. Solo yo iré, digo nosotros iremos al cementerio.
—¿Por qué? —cuestionó Bolg arrugando su frente, se cruzó de brazos—, ¿Por qué no podemos ir también?
—Porque es mi padre y el de Kin también —respondió el hombre fusionado—. Además es mejor que se queden porque... —Miró a Selar—, Tu eres una bestia del Lejano Mundo, si los dersallianos te llegan a ver se van a asustar y llamarán a los guerreros, sé que es racista pero cuando resolvemos todo esto del asesinato de mi padre acabaremos con eso y tu... —Miró a Bolg—. Tú eres un caza recompensas muy famoso, te conocen como asesino, ya tienes una reputación bastante mala.
—Pero si a ustedes también las buscan niñitas —dijo Bolg no muy contento con lo que le estaban diciendo—, Bueno solo te están buscando a ti Tron pero si ven a Kin contigo también pensaran en atacarte.
—Se te olvida que estamos fusionados y así prácticamente somos, soy una nueva persona y por supuesto un total desconocido ante los demás —alegó Kintron alzando un poco su tono de voz—, Es el disfraz perfecto.
—¿Pero y si te escapas y no me pagas? —preguntó el caza recompensas alzando una de sus cejas.
—Te lo prometimos —contestó Kintron—, Así que palabra de Ozteir.
—Okey! —dijeron al unísono Bolg y Selar.
Los dos se quedaron escondidos detrás de unos arbustos, Bolg tuvo que dejar apoyada su moto sobre uno de los arboles más grandes del lugar.
Cuando pasó por la puerta a gran velocidad Kintron notó que habían dos folletos en donde se mostraba la foto de Tron y debajo de ella unas letras que decían "Se busca, presunto asesino del Rey Jerome, se dará recompensa si lo atrapan vivo o muerto".
«Eso no me gusta», pensó Tron.
«Quitemos todo esto rápido antes de ir al cementerio», mencionó mentalmente Kin.
Usando su súper velocidad quitó los dos folletos que estaban pegados en las paredes, los dos guardias no se dieron cuenta de lo ocurrido, nunca lo vieron caminar tan solo observaron una ráfaga de aire además de un destello color marrón que no les pareció gran cosa, ellos creyeron que el extraño viento había arrastrado tierra y este a su vez provocó que los folletos se cayeran pero al intentar recogerlos notaron que estos se rompieron.
Kintron se detuvo un momento a reír por la cara de sorpresa de los guardias, continuó recorriendo las calles de Dersallia quitando los folletos de postes, puertas de casa o edificios, quitó los folletos colocados en varios troncos de los diversos arboles del lugar.
Para su suerte no había tantas personas en sus casas, así que no notaron lo que estaba ocurriendo.
De repente observó a lo lejos a Geneva, estaba acomodando su cabello, luego procedió a colocarse el casco, por estar mirándola fijamente Kintron tropezó, se golpeó el rostro al caer de cara contra el suelo.
—¡Ay! —exclamó intentando levantarse.
«¿Qué te pasa?», le preguntó Kin a su hermano.
«Solo me distraje», contestó Tron.
«Si claro, te distrajiste viéndola a ella», expresó ligeramente molesto Kin.
«¿Qué tiene?, solo la miré, no es como si la estuviera besando», respondió Tron con seriedad.
«No me recrimines lo que pasó con esa mujer en el lago, eso ya pasó», mencionó Kin.
La conversación mental que estaban teniendo se vio interrumpida cuando Geneva vio a Kintron caerse, rápido fue corriendo hacia el para interceptarlo, llevó sus manos hacia su espalda para desenfundar su espada.
—¡Alto ahí! Levántate lentamente —gritó la guerrera con su casco ya colocado, le apuntaba con una de sus espadas—. ¿Quién eres?
—Soy, soy un...un obrero —Se excusó estirando las manos, se colocó de pie lentamente a la vez que Geneva no dejaba de apuntar su espada hacia el cuello del fusionado.
—¡Pregunté tu nombre no lo que eres! —dijo Geneva tratando de ser intimidante—, Si haces algún movimiento extraño serás cortado.
—¡Soy tu héroe! —contestó a la vez que tenía sus brazos estirados hacia arriba—, No tengo tiempo para esto, quizás podemos hablar en otra ocasión.
En el momento en que terminó de hablar usó su velocidad para escapar de la guerrera.
—¿Mi héroe? ¿Hablar en otra ocasión? —preguntó desentendida a la vez que observó la extraña ráfaga de aire—, ¿Pero qué, a donde se fue? ¿Cómo lo hizo?
Kintron corrió hasta que finalmente llegó al cementerio para darle el ultimo adios a su padre, no sabía por dónde ir, todo estaba repleto de personas vestidas de negro, había una gran muchedumbre haciendo fila para dejar decirle unas palabras de despedida a Jerome Ozteir.
Al subirse a un árbol observó a lo lejos como Seline y Kathian lloraban muy fuerte, se sintió triste al verlas así pero su humor cambió cuando observó a su tío Marcus limpiándose las lágrimas, él era su principal sospechoso, apretó sus puños lleno de ira.
Poco a poco dos hombres con palas recogían la tierra para lanzarla sobre el féretro que estaba bajando lentamente con unos cables hacia el hoyo que hicieron para enterrarlo.
«Quiero ir hasta allá y darle una paliza a mi tío, tengo tantas cosas que preguntarle», dijo molesto Kin.
«Será para después, no podemos llamar la atención, no ahora», le dijo Tron.
Seline fue la última en despedirse de su amado esposo, se acercó para hablarle en voz baja, a pesar de que el ya no podía escuchar, cuando terminó el vigésimo octavo rey de Dersallia quedó enterrado por completo, en ese instante se desató una fuerte lluvia que provocó que las velas que llevaban todos los presentes se apagaran.
«No te preocupes, si quieres llorar solo hazlo, no tienes que avergonzarte, es tu padre después de todo», le decía Tron a su hermano.
Kin no respondió nada, segundos después Kintron lloró muy fuerte, lloró solo, nadie pudo verlo, el fuerte y desgarrador grito que soltó nadie lo escuchó. La unica persona para consolar a Kin era Tron, su nuevo hermano, solo el entendía lo doloroso que fue ese momento y más al compartir un mismo cuerpo.
Unos minutos pasaron hasta que dejó de llorar.
—Ya lloramos lo suficiente, es hora de ayudar a Selar y detener a mi tío de una vez por todas —dijo mirando a lo lejos a Marcus Ozteir.
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