Linaje, final.

Cada vez queda menos tiempo para que los bebés nazcan, y mientras Yuan se prepara hace una confesión que hace que Jin Ling se replantee muchas cosas.

Día 4 - Body worship

──────────

Faltaba un mes para que el trato terminara, y afortunadamente todos los síntomas que Jin Ling había estado experimentando parecían haber perdido su fuerza. Jin Ling no podía estar más que agradecido por eso, aunque admitía que disfrutó de los mimos que le daba el dragón cuando se sentaba en su regazo y este tocaba música para él, pero ahora Jin Ling y Yuan podían hacer más cosas con su día aunque el dragón aún debía ayudarle cuando la temperatura de su cuerpo subía.

El azabache había dejado de salir a cazar diariamente, ahora lo hacía cada dos días. Cuando le preguntó la razón, este respondió que ya tenía suficientes reservas para los bebés y que ahora debía de encargarse de preparar el lugar en el que sus hijos crecerían.

El cultivador sentía que debía empezar a hacer preguntas sobre cómo sería el nacimiento, pero la sola idea le causaba un temblor en las piernas y prefería dejarle esa preocupación al Jin Ling del futuro.

Todas las mañanas tras desayunar seguía a Yuan por la cueva, viendo como este plantaba semillas de flores que la doctora le había llevado en una zona de la cueva donde se colaba la luz del sol. El lugar era bastante grande, el suelo estaba cubierto de pasto y coloridas plantas pero Yuan parecía tener la meta de que flores crecieran en este. Era curioso como los Túmulos Funerarios eran considerados un lugar frío con vegetación muerta, pero dentro de esa cueva había un paraíso natural.

Mientras trabaja, Yuan intentaba convencerle de volver a la habitación que compartían para que descansara pero Jin Ling se negaba, a pesar que el dragón había pedido libros para mantenerlo entretenido Jin Ling ya se los había terminado. Prefería quedarse al lado de Yuan, ver la manera en que este fruncía el ceño cuando limpiaba el suelo de la mala hierba y como su cara se iluminaba cuando notaba que las flores que había plantado comenzaban a nacer. Siempre hacía expresiones demasiado lindas. Mientras que Yuan trabajaba arduamente, él le hacía compañía, charlando e intercambiando preguntas.

—¿Extrañas a tu familia?—preguntó Yuan una vez mientras excavaba.

Las mangas de sus túnicas estaban arremangadas para evitar que le molestara y gotas de sudor caían por su frente por el esfuerzo, si tomara su forma normal podría terminar su excavación con mayor rapidez pero desde que Jin Ling estaba a su lado mantenía aquella forma humana.

Jin Ling había estado pensando en cuál era el nuevo proyecto del dragón en la cueva, que la pregunta de este le tomó de imprevisto.

El cultivador se sorprendió de haber tenido que pensarlo. En sus primeras semanas había extrañado terriblemente su secta, a su fiel mascota y a sus tíos, a pesar que uno de estos solo pensaba usarlo, pero conforme el tiempo pasó aquella melancolía fue olvidada gracias a las atenciones de Yuan. La manera en que le cuidaba y mimaba le hacía dejar de pensar en la dura vida en la Torre Koi.

—Extraño a mi jiujiu y a Hada.—finalmente respondió tras unos segundos de meditación.

—Debe ser duro, pero pronto podrás volver a verlos.—Yuan dejó su pala para tomar su mano. Su mirada no reflejaba aquel brillo de felicidad sino uno de aflicción, aunque en su rostro mostraba una sonrisa tranquila. —Solo un poco más, A-Ling, y tu deseo se volverá realidad. Lideraras Lanling Jin a un buen futuro y nadie te traicionara.

Jin Ling no pudo más que forzar una sonrisa.

Era raro. Ese era su deseo, era la razón por la que había accedido a esa locura de tener a la descendencia de Yuan pero no se sentía emocionado por pensar en todo lo que haría cuando volviera a Lanling Jin. En realidad, la idea de abandonar aquella cueva y a Yuan le hacía sentirse decaído.

Desvió su mirada a sus manos aún unidas. Quizás era por la manera en que el dragón le había tratado durante ese tiempo juntos, con tanta calidez y cariño que Jin Ling jamás había experimentado con alguien que no fuera su familia. Por esa conexión que habían creado ahora le era difícil decir adiós.

El azabache separó su mano, continuando con su excavación dejando a Jin Ling con un vacío.

—¿Ahora qué estás haciendo? Creí que solo pintarías flores pero ese hueco es algo profundo.

—Voy a hacer un estanque de flores de loto.—respondió el dragón sin dejar de trabajar.

Jin Ling parpadeó varias veces antes de volver a hablar.

—¿Un estanque de flores de loto? ¿Por qué?

Yuan paró para mirarle a los ojos, con una voz dulce respondió.—Porque este estanque será algo que les recuerde a su madre. Aunque todo esto haya sido por el trato, quiero que sepan que tuvieron una madre amorosa. Lo que estás haciendo no es nada común, y no quiero que tu sacrificio no sea apreciado. Aunque te vayas, me aseguraré que te recuerden con cariño.

Jin Ling no tenía palabras para explicar lo que estaba sintiendo en ese momento. Apreciación, cariño y ternura. Su mano instintivamente fue a su estómago, donde esa calidez que los huevos le transmitían se hizo presente.

—¿Por qué flores de loto?—preguntó con un hilo de voz.

—Porque esa es tu esencia. Aunque llevas aquí dos meses, aún hueles a flores de loto y peonías.—Yuan se acercó para depositar un pequeño beso en su frente, justo encima de su marca bermellón.—Y no solo será un recordatorio para los bebés, yo también te extrañaré cuando te vayas.

Jin Ling solo se quedó en su lugar, con su rostro rojo y los ojos muy abiertos mientras su corazón no dejaba de latir a un ritmo alarmante.

Maldición. Fue lo único que pensó antes de huir a su habitación.

──────────

Esa noche Jin Ling no podía dormir, se movía de un lado a otro pero por más que lo intentaba el sueño no llegaba a él. Y eso no pasó desapercibido por el dragón.

Yuan apoyó su mentón en su hombro mientras sus manos rodeaban la cintura de su compañero de cama, acariciando su estómago esperando que eso le ayudará a dormir.

—¿Estás bien?—preguntó en su oído.

El cuerpo del cultivador se tensó ante la cercanía pero las caricias le ayudaron a relajarse. Soltó un largo suspiro antes de voltear a ver al azabache, gracias a la tenue luz de las velas en la habitación era capaz de ver su rostro adormilado.

Jin Ling quería golpearlo por poder dormir como si nada hubiera pasado.

—Es tu culpa.—respondió frunciendo el ceño.

—¿Hice algo malo?—preguntó Yuan manteniendo su posición, el dulce aroma floral de la piel del cultivador no hacía más que adormecerlo aún más. Para mantener su forma humana debía usar energía y no ayudaba que todo el día había trabajado en su proyecto del lago, así que en ese momento solo quería dormir pero no podía hacerlo si Jin Ling se sentía mal.

—Sí.¿Por qué dijiste que ibas a extrañarme?

Así que es eso. Pensó el dragón antes de acariciar el estómago de Jin Ling con lentos movimientos circulares.

—Porque es la verdad. Desde el principio te tomé cariño, pero no importa lo que sienta por ti. Debes de volver a tu secta.

Hubo un silencio entre ambos que se extendió por unos minutos, el dragón creyó que Jin Ling se había quedado dormido. Comenzó a retirar su mano pero la del cultivador la tomó, volviendo a presionarla contra su estómago.

—¿Y si no quiero volver?

El sueño en Yuan desapareció con escuchar esa pregunta. Sus ojos se abrieron por la sorpresa mientras que las palpitaciones de su corazón se volvieron erráticas.

—A-Ling, no juegues con eso. Si lo dices en verdad, no te dejaré ir.

El castaño se cambió de posición, volteandose para verle directamente a los ojos. Igual que la primera vez que se vieron, plomizo y castaño se encontraron. Uno se notaba seguro mientras que el otro parecía inspeccionarlo, buscando comprobar si sus intenciones eran genuinas.

—No quiero que me dejes ir.—La voz de Jin Ling fue segura, el castaño se inclinó para besar al dragón en los labios dejando claros sus sentimientos.

──────────

Una semana antes del nacimiento de los dragones, decidieron casarse. O la manera en que los dragones realizaban este ritual de unión.

Yuan le había explicado que los dragones eran monógamos y solo elegían una pareja para toda su vida, por lo que ese ritual era muy importante llevarse a cabo para que ambas partes fueran marcados.

Jin Ling respiró hondo mientras caminaba hasta aquel salón donde se habían visto por primera vez. Cada paso que daba resonaban las piezas de joyería con las que había ataviado su cuerpo.

Pulseras de jade y oro adornaban sus muñecas y tobillos, brazaletes dorados con pequeñas incrustaciones de rubíes se aferraban a sus brazos. Su pecho y abdomen estaban cubiertos por una fina cadena dorada especial para el cuerpo, la pieza iba desde su cuello hasta por encima de su cintura. La pieza enmarcaba su clavícula estos y resaltaba el pálido tono de su piel. Perlas preciosas se encontraban esparcidas por sus hebras castañas, dándole una apariencia sensual.

Dio los últimos pasos, deteniéndose unos metros frente al dragón. Le recordaba a cuando se conocieron por primera vez, la manera en que los ojos plomizos estaban fijos en él y el silencio en la sala.

—Di algo.—Se quejó Jin Ling avergonzado. No era nada fácil mostrarse desnudo, únicamente cubierto por joyería para que su amante no hiciera comentario alguno. Lo peor es que en su forma de criatura mítica, Jin Ling no podía ver las expresiones de Yuan más que a través de sus ojos.

—A-Ling, te ves tan hermoso.—Finalmente el dragón habló, acercándose lentamente a él hasta que su rostro estuvo frente al del humano.—Siento si no es mucho, es lo único que tengo en mi tesoro.

Jin Ling sonrió acariciando el rostro de Yuan, era raro tocar esa piel escamosa cuando estaba acostumbrado a las tersas mejillas del dragón, pero si iban a estar juntos por el resto de sus vidas iba a tener que acostumbrarse a tocarle en algún momento en esa forma.

—No importa, si me dabas más cosas no habría podido caminar por todo el peso.

Parte del ritual era que el dragón macho debía entregarle a la hembra su tesoro. Los dragones podían ser sabias criaturas pero eran débiles ante las cosas brillantes, sobre todo si se trataba de joyería. La señal de que la hembra aceptaba el matrimonio era usando algo del tesoro, entonces comenzaría la siguiente fase del ritual.

Jin Ling apoyó sus manos en el rostro del dragón mientras que este se mantenía inmovil, el castaño le beso con cuidado. Fue un beso bastante infantil y casto, algo impropio a lo que se esperaría por la nula vestimenta del cultivador. Se separó sonriendo al ver la manera en que los ojos plomizos de su pareja brillaban de felicidad.

—Deberíamos continuar.—Propuso mientras tomaba asiento en un pequeño banco que Yuan había dejado para que se sentara ahí.

—Si te sientes incomodo solo dime y parare.

Jin Ling asintió, sabiendo que podía confiar en él.

Yuan se acercó más a el cultivador, primero frotando cuidadosamente su rostro contra el de Jin Ling asegurándose de no lastimarle.

Jin Ling soltó algunas risitas ante eso.—Yuan, se serio. Debemos terminar esto, ya está comenzando a hacer frío y quiero ir a la cama. ¿Por qué no se les ocurrió hacer este tipo de cosas de día?¿Por qué debe ser de madrugada?—se quejó mirando al mayor quien solo sonrió.

—Lo siento A-Ling, me aseguraré de hacerlo rápido.

El dragón sacó su lengua, primero pasando la punta de esta por los labios de su pareja como si se tratara de un beso. Jin Ling hizo una mueca por la sensación, pero la calidez que la saliva del dragón había dejado le hizo sentirse más cómodo.

Se suponía que ambos debían llenarse con la saliva del otro en su forma original (Jin Ling ni siquiera quiso preguntar la razón), pero al Jin Ling ser un humano era imposible que pudieran hacerlo así que Yuan sería el único que reclamaría su cuerpo. Seguido a esa parte debían de aparearse pero ambos sabían que no era algo que pasaría, aunque los huevos estaban en sus etapas finales aún eran frágiles.

La lengua de Yuan bajó por el blanco cuello de Jin Ling, saboreando la piel de su pareja y un poco del metal de la joyería pero hizo caso omiso a la última. Yuan lamía felizmente, desplazando su lengua por los costados de su cuello, sus papilas gustativas se llenaban del dulce sabor de la piel de su pareja. Desplazó su lengua al centro, pasando la punta por encima de la manzana de Adán de Jin Ling, sintiendo como esta subía y bajaba cuando Jin Ling tragó saliva. Los ojos del dragón se centraron en su pareja, presenciando como el castaño los cerraba como una manera de evitar de verle a los ojos.

Yuan aguantó una risita para evitar molestar a su amado. En ese tiempo habían hecho tantas cosas juntas, pero el castaño aún así se mostraba tan vergonzoso.

Bajó su lengua a los hombros de Jin Ling, haciendo movimientos circulares con esta en ambas zonas.

--A-Ling, cuando estás así de avergonzado te ves tan hermoso. Todo tu, es tan hermoso.

Una de las ventajas de su forma original es que podía hablar sin necesidad de mover sus boca, así que mientras hablaba su lengua bajó hasta el pecho del cultivador. Primero frotó ambos pezones con la punta, causando que de los rosados labios salieran suspiros de placer.

La lengua de Yuan era larga y ancha, de un solo lengüetazo podía marcar a Jin Ling como suyo, pero Yuan deseaba tomarse su tiempo para apreciar el cuerpo de su pareja. Era su boda, ¿por qué no se daba el gusto de saborear cada parte de su amado?

La punta se concentró en el pezón derecho, comenzando a lamer con ganas alrededor de su aureola, dando algunos frotes admirando como los botones rosados se erectaban. Sonrió lamiendo lentamente con movimientos circulares, disfrutando de las expresiones contorsionadas del castaño quien parecía intentar no soltar gemidos pero el placer le sobrepasaba. Jin Ling había estado mordiendo sus labios, haciendo que estos quedaran con una tonalidad rojiza por la acumulación de sangre. Yuan ansiaba volver a atacar esos labios, pero el escuchar como un gemido se colaba de esos labios solo le dio razones para mover su lengua con mayor intensidad.

Liberó aquel botón, admirando como ahora compartía el color de los labios de su pareja y la hinchazón le hacía resaltar.

—Yuan...—le llamó jadeante el cultivador. Había abierto sus ojos nuevamente, mirándole de forma suplicante.

El dragón le dio una juguetona lamida en los labios antes de dirigirse al pezón contrario. Todos los días tenían sexo, pero no siempre podía disfrutar del cuerpo de su amado. Quería que Jin Ling se sintiera bien de esa manera, acariciar cada zona de su cuerpo y descubrir puntos placenteros desconocidos para ambos.

No sólo eso, quería que Jin Ling supiera cuánto le amaba y se lo demostraría de esa manera.

—A-Ling, tus gemidos son tan dulces.

El cultivador jadeaba mientras que su miembro reaccionaba por las atenciones, Yuan dejó su pezón izquierdo de la misma manera que el contrario antes de lamer todo su pecho hasta dejarlo completamente brilloso por su saliva.

—También tu piel, sabe a lotos. Eres tan hermoso y perfecto A-Ling, tengo suerte que seas mi esposo.—El dragón miró a su pequeño amante que en ese momento parecía una presa.

El cuerpo de Jin Ling temblaba mientras sus ojos estaban llorosos. El verle de esa manera, con su cara roja y su cuerpo expectante no dejaba de tentar a Yuan. Realmente era su presa.

El dragón volvió a su tarea, pero ahora con su lengua bajándola por su vientre abultado y deteniéndose entre sus piernas para lamer sus muslos. Justo ahí, un gemido distinto a los demás salió de los labios del castaño.

—Ngh...Yuan, por favor apresurate.—Jin Ling le rogaba para que siguiera pero el dragón estaba más concentrado en buscar que volviera a jadear de esa manera.

Jin Ling parecía haberle gustado cuando su lengua frotó sus muslos internos, volvió a intentarlo escuchando al castaño gemir con mayor fuerza. Se enfocó en esa zona, siguiendo lamiendo pero cuando movía su lengua de un muslo a otro disfrutaba molestar un poco a su amado rozandola contra el pene de Jin Ling. El miembro de este era de buen tamaño, era un poco más pequeño que el de Yuan en su forma humana pero era grueso, y en ese momento se alzaba desvergonzadamente por el placer a su cuerpo. Su lengua frotó la punta de su miembro ya bañada con líquido preseminal, arrancando otro gemido a Jin Ling quien abrió más sus piernas para darle un mayor espacio entre estas.

—Ahh... Yuan...no hagas eso...—La voz del castaño había salido entrecortada, parecía que le estaba costando formar palabras y no gemir.

—Pero parece que te gusta, A-Ling. Tu cuerpo está tan sensible, ¿estás feliz que te toque de esta manera?—preguntó mientras su lengua hacía caso a los pedidos de su pareja y se encargaba de dar lamidas en su miembro.

Lo hacía de forma que con solo un movimiento pudiera cubrirlo por completo, Jin Ling se aferraba a los lados del banco donde se encontraba sentado para evitar perder el equilibrio y caer de espaldas.

—Yuan...—gimio Jin Ling estirándose para aferrarse a los cuernos del dragón mientras esté seguía con su lengua acariciando su miembro y sus testículos.

—A-Ling, te ves tan hermoso así. ¿Ya no aguantas cariño? Puedes correrte, déjame verte.

Yuan también sentía su excitación crecer por la manera en que su pareja acariciaba sus cuernos, pero no podía tomar a Jin Ling de esa manera. Primero haría llegar a su pareja al orgasmo, después le llevaría a la habitación en su forma humana.

—No...es aah...penoso...—respondió el cultivador entre gemidos pero él mismo sabía que no podía más.

La lengua de Yuan era tan caliente, había dejado de usar la punta para lamer todo su cuerpo presionando aquellas zonas que solo aumentaban su excitación.

—A-Ling, te he visto muchas veces. No sabes cuanto adoro como te ves cuando te vienes, tan adorable y sensual a la vez.

Desplazó su lengua a sus testículos, lamiendo con mayor entusiasmo esa zona sintiendo el cuerpo del castaño tensarse al llegar a su límite.

Jin Ling gimió el nombre de su amado al momento de derramar su esperma, complaciendo al dragón quien se encargó de lamer aquel espeso líquido blanco, relamiéndose los labios disfrutando de la esencia de Jin Ling.

—A-Ling, eres tan dulce.—le sonrió dando otra lamida en su mejilla.

Yuan cambió su forma y su tamaño, tomando al cultivador entre sus brazos para llevarlo a la habitación que compartían.

──────────

El nacimiento de los dragones era un episodio de su vida del cual Jin Ling jamás hablaría. Solo que casi mata al dragón cuando se enteró que no solo eran tres huevos, sino que este había puesto cinco huevos dentro de él.

—Es que casi nunca nacen todos. En realidad es sorprendente que los cinco hayan nacido.—Se explicó el dragón mientras Jin Ling le daba miradas asesinas desde la cama, donde descansaba tras todo el proceso.

Cinco saludables dragones rompieron sus caparazones. Dos hembras y tres machos. Cuatro de escamas blancas con pequeños cuernos rojos, y uno que solo sus cuernos eran dorados. Algo extraño pero, era la primera vez que un dragón y un humano se apareaban así que el que nacieran con algunos rasgos distintos a los de Qinshan era de esperarse.

Los pequeños dragones eran más que adorables, desde el primer momento Yuan y Jin Ling quedaron prendados de sus pequeños. Durante el día les cuidaban y enseñaban todo lo que pudieran, y durante la noche al ser aún tan pequeños debían dormir entre la pareja para recibir el suficiente calor corporal.

A los cinco meses que nacieron finalmente cambiaron a su forma humana. Entonces finalmente fueron capaces de ver sus diferencias.

Los cinco se veían como niños de cuatro años. La mayoría se parecían a Yuan con sus cabellos oscuros y ojos plomizos, aunque algunos compartían el color castaño de Jin Ling, a excepción de uno de los niños que era la viva imagen del cultivador.

Solo entonces fue que Jin Ling invitó a Jiang Cheng. Tras que Yuan deshizo la ilusión cuando el contrato se rompió, Jin Ling fue declarado como desaparecido pero el castaño envió un mensaje a su jiujiu contándole que se encontraba bien pero que su localización era un secreto. Pero ahora que sus hijos habían adoptado sus formas humanas, había menos probabilidades que su tío sufriera una desviación de qi.

Cuando Jiang Cheng apareció primero estaba preocupado por Jin Ling y dispuesto a desafiar a Yuan, pero cuando vio a los pequeños tan aferrados a su madre se olvidó de todo eso y simplemente beso su frente antes de regañarle por no haberle contado algo tan importante. Hada también estaba muy feliz de ver a su dueño tras tanto tiempo, y los pequeños se notaron emocionados por su nueva mascota.

Volver a Lanling Jin para volverse un justo líder de secta había dejado de ser su sueño. Creyó que asumir esa posición habría sido una manera de honrar a sus padres, pero estos serían más felices de verle con alguien que le amara.

Jin Ling finalmente se sentía feliz así, con su pequeña familia. 

──────────

Siento no haber publicado antes, estuve enferma y aunque este capítulo ya lo tenía cuando me sentí mejor me enfoque en mi fanfic actual. Pero bueno, aquí termina este AU tan dulce. Espero les haya gustado! Muchas gracias por leerme 💖

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top