Pequeño masoquista

Rin es una red flag, pero como Yoichi es un daltónico de mierda, ignoro a todos sus pretendientes green flags y prefirió lanzarse hacia el tipo que solía decirle que lo mataría y que parecía poseído en los partidos.

El Itoshi Rin no era para nada un romántico o alguien dulce, bueno, tenía sus momentos, pero solía ser alguien bastante serio y antipático luego del trauma que lleva por nombre Itoshi Sae.

Hasta ahora maldice a su cuñado por traumarlo, lo que hubiera dado por que le dijera algo bonito cuando todavía tenía esa vocecita tierna.

A si, regresando a su relación con Rin, si bien puede estar exagerando un poco al decirle Red Flag, es consciente que el mayor punto de Rin es que sabe muy bien que es el único que le sigue en todas sus fantasías y viceversa.

Y es que si, cuando descubrió que había más en el sexo que solo penetrar o ser penetrado, quiso comenzar a probar cosas nuevas.

Rin era igual en ese aspecto, ambos tenían fetiches que querían cumplir con el otro, así era su relación.

Cuerdas, ahogamiento, azotes, incluso los juegos de roles más mal sonantes que se podría imaginar.

Era una relación llena de pasión y experimentación que no podrían dejar nunca, es así como crecía sienta dependencia del uno del otro.

Rin nunca podría encontrar alguien tan masoquista como Isagi y Yoichi nunca podría encontrar alguien tan sádico como Itoshi.

Isagi ama cuando Rin se deja llevar por sus bajos deseos y lo hace suyo de tantas maneras que ya ha perdido la cuenta de cuantas veces termino inconsciente luego de hacer el amor.

Y Rin ama el que Yoichi siempre esté dispuesto a complacerlo de todas las maneras posibles, incluso cuando el fetiche era tan raro, él nunca ponía un, pero.

Una pareja dispuesta y rara, así eran ellos y nada los cambiaria.

Esa noche volvieron a tener sexo, pero curiosamente lo único diferente que nota a un acoston normal de pareja, es que Rin había puesto algunas velas que creyó, se trataban de velas aromáticas.

¿Tal vez Rin quería probar algún fetiche relacionado con el aroma? Dejo de pensarlo cuando Rin comenzó a besarlo.

Las grandes y heladas manos de Rin comenzaron a recorrer el cuerpo del más pequeño, generando un escalofrió involuntario por parte del contrario quien gimió en medio del beso con su pareja.

Se quitaron la ropa desesperados por probarse uno al otro, Rin comenzó a atacar el cuello blanco sin marcas de Isagi mientras este se aferraba a sus fuertes brazos.

Fue todo un camino de besos, mordidas y chupetones.

-- ¡D-Dolió Rin! -- chillo al sentir una mordida en el cuello -- ¡Muy arriba, se darán cuenta!

-- ... -- el de ojos turquesas lo miro con molestia -- Eso es justo lo que planeo.

Como si Rin fuera a olvidarse fácilmente que aún había personas que querían llevarse a SU Isagi de su lado.

La abeja molesta con corte de tazón, el maldito poste perezoso de cabello blanco, su maldito hermano mayor y como no, sería un pecado olvidarse de ese maldito alemán desteñido que estaba en todas sus listas de muerte.

-- ¿Rin...? -- susurrando debajo suyo.

Cuando su mente se despejo de los indeseables, vio a Isagi mirándolo con lágrimas cayendo y con saliva escurriendo de la comisura de sus labios.

Era una de las imágenes más eróticas que había visto.

Su mirada se giró por un momento hacia una de las velas, viendo que todavía había bastante cera.

Yoichi quiso preguntar por qué miraba las velas, cuando sintió como el idiota pellizcaba sus pezones sin piedad.

-- ¡R-Rin~! -- gimió tal vez demasiado alto.

El idiota amaba marcarlo, tal vez incluso de más, sintió los dientes ajenos en su pecho, clavícula, cuello e incluso, y espera que no sea real, sintió una mordida entre sus muslos.

Jura que lo matara si llega a ver marcas de dientes en sus piernas.

Es peor que un perro mordisqueando un hueso.

La cálida lengua de Rin comenzó a torturar uno de sus pezones, incluso lo jalaba con los dientes.

-- E-Eso... n-no Rin... Ghhh... siento... que me v-vendré... -- aviso, demasiado excitado.

De la nada, las acciones de Rin se detuvieron, dejándolo demasiado confuso.

Vio un brillo particular en los ojos turquesa que amaba observar... o no...

-- ¿Qué es... a-ahora? -- pregunto con la voz entrecortada.

Y si, Rin quería probar otro fetiche esa noche.

Lo descubrió mientras se daba un momento de vagar por el internet, sus fantasías no parecían tener límites, ya habían practicado los que solía fantasear, pero sabe que en el internet había más cosas para probar.

Las sogas, los juguetes y demás, eran solo la guinda de un pastel muy grande.

Fue ahí que descubrió otro fetiche que le resulto interesante y no dudo ni un segundo en querer probarlo con Isagi.

Isagi vio con confusión como Rin tomaba una de las velas cercanas, importándole poco que la cerca ya se estaba escurriendo.

-- ¿R-Rin... que... e-estas...?

Los ojos del Itoshi brillaron en peligro, claro que el pequeño nunca se imaginó que la cerca derretida caería sobre su pecho.

-- ¡A-Ahhh, R-Rin...! -- chillo de dolor por el calor de la cerca caliente cayendo en su cuerpo.

Su reacción fue una maravilla para Rin, quien, a pesar de sentir un dolor en sus pantalones por el deseo de penetrar al cuerpo debajo suyo, siguió dispuesto a ver más expresiones como esas.

Isagi no lo comprendía, cada que Rin vertía la cera caliente, era una sensación combinada, primera era el ardor de la cera caliente y luego era el placer que venía después, ¿O quizás esa reacción se debía a la mirada de ensoñación que tenía Rin de mirarlo?

¿Tal vez finalmente se había convertido en un masoquista?

Sintió los fríos dedos de dos tocando la cera que ya estaba casi seca en su cuerpo, parecía querer arrancarlo de un solo jirón.

-- N-No lo hagas... -- amenazo lo mejor que pudo, suficiente tenía con la cerca caliente en el cuerpo.

Aunque, al parecer eso solo encendió otra chispa en Rin, ya que esta vez, no fue solo unas gotas, sino que todo un chorro de cera caliente cayó sobre su vientre lleno de chupetones.

-- ¡A-Ahhhh~!

Tal vez si se volvió un masoquista, porque la corrida que tuvo luego de eso fue capaz de manchar hasta la camisa de Rin.