Sabe bien

Cuando entro a la preparatoria, Gojo Satoru no tenía expectativas de ningún tipo, tampoco es como si tuviera que pensarlo mucho, ya tenía su vida asegurada como heredero de la empresa de su padre o si no podría ir con sus abuelos maternos y meterse al mundo del modelaje.

Le haría un favor a la humanidad si se metía al modelaje, todo el mundo podría admirar su belleza con mayor facilidad, que buen samaritano que era, Dios ya debe tenerle asegurado un buen lugar en el cielo.

Pero uff... no conto con que terminaría babeando junto a las chicas y algún que otro supuesto ''hetero'' del curso, por el sexy, musculoso, apuesto, moja bragas y calzoncillos de su profesor de Educación Física.

En el momento en que entro al salón con ese buzo negro apretado que dejaba ver su trabajado cuerpo, además de devorarlo con la mirada con esos ojos dorados que parecían unas joyas más caras que los que se compra su madre.

Olvido el cielo, ya se imaginaba la llegada al infierno, ya que planeaba tener a ese sexy profesor costara lo que le costara en su cama.

Y lo que quiere Gojo Satoru, lo tiene.

Averiguo todo de ese profesor, Itadori Yuuji, casado, pero sin hijos con una aburrida mujer llamada Ozawa... y, enserio, el único defecto que tuvo su sexy profesor fue el casarse con... esa mujer toda desabrida.

Descubrió también que ese hombre tenía un hermano menor de su edad, así que como se imaginaran, termino buscando a ese chico Sukuna, para saber los gustos del hombre de sus sueños.

-- ¿Te gusta mi hermano? -- se rio en su cara -- Así que resultaste ser una perra rompe hogares Gojo.

-- Solo dime como conquistar a tu hermano, maldito mugroso -- grazno, intentando terminar rápido con el interrogatorio.

Al final, Sukuna le dio bastante información, tal vez porque en el fondo quería ver hasta que tanto llegaría su hermano con su compañero, ¿Se divorciaría de su esposa? ¿Aceptaría a Gojo como su amante?

-- La respuesta es simple, rata albina, dale una buena mamada para comenzar, pero te lo advierto, hay dos cosas que puedo asegurarte de él, uno, es que tiene una resistencia de mierda y lo otro... bueno, mejor no quitarte la sorpresa.

No entendió a que se refería con eso último, pero por la risa larga del pelirosa, no debía ser algo bueno, aunque, no es como que pudiera confiar al 100% en ese tipo, es más, desde la ventana puede ver cómo se larga de la preparatoria en su moto con ese chico que parece chica de nombre Uraume que al parecer es su novio.

-- Bueno, al menos me dijo algo.

Tal y como se lo había mencionado Sukuna, empezar con una mamada fue una buena idea.

¿Quién diría que su profesor tenía un gusto porque se la chupen?

Aunque tuvo que admitir que nunca antes había disfrutado tanto ser el de abajo, aun cuando quedo adolorido por las fuertes embestidas del profesor, todo el placer que tuvo en el momento lo compenso.

Y también supo que Itadori Yuuji era una bestia insaciable de sexo.

-- ¿Qué pasa Satoru - kun? ¿Ya estas cansando? -- tararea su profesor sin dejar de embestirlo con fuerza -- Resiste un poco más, yo todavía no acabo.

En los salones, dentro del almacén, incluso una vez lo hicieron dentro de un baño de la escuela, este hombre realmente disfrutaba de abusar de su culo hasta dejarlo goteando de esperma.

Justo... como en ese momento.

Era hora de regresar a las clases, ya debería ir a su clase de ciencias, pero, ¿Qué más da? Una clase más, una clase menos, no lo hará menos burro, además que fue su profesor quien lo arrastro primero a uno de los cubículos, entonces, ¿Quién es el para negarse a tremendo hombre?

-- A-Ahhh~... e-es tan... g-grande...

Dentro de uno de los baños de la escuela, el profesor miraba con fascinación como su alumno descarado subía y bajaba sobre su polla con gran maestría, mientras gemía su nombre y la longitud de su miembro.

Gojo Satoru significo un antes y un después de su moralidad como profesor, no debería estar haciendo esto con un alumno, lo que debió haber hecho fue negar el tener sexo, e incluso llevarlo con un psicólogo porque eso no era normal, incluso él debería ir a uno.

Está casado, es un hombre mayor y aun así en estos momentos tiene a un estudiante babeando por él.

-- Eres tan erótico... -- murmuro a la vez que tomaba esa estrecha cintura con sus manos -- eso... me vuelve loco.

Los ojos del albino se vuelven blanco por un momento por la repentina fuerza con la que entro el pene ajeno, a la vez que un cosquilleo comenzaba a sentirse en su propio pene.

-- Ay no... -- susurro, no cuando estaba en el paraíso -- s-sensei... yo... Ahhh!

Pero incluso antes de poder decir algo, las embestidas comenzaron a aumentar mientras que unos leves gruñidos salían de entre los labios del mayor que deseaba acabar dentro de su alumno, volverlo a llenar con su semilla, ver como agujero goteara de su semen, era un maldito enfermo.

-- ¡D-Detenga...! -- soltó otro alto gemido -- V-va...a... ¡N-No qu-quiero...! ¡Salga...!

Entre las fuertes embestidas, no podía hablar con claridad y su profesor tampoco parecía muy interesado en escucharlo.

Luego... ocurrió.

Algo comenzó a salir disparado del pene de Satoru... pero no era semen.

Moría de vergüenza, acaba de expulsar orina en medio de su momento sexual con su profesor, es todo, aquí acaba, ya no volvería a tener sexo con su profesor.

Cuando subió su mirada, esperaba ver la mirada asqueada de su profesor, a la vez que esperaba palabras humillantes e hirientes sobre cómo era capaz de orinarle encima.

Ya se estaba preparando mentalmente, pero cuando abrió los ojos, no podía creer lo que veía.

Vio cómo su profesor tenía la boca abierta, mirando arriba, cuando escucho como tragaba algo, se dio cuenta.

Su profesor... acaba de tragar su orina y ahora, lo estaba mirando con más picardía que antes.

Ahora entendía, que era eso que Sukuna no le dijo.

-- Incluso tu orina sabe bien, pequeño Satoru -- le susurro en su oído para luego comenzar a dejar marcas en su cuello.

Que Itadori Yuuji era un fetichista... bueno, aun así, lo ama.