✨ Capítulo 12:Despedida de soltera.

Mmm...

¿Porqué nunca en mi vida me habían hecho masajes?

—¿Está disfrutando, su majestad?

Levanto mi cabeza hacia la muchacha que masajeaba mi espalda.

—Ni se imagina cuánto.

Regreso a mi antigua posición y recuesto mi cabeza en la almohada.

Con tantas reuniones de la realeza no he podido dedicar el tiempo a mi bienestar.En las camas que tenía a mi lado se encontraban Liliana—la mamá de Frank—y Bea.
La verdad es que no me esperaba que la prometida de Frank nos acompañara.Aunque me siento un poco agradecida por su control.
Yo soy la que aveces me siento incómoda al tenerla cerca.Me hago muchos escenarios de ella y Frank y no son de juegos a la palmeta.

—Frank me contó que estudiaron juntos en su infancia.

Pensé que duraría un poco más su tranquilidad .

Si, es verdad—respondo .

Las tres nos paramos de la camilla por orden de la rubia que nos atiende y nos guía hacia unos sillones.

—Y también me dijo que fueron novios.

Que mujer más repugnante.Está estropeando mi momento de paz.

—¡Bea!.Deja de agobiar a Laia y ponte las rodajas de pepino en los ojos—le regaña Liliana.

Contengo la sonrisa con mi mano y cierro los ojos para olvidar el rato tan penoso que pasó la pelinegra.
No desperdiciaré la tarde de relajación que me preparó la mamá de Frank por las preguntas bobas de Bea.
No se me olvida que mañana es el día de la boda y es una alarma que suena a toda hora en mi cabeza y peor que la novia de mi ex.
No dejo de pensar en el terrible plan que tiene mi amigo en mente.
¿Y si sale mal?, ¿y si nos descubre su padre?, ¿y sinos encierra en la cárcel,  peor. ¿Destruirá mi reino?.

Tranquilízate, Laia.

Me levanto del sillón y estiro mi cuerpo, que se había pasado un buen rato acostado.

—Señoritas, tengo sed. Voy a buscar agua en la cocina.¿Necesitan que les traiga algo?.

Bea alza su mano inmediatamente.

—Si, tráeme...

—No te preocupes, Laia .Estamos bien.—le interrumpe Liliana.

Asiento con una sonrisa en mi rostro y me marcho escuchando a Liliana decir:“Compórtate, es la Reina de Campbell a quien le hablas y a la que hay que servir es a ella, no a tí”.

Es verdad, yo fui amable y el tono con que me iba a pedir las cosas era burlesco.
Desciendo la escalera que se dirige al salón de la entrada y me encuentro con varias cajas en la estancia.
Me asombro al ver que entran más en manos de Andrew y los guardias.

Lo cojo del brazo y lo llevo atrás de la puerta.

—¿Qué haces?—pregunto en voz baja.

Aparta mi mano de su piel con una mueca .Me responde.

—Son fusiles.

Mi cara le dice:¡¿Qué diablos es eso?!
Él lleva dos dedos a su cabeza, hace un movimiento con ellos y cierra los ojos.

Encojo mis hombros sin saber todavía lo que me trata de explicar.

—Ay, Laia. Es un arma que mata a personas, como las lanzas, las espadas.¿Tengo que hacer más énfasis o tu mente bruta sigue en Marte?

Golpeo su hombro.

—Yo puedo enviarte a Marte si me hablas así, tonto.

Sonríe con mi comentario y me abraza.

—Cálmate, diablita. Esto es para mañana.Es mi principal elemento de guerra y lo estamos ocultando en el almacén del vestíbulo.

Cruzo mi brazos.Me pongo en frente de él.

—¿Quiéres decir que es posible que lleguemos a una guerra?

—Exactamente, Reinita. Tu cerebro ya arrancó motores,  parece.

Revuelve mi pelo como si fuera un perro domesticado y aparto su mano de un manotazo.

—Ya veo que estás decidido a seguir tu plan.

—¿De qué plan hablan?.

Mi suegro hace acto de presencia en el momento menos indicado de la conversación.

—Ah, padre. Mi prometida y yo hacíamos un plan para que  los adornos que trajeron al palacio sean bien acomodados.

Andrew rodea mi cintura y me transmite un poco de tranquilidad.

—Bueno, yo también quiero formar parte entonces.

¡Puf!

William iba a abrir las cajas.

Mi centro nervioso comenzó a revolverse y mi cuerpo se movía de lado a lado, impaciente por impedir que diera un paso hacia delante.No podía hacerlo, sería un mal procedimiento para salir de este aprieto.

—Padre. Es una labor para la clase baja.¿Se va a rebajar a esto?.

Mi amigo hace que se detenga por un instante .

—¿Me escondes algo, hijo?

Andrew se queda callado.
Veo la mano de su padre levantar la punta del cartón y...

—Señor Donovan.

Mi pulso se disparó de tantas emociones que estaba experimentando y estuve al correr a abrazar al caballero que se encontraba en la puerta.

—¿Qué pasó ahora, Lupus?—le preguntó William.

El terror que le tenía Lupus se le notaba a media legua.

—Un hombre lo espera en su despacho.Dice que tiene noticias nuevas acerca de MAL.

Respiro cuando veo que Donovan se aparta de las cajas y se pierde de nuestra vista.

¿Qué será MAL?

Andrew empezó a aplaudir y me dió un sonoro beso en la mejilla.

—Estuvo cerca.Uff...ayúdame a guardar las cajas antes de que regrese mi padre.

Se pasa la mano por la frente.
Todavía estaba en shock .

—Pero...

Me hace una seña para que me apure.

—¡Vamos, ayúdame!

***

La cantidad de agua que iba a tomar cuando me hicieron los masajes no se compara con la que tomé después de cargar tanto peso con mis brazos.
Si, fue efectiva para quitarme los nervios que tenía por la falsa boda.

Volví al salón de masajes y me mandaron a mi alcoba porque me tenían preparado el baño y la vestimenta para la despedida de soltera.Al parecer las señora Donovan ya se encontraba en el Teatro Real de Hill.
Me alisté en un nanosegundo y cuando llegué al lugar mis ojos se abrieron de ver a tantas mujeres sentadas frente a mí.

—¿Y esto?

Localizo a la mamá de Frank en una mesa pegada a la tarima y me acerco a la silla que se encuentra vacía a su lado.

—¡Su majestad!. Está a punto de comenzar la función. Siéntese, siéntese...

Me hace sonreír su comportamiento conmigo y le digo:

—Gracias por organizar esto.

Ella besa mi mano.

—Se lo merece, su majestad. Usted es como una hija para mí.

Aish, la amo.

También me alegra saber que Bea no nos acompaña. Mi vida es más bonita sin ella alrededor.

—¿Está preparada para la sorpresa que le tengo?

Encurvo mis labios.

—¿Sorpresa?

Ella bebe un poco de vino y me lo ofrece para que tome

—Ya verá, su majestad—me hace guiño con el ojo.

Llevo un trago del dulce líquido a mi labios y antes de tragar lo escupo todo en la copa.

—No puede ser.¿Esos no son...?

—Si, querida. Si son.

Palmea mi espalda pensando que me había ahogado.

—Ja.

Alusino con lo que veo.

Frank y Andrew estaban sin camisa en medio del escenario.

¿Se habrán drogado?

Las señoras se los comían con la mirad y bueno...yo tambié, pero no el  de mi amigo, el de mi ex, que me da gracia la forma con la que  mueve la cintura, como si hiciera un bailecito sensual.
Por Dios .Rey de Hill haciendo Show para su futura esposa.

Ya me imagino ese título en el periódico de mañana.

No...me...lo...puedo...creer.

Los gritos no se hacen de esperar cuando empiezan los piropos:¡Guapo!,¡Lindo!, ¡Sexy!, entre otras cosas que subían de nivel.

—Señoritas de la noche.¿Quiero saber cuál es la afortunada que mañana se casa?—grita Frank hacia toda la multitud.

¿Pero y esto?.¿Desde cuándo había cambiado su humor conmigo que no me enteré?.
Me sujeto el estómago por la risa que me entran cuando todas apuntan hacia mí.

—¡¿Serían tan amables de traérnosla acá arriba?!

Las mujeres responden un sonoro "Sí"
y yo juro que mañana mato a mi amigo.
Ahora me tenía que largar del local antes de que...

—¿A dónde iba que ya no va?

La mamá de Frank me guía hacia los escalones y se despide de mí con un "Te lo vas a pasar bien" cuando me sitúa al lado de los Donovan.

Frank acaricia mi mejilla y suspiro ante su tacto.

—Relájese, reinita. Hoy solo bailaremos con usted y más nada. Diviértase.Mañana es su día.

Está ebrio.

Todas las mujeres empiezan a aplaudir el baile de Frank y Andrew, pero yo me centro en lo que me susurra el príncipe de ojos verdes en mi oído:Te quiero, Laia Bell.
Acompaño el baile de los dos para que el público no se desanime y juro que nunca había sido tan feliz como en ese momento. Estábamos unidos de nuevo. Y mi cabeza no dejaba de repetir:te quiero, te quiero, te quiero...
Si, el principitp robaba cada vez más mi corazón. Verlo borracho el día de mi despedida de soltera, seguro por lo de haber roto lo nuestro y por las barbaridades que le dije, pero...seguía ahí. Me estaba haciendo la mujer más alegre del mundo mientras bailaba con mi mejor amigo y yo.
Vaya, hasta terminamos la función con un beso de tres.

Mañana papá William nos dará una buena lección de modales.

Si sale mal lo de mañana, nunca olvidaré el día de hoy.
Los tres nos fuimos para el palacio Hill junticos y cuando llegamos cada uno se fue por su lado.
Bueno, eso pensé hasta que...

—Tú...eres muy veloz.¡¿Cómo pudiste llegar antes que yo?!

Frank sonríe y achina sus ojos.

—Soyyy...vell...loz.¿Dices?.

Sonrío.

—Se te enreda la lengua, Donovan.

Se para de la cama y se acerca a mí con su abdomen a toda vista.

No se quiso poner la camisa en el camino al palacio.

Arrasco un poco mi cuello y trago saliva.

No solo srr..ve para enrrr..redar, nena.

Pega mi cuerpo cuerpo el suyo.Siento el calor recorrer mi cuerpo.

—Sirve para lamer—lame el lóbulo de mi oreja—,  para morder—muerde mi cuello y un gemido sobresale de mí.

—¿Qué más?.

Simcroniza los movimientos de su lengua en mi cuello y rozo una pierna con la otra al sentir mi ropa interior mojada.

—Sirve para darte el mejor beso que podrás...prr..obar en tu vida.

Se adueña de mis labios con su boca.
Siempre he sido suya y sé que sin estar borracho lo sabe.
Es un beso posesivo, de esos que me dejan sin aire, que me hacen desear más, que se sellan en mi piel.
Nuestros labios no se abandonan ni un segundo hasta que nuestros pies tropiezan con la cama.

—Sirve para llenarte de placer toda la noche.

Y dígalo.Terminamos acostados en una ola de sensaciones tan electrizantes, que después de experimentar los rincones más ocultos de nuestros cuerpos, ni la más grande tormenta podría destruir lo que sentíamos.

¿O sí?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top