✨Cap 15:Témpano de Hielo.
Frank
—¡Brindo por la salud, la paz y el amor de los recién casados!.—me dice Paul sonriendo.
Mi padre alza su copa y todos comienzan a chocarlas con él .
No entiendo como puede estar tan feliz después de haber muerto su hermano y sobrino.
Yo, el recién casado, me siento mal por estar presenciando este momento sin respetar el duelo que se merece mi primo .Solo por ver que la junta de leyes se encontraba como si nada hubiera pasado y por el cargo que tengo destinado es que no puedo salir del castillo echando humos, porque si no, ya lo hubiera hecho.
—Príncipe Donovan. ¿Nos podría presentar a su esposa?—me pregunta el Rey de Wyatt.
Giro mi cabeza hacia atrás cuando noto el peso de la mano de Bea en mi hombro.
Observo lo bonita que está ella con su vestido rosado, pero nadie supera a la dueña de mi corazón.
Me paro del asiento y rodeo su cintura.
—Jhon, esta belleza de persona se llama Bea . Es la hija de un antiguo miembro de ustedes, el Rey de Venia.
El Rey de Ray chasquea sus dedos y señala a Bea .
—Tu padre fue el que sacó a Laia Bell de la junta de leyes, si me acuerdo bien.
Ese nombre me trae recuerdos y me doy cuenta que a Bea también le pasa cuando se aparta de mi lado y se une al grupo de doncellas.
Ella descubrió que Laia y yo tuvimos una noche de pasión.
—Disculpe, señor Donovan. No era mi intención molestar a su esposa.
Sirvo una copa de ron y se lo brindo al Rey de Ray.
—No es su culpa, Fred. —le hago una seña para que se acerque a mí—Culpémosle a Andrés que le trajo la roja.
Todos se ríen por lo que digo .
Bebo un trago de mi copa.
—Entonces hoy no habrá noche de diversión, mi amigo .
Jhon hace el típico movimiento del dedo índice dentro del círculo y yo me meo de la risa .
—Usted no tiene ni un poco de vergüenza Rey de Wyatt.
Mi padre muestra una sonrisa sarcástica pero por otro lado pisotea mi pie . Está molesto con lo que dije. Olvido lo que hizo cuando comenzamos a jugar cartas en la mesa.
La junta se pasa todo el rato hablando sobre la terrible muerte de los antiguos reyes.La verdad, yo sigo sin creer que Laia se haya caído por aquel barranco y que esté muerta.
Desde aquel día me he puesto a pensar en lo que le hice y me detesto por eso. Yo no quería separarla de mí, pero por los chantajes de William tuve que contener mis ganas de responderle el te amo que ella tanto deseaba que le dijera.
Laia hizo que mi corazón se descontrolara.
La Reina de Campbell se veía perfecta en vestido de novia y mejor se vería como esposa mía. Mejor se vería siendo mi pareja en el trono. Mejor se vería.....viva.
Tengo que dejar de pensar que está con vida porque voy a volverme loco.
Me levanté, cojí una botella de las que estaban en la mesa y me dirijí al baño.
Cerré la puerta con pestillo y me recosté en el piso contra la pared.
Doy un gran sorbo al amargo líquido y al mismo tiempo me pongo a pensar.
—Tienes que romperle el corazón a tu amante, sobrinito.
Estoy sentado frente al escritorio de William. Este prende un puro y se sienta en la esquina de su mesa.
—Yo no soy un muñeco con el puedas jugar a tu favor tío, hago lo que quiera con mi vida.
Paso el pulgar por mi nariz y él arruga el entrecejo .
—¿Cómo puedes engañar de esa manera a tu primo Andrew?.
Lo cojo por el cuello de la camisa y lo incrusto contra la estantería de libros que tenía detrás de él.
—¡A mí no me hables de engaños, tío, sabes muy bien que tú tienes más que yo y que ese matrimonio falso de Laia y Andrew solo se hace por culpa tuya, porque quieres tener el poder de todo, porque no tienes ni una maldita persona que quiera estar al lado tuyo y arruinas su vida a tu gusto!
William me empuja y se arregla su ropa .
—Hasta que al fin comprendes mi personalidad.
Ruedo mis ojos y salgo por la puerta .
—Yo me largo de aquí.
—¡Tú no vas a ninguna parte y si me vuelves a ignorar acabo de una vez por todas con el reino de Laia!.
Detengo mi caminar y estrujo mi frente.
Le lanzo un golpe a mi tío en el estómago.
—¡Maldito!—dice William sosteniéndose de la pared.
Llevo mi dedo índice a su frente y toco esa parte de su piel con tanta fuerza que mi uña deja marcas en ella.
—¡A mi Laia no la toques!. Atrévete a tocarle un pelo y juro que te llevo a la tumba, viejo metiche . Haré lo que tú me pides, pero a mí modo, no como a tí se te pegue la gana.
Casi abro una herida en su frente, así que cuando noto que lo intimidé me retiro de su lado .
Le doy otro trago a mi bebida y ya no sabe tan ardiente como al principio.
La cabeza me da vueltas porque ya hizo efecto el alcohol y de repente veo aparecer la cara de Laia frente a mi rostro.
—Te amo, Frank.
Acaricia mi rostro y también conecta sus ojos azules con los míos.
Sonrío y pongo la palma de mi mano encima de la suya.
—No te va..vayasss...yo te...te amo tambiénnn Laia Bell, nooo te...
—Shh.
Calla mis incoherencias con sus labios.
Cojo la parte de atrás de su cabeza y la pego a mí para que nunca despegue sus labios de los míos.
Pongo a horcajadas su cuerpo encima de mis piernas y toco las suyas bajo el hermoso vestido rojo que traía puesto. Ella gime contra mi oído haciéndome sentir el hombre más dichoso .Siento su respiración alterada y su boca no para de besar cada espacio de mi cuello .Yo no paro de disfrutar hasta que...
—¡Ayuda...una persona se desmayó en el baño!.
***
Hoy coronarán a mi padre .
Empezará otra etapa de guerra y de eso estoy muy seguro.
Mi tío William era chantajista y ambicioso. Paul es cien veces peor que él. Es malvado, no tiene piedad con nadie .Si quiere la muerte de una persona, la tiene, si quiere apoderarse de un reino, también lo hace y si quiere ser el único Rey de todos los Reyes lo logra.
Convertir en Rey a mi padre será darle el pase libre a la construcción de un pueblo oprimido por la realeza.
Todos nos paramos de nuestros asientos para entonar el himno de Hill, incluyendo a Paul.
Combatir y afrontar...
los problemas por la paz, ...
libertad, humildad...
por nuestro pueblo hay que luchar...
Amor y respeto...
a la bandera y a nuestro reino...
Humanidad, prosperidad...
es nuestra prioridad...
Hill...Hill...Hill
viviremos y moriremos por tiii...
Cuando finaliza el himno las personas se sientan y sus caras solo lo prestan atención a mi padre.Yo no me fijo en el discurso que le dicen a mi padre antes de ponerle la corona.
Me quedo mirando a mi madre.
Una mirada vacía me observa desde la distancia. Algo me dice que mi progenitor tiene que ver con eso.
Algo me dice que la relación de adolescentes enamorados que tenían mis padres se acabó.
Colocan la corona en la cabeza de Paul y todos se levantan de sus asientos cuando él se sienta en el trono.
—¡Larga vida al Rey Paul Donovan!
Vocifera la gente y se acercan para hacer la reverencia frente al nuevo Rey de Hill.
Huyo del tumulto de personas y cuando me acerco al jardín que queda afuera de la iglesia encuentro a Bea hablando con un hombre vestido de negro y con capucha .
Me escondo detrás de un arbusto para espiar su conversación.
—Bea. Margot está recordando.
En estos días tuve que convencerla de que su nombre no era...
—No lo digas Theo, puede estar alguien escuchando a nuestro alrededor. — interrumpe la pelinegra.
Theo.
¿De dónde conozco ese nombre?
—Bueno, lo que trato de contarte es que tenemos que hacer algo con Margot y urgentemente.
Margot.
Ese nombre nunca lo he escuchado.
Bea enrolla en su dedo el borde de su vestido sucesivamente, lo que es señal de que está nerviosa.
—Haber caballero. No...no me presiones. Yo trataré de buscar otra manera de ocultarla . Tú, por el momento desvía los recuerdos de sus pensamientos .
El aire hace que la capucha del hombre se deslice hacia atrás y quede su apariencia descubierta frente a mis ojos
¡Claro, Theo, como no me había dado cuenta!.
El caballero fuertachón de Laia es Theo.
—Eso no será fácil, señora.
Bea sonríe.
—Tampoco será difícil, caballero.
Ella se para del banco en el que estaba sentada y se adentra a la iglesia. El encapuchado se larga de mi vista también.
¿A quién estarán ocultando estos dos?
***
Después de tanto parloteo que tuvimos Paul y yo con la junta de leyes llegué muerto del cansancio al castillo y me quedé todo la tarde durmiendo.
La coronaciones son aburridas, espero nunca verme en un trono.
Al despertarme me pongo a responder el correo .
Todas son condolencias hacia mi primo Andrew y Laia.
Iba a poner mi firma en una de las cartas que iba a mandar, pero a mi oído llegó una oleada de sollozos y gritos ensordecedores.
Aparté por un lado la cortina de mi cuarto y al asomarme a la ventana me dí cuenta de que en mi casa estaban entrando filas de personas con latigazos en sus brazos.
Podía notar la variedad de edades en esos grupos. Hasta los niños tenían marcas de mano en la mejilla.
El odio hacia lo que se estaba transformando mi padre renació en mí y bajé los escalones hasta el salón para ver lo que trataba de hacer con esas pobres personas.
Localizo una corona en medio de todos los guardias entrando a personas e inmediatamente me acerco a esta.
—¡Detén esto ahora mismo, Paul Donovan!.—le grito .
Ya no lo conozco. Los ojos de mi padre están brillando por la inhumanidad que está cometiendo. El deseo de tener el poder y el mando sobre todo corre por sus venas .
—Quédate en tu cuarto, hijo.
Abro mis ojos.
—¡Yo no soy un niño y te estoy diciendo que PARES esto!
Su mirada de hielo me observa y despierta la furia dentro de mí .
—¡Te dije que fueras a tu cuarto, Frank!.
—¡NO!
Los guardias centran su mirada en mí y debido al alzamiento de voz me cogen de un brazo para guiarme a mi dormitorio. Me suelto de su agarre.
—Yo puedo solo, gracias.
No me vuelven a forzar .Piso el primer escalón y...
—¡Frank!.
¿Albert?
Retrocedo mi caminar y encuentro al mayordomo de Laia con ropa toda sucia y rasgada frente a mí.
Corro hacia él, pero unos guardias me interceptan .
—¡Laia te escribió una carta!—me lanza un sobre y yo lo recibo como si fuera un trofeo que no se puede romper.—¡Léela!. Ahora que la tienes en tus manos podré morir en paz al hacer una última cosa por mi hijita.
Mis ojos se aguan al ver la depresión que tenía Albert .
No me imagino estar en su lugar.
¿Cómo soportará lo que le está pasando?
—Te lo prometo, amigo.
Antes de seguir el camino en la fila hacia el calabozo logro escuchar:
—Te lo agradeceré toda mi vida, Frank.
Albert es la mejor persona que he conocido.
Eso de pensar en los demás estando a punto de formar parte de un grupo de esclavos es algo casi imposible, pero en alguien de buen corazón como lo es el mayordomo de Laia era de esperarse todo.
***
En el principio de la carta Laia me nombra como su querido príncipe de ojos verdes y la nostalgia crece en mí leyendo ese apodo.
No lo entiendo. Me he enfrentado a batallas, secuestros , casi muerte y no soy lo suficientemente valiente como para hablarte de frente.
Pero eso tú lo sabes.
En la escuela, si recuerdo bien, gracias a que era amiga de tu primo te acercaste porque si no nunca hubiera pasado por mi mente nuestra relación y todo lo que vino después.
Después sucedieron cosas muy bonitas.
Después de nuestro primer beso mi mundo se convirtió en solo tú y yo.
Estoy recordando esto porque siendo adulta he cometido un gran error al alejarte de mí .
Si no lo hago no podré proteger a mi reino y sabes que eso es lo más importante para mí, pero no quiero hablar de eso.
Quiero hablar de nuestro bello pasado.
Cuando nos cuidábamos uno al otro. Me acuerdo de la vez que corriendo en uno de esos maratones que tanto ganas te viraste un pie y caíste al suelo.
Solo fue un esguince, pero yo, como toda fiera y alterada que soy comencé a empujar a todas las personas para llegar a tí y calmar tu dolor.
Tu tristeza era mi tristeza, tu alegría era mi alegría y tú victoria era la mía.
Eras mi todo hasta que papá murió.
Ahí te convertiste en mi nada.
La verdad es que al verte el día de la cena familiar con Bea pensé en ahorcarte, si , es muy turbio lo que yo pienso.
Sonrío y me quito una lágrima que tenía en mi mejilla .La carta ya estaba empapada de estas.
Cuando miro la luna recuerdo aquella noche de besos en el puente.
Y es verdad lo que me dijiste en el desayuno aquel que estuvimos junto. Mi piel está marcada por tí.Bueno, no solo mi piel .
Yo siento el sabor que tienen tus labios cuando me besas, huelo tu perfume cuando simplemente me susurras en el cuello, dios, sueño con un final donde estemos juntos
Mi amor por tí es inmenso y espero poder demostrártelo aunque estés metido en un témpano de hielo .
Oh Dios mío.
¿Qué has hecho tú conmigo, Laia Bell?
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