✨Cap 13:La Boda

Como quisiera volver a ser una niña sin responsabilidades  y no estar a punto de entrar a la iglesia ,  o por lo menos vivir la experiencia del casamiento con la persona que amo. Me pregunto:¿Qué pensaría mi padre de lo que voy a hacer?.
Mi vestido blanco es más largo que el de mi coronación y mi peinado y maquillaje están perfecto, como todo lo que desea el señor William.
Un reino perfecto, un hijo perfecto, una nuera perfecta y una boda perfecta. Eso sí, no aseguro que las tres últimas sean así.
Por dios, es que lo más lindo que hay es conocer a alguien imperfecto.
Frank usa anteojos cuando está solo y sigue siendo perfecto para mí de todas las formas que lo vea.
Yo tengo una cicatriz en mi frente cuando de pequeña me caí por las escaleras y es algo que siempre se va a notar en mi rostro.
Ni la naturaleza es perfecta. La lluvia es algo natural y a muchos les molesta porque dicen que les estropea el día.  ¿Qué seríamos sin ver esas gotas de agua  ideales para ser acompañadas por un chocolate caliente como el que me hacía Julia, que seríamos si las rosas que cuida Albert no crecieran rápidamente por no resivir agua natural o que haríamos sin un beso memorable de los que se dan las personas que se aman bajo la lluvia ?
Seríamos personas monótonas.Eso es lo que seríamos.

No apreciar la perfección de los desastres es lo que define a una persona monótona.

Dentro de la manga de mi vestido tengo mi espada y los guardias están infiltrados entre los invitados por si las cosas no salen como se espera.
Por otra parte, Liliana no se aparta de mi lado y me dice siempre lo hermosa que estoy, que no tengo porqué estar nerviosa.
Alguien golpea seguidamente la puerta del dormitorio en que me hospeda y la abro .

—Hola.

Unos ojos verdes me saludan desde la entrada y sonrió.

—Hola, Frank. —le respondo.

Se queda viendo mis labios y veo los suyos pasar la lengua por su comisura y recuerdo todo lo que hizo con ella en mi cuerpo .Sonrío porque de verdad que no solo servía para enrredarse .

—¿Todavía sigues con la resaca?

Pregunto y miro sus ojos, que siguen mirando fijamente mis labios.

—Em...

Arrasca un dedo en el borde de su labio como si no hubiera escuchado nada y yo lo cojo del brazo y lo llevo lejos de la presencia de su madre.
Él me sigue sin protestar hacia el dormitorio que de al lado y cuando nos quedamos solos en el cuarto lo beso como deseaba hacerlo desde que lo ví. Él me corresponde cuando siento una mordida en mi labio inferior.

—Wow...eso responde lo que pregunté.

Frank se ríe en medio del beso y yo también lo hago .

—Eres muy graciosa, Laia.

Acaricia mi mejilla y yo me apego a su cuello para inhalar el perfume tan embriagante que desprendía .

—Te amo, Frank.

Se separa de mis caricias y coje mi mentón .
Su cara parece asustada y a la misma vez tiene  un toque de felicidad por la sonrisa que resplandece en sus labios.

—¿Qué dijiste?.

Ruedo los ojos. Deposito un beso en su mejilla y desde esa misma posición le susurro:

—Ni pienses que volveré a repetírtelo.

Mi aliento se entrecruza con el suyo cuando encaro su cara de frente y lo veo... ¿furioso?.

—¿Porqué haces esto, Bell?

Mi estómago se revuelve cuando se dirije al balcón.
Me desconcierta su acción y para nada me gusta  .Se sujeta fuertemente de la baranda dándome la espalda como si se pudiera caer en cualquier momento .Lo abrazo por detrás.

—¿Qué pasa, amor?

Despega mis brazos .

—¡¿Amor?!. ¿Eso es lo que piensas que tenemos?.¿Piensas que estamos enamorados?

—Sí.

Cierra sus ojos.

—¡Yo no lo estoy!

Frunzo mi ceño y acaricio mi frente.

—No entiendo .Ayer me dijiste...

—Que te quería—completa mi frase y y se recuesta al espaldar de la cama con los brazos cruzados detrás de su cabeza.—Laia, tú misma  dijiste que madurara , estamos destinados a servir a la realeza .¿Es correcto lo que digo?

Algo dentro de mí comienza a doler y agacho la cabeza para que las lágrimas no delataran lo que causaban sus palabras en mí.

—Pero ayer...

—¡¿Ayer yo estaba borracho, Laia?!
Y mi corazón roto no aguantaba verte en tu despedida de soltera sin que te despidieras de mí . Todavía te deseaba, pero mi corazón ya no latía igual que antes y sé que te estoy haciendo daño ahora mismo, pero no podía dejarte con falsas ilusiones...

Golpeo su cara y lo agarro del pelo.

—No te me vuelvas a acercar, cabrón.

Tiro de un alón sus cabellos y me retiro del dormitorio.
Corro y me doy varios tropezones por llevar tacones .Mi rímel se riega por toda mi cara cuando los sollozos comienzan a salir.

¡¿Cómo pudo hacerme esto a mí?!

Me arrincono en el piso con mis manos en las rodillas y las lágrimas que estaba conteniendo salen con hipidos incontrolables.
Las ganas de golpear algo comenzó a nacer en mí y en un arrebato de furia le dí un puñetazo a la pared.
¿Cómo pudo romperme  después de haber tenido conmigo aquel momento tan romántico en el puente?.¡Dios, fuimos novios en la infancia y jamás me hizo eso!. Pensé que nos amábamos, pensé que él me amaba.

Todavía te deseaba, pero mi corazón ya no latía igual que antes...

Mi torre  se desrrumbó cuando dijo esa frase .
Pero bueno, después de todo a lo que hay que tener prioridad es a mi boda, no a mis sentimientos.
Estoy al abrir la puerta, pero Liliana se me adelanta y se queda impactada con mi aspecto.

—No te preocupes, solo fue un... momento de recaída por mi padre.

Ella me abraza y me hace recordar a mi madre . Me ayuda a olvidar lo que acababa de pasar.

—No tienes que explicarme, cariño. Tu maquillaje tiene solución.—toca mi cabeza—No puedo hacer lo mismo con lo que guardas aquí.

Doy un beso en su mejilla y saber que nunca podré olvidar lo que hizo su hijo me  entristece más.

***

Toda la iglesia estaba adornada voluminosamente. Las guirnaldas con flores en las cortinas dejaba una hermosa vista del lugar.La alfombra roja estaba colocada en medio de todo el gentío para que mi caminar llamara la atención. Algo que tampoco faltaba en aquel espacioso lugar eran los murmullos del público . Unos decían:¿Se habrá escapado la novia?,otros:¡Esa mocosa no se merece estar en el trono!. Y otros:¡Ojalá se muera la vulgar esta!

Si, el odio iba de mal en peor.

¿Está lista, su majestad?

William ofrece su brazo y lo acepto.

—Estoy lista.

Mis tacones comienzan a resonar en toda la estancia cuando empieza la marcha nupcial. Desde la poca vista que obtengo de mi velo observo a todas las personas que me escrutan con la mirada.
Reconozco las caras de la junta de leyes entre la multitud y agacho mi cabeza como agradecimiento a su precencia . En  el lado contrario de donde estaba mirando se encuentra Liliana, Bea y ...Frank. Este último se mantiene con la cabeza agachada y acelero mi paso para acabar con toda la farsa que teníamos montada mi amigo y yo.
El padre de Andrew me deja en manos de mi amigo y le ofrezco el ramo de folres a una de las damas de honor que me consiguieron en el pueblo.

El padre nos hace una reverencia.

—En este hermoso día nos encontramos reunidos para presenciar la unión de la Reina de Campbell y el Rey de Hill...

Inspecciono desde mi posición los alrededores de la iglesia y logro distinguir entre el gentío a mi escuadrón de caballeros atentos a la señal de Andrew por si algo sale mal.
Pero tengo un mal presentimiento desde por la mañana y lo compruebo cuando  noto el movimiento de una mano presionando el gatillo de un arma hacia el techo .

Son fusiles. 

Pienso que ese disparo es parte de lo que tenía montado Andrew, pero veo dos grupos de personas peleándose entre sí y en un sobresalto saco la espada de mi manga, desgarro mi vestido convirtiéndolo en un mono y me uno a ellos.

Arruinaron nuestro plan.

Las personas comenzaron a correr hacia la salida precipitadamente .
Los disparos formaban un ambiente peligroso y en cinco minutos ya el salón se encontraba sin invitados.
Solo quedábamos Andrew, yo, el escuadrón de mi reino y el grupo de asaltantes.
No hubo suspiros, ni palabras, la guerra inició apenas que nuestras miradas  se encontraron con las de ellos.
Un hombre me apuntó con una pistola y con una patada la tiré al piso.
Deslicé mi espada por su cuello y lo dejé muerto de una. Cuando me libré del primer enemigo limpié el metal con mi vestido blanco y desde el reflejó que ví en este pude salvarme del gran puñetazo que iba a resivir por un calvo fortachón. Golpié su estómago con mi rodilla y se quejó del dolor, pero no  cayó rendido.
Hizo una maniobra en mi brazo que no pude percibir y quedé con las manos dolorosamente detrás de mi espalda. Pegó mi cuerpo a la pared y dijo:

—¿Pensabas que podías conmigo, noviecita peleadora?

Aprieta mi muslo por debajo del vestido y eso hace que se me hierva la sangre y propine un cabezazo hacia atrás .Me suelto de su incómodo agarre y me felicito por haberle dejado la nariz rota .

—Eres una...

Mi cabeza contra la suya lo vuelve aturdir. No paro de chocar mi frente con él hasta que cae al suelo.

—Termina la frase, desgraciado.

Tose .

—Eres una perr...

En mi cara chispea la sangre que provoca mi espada en su corazón.
Asqueo al sentir el líquido rojo en mi rostro y me incorporo en la batalla contra  los otros caballeros.

Logramos la victoria y algo más...

—!No...no...no!

El grito de William capta mi atención y cuando me acerco hacia donde se encuentra arrodillado llevo las palma de mi mano a mi boca.

—¡Esto es tu culpa, Laia Bell!.

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