✨Cap 1:Sorpresas. ¡Bum!

                               Laia

Debería estar rodeada de sastres perfeccionando mis atuendos, de amigas que solo saben tomar té y hablar de otras personas .De un esposo que solo me aceptaría como ama de casa y no como lo que soy, una mujer trabajadora. Pero no obedezco las leyes de las viejas generaciones.

Después de un año reinando Campbell pensé que las cosas cambiarían.
Mis sirvientes y doncellas me siguen observando como la niña pequeña que juega con las muñecas .Quieren que no me ocupe de los negocios del palacio. Quieren que deje todo por  lo que vivo.
Mi pueblo. Al que le hice un juramento de honor y protección . El que pensé que ya confiaba en mí.
Sigue pensando que no soy apta para liderar. En medio de todo eso no tengo a ningún familiar cerca.

Mi madre murió de neumonía cuando yo era pequeña .
Mi padre. Mi querido padre me acompañó en toda mi trayectoria de crecimiento y eso, desde donde esté, se lo agradeceré siempre de todo corazón .
Fue un hombre tan valiente, tan inteligente, tan educado que siempre lo respeté como padre y como rey.
La mayoría de veces buscaba un espacio en su ajetreada agenda para compartir conmigo, ya sea en un parque, en mi escuela real o en el palacio .Él nunca dejaba a su única hijita desatendida .
Era un ejemplo a seguir como persona. Hasta aveces pienso que es por eso que mi reino todavía no me acepta.Él fue tan buen hombre que dejó su huella en todos.
Sin embargo , el destino jugó mal en su contra.

Era fin de semana y el brillante resplandor del sol se reflejaba por los cristales del palacio. Mis tacones marcaban un paso apresurado porque era el cumpleaños de mi padre.
Mi cuerpo usaba el vestido que me regaló a los quince años .
En mis manos poseía el cuadro que llevaba semanas pintando para él. Estaba segura de que le gustaría.

Desperté muy contenta cuando amaneció.Por fin lo vería después de tantas semanas sin pasarlo juntos. Después de tantas cosas que se había perdido.
Cuando tengamos un tiempo libre tenía pensado contarle que le gané a un caballero en una carrera de caballos y que como premio me regaló mi primera espada-bueno, eso quizás no se lo contaría-.También quería comentarle que caché a la cocinera Julia enrollándose con su mayordomo. Eso le causaría mucha gracia porque a mí me causó mucha impresión . Esos dos eran como el perro y el gato.

Buenos días, princesa Laia.

Ups, hablando del mayordomo.

—Buenos días, Albert—respondí su saludo con una sonrisa radiante.

¿Descansó bien anoche?—preguntó con una mirada de intriga.

Parecía que mis ojeras después de tantas horas pintando no se podían ocultar.

Si, Albert. Ahora voy en camino al dormitorio de mi padre .Que tenga un buen día .

Y de un salto me escabullí de las miles de preguntas que me iba a hacer.
Decifré en su mirada que ya sabía mi secreto de ir al salón de artes todas las noches.
Por ahora estaría a salvo.

Giré una última esquina hasta encontrar la puerta de la alcoba de mi padre. De uno solo lo abrí y con la voz más chillona grité.

¡ Sorpresaaaa!

Sorpresa me llevé yo cuando ví sangre alrededor de las sábanas y el cuerpo de mi padre más pálido que la nieve.
Mi respiración se descontroló tanto en ese momento que me desmayé.
Al despertarme ya mi padre había sido sepultado. No pude despedirme de él

El escritorio donde me senté lo adornaban millones de cartas que citaban quejas de los pobladores.
Yo resuelvo y resuelvo problemas cada día sin pausa y aún así me siguen viendo como la peor reina del mundo.
Yo pienso que llegará el día en que obedezcan mi mandato y no reclamen tanto a un nuevo rey.

—Su Majestad .

Alzo mi cabeza al reconocer la voz de Julia.

—Si, Julia.

—Se ha hecho muy tarde y he pensado que tenía hambre.¿Desea que le traiga la cena?

Bostezo e inmediatamente llevo mi mano hacia mi boca .

—Gracias, Julia. Voy a dormir, por hoy no quiero comida.

—Usted necesita una buena alimentación, su majestad.

—No se preocupe . Descanse, mañana me alimento mejor—toco su  hombro para calmarla y sigo el camino a mi habitación.

Pobre señora .Le pagan para cocinarme y desprecio su comida.

No es mi culpa .Termino muerta del cansancio todos los días,  sin embargo,  me gusta mi trabajo,  es lo que siempre he soñado . Prometí no defraudar a mi pueblo como reina, aunque sea un arduo camino por recorrer.
Cuando llego al dormitorio saco mis pies de las botas . Desnudo mi cuerpo, me baño, me seco, me visto con una bata de dormir y cierro mis ojos.
Hasta ahí pienso que mi agotador día culmina.
Hasta que..

¡ Bum !

Una fuerte explosión penetra mis oídos y abre mis ojos.

Con una velocidad impresionante me pongo una ropa adecuada junto a mis botas para salir corriendo hacia afuera .
Con mucho cuidado salgo del palacio a hurtadillas y me uno a los caballeros que se encontraban en el establo.

—¡¿Qué está pasando?!.

Le grito a mi mayordomo , que ya se encontraba en medio de todo el gentío armado.
Pestañea al ver que me colocaba las armaduras al igual que todos los hombres que se encontraban allí.

—¡Usted no puede estar aquí!

Grita y trata de arrastrarme hacia  adentro pero lo detengo.
Las explosiones de bombas seguían repercutiéndose en el ambiente, así que solo se podía hablar a gritos.

—¡Juré proteger a mi reino y eso es lo que voy a hacer!—afirmo mirándolo seriamente mientras me coloco la espada en el cinturón.

—¡¿Pero usted está loca?!

Sonrío ante su exclamación .

— Como una cabra, Albert .

Una sonrisa triste se forma en su rostro .

—Las bombas vienen del oeste . Su grupo de guerreros ya se encuentra en frente al asalto que traía preparado el reino Hill.—coge mis manos y las estrecha con mucha fuerza—
Por favor, cuídese antes que todo

Le agradezco por su preocupación y antes de irme le dejo un beso en la mejilla .
Él era mi segundo padre. No defraudaría su petición.

—¡Arreee!

Golpeo la parte trasera del caballo y de una comienza a galopar.
Mientras el aire azota mi pelo con toda fiereza me digo que este es mi momento.
Este es el momento de mostrar que no soy solamente una corona y un vestido.Que también cargo una fortaleza de guerrera y mujer empoderada. Que hasta derramaría mi sangre por el bien de mi ciudad .
Eso es lo que demostraré frente a todos hoy.
Apenas que me posisiono detrás de las filas de cañones ya todos los hombres están mirando impresionados de mi llegada.

—¡¿Qué es lo que miran , mantengan su atención en el enemigo?!

Sin poder creerlo todos llegan a hacerme caso y empiezan a prepararse más rápido para luchar de cerca contra las fuerzas del reino enemigo.
Sin siquiera pensarlo ya estoy al lado del escuadrón que se va a lanzar en medio del cañonazo .
Desde donde estoy percibo que hay cuerpos heridos en medio del campo y rezo porque sean de nuestros contrincantes.

—¿Cuál es la situación en la que nos encontramos ahora mismo , caballero?

Le pregunto al moreno que tengo al lado y me responde al instante.

—Nuestras tropas han abatido a la mayoría de los hombres malos . Y solo debe faltar un grupo del otro lado. Llevamos un buen rato batallando y ha disminuido el peligro.

—¿Y qué piensan hacer ahora?—pregunto

El joven nota mi curiosidad y parece inseguro en dar una respuesta.

— ¡Hable, caballero!

Hace una mueca.

—Lucharemos cuerpo a cuerpo.

Eso era lo que quería saber .
Ahora que estoy bien informada demostraré todos los movimientos que me enseñaron en el terreno cuando mi padre murió.
Siempre me han visto indefensa.
Pero no saben que manejo con mucha rapidez las espadas, ni que mis puñetazos y patadas pueden dejar tumbado a una persona por mucho tiempo en el suelo.
Ni saben que mi defensa es todo lo que me rodea.
Una piedra, un palo, un hierro, lo que sea . La ley de un guerrero es siempre defenderse sin importar con qué.

—Avísale a tus hombres que en tres salimos.

—A sus órdenes, su majestad.

Noto que el joven de al lado ha confiado en mí cuando distingo su voz en medio de la última explosión de los cañones.

—¡Caballeros, a llegado la hora de proteger a su pueblo, de combatir por su familia!

Todos asienten y empinan sus espadas al igual que yo, las alzan por encima de sus cabezas.

—¡Por Campbell . A la cargaaa!

Todos empiezan a gritar fuerte. Ese era él último desahogo antes de lograr la victoria.
Admito que tengo miedo a lo que vaya a pasar, pero mi energía se despierta al ver esas personas dando la vida por su pueblo .
El galope de los caballos se detiene al llegar junto al grupo de hombres armados.
Todos empiezan una sucesión de combates de cuerpo y espada.
Incluyéndome. Ya yo venía arrasando con tres cuerpos y por tener la guardia baja por un segundo casi me cortan la cabeza . Gracias al moreno sigo viva.

—Mantenga la mirada en frente , su  majestad.

Asiento de acuerdo a su consejo.

—Gracias.

Se queda cerca de mí apenas que comienzo de nuevo a contraatacar .
Noto que al ser la única mujer, la mayoría de los enemigos venían directo a mí pensando que era el pase libre al otro lado.

Pues parece que se equivocaron.

Uno se acerca con una sonrisa maligna y dice.

—Tranquila, no te lastimaré.

Lo cojo del brazo, hago un movimiento que lo hace traquear y lo tiro en un giro al suelo, dejando huesos rotos en todo su cuerpo.

—Lo siento, pero yo sí.

Escupe mis botas.

—Perra .

Lanzo una patada a sus costillas y un grito de bebé sale de su garganta.

—Apréndete a comportar como un hombre, salvaje...

¡ Pum !

Me empujan al suelo.
Mi cabeza por un momento no reacciona y un pitido ensordecedor la domina. Mi cuerpo todavía está aceptable, así que con un poco de impulso me levanto.
Un grandón barbudo se encontraba frente a mí.
Yo sigo parada sin hacer nada procesando el dolor  hasta que el gigante me coge entre sus brazos.

—¡Suéltame!

Doy una patada en su entrepierna y sus manos se apartan de mi cuerpo.
Apenas me recompongo dirijo mi espada a su pecho pero lo hiero en el abdomen cuando de un manotazo desvía mi espada. Le doy un puñetazo en su ojo y trato de quitarle con una patada la espada, pero no puedo.
Salta hacia arriba de mí y ahí sí que estoy perdida en como salir de sus garras.
Agarra mi cuello y lo aprieta.
Me  asfixiaba y en la incómoda posición que estaba no podía hacer nada más que morder su mano y resistir.
La vista se me  nubló y pensé que no podía empeorar , pero si lo hice.

El aire abandonó mis pulmones.

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