🏹𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐈𝐕𝐄

Welcome to Kings of my heart !
a Percy Jackson fanfiction written by vic! 🏹
por fis voten y comenten que es grati

Lorelai no era de tener pesadillas, pero parecía que esa noche fue la excepción.

Volvía a tener siete años, huyendo de un mounstro. Se sentía tan sola. Sabia que haber huido de su casa no había sido lo más prudente, pero ella no se sentía bien ahí, no se senía segura. En realidad se sentía como un estorbo en su casa.

La relación con su madre era demasiado tensa, las dos vivían en un departamento en Seattle, y la mayor parte del tiempo la mujer se la pasaba trabajando, así que Lor pasaba la mayor parte de su tiempo sola. En su departamento.

Ivy era una mujer frustrada, su mayor sueño siempre había sido ser una actriz famosa. Obviamente no lo consiguió, a los veintitrés había quedado embarazada—de un dios griego— cosa que quizás la arruino mucho más mentalmente. Porque no estaba lista para ser madre, ella no podía asumir una responsabilidad tan grande. No estaba lista. Pero aún así tuvo a Lorelai, quizás Ivy culpaba un poco a la pequeña Lor de no poder cumplir sus sueños.

Lorelai y su madre se querían, pero no lo demostraban. Las cosas empeoraron aún más cuando los monstruos comenzaron a aparecer, a perseguirla.
No le quedó de otra y huyó, un día de octubre, ella ya no quería sentirse como un estorbo, ella quería ser aunque sea un poco feliz.

—¡Lorelai!—escuchaba la voz de su madre. Ella la ignoró mientras seguía corriendo por el bosque.

Hasta que tropezó y cayó.

Ella despertó sobresaltada, dándose cuenta de que estaba de vuelta en el campamento y a su lado estaba Mike con una expresión preocupada en su rostro.

—¿Estás bien?—cuestionó el muchacho.

—Si...—mintió rápidamente.

El asintió mientras dejaba un periódico encima de su cama.

—¿Qué es?—cuestionó Lorelai.

—Solo lee—ordenó el rubio.

Lorelai tomó el periódico entre sus manos y comenzó a leer.

UN CHICO Y SU MADRE SIGUEN DESAPARECIDOS TRAS EXTRAÑO ACCIDENTE DE COCHE.
POR EILEEN SMYTHE

Sally Jackson y su hijo Percy llevan una semana en paradero desconocido tras su misteriosa desaparición. El Cámaro del 78 de la familia fue descubierto el pasado sábado en una carretera al norte de Long Island, calcinado, con el techo arrancado y el eje delantero roto. El coche había dado una vuelta de campana y patinado varios metros antes de explotar.
Madre e hijo estaban de vacaciones en Montauk, pero se marcharon muy pronto en misteriosas circunstancias. En el coche y la escena del accidente fueron hallados pequeños rastros de sangre, pero no había más señales de los desaparecidos Jackson. Los residentes de la zona rural aseguraron no haber visto nada anormal alrededor de la hora del accidente.
El marido de la señora Jackson, Gabe Ugliano, asegura que su hijastro Percy Jackson es un niño con problemas que ha sido expulsado de numerosos internados y que en el pasado manifestó tendencias violentas.
La policía no se pronuncia acerca de si el hijo Percy es sospechoso de la desaparición de su madre, pero no descarta ninguna hipótesis. Las imágenes de abajo son fotos recientes de Sally Jackson. y Percy. La policía ruega a todos aquellos que posean información que llamen al siguiente número de teléfono gratuito.

Lorelai abrió los ojos sorprendida. De verdad que el tal Gale, no le daba buena espina.

—Tu noviecito pez es sospechoso en una desaparición, eh—dijo burlonamente.

—Percy no es mi "noviecito"—dijo ella rodando los ojos.

—Por cierto el Señor D te busca, dice que es urgente—agregó el rubio—Lastima que no vayas a poder jugar hoy voleibol, eres una de las mejores.

Ella dio un salto de la cama, y se arregló para salir y dirigirse a la casa grande.

La lluvia caía con gran intensidad, cosa que sorprendió demasiado a Lor, casi no llovía en el campamento. A menos que quisieran, claro.

—¿Me buscaba?—preguntó Lorelai al llegar a la casa grande.

—Lorelai, la favorita de Apolo, ven aquí y guarda silencio. Y si decides abrir la bocota te transformaré en un gato—hablo Dioniso.

Ella rodó los ojos y se sentó, esperando a que el señor D le diera las cartas.

Entonces Percy entró, ella bajo la mirada.

—Bueno, bueno—dijo el señor D sin levantar la cabeza—. Nuestra pequeña celebridad.

Percy esperó.

—Acércate —ordenó el señor D—. Y no esperes que me arrodille ante ti, mortal, sólo por ser el hijo del viejo Barba-percebe.

Un relámpago destelló entre las nubes y el trueno sacudió la ventana.

—Bla, bla, bla—contestó Dioniso.

Quirón fingió interés en su mano de cartas. Grover se parapetó tras la balaustrada. Y Lorelai tatareaba una vieja canción en voz baja.

—Si de mi dependiera—prosiguió el señor D—, haría que tus moléculas se desintegraran en llamas. Luego barreríamos las cenizas y nos evitaríamos un montón de problemas. Pero a Quirón le parece que eso contradice mi misión en este campamento del demonio: mantener a unos enanos mocosos a salvo de cualquier daño.

—Uy que dulce—susurró Lorelai sarcástica.

—Te dije que te callarás Taylor—le ordenó el dios y ella se sobresaltó al escuchar su segundo nombre.

—La combustión espontánea es una forma de daño, señor D —observó Quirón.

—Y de calentamiento global—agregó la castaña haciendo una mueca y luego sintió la mirada juzgadora de Dionisio—.Ya, ya perdón señor D, guardaré silencio.

—Tonterías. El chico no sentiría nada. De todos modos, he accedido a contenerme. Estoy pensando en convertirte en delfín y devolverte a tu padre.

—Señor D...—le advirtió Quirón.

—Bueno, vale—cedió Dioniso—. Sólo hay otra opción. Pero es mortalmente insensata.

Se puso de pie, y las cartas de los jugadores invisibles cayeron sobre la mesa.

—Me voy al Olimpo para una reunión de urgencia. Si el chico sigue aquí cuando vuelva, lo convertiré en delfín ¿Entendido? Y Perseus Jackson, si tienes algo de cerebro, verás que es una opción más sensata que la que defiende Quirón.

Dioniso tomó una carta y con un gesto la convirtió en un rectángulo de plástico. ¿Una tarjeta de crédito? No. Un pase de seguridad.

Chasqueó los dedos.

El aire pareció envolverlo. Se convirtió en un holograma, después una brisa, después había desaparecido y dejó sólo un leve aroma a uvas recién pisadas.
Quirón me sonrió, pero parecía cansado y en tensión.

—Siéntate, Percy, por favor. Y tu también Grover.

—¿Ya puedo hablar?—pregunto Lor.

—Si Lor, ya puedes hablar.

Ella sonrió orgulloso de si misma y luego volteó a ver a Percy, que se había sentado a su lado.

—Dime, Percy, ¿qué pasó con el perro del infierno?

Ella noto como el se estremecía de solo escuchar el nombre. Quirón quizá quería que dijera: «Bah, no fue nada. Desayuno perros del infierno.» Pero no le apetecía mentir.

—Me dio miedo—admitió—Si usted no le hubiera disparado. Yo estaría muerto.

—Vas a encontrarte cosas peores, Percy, mucho peores, antes de que termines.

—Terminé...¿qué?

Este niño ya está más muerto que todos los merodeadores juntos. Pensó Lor.

—Tu misión por supuesto. ¿La aceptarás?

Percy miro a Grover y vio que tenía los dedos cruzados. Luego volteó a ver a Lorelai la cual no estaba prestando mucha atención.

—Yo...—titubeo—. Señor aún no me ah dicho en que consiste.

Quirón hizo una mueca.

—Bueno, ésa es la parte difícil, los detalles.

El trueno retumbó en el valle. Las nubes de tormenta habían alcanzado la orilla de la playa. Por lo que podían ver, el cielo y el mar bullían.

—Poseidón y Zeus están luchando por algo valioso... —dijo Percy —. Algo que han robado, ¿no es así?

Lorelai por fin pareció reaccionar ¿Ese niño nunca cerraba la boca?

—¿Cómo sabes eso?—pregunto Quirón.

El se sonrojó.

—El tiempo ha estado muy raro desde Navidad, como si el mar y el cielo libraran un combate. Después hablé con Lorelai, y ella había oído algo de un robo. Y... también he tenido unos sueños.

Lorelai levantó la mirada y se encontró con la mirada de Quirón.

—Este...bueno, yo quizás escuche un poco por accidente—mintió Lorelai nerviosa.

—¡Lo sabía!—exclamo Grover.

—Cállate Sátiro—ordenó Quirón—Y tú, Lorelai no creas que me olvidare de esto tan fácilmente.

—Solo... escuche un poquito, lo prometo. Ósea Annabeth y yo teníamos un poco de curiosidad...—se excusó ella.

—¡Pero es su misión!—exclamó Grover y sus ojos brillaron—¡Tiene que serlo!

—Sólo el oráculo puede determinarlo. Aún así Percy, tienes razón. Tu padre y Zeus están teniendo la peor pelea de los últimos años. Luchan por algo valioso que ha sido robado. Para ser precisos: un rayo—explicó Quirón.

Percy soltó una carcajada nervioso.

—¿Un qué?—pregunto.

—No te lo tomes a la ligera—dijo Quirón—No estoy hablando de zigzag envuelto en papel de plata que se utiliza en las representaciones teatrales de segundo curso. Estoy hablando de un cilindro de medio metro de purísimo bronce celestial, cargado en ambos extremos con explosivos divinos.

—Ah.

—El rayo maestro de Zeus —prosiguió Quirón, nervioso—. El símbolo de su poder, de donde salen todos los demás rayos. La primera arma construida por los cíclopes en la guerra contra los titanes, el rayo que desvió la cumbre del monte Etna y despojó a Cronos de su trono; el rayo maestro, que contiene suficiente poder para que la bomba de hidrógeno de los mortales parezca un mero petardo.

—¿Y no está?

—Ha sido robado—dijo Quirón.

—¿Quién?

—Mejor dicho, por quien—lo corrigió Quirón—Por ti.

Se quedó atónito.

—Al menos eso cree Zeus —apostilló Quirón—. Durante el solsticio de invierno, durante el último consejo de los dioses, Zeus y Poseidón tuvieron una pelea. Las tonterías de siempre, que si Rea te quería más a ti, que si las catástrofes del cielo eran más espectaculares que las del mar, etcétera. Cuando terminó, Zeus reparó en que el rayo maestro había desaparecido, se lo habían quitado de la sala del trono bajo sus mismas narices. Inmediatamente culpó a Poseidón. Ahora bien, un dios no puede usurpar el símbolo de poder de otro directamente; eso está prohibido por las más antiguas leyes divinas. Pero Zeus cree que tu padre convenció a un héroe humano para que se lo arrebatara.

—Pero yo no...

—Ten paciencia y escucha, niño. Zeus tiene buenos motivos para sospechar. Verás, las forjas de los cíclopes están bajo el océano, lo que otorga a Poseidón cierta influencia sobre los fabricantes del rayo de su hermano. Zeus cree que Poseidón ha robado el rayo maestro y ahora ha encargado a los cíclopes que construyan un arsenal de copias ilegales, que podrían ser utilizadas para derrocar a Zeus. Lo único que Zeus no sabía seguro es qué héroe habría usado Poseidón para cometer el divino robo. Ahora Poseidón acaba de reconocerte abiertamente como su hijo. Tú estuviste en Nueva York durante las vacaciones de invierno y podrías haberte colado fácilmente en el Olimpo. Por tanto, Zeus cree que ha encontrado a su ladrón.

—¡Pero yo nunca he estado en el Olimpo! ¡Zeus está loco!—exclamó Percy.

—Percy... no hables así. Te van a freír como una papa—susurró Lorelai.

—Esto... Percy—dijo Grover—. No solemos usar ese calificativo para describir al Señor de los Cielos—

—Quizá paranoico—matizo Quirón. —Además, Poseidón ha intentado destronar a Zeus con anterioridad. Creo que era la pregunta treinta y ocho de tu examen final...

Lorelai jugaba con su brazalete mientras miraba a Percy. El estaba realmente confundido, hacia tan solo un mes el era un simple chico que iba a la escuela, era disléxico y no tenía más que un amigo. Y ahora lo estaban culpando por robar el rayo maestro de Zeus. Lorelai se sintió un poco mal por él.

—¿Algo sobre una red dorada? —recordó—. Poseidón, Hera y otros dioses... Creo que atraparon a Zeus y no lo dejaron salir hasta que prometió ser mejor gobernante, ¿no?

—Correcto. Y Zeus no ha vuelto a confiar en Poseidón desde entonces. Por supuesto, Poseidón niega haber robado el rayo maestro. Se ofendió muchísimo ante tal acusación. Ambos llevan meses discutiendo, amenazando con la guerra. Y ahora llegas tú, la proverbial última gota.

—¡Pero si sólo soy un niño!

—Percy —intervino Grover—. Si fueras Zeus y pensaras que tu hermano te la está jugando, y de repente éste admitiera que ha roto el sagrado juramento que hizo tras la Segunda Guerra Mundial, que ha engendrado un nuevo héroe mortal que podría ser utilizado contra ti... ¿no estarías mosqueado?

—Pero yo no hice nada. Poseidón, mi padre, no ha mandado robar el rayo, ¿verdad?

Quirón suspiró.

Lorelai apretó su brazalete mientras volvía a contar cada una de las cuentas de color amarillo, «trece» se dijo mentalmente. Eso lo hacía siempre que estaba nerviosa y no podía opinar o decir algo.

—Cualquier observador inteligente coincidiría en que el robo no es el estilo de Poseidón, pero el dios del mar es demasiado orgulloso para intentar convencer a Zeus. Éste ha exigido que le devuelva el rayo hacia el solsticio de verano, que cae el veintiuno de junio, dentro de diez días. Por su parte, Poseidón quiere el mismo día una disculpa por haber sido llamado ladrón. Confío en que la diplomacia se imponga, que Hera, Deméter o Hestia hagan entrar en razón a los dos hermanos. Pero tu llegada ha inflamado los ánimos de Zeus. Ahora ningún dios va a echarse atrás. A menos que alguien intervenga y que el rayo original sea encontrado y devuelto a Zeus antes del solsticio, habrá guerra. ¿Y sabes cómo sería una guerra abierta, Percy?

—¿Mala?

—Imagínate el mundo sumido en el caos. La naturaleza en guerra consigo misma. Los Olímpicos obligados a escoger entre Zeus y Poseidón. Destrucción, carnicería, millones de muertos. La civilización occidental convertida en un campo de batalla tan grande que las guerras troyanas parecerán de juguete.

—Mal asunto —dijo él.

Ese chico si que no se tomaba nada en serio.

—Y tú, Percy Jackson, serás el primero en sentir la ira de Zeus.

Empezó a llover, Lorelai volteó a ver la ventana y vio que el partido había parado. Lorelai hizo un ademán y saludó a Mike.

—Así que tengo que encontrar ese estúpido rayo—concluyó Percy—y devolvérselo a Zeus.

—¿Qué mejor ofrecimiento de paz —apostilló Quirón— que sea el propio hijo de Poseidón quien devuelva la propiedad de Zeus?

—Si Poseidón no lo tiene, ¿dónde está ese cacharro?

—Creo que lo sé.—La expresión de Quirón era sombría—. Parte de una profecía que escuché hace años... bueno, algunas frases ahora cobran sentido para mí. Pero antes de que pueda decir más, debes aceptar oficialmente la misión. Tienes que pedirle consejo al Oráculo.

—¿Por qué no puede decirme antes dónde está el rayo?

—Porque, si lo hiciera, tendrías demasiado miedo para aceptar el desafío.

El tragó saliva.

—Buen motivo.

—¿Aceptas, entonces?

Percy miro a Grover que asintió animoso y luego dirigió su mirada a Lorelai que de nuevo no estaba prestando mucha atención.

—De acuerdo—accedió Percy—Mejor eso a que me conviertan el delfín.

—Pues ha llegado el momento de que consultes con el Oráculo —concluyó Quirón—. Ve arriba, Percy Jackson, al ático. Cuando bajes, si sigues cuerdo, continuaremos hablando.

Lorelai volteó a ver a Quirón y luego vio a Grover, ella seguía contando las cuentas de su brazalete, aunque siempre llegaba al mismo número.

—Lorelai deja de contar las cuentas de tu brazalete, no hay más ni va a haber menos—dijo Grover un poco harto.

—Pero quizás aparezcan tres más mágicamente—dijo ella encogiéndose de hombros.

—¡Son trece amarillas y trece rojas! Eso nunca va a cambiar—dijo Grover.

—Ya te dije a lo mejor aparecen tres más mágicamente—repitió la castaña obvia.

—Pero es un brazalete sin magia es obvio que no van a parecer más—contraatacó Grover.

—A ver  hijo de tu...—estaba apunto de insultarlo pero se interrumpió así misma cuando se dio cuenta de que estaba cerca de un ¿adulto?—A ver Grover... voy a contar las cuentas de mi brazalete la veces que se me den la regalada gana, y si las quiero contar mil novecientos ochenta y nueve veces lo haré—dijo con ese tono pasivo agresivo en su voz, cuando era obvio que su paciencia se había agotado.

—Está bien, haz lo que quieras, Lorelai—dijo el rodando los ojos.

Ella iba a decir algo más, si no fuera porque Percy ya estaba abajo.

—¿Y bien?—le preguntó Quirón.

—Me ha dicho que recuperare lo que ha sido robado—contestó derrumbándose a un lado de Lorelai.

—¡Eso es genial!—exclamó Grover.

Lorelai lo volteó a ver con el ceño fruncido como diciendo: ¿Es enserio?

—¿Qué ha dicho el Oráculo exactamente? —lo presionó Quirón—. Es importante.

—Ha... dicho que me dirija al oeste para enfrentarme al dios que se ha rebelado. Recuperare lo robado y lo devolveré intacto.

—¿Algo más?

Percy se quedo pensado un rato, sin decir algo, cosa que le pareció sospechoso a Lorelai. Sabía que estaba ocultando algo.

—No—mintió—. Eso es todo.

—Muy bien, Percy. Pero debes saber que las palabras del Oráculo tienen con frecuencia doble sentido. No les des demasiadas vueltas. La verdad no siempre aparece evidente hasta que suceden los acontecimientos.

—Vale—dijo el nervioso—¿ Y a dónde tengo que ir? ¿Quién es ese dios del oeste?

—Piensa, Percy. Si Zeus y Poseidon se debilitan mutuamente en una guerra ¿quién sale ganando?

—Alguien que quiera hacerse con el poder—supuso el.

—Pues sí. Alguien que les guarda rencor, que lleva descontento con lo que le ha tocado desde que el mundo fue dividido hace eones, cuyo reino se volvería poderoso con la muerte de millones. Alguien que detesta a sus hermanos por haberle hecho jurar que no tendría más hijos, un juramento que ahora ambos han roto.

—¿Hades?

Quirón asintió.

—El señor de los muertos es el candidato seguro.

A Grover se le cayó un pedazo de aluminio de la boca y Lorelai apretó aún más fuerte su brazalete haciendo que se lastimara un poco.

—Ua ¿Q - qué?—pregunto Grover.

—Una furia fue tras Percy—le recordó Quirón—. Lo observó hasta estar segura de su identidad, y luego intentó matarlo. Las furias solo obedecen a un señor. Hades.

—Hades odia a los héroes—comentó Grover.

—Que lindo—comentó Lorelai irónica.

—Y si ha descubierto  que Percy es hijo de Poseidon...

—Un perro del infierno se metió en el bosque—prosiguió Quirón—. Solo pueden ser invocados desde los Campos de Castigo, y tuvo que hacerlo alguien del campamento. Hades debe de tener un espía aquí. Debe de sospechar que Poseidón intentará usar a Percy para limpiar su nombre. A Hades le interesa ver a este joven muerto antes de que pueda acometer su misión.

—Estupendo—murmuró Percy—Ahora quieren matarme dos de los dioses principales.

—Pero una misión al...— Grover tragó saliva—Quiero decir, ¿no podría estar el rayo robado en algún lugar como Maine? Maine es muy bonito en esta época del año.

—Hades envió a una de sus criaturas para robar el rayo—insistió Quirón— Lo ha escondido en el inframundo, sabiendo de sobra que Zeus culparía a Poseidón. No pretendo entender las razones del Señor de los Muertos, o por qué ha elegido este momento para desatar una guerra, pero hay algo que es seguro: Percy tiene que ir al inframundo, encontrar el rayo maestro y revelar la verdad.

Lorelai lo volteó a ver, pero le sorprendió no ver miedo en su rostro, sino ganas de venganza.

Lorelai ladeó la cabeza. Eso era un suicidio asegurado.

—Mire, si sabemos que es Hades —le dijo Percy a Quirón—, ¿por qué no se lo decimos a los otros dioses y punto? Zeus o Poseidón podrían bajar al inframundo y aplastar unas cuantas cabezas.

—Sospechar y saber no son la misma cosa —repuso él—. Además, aunque los demás dioses sospechen de Hades (y supongo que Poseidón no será la excepción), ellos no podrían recuperar el rayo. Los dioses no pueden cruzar los territorios de los demás salvo si son invitados. Ésa es otra antigua regla. Los héroes, en cambio, poseen ciertos privilegios. Pueden ir a donde quieran y desafiar a quien quieran, siempre y cuando sean lo bastante osados y fuertes para hacerlo. Ningún dios puede ser considerado responsable de las acciones de un héroe. ¿Por qué crees que los dioses operan siempre a través de humanos?

—Me está diciendo que estoy siendo utilizado.

—Estoy diciendo que no es casualidad que Poseidón te haya reclamado ahora. Es una jugada arriesgada, pero el pobre se encuentra en una situación desesperada. Te necesita

El miro un punto fijo, pensado un poco y luego miro a Quirón.

—Usted sabía que era hijo de Poseidón desde el principio, ¿verdad?

—Tenía mis sospechas. Como he dicho... también yo he hablado con el Oráculo.

El supuso que Quirón le estaba ocultando buena parte de su profecía , pero decidió quedarse callado.

—Bueno, a ver si lo he entendido —dijo

—. Se supone que debo bajar al inframundo para enfrentarme al Señor de los Muertos.

—Exacto —contestó Quirón.

—Y encontrar el arma más poderosa del universo.

—Exacto.

—Y regresar al Olimpo antes del solsticio de verano, en diez días.

—Exacto

Percy miro a Grover que se estaba tragando el as de corazones.

—¿He mencionado que Maine está muy bonito en esta época del año? —preguntó con un hilo de voz.

—No tienes que venir conmigo—le dijo—. No puedo exigirte eso.

—Oh...—arrastró las pesuñas—. No es soló que los sátiros y los lugares subterráneos...Bueno—suspiró con fuerza—Me has salvado la vida Percy. Si... si dices en serio que quieres que vaya contigo, no voy a dejarte tirado.

—Pues, claro que si, súper G—se volteó a ver a Quirón— ¿Y adonde vamos? El Oráculo sólo ha dicho hacia el oeste.

—La entrada al inframundo está siempre en el oeste. Se desplaza de época en época, como el Olimpo. Justo ahora, por supuesto, está en Estados Unidos.

—¿Dónde?

Quirón pareció sorprendido.

—Pensaba que sería evidente. La entrada al inframundo está en Los Angeles.

—Ah—dijo—. Naturalmente. . Así que nos subimos a un avión...

Lorelai abrió los ojos sorprendida ¿Este chico no sabía lo que decía? ¿O también tenían un mal instinto de supervivencia? Literalmente le acababan de decir que Zeus lo quería muerto.

—¿Percy, te quieres morir o qué?—se atrevió a preguntar ella—¿Además ya has volado alguna vez en un avión?—pregunto ella con las cejas arqueadas.

El negó con la cabeza un tanto avergonzado.

—Percy, piensa—intervino Quirón—. Eres hijo del dios del mar, cuyo rival más enconado es Zeus, Señor del  Cielo. Así pues, tú madre fue suficientemente sensata como para no confiarte a un avión.

—Oye Quirón—hablo Lor llamando la atención del centauro—¿Qué hago aquí?—pregunto con el ceño fruncido.

—Ahorita llegaremos a ese punto—dijo Quirón.

Ella bufó y luego recargó su mano encima de su barbilla.

—Bien —prosiguió Quirón—. Puedes ir con dos compañeros. Grover es uno. La otra ya se ha ofrecidovoluntaria, si aceptas su ayuda.

—Caramba—dijo Percy fingiendo sorpresa—. ¿Quién puede ser tan tonta como para ofrecerse voluntaria en unamisión como ésta?

El aire resplandecío tras Quirón.

Annabeth se volvío visible, quitandosé la gorra de los Yankees y la guardó en el bolsillo trasero.

—Llevo mucho tiempo esperando una misión, sesos de alga —espetó—. Atenea no es ninguna fan dePoseidón, pero si vas a salvar el mundo, soy la más indicada para evitar que metas la pata.

Lorelai se sorprendío mucho al ver a su amiga, ella iría a la misión.

—Anda, si eso es lo que piensas—replicó Percy—, será porque tienes un plan, ¿no chica lista?

Ella se sonrojó.

—¿Quieres mi ayuda o no?—

—Un trío—dijo—Puede funcionar.

—Bueno de hecho, creo que esto puede ser algo ilegal, pero Lorelai irá con ustedes.

Lorelai abrío los ojos sorprendida.

—¿Qué? Es una broma, ¿cierto?—dijo ella con el ceño fruncido.

—No, Lor, no lo es—negó Quirón—Esta tarde los llevare a la terminal de autobusés de Manhattam, a partir de ahí estáran solos.

Lorelai suspiró mientras, bajaba la mirada, se iría a una misión, una misíon en la que había un buen de probabilidades de que termirá muerta.

—No hay tiempo que perder—dijo Quirón—Deberían empezar a hacer las maletas.

ACTUALICE POR FINNN. No había podido actualizar porque mi vida en este momento es un desastre, mi grupo de amigos se esta separando y obvio yo estoy en medio, no sé si confiar en mi amigo(el cual me gusta por cierto) o en mi amiga, todo es tan confuso, que ni yo se que pasa con mi vida.

POR FAVOR VOTEN Y COMENTEN, NO PUEDE SER QUE DE 500 LECTURAS SOLO TENGA 20 VOTOS, USTEDES NO SABEN EL ESFUERZO QUE HAGO POR ACTUALIZAR, DIGAN NO A LOS LECTORES FANTASMA.

you know you love me.

xoxo gossip girl.

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