·Página Tres - Capítulo Ocho - Rui Kamui Megurine·



Tsukasa se le acercó corriendo, visiblemente horrorizado.

Le tocó en el hombro.

"Por el amor de Kish, Rui, qué demonios ha pasado?" preguntó, sus ojos desorbitados. "Pensaba que el trayecto sería seguro, per-"

"Tsukasa, hablemos de esto más tarde-" murmuró Rui. "Recuerda que 'apenas nos conocemos', no, Tsukasa?"

Tsukasa asintió.

"Por supuesto. Ya- ya hablaremos más tarde..." suspiró, y se dirigió hacia la puerta que daba a la entrada de acceso del helipuerto, y los pisos superiores de la Embajada.

Rui esperó medio minuto desde que el rubio desapareció de su vista, antes de seguirle, para acceder al 'laboratorio' de la Embajada.

Era una gran sala, situada en la tercera planta, se encontraba tras la recepción de esa sala el laboratorio.

Una mujer con uniforme le recibió.

"Buenos días, Kamui-sama. Lamento informarle de que si lo que desea es el análisis de quién era el- hombre de su aeronave, está todo en el registro de nombres. Planta cinco."
Rui se marchó hacia donde la mujer le había indicado. Allí le esperaba otra persona, un hombre con el mismo uniforme negro y con corbata azul y roja a cuadros.
"Si viene por la identificación, Kamui-sama, se lo resumiré rápidamente para que no deba perder mucho tiempo. Hemos reconocido quién era. Se trataba de un ex-general de las fuerzas de Muryokuna- era un espía y un asesino para el presidente."
Rui asintió, viendo sus sospechas confirmadas, y se marchó. Tenía una reunión con Tenma-sama, y no iba a perder más tiempo.

"Adiós, señor."

Rui se marchó, sin dirigirle la palabra al hombre.

Cuando se encontró en la calzada de la avenida, estuvo a punto de llamar un taxi, pero decidió que no debía correr más riesgos, y se dirigió caminando hasta el palacio.

Al llegar allá, unos guardias le reconocieron, y le dejaron pasar, sin indagar más. Idiotas... y si fuera un doble, o un suplantador...? Sonrió traviesamente. Igual podría aprovecharme de eso...

"Bienvenido, señor Kamui Meg- Kamui-sama-" se corrigió, nerviosamente, uno de los guardias.

Rui siguió sin responderle, y se adentró en el edificio. Los guardias fueron tras él. Perfecto, me han añadido una escolta... ya no podré investigar el palacio... a menos que desaparezcan, no...?

Le condujeron hasta una habitación, donde un hombre alto y delgado, con un traje suntuoso que delataba su situación económica, y pelo azul oscuro brillante, le esperaba, sentado en una mesa. Tenma-sama.

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