·Página Dos - Capítulo Dos - Rui Kamui Megurine·


Se quitó el largo vestido, tras varias quejas de que no podía caminar o casi moverse con él, y tras ello, el corsé. Finalmente podía moverse más libremente.

Rui, quien había estado sacando el traje que había de ponerse Mizuki del armario en la habitación de la chica, se ruborizó al verla así.

"Mi-Mizuki... no deberías... taparte, puede...?" tartamudeó, intentando no mirarla.

La otra sonrió.

"Pensaba que te gustaban los chicos, Rui..." rió, bastante fuerte. Rui parecía alterado, y ciertamente incómodo.

"Sí... Y- y me gustan los chicos, no las chicas... Especialmente, no mi hermana, sabes, Mizuki...?"

Mizuki volvió a reir, aún más escandalosamente si cabía la posibilidad. Finalmente, acabó de ponerse el traje, y, tras despedirse de su hermano, cerró la puerta. Rui escuchó sus pasos por todo el pasillo, y, cuando se aseguró de que ya no había nadie cerca, apagó las luces, y se escurrió hasta la cama.
Allí, cogió las mantas, y se tapó con ellas.

Sacó de la bandolera que llevaba el pequeño aparato para las llamadas, y susurró el nombre de Tsukasa.
No hubo contestación, lo cual extrañó a Rui.

El realista holograma, representación exacta de su amado, no llegaba a aparecer.

Rui empezó a temerse lo peor.

Un sudor frío le corría por la espalda, e impulsivamente se abrazó al cojín, tratando de calmarse, aunque fuera solo un poco.

Y si realmente le ha pasado algo...? Las revueltas se han intensificado y...?
Sacudió la cabeza, tratando de sacarse las ideas negativas de la cabeza.

No. Si les hubieran... ejecutado, o algo, ya se sabría en Satralis. Significaría el fin de la guerra, probablemente. Por un segundo, llegó a pensar que igual no estaría tan mal, pero recordó la cara de Tsukasa, y se sintió culpable de haberse planteado eso, siquiera.

Es tan... inocente, y bobo, y... sonrió.

Entonces, el espacio se iluminó, dando paso al holograma, el cual, al estar de pie, atravesaba la manta.

"Tsukasa!" susurró Rui, emocionado. "Mejor siéntate, que solo veo la mitad de tu cuerpo..."
Tsukasa pareció sentarse, y ya se le veía por completo.

Tsukasa le sonrió, con una sonrisa que irradiaba una luz inocente e infantil, tal como era él. Una sonrisa que delataba lo feliz que se sentía de volver a ver a Rui ese día.

"Pasa algo, Rui?" preguntó, la curiosidad haciéndole hablar.

Rui se encogió de hombros.

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