Capítulo VI.
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18 de octubre de 1975
Elin Olsson había tenido con anterioridad un par de citas, pero nunca se sintió como en ese día, completamente nerviosa y ansiosa por estar ya en la cita con Remus Lupin, tanto así que había despertado casi media hora antes a lo que había acordado con su mejor amiga para verse fuera de la sala común de los tejones y así Danielle le ayudase a arreglarse. La castaña aún se encontraba en pijama y pantuflas, esta cepillaba con sus dedos su cabello para hallar algo de paz en lo que esperaba a su amiga, su mente no dejaba de divagar mostrándole posibles escenarios de su cita, pero el solo pensarse junto al castaño le provocaba una sonrisa tonta y un rubor en las mejillas.
Cuando Danielle por fin apareció por el pasillo logró ver a su amiga recargada en los barriles que daban acceso a la sala común de Hufflepuff y esta sonreía de una manera tan pura que el mal humor de la chica se esfumo ante estar despierta tan temprano. Elin prácticamente le arrastró hasta su habitación sabiendo de antemano que sus compañeras de habitación no dirían nada ante la presencia de la serpiente, todas se agradaban y no existían aquellos prejuicios hacia Slytherin.
—¿A qué hora se verán? —Danielle colocaba tres conjuntos sobre la cama de la chica mientras estaba secaba su cabello tras salir de la ducha, seguía siendo temprano, pero en ese momento ya había más movilización por parte de los tejones quienes se alistaban para ir a desayunar.
—A la una, nos veremos en Hogsmeade justo frente a Honeydukes.
—¿¡A la una!? Elin Olsson me hiciste levantar a las siete de la mañana cuando tu cita es prácticamente siete horas después —se quejó la ahora peliazul mientras se tumbaba en la cama dispuesta a dormir.
—Perdón —se disculpó sinceramente—, estoy tan nerviosa que creí que entre más temprano mejor, en verdad no deseo que nada se me escape, quiero llegar a tiempo y quiero verme bonita, si dejaba todo al último momento seguramente hubiese ido con algo que no combinase, zapatos de distinto color o peor, un chicle en el cabello —Elin comenzó a plantearse cosas que podrían salir mal y con ello sus nervios aumentaron cosa que Danielle notó y se colocó de pie tan rápido como pudo acercándose a su amiga.
—No no no —tomó a la de ojos avellana por los hombros—. Fuera malas vibras, tú te verás hermosa como siempre, tendrás una gran cita y para cuando hayas regresado vendrás a mí con una sonrisa tonta contándome que has besado a ese chico —Danielle habló con total seriedad, su cabello se tornó gris puntualizando que no estaba bromeando, ella prácticamente le encomendó algo—. Además, ¿un chicle? ¿en serio? Elin a ti ni siquiera te gusta mascar chicle.
—A mí no, pero a muchos si —murmuró pensando nuevamente en cosas malas, pero las alejó con rapidez para evitar las "malas vibras", desde el día anterior en su mente rondaba la idea de que cualquier podría hasta meterle el pie con tal de arruinarle su cita—. Así que vendré a contarte de un beso —bromeó un poco regresando a su buen humor—, es una idea bastante... linda —se sonrojó de solo pensarlo—, pero no ocurrirá, es muy pronto, un beso en la primera cita, eso no pasará.
—Oh, querida estrella, te aseguro que Remus Lupin querrá besarte cuando te vea —Danielle sonrió mientras hacía que Elin se sentase frente al espejo del tocador, sonriéndole al reflejo de la chica—. Si yo fuera él te besaría, mírate, sin una gota de maquillaje, con el cabello enredado y te vez hermosa —le abrazó por los hombros.
—Gracias, Danielle —sonrió colocando sus manos en la mano de su amiga aceptando el abrazo, Elin miró su reflejo sintiéndose bien consigo misma, ella era una persona segura, siempre había amado su cuerpo, pero las palabras de Danielle habían sido como una brisa fresca ante sus nervios.
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El suéter que la castaña llevaba era perfecto para evitar que tiritase ante las corrientes de aire ligeramente frío que había ese día, se encontraba mirando la vitrina de Honeydukes pensando en lo que le compraría a Danielle como agradecimiento por su ayuda, además de surtir su pequeña reserva de dulces que se encontraban en una pequeña caja musical en su tocador.
Había llegado diez minutos antes del tiempo acordado, siendo que no le gustaba ser impuntual, en un principio había estado tan nerviosa que había estado revisando su cabello en el reflejo del vidrio de la vitrina cada diez segundos, pero ahora solo pensaba en si debía irse o esperar un poco más, Remus llevaba veinte minutos tarde, deseaba creer que algo había pasado para dejarle esperando y en verdad rogaba porque este no hubiese jugado con sus sentimientos dejándole plantada.
—Si compro lo que necesito y me voy, podría alcanzar a Danielle para comer juntas —murmuró para sí misma al ver otros cinco minutos pasar, sonrió ligeramente, aunque seguramente debería estar enojada ante el plantón, solo se sentía decepcionada, en verdad le gustaba ese chico, pero las cosas a veces ocurrían por algo. Elin dio un par de pasos lista para ingresar a la tienda cuando un par de gritos llamaron su atención, giró su cabeza encontrándose con alguien corriendo en su dirección, tardó unos segundos hasta que logró reconocer a quien había estado esperando.
—¡Elin! —Remus corrió hasta la chica, cuando se colocó frente a ella respiraba agitado e intentaba recuperar el aliento mismo que había perdido al haber estado corriendo solo tomando un descanso en el carruaje del castillo hacia Hogsmeade.
—Hola —Elin murmuró algo cohibida ante la repentina aparición del chico.
—Lo siento tanto, en verdad lo siento —habló en cuanto recuperó el aliento—. No fue mi intención dejarte esperando, yo venía a tiempo te lo juro, de hecho venía hasta con tiempo de sobra porque no quería que esperases —comenzó a excusarse bajo la atenta mirada de la chica, quien no deseaba ver tan preocupado y afligido al chico, pero creía merecer al menos una explicación—, pero nos han hecho una jugarreta en la que nos han culpado y hemos tenido que explicarle todo a la profesora McGonagall, por más que intenté apurar todo para llegar a tiempo no pude, se alargó más de lo esperado y te pido perdón —este se movía nervioso—. Yo tenía todo planeado, llegaba antes que tú, platicábamos un poco —Remus comenzó a divagar sin mirar a la chica ante lo apenado que se sentía.
—Remus —Elin le llamó, pero este pareció no escucharle ya que siguió hablando.
—T-traje chocolates para ti y también flores —el chico miró la caja entre su mano que se encontraba ya algo arrugada ante el agarre que proporcionó en esta al correr—. Son mis favoritos, aunque... jamás te pregunté si eras alérgica a la avellana o al chocolate, ¿eres alérgica? porque si es así lo siento tanto debí preguntar, otra cosa que hice mal.
—Remus —nuevamente le llamó sonriendo ante lo tierno que le parecía el nerviosismo del chico, había dejado a un lado los sentimientos negativos y nuevamente sentía a su corazón latir a mil por hora, creía en lo que Remus le decía al justificar su retraso.
—Oh por Merlín, tampoco pregunté si eras alérgica a las flores, yo en verdad no pensé en ello, esta posiblemente será tu peor cita, no solo he llegado tarde, sino que es posible que trajera cosas que te ponen en peligro —Remus se lamentó mientras caminaba de un lado a otro, nuevamente no había escuchado a la chica, Elin en este punto creía fielmente que Remus Lupin era la persona más tierna que había conocido. El castaño se plantó en su lugar recayendo en que quizá la chica deseaba irse—. Comprenderé si ya no deseas seguir con la cita, puedo acompañarte al castillo, si es que me lo permites —Elin esperó más de aquel vomito verbal que al parecer tenía el chico cada que se encontraba nervioso, al ver que Remus solo le miraba esperando una repuesta.
—Primero que nada, agradezco el que no me hayas dejado plantada y agradezco la explicación siendo que si creí que no llegarías —Remus pareció querer hablar, pero Elin lo evitó al seguir hablando—, segundo, es lindo que hayas planeado todo siendo que hice lo mismo —se sinceró sintiendo el calor acumularse en sus mejillas, pero aun así no se detuvo—. No soy alérgica al chocolate, en realidad me encanta, tampoco soy alérgica a la avellana ni a las flores, aunque si soy alérgica al brócoli —Remus realizó una nota mental de esto último, jurando que no lo olvidaría—, se supone que esta cita es para conocernos Remus, así que, aunque fuese alérgica hubiese aceptado tus regalos con gusto. Y por último deseo seguir con la cita, tenemos tiempo y en verdad deseo conocerte, sabrías que aceptaba seguir con la cita después de tu explicación, pero al parecer no escuchaste las dos veces que te llame —Elin rio ante esto último provocando que Remus le sonriera avergonzado y con las mejillas sonrosadas.
—Lo siento y gracias por esperar —recordó loque había traído para la castaña, miró ambos obsequios para después esconder uno de estos apenado y estirando el otro hacia Elin—, espero te gusten.
—Muchas gracias, es un lindo detalle —tomó la caja sin importarle que esta estuviese arrugada, en verdad apreciaba el que se hubiese detenido a pensar en ella con tal de llevarle un presente, Elin vio que Remus intentaba ocultar algo tras su espalda y como este murmuraba algo entre dientes—. ¿Está todo bien?
—Es que te traje flores, pero no están en buen estado tras mi maratón hasta acá, no quiero dártelas en esa condición, se supondría que estas estarían hermosas para ti.
—¿Siguen siendo para mí? —Elin le miró expectante y Remus casi se perdió en aquella mirada avellana llena de brillo, pero logró asentir—. Entonces no importa su aspecto, es un presente que trajiste pensando en mi y eso significa que las recibiré gustosa —sonrió en espera de cualquier movimiento del chico, Remus sacó de su escondite el ramo de flores ocultando su rostro tras de este apenado.
—Espero te guste, son...
—Alhelís amarillas, son mis favoritas —Elin miraba maravillada las flores a pesar de su estado, no tenía idea de si había sido mera casualidad, pero Remus le había traído no solo un par sino un ramo de sus flores favoritas. Un recuerdo cruzó la mente de Elin, quien casi por inercia sacó su varita de la cinturilla de su pantalón para realizar un ligero y sutil movimiento con esta frente a las flores, estas poco a poco regresaron a la hermosura que Remus vio en ellas cuando James se las entregó justo antes de irse, el de anteojos había pedidos algunos favores lo que le llevó a un chico de Hufflepuff que podía conseguir las flores al precio de que los merodeadores evitarían cualquier broma durante el curso hacia él, cosa que James aceptó gustoso ya que ni siquiera recordaba si le había hecho alguna broma al chico—. Listo, son muy hermosas Remus muchas gracias —tomó el ramo y tomando coraje besó al chico en la mejilla.
—N-no hay de que —tartamudeó sintiéndose en un sueño ante el beso dado por la chica—. ¿Quieres ir a las tres escobas para poder platicar? —retomó el tema principal de ese día, su cita.
—Me encantaría —la pareja emprendió camino hacia las tres escobas entre pequeñas platicas y risas por parte de ambos, comenzando a sentir a gusto uno junto al otro, en un momento fue Remus el que se atrevió a entrelazar su mano con la que Elin mantenía libre, la castaña no se alejó ni mencionó nada al respecto, solo aceptó el gesto dando un pequeño apretón dándole a entender a Remus que se sentía a gusto con ello.
Remus miraba a la chica cada que podía y esta sonreía sin notarlo mientras acercaba el ramo a su rostro con tal de captar el aroma de la flor, una vez más Remus confirmó que aquella flor se asemejaba mucho a la chica, además de lo que deseaba transmitir con ellas, lo que este no sabía era que Elin si conocía el significado. Los Hufflepuff tenían cierto gusto por las plantas, no por nada su sala común contenía gran variedad de estas, pero la castaña en particular buscaba el significado emocional que se daba a las flores y era gracias a ello que sonreía cual tonta sin soltar la mano de Remus mirando algunas veces sus regalos.
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¡Estoy por acá de nuevo! Ya les había dejado demasiado tiempo con la duda sobre la cita de estos dos bebés, pero acá está la primera parte de la cita, espero que les guste tanto como a mi este capítulo ♥
Acá abajo les dejo el significado de las alhelís amarillas y una imagen de estas, Remus bebé Lupin pensó en todo ♥
Cuando la flor es regalada en el tema amoroso es para de cierta manera atraer una posible relación o fortalecer la relación, también representa fidelidad y lealtad a la persona, además de que es una representación de la belleza. Estás flores dan un sentimiento de pertenencia, tanto su aroma como su aspecto provocan buenas energías, teniendo un profundo significado para las almas sensibles.
Pelirroja W
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