Capítulo IV.
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Una semana había transcurrido desde que Remus y Elin se habían presentado, no habían cruzado demasiadas palabras como les hubiera gustado, más las miradas y las sonrisas expresaban más de lo podían decir, cada que estaban en la misma habitación sus miradas se encontraban y a pesar de que su timidez seguía ahí, no podían evitar sonreírle al otro.
—Por Salazar, deja de mirarlo —Danielle codeó a su mejor amiga mientras reía y hacía que Elin girara a verla con las mejillas sonrojadas, no podía evitar que su mirada se quedara clavada en Remus, por más que lo intentara su mirada siempre regresaba a él para maravillarse con cada movimiento que este hacía.
—¿Cómo puede maravillarme tanto una persona? —soltó un suspiro antes de ocultar su rostro entre sus rodillas, mientras sentía el viento mover su cabellos, las dos chicas se encontraban cerca del lago negro como acostumbraban cada fin de semana que no iban a Hogsmeade, pero este fin de semana se diferenciaba en que no se encontraban solas sino que algunos alumnos más se habían acercado al lugar en el que los Merodeadores tonteaban con alguna de sus nuevas bromas.
—Te gusta. Te encanta —se corrigió a sí misma—. ¿Has siquiera pensado en hablar con él? Y no me refiero a sus cortas conversaciones de "Hola" y "¿Cómo estás?", sino a conversaciones más largas, en Honeydukes por ejemplo.
—¿Cómo en una cita? —el solo murmurarlo hizo que la castaña sintiera sus mejillas calientes como si estas estuvieran a punto de explotar.
—¿Hace cuánto no tienes una cita? —Danielle intentó recordar la última vez que su amiga había tenido alguna cita, más solo lograba recordar las declaraciones que habían sido rechazadas por la castaña de una forma sutil y de tal manera que nunca lastimo a alguien.
—Desde tercer año —a penas y se animó a decirlo, pero en cuanto escuchó el grito de su amiga deseó no haberlo dicho.
—¡Tercer año! ¡Cómo tú, Elin Olsson no ha tenido una cita en dos años! —Elin al escucharla se lanzó contra ella en busca de callar su grito, pero había sido demasiado tarde siendo que todos a su alrededor habían escuchado aquello, cosa que causó esperanza en muchos de los presentes, sobre todo en cierto chico que al escuchar aquello dejó caer su libro, más lo recogió con rapidez tras recibir miradas de parte de sus mejores amigos.
—¡No puedes ir gritando eso! —una muy sonrojada Elin se encontraba con el ceño fruncido mientras estaba sobre su amiga y esta reía como loca, Danielle sabía que no debía gritar sobre la poca actividad de pareja que su amiga tenía, más lo había hecho con un solo plan en mente, que Remus Lupin le escuchase y se atreviera a invitar a su amiga a una cita antes de que otros chicos o chicas lo hicieran.
—Ya, perdón —dejó de ir, mientras sonreía como un niño tras hacer una travesura, supo que su plan había funcionado cuando vio a Remus platicar con sus amigos mientras le dirigía miradas de reojo a su amiga—. ¿Podrías moverte? No es como que me moleste, pero no me haré responsable si en un descuido de doy un beso —. Elin bufó antes de quitarse de encima de la ahora pelinaranja, sabía lo que significaba que su cabello estuviera de aquel color, Danielle tramaba algo—. Así está mejor, aunque sé que te mueres por un beso mío.
—Ya quisieras, ¿Te recuerdo quién estuvo enamorada de quién?
—¡No estaba enamorada! —esta vez Danielle se sonrojó y su cabello cambió a un color rojizo—. Fue solo un gusto, eras la primera chica en atraerme, no es justo —Elin rió a carcajada limpia para después abrazar a su mejor amiga, la cual también comenzó a reír. Danielle adoraba a Elin, era de las personas más importantes en su vida y no podía imaginar cómo hubiera sido su vida si la castaña le hubiese dejado de hablar tras revelarle su gusto por ambos sexos y su casi enamoramiento por ella; Elin por otro lado adoraba a Danielle como si esta fuera su hermana, cuando la rubia le confesó sus sentimientos no le dejó a un lado, ella siguió a su lado no sin antes aclararle de manera sutil que no podría llegar a gustar de ella, porque tenía en claro que le gustaban los chicos y no podría verla de la manera en que Danielle hubiera querido en ese momento.
Ambas chicas se volvieron inseparables después de aquello, las dos conocían todo de la otra, no había secretos entre ellas.
→☾←
—¿¡Acaso eres sordo!?
—¡No grites! —Remus tapó la boca de James mientras este seguía quejándose.
—James tiene razón, escuchaste lo que gritó Simmons, es tu oportunidad de invitarla a salir antes de que otros se te adelanten —Sirius señaló a varios chicos que parecían ver a Elin como si de un trofeo se tratase, no era sorpresa para nadie cuan popular era la chica entre los estudiantes.
—No es tan fácil, no puedo pararme frente a ella y pedirle que salga conmigo en una cita.
—De hecho, sí, es así de fácil —esta vez fue Peter el que habló, el cual se encontraba algo entretenido por la conversación y por la situación.
—No me ayudes, Peter —Remus soltó un suspiro antes de soltar a James el cual acomodó sus anteojos antes de hablar.
—Debes empezar a confiar en ti y en nosotros, somos los chicos más codiciados por la población femenina, incluyéndote —señaló a Remus—. Te ayudaremos a ahuyentar cuanto chico intente invitarla a salir, pero debes ser rápido, somos profesionales, pero tampoco podemos hacer milagros —James abrazó a Sirius por los hombros y el ojigris también lo abrazó por los hombros.
—Más te vale hacerlo ya, porque estoy viendo a varios valientes en estos momentos —los merodeadores giraron a ver a las dos chicas y también a algunos chicos que comenzaban a acercarse a ellas.
—Johnson —James habló entre dientes mirando con odio al chico que estaba más cerca de la castaña, entre ambos había cierta rivalidad desde que la serpiente estuvo por tirarlo de su escoba en el último partido—. Yo me encargo.
—James, espera —Remus intentó detenerlo, pero ya era demasiado tarde, el castaño gruñó al ver que tenía la presión encima para invitar en esos momentos a Elin a una cita—. Demonios.
Mientras tanto la serpiente y la tejona eran ajenas a lo que ocurría a su al redor, se encontraban hablando sobre la nueva conquista de Danielle la cual pertenecía a Gryffindor, todo un escándalo siendo que pertenecen a lo que mucho denominan como casas enemigas, además de que la chica no había dicho aun abiertamente que sentía atracción por las chicas y no era de sorprenderse siendo la situación en la que vivían, siendo las personas que gustaban del mismo sexo discriminadas aun siendo en el mundo mágico, Danielle seguía recibiendo algunos insultos más esta hacía oídos sordos, pero no todos eran ella.
—Hemos quedado mañana en la torre de astronomía, solo le ruego a Merlín que nadie nos descubra, realmente llama mi atención —se lamentó Danielle mientras Elin le miraba con una sonrisa.
—Tranquila, nadie les encontrará. Solo asegúrate de que nadie le siga.
Ambas siguieron hablando del tema hasta que Ian Johnson se colocó frente a ellas, el chico pertenecía a la casa de las serpientes, tenía el cabello rubio y los ojos azules, una sonrisa que hacía suspirar a varias, además de que su cuerpo se encontraba perfecto gracias al Quidditch. Las dos chicas lo miraron en busca de alguna respuesta del porque estaba interrumpiendo su conversación.
—Hola —sonrió en forma de saludo, Danielle asintió siendo que lo conocía, era un buen chico—. Soy... —su frase se vio interrumpida por un grito.
—¡Mosquito! —James había corrido hasta llegar al rubio y le tackleó provocando que las chicas saltaran en sus lugares, James rodó al igual que el chico antes de parar y ponerse de pie.
—¿¡Qué demonios, Potter!?
—Lo siento, Johnson. Tenías un mosquito. Uno enorme —con ello justificó su tackleo, más eso inició una discusión entre ambos que llamó la atención de todos.
—Mejor, vámonos —habló Elin con miedo de que en cualquier momento ella o Danielle fueran las siguientes en ser tackleada, más su caminar se vio interrumpido por el resto de los merodeadores, Peter y Sirius empujaron a Remus al ver que este no se movía, además de tartamudear sin despegar su mirada de la castaña—. ¿Te encuentras bien? —Elin se preocupó al instante sin poder evitarlo provocando que el sonrojo de Remus se hiciera más evidente, pero aquello no solo le hizo sonrojar, sino que también le dio valor para hablar.
—T-te gustaría ir a Hogsmeade el siguiente fin de semana —el castaño quiso golpearse al ver que aquello no había sonado como una pregunta, sino como un tipo de orden—. ¿Conmigo? Digo la anterior era una pregunta, no el conmigo, porque si fuera una pregunta estaría dudando que sea conmigo y no dudo eso, sino el que quieras salir a Hogmeade o... —su vomito verbal se vio interrumpido por una risa que hizo a Remus mirar sorprendido a la castaña, la cual reía con ganas, más no era en forma de burla como el chico hubiera esperado.
—Lo he captado. Me gustaría ir a Hogsmeade contigo —sonrió con sus mejillas sonrojadas y ambos se quedaron mirando sin notar como Peter, Sirius y Danielle chocaban los cinco, no sabían que los planes de Danielle y los merodeadores habían coincidido, pero les alegraba que funcionaran muy a la manera de sus amigos.
Algo que habían olvidado era a James que seguía discutiendo de una manera bastante tonta con Ian, el de anteojos seguía con su mentira de un mosquito gigantes y hacia movimientos con sus manos mostrando repetidas veces el tamaño del mosquito, mientras Ian solo le refutaba que era imposible que existiera un mosquito de tal tamaño.
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¿Me extrañaron? No crean que me olvido de la historia, simplemente debo tomarme algo de tiempo para poder actualizarla, pero aquí está por fin la actualización y espero la disfruten.
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Pelirroja W
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