𓏲 Capítulo 10
Chaeyoung no se sorprendió al aparcar frente a la plaza del barrio donde vivía Nayeon, en uno de los distritos al sur de la ciudad. Más se sorprendió el no haber pensado que su amiga se podría encontrar acá.
Bajó del auto cerrándolo con un clic y subiéndose el cierre de su sudadera, guardando las llaves en su bolsillo junto a su teléfono. Pasándose una mano por su cabello, caminó hacia la plaza poco concurrida, en busca de una cabellera castaña entre las bancas.
No le tardó demasiado, la plaza no era grande y Nayeon destacaba, no le costó nada encontrarla dándole la espalda en una de las bancas.
Chaeyoung se quedó un par de pasos detrás, sin decir nada, empujando la punta de su lengua contra su mejilla mientras intentaba darse fuerzas. Quería darse vuelta y huir a los brazos de Mina en este momento, y sabía que sonaba cobarde, pero Chaeyoung realmente evitaba este tipo de situaciones cuando intuía que saldrían mal o la acorralarían a una situación incómoda, y eso era lo que más evitaba en el mundo. Por tal razón ahora mismo estaba pensando seriamente en llamar a Mina para ir a buscarle y fundirse en sus brazos porque se sentía cómoda y en casa.
Negó con la cabeza, y suspirando, se acercó los cortos pasos que le separaban de Nayeon, cruzando por un costado de la banca y llamando la atención de la mayor antes de desplomarse en un extremo, sin mirarle.
Ambas se sumieron en un silencio totalmente incómodo, Chaeyoung no había volteado a ver a Nayeon, pero le pudo ver sobresaltandose con su llegada y escaneándole de pies a cabeza mientras ella no tenía la valentía para girarse hacia Nayeon.
Más sin embargo, Nayeon no le dijo nada, esas pestañas largas de la castaña no se escapaban de su figura, como a la espera de que dijera algo, y Chaeyoung esperaba lo mismo, aunque dándose cuenta ahora, era ridículo esperar algo de Nayeon cuando fue ella misma quien pidió verla, y que en realidad Nayeon debía estar esperando por ella y lo que sea que fuese a decir.
— Sé que te gusto— soltó sin más, sorprendiendose a si misma y a Nayeon a la vez, quien se quedó en blanco y palideció.
Chaeyoung no volteó a verla, tragando saliva al notar que Nayeon estaba más tiesa que una roca. No podía hacerle frente a una situación así porque no estaba preparada y no podía ver mal a Nayeon. Pero esta se quedó en silencio por al menos dos minutos, haciendo sudar aún más las manos de Chaeyoung.
— Fue Jeongyeon, ¿cierto?— susurró la mayor, con voz estable, Chaeyoung solo asintió.
Abrió los ojos con espanto cuando Nayeon se levantó de golpe de la banca hecho una furia.
— Esa maldita imbécil— masculló, comenzando a caminar con el rostro volviéndose rojo de la ira. Y Chaeyoung se levantó entre confundida y asustada por su amiga— ¡Me las va a pagar! ¡Yoo Jeongyeon hija de puta, de mi no te escapas!— comenzó a gritar, con las manos apretadas en puños.
— ¡Nayeon unnie!— Chaeyoung se alarmó, alcanzando a Nayeon en un par de pasos y colocándose frente a ella para detenerla. Pero apenas tocó a la castaña, esta chilló en su cara y se alejó de su tacto.
— ¡Suéltame! ¡Tengo que patear a Jeongyeon por traidora!— Chaeyoung intentó sujetar los brazos de Nayeon, pero esta se escurrió por su costado e intentó correr lejos de ella.
— ¡Nayeon! — gritó Chaeyoung, llevando sus manos a su cabello para tironearlo antes de comenzar a correr detrás de un insolente Nayeon en busca de Jeongyeon, y cuando volvió a alcanzarlo -era fácil alcanzarlo por su altura-, lo sujetó de la cintura y le elevó en el aire.
— ¡Dejame ir a buscar a esa traidora infeliz de mierda!— la castaña pataleó en el aire, intentando removerse de los brazos de Chaeyoung aún con el rostro rojo.
— ¡Cálmese unnie!— Chaeyoung zarandeó un poco el pequeño cuerpo, cerrando los ojos con fuerza— ¡Necesito hablar con usted, luego puede ir hacer picadillo a Jeongyeon unnie si quiere!
Nayeon volvió a removerse, pero Chaeyoung le apretó haciéndole soltar un quejido y en advertencia. Por lo que luego de un par de intentos, Nayeon se relajó a la fuerza y dejó de patalear, gruñendo como un gatito bebé frustrado. Y Chaeyoung abrió los ojos suavemente, soltando a Nayeon despacio con el miedo de que volviese a enrabiar de nuevo, pero Nayeon se quedó allí, con el rostro cabizbajo y las manos aún hechas puños.
Chaeyoung tragó saliva, pensando realmente bien en qué decir para no desencadenar algo peor, Nayeon se veía irritado y molesto, luciendo algo tenebroso a comparación de la dulce personalidad del chico la mayoría del tiempo.
— ¿Qué quieres decirme, Chaeyoung?— preguntó la mayor, sin mirarle y cruzándose de brazos, con una voz más tranquila pero aún así tensa y cautelosa que mandó una corriente desagradable por la médula espinal de Chaeyoung.
¿Qué le quería decir en realidad? No lo sabía, habían muchas cosas por decir, otras tantas que no quería ni pensar, y ella solo había llegado sin un plan en concreto, solo quería ver a Nayeon y arreglar la situación. Pero todo se complicaba al darse cuenta de que no sabía como expresarse sin el tacto, Chaeyoung no sabía como empezar ni tampoco que decir, teniendo el miedo de mandarse una cagada tras otra.
Pero finalmente, debía hacerlo costase lo que costase.
— Yo no... yo no sabía que te gustaba— empezó, juntando sus manos y apretando los labios por un segundo— Jamás lo imaginé, si te soy sincera, tal vez soy demasiado despistada o tú muy buena ocultándolo, pero Jeongyeon me ha dicho muchas cosas ahora en la tarde y-
— Y te hizo sentir culpable, ¿no?— interrumpió Nayeon, alzando la mirada hacia sus ojos.
Chaeyoung tragó saliva, sin saber que responder y viendo esos ojos de Nayeon lucir lastimados. Un silencio entre las dos surgiendo como una pared de concreto.
— Yo no-
— No es necesario que me mientas, Chaeyoung-ah, te sientes culpable— Chaeyoung juró que vio los ojos de Nayeon brillar, y quiso abrazarla con fuerza, pero decidió mantenerse quieta — Sé como es Jeongyeon, cuando las situaciones le exasperan explota como una bomba y hace sentir mal a las personas... te dijo la verdad pero acompañado de eso te hizo sentir lástima por mi— Chaeyoung pestañeó, queriendo refutarle a Nayeon pero sin poder abrir la boca, y muy en el fondo, sabiendo que era verdad— No quiero tu lástima, Chaeyoung-ah.
Nayeon no pudo seguir sosteniendole la mirada cuando sus ojos se cristalizaron, y se pasó el dorso de su mano por los ojos mientras Chaeyoung sentía una pequeña estaca en el corazón. Era la primera vez que veía a Nayeon de tal manera y no podía evitar sentirse como la mierda y estar más quieta como una estatua por no saber que carajo hacer.
Esa no era su amiga, Nayeon era alegre, creativa y brillante. Tan cariñosa con ella y preocupada por su bienestar, podía fingir odiar a Jeongyeon todos los días y preferir a Chaeyoung, pero la realidad es que ella amaba hasta a la más mínima persona dentro de su vida.
Nayeon no era el pequeño ser triste, llorón y tembloroso que Chaeyoung veía ahora, y eso le estaba rompiendo en sobremanera que forzó a su cuerpo a jalar a Nayeon en un apretado abrazo, sujetando el rostro de la chica en su pecho y rodeando su espalda con sus brazos, sacando un pequeño chillido de la castaña por el sobresalto.
— Perdón, perdóname, Nayeon unnie— soltó con sinceridad, simplemente dejando su lengua fluir— Perdón por nunca haberme dado cuenta de tus sentimientos, de como me tratabas tan diferente a los demás, perdóname por no haberte apreciado lo suficiente antes y ser tan despistada y distraída, nunca quise hacerte daño, ni tampoco pasarte a llevar tantas veces como lo he estado haciendo el último tiempo— susurró contra el cabello castaño que rozaba su nariz, olía a coco y podía sentir el cuerpo contra ella dejar de temblar poco a poco— Y también perdón por sentirme culpable y ser terrible con las palabras... no lo puedo evitar— declaró con algo de vergüenza.
Escuchó una pequeña risita de parte de Nayeon que retumbó contra su pecho, y soltó un suspiro mientras los músculos de su espalda se relajaban al instante en que pudo darse cuenta que Nayeon estaba sonriendo.
— Ya sé que no eres de palabras, y supongo que es normal sentirse así— Nayeon se separó de Chaeyoung, volviendo a limpiarse los ojos— Estoy bien... si durante mucho tiempo intenté que te dieras cuenta que me gustabas, incluso Jeongyeon ayudaba en eso y muchas veces tuve que detenerla antes de que se le escapara... pero es cierto que eres despistada y nunca te diste cuenta— Chaeyoung se rascó la nuca, sonriendo— Así que me rendí... me dije a mi misma que estaba bien siendo tu amiga y pensé que te había superado aunque sea un poquito, pero cuando supe que estabas saliendo con Mina me di cuenta que no era tan así y mi lado desagradable salió a flote... siempre evitaba que hablaras de ella y lo traté muy mal aquella vez en el cine que me siento terrible por eso — Nayeon suspiró, rascándose el brazo y mirando a un costado— Supongo que era porque jamás te había visto así con nadie y no podía aceptar que no tenía ninguna oportunidad contigo... pero al final no es tu culpa, yo fui la cobarde que jamás te dijo, y lo único que estaba haciendo era tratar mal a alguien que no tenía la culpa y enojarme contigo y conmigo misma.
— Tú misma lo dijiste, soy despistada, ahora te perdono si tú me perdonas— Nayeon volvió a reír, contagiando a Chaeyoung e inclinándose instintivamente hacia ella, dándole el pase a Chaeyoung de volver a abrazarla, esta vez por los hombros.
Ambas volvieron a mirarse, esta vez más tranquilas y con sonrisas en el rostro, Chaeyoung notó el color rosa en la nariz y mejillas de Nayeon, suponiendo que debido al llanto y la vergüenza al estar tan cerca de ella.
— ¿Puedo preguntar desde cuando?— habló bajito, logrando que Nayeon temblara bajo su tacto y sorprendiéndose ante eso. Ahora que sabía sobre los sentimientos de Nayeon habían pequeñas cosas que antes dejaba pasar como si nada que ahora le conectaban todo.
Nayeon suspiró, algo indecisa— Mhmm... desde hace un año, creo— Chaeyoung abrió los ojos como un pez ante eso, ¿tanto tiempo?— En realidad no sé, pero Jeongyeon se enteró hace aproximadamente uno e intentó ayudarme, cosa que fue un fracaso.
— No me imagino a Jeongyeon ayudándote en algo como esto.
— ¿Te acuerdas de la vez que alguien dejó un tomate con una confesión en tu casillero?
— ¡¿Fue ella?!— Nayeon asintió, y Chaeyoung soltó una carcajada fuerte.
En San Valentin de ese mismo año, Chaeyoung había llegado a la universidad de lo más normal, sin esperar nada de nadie. Pero al abrir su casillero se encontró un tomate dentro de este con una carta que decía que todo el amor que le tenía estaba cultivado en ese tomate de su propia huerta. Y no pudo evitar reirse del pequeño tomate que le habían dado.
Y ahora que lo recordaba, Nayeon ese día no le habló durante toda la jornada a Jeongyeon y la pelinegra nunca dejó de ver su tomate.
— Así es, Jeongyeon llegó esa mañana diciendome "dame la carta que le hiciste a Chaeyoung, he conseguido algo de la huerta de mamá para acompañarla", y yo como una boba creí que eran flores o algo, ¡Pero cuando llegaste con un tomate y la carta te juro que me quise morir!— contó, cubriendose el rostro al escuchar nuevamente las carcajadas de Chaeyoung.
Chaeyoung rió por unos instantes más recordando ese día, y no borró su sonrisa al acariciar el hombro de Nayeon. Realmente al llegar al parque había tenido un miedo de cojones por todo lo que podría haber pasado, pero ahora estaba tan relajada como cualquier otro día en donde Nayeon le contaba cualquier cosa a la hora de almorzar. Y Chaeyoung había llegado con las expectativas más bajas, pensando que hasta podría perder su amistad con Nayeon y sintiendose tan insegura que planeaba huir en algún momento.
— Tenía miedo— susurró, llamando la atención de Nayeon quien separó sus dedos dejando ver sus ojos aún sin descubrirse el rostro— Pensé que te podía perder.
A Nayeon se le atascó la respiración, y agradeció tener sus manos en el rostro para tapar su sonrojado y caliente rostro. Chaeyoung estaba a alrededor de 7cm de su rostro y su voz siempre le causó estragos, y que le dijera algo como eso era demasiado para ella.
— Y-yo jamás podría d-dejarte— su voz tembló, y tragó saliva bajo los atentos ojos de Chaeyoung— S-sé que me va a costar superarte... pero no quiero dejarte ni romper nuestra amistad, sería mi perdición... ¡Y en todo caso yo debería tener miedo de que te alejes, no tú!— Chaeyoung chilló al recibir un manotazo de Nayeon en el hombro, separándose de la más alta para sobarse la zona golpeada y viendo a una enfurruñada Nayeon.
— ¡Está bien, unnie, pero no me golpees!— Nayeon no le hizo caso y volvió a pegarle un manotazo, esta vez en el antebrazo y escuchando el quejido de Chaeyoung. E iba a volver a golpearle, pero el tono de llamada de Chaeyoung sonó entre ambas dentro de sus bolsillos deteniéndolas a ambas abruptamente.
Chaeyoung abrió el cierre de su bolsillo, sacando su celular de este y mirando el identificador de llamada. Era su madre, por lo que intuyó que ya tenía noticias de Winter y quería que fuese a la clínica para retirarle.
— Me tengo que ir, Nayeon unnie, debo ir a ver a Winter — murmuró, sin quitar su vista de la pantalla.
— ¿Winter? ¿le pasó algo?— preguntó la castaña preocupada, pocas veces había visto a la hermanita de Chaeyoung, pero era tan tierna y bonita que parecía una osita y tenía debilidad por ella.
— Enfermó del estómago y debo ir a verla — resumió, su madre colgando y ella metiendo la mano al bolsillo, tocando las llaves del automóvil.
Nayeon soltó un pequeño "oh" que llamó la atención de Chaeyoung, y dejando su celular de lado, el pensamiento de dejar a Nayeon sola en este momento le hizo formar una mueca.
— ¿No quieres venir conmigo? No quiero dejarte sola — preguntó, logrando que Nayeon alzara las cejas y ella sacando las llaves del bolsillo y haciendolas tintinear en el aire tomándolas de un extremo.
Esperó la respuesta de la mayor por unos segundos, podía ver que Nayeon estaba indecisa y extrañada por su pregunta, pero Chaeyoung realmente no quería dejarla sola en un momento como este. Aunque recordó que le había dicho a Mina que pasaría por ella de camino y eso podía ser incómodo para Nayeon, o para todas en realidad.
Pero Mina era comprensiva y amable, seguro entendería si le decía que no podía ir a buscarle si Nayeon decidía venir con ella.
Esperó otro poco más, hasta que una sonrisa suave cruzó por el rostro de Nayeon que le extrañó un poquito, ¿eso significaba un si?
— Gracias, Chaeyoung-ah, pero no debes preocuparte por mi— Nayeon negó, y Chaeyoung frunció el ceño— Estoy bien, lo prometo, pero siento que debo pensar un par de cositas sola y... y quizás otro día te acompaño, ¿si?
Chaeyoung asintió, algo confundida y quieta. Y nunca se esperó que Nayeon luego de otro par de segundos, se acercara lo poco que les separaba para dejar un beso suave en su mejilla que le heló por completo. Era la primera vez que Nayeon le besaba, y podía sentir la calidez y el cariño a través del contacto de sus labios con su mejilla, pero no causó el mismo efecto que causaba Mina, no sintió el mismo amor que cuando Mina le besaba.
— Gracias, Chaeyoung-ah, ten un bonito día y espero que Winter esté bien— susurró al separarse, y ni si quiera le dio tiempo a Chaeyoung para decirle algo cuando se dio la media vuelta y caminó lejos de ella de forma tranquila.
Chaeyoung miró a su mejor amiga perderse camino a su casa, sin procesar demasiado lo que había pasado en ese minuto. Pero sentía la sangre liviana, y como un peso se había salido de sus hombros.
Había salido mucho mejor de lo que esperaba, y estaba satisfecha.
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