Kimono floreado
Historia realizada para el evento "Viajando juntos" del mes de octubre en el grupo de Discord "GiyuuShino Latino".
Advertencia: Divergencia del canon (Demon! Shinobu Au)
Descargo de responsabilidad. Kimetsu no Yaiba ni ninguno de sus personajes me pertenecen. La historia fue hecha sin fines lucrativos pero si de distracción para las personas que la lean y para mí misma. Ignoro si hay una historia parecida en la extensa cantidad de relatos con la que cuenta Fanfiction, Wattpad o cualquier otra plataforma similar.
Summary:
No tenía mariposas, pero quizá a ella le gustaría.
— ¡Que lindos son! ¡De seguro son hermanos!
—Hmmm... no lo creo, no se parecen en nada.
— ¡A lo mejor es su papá y la niña se parece a su madre! ¡Ay, eso lo hace todavía más dulce!
— Su esposa debe ser realmente afortunada.
Pese a que estaba acostumbrado a este tipo de situaciones y a que ya perdió la noción de cuántas veces ocurrió en el transcurso de la tarde noche del día de hoy, Giyuu no puede evitar sentirse ligeramente incómodo con la charla animada y poco discreta del par de empleadas que estaban en el mostrador, ellas reían por lo bajo y no han dejado de verlo a él y a la pequeña mujer demonio que lo acompaña desde que entraron a esta tienda en Asakusa. La ropa occidental que fue obligado a usar y las miradas burlonas que la cazadora le enviaba de soslayo no ayudaban a hacer más llevadero el momento.
No se sentía muy bien portando ropas distintas a su uniforme pero la larga capa negra que reposaba sobre sus hombros hasta la mitad de su torso le daba una pequeña sensación de confort suficiente como para intentar ignorar a las féminas encargadas del lugar mientras que Kochou termina de comprar. Ella dijo que era la última tienda a la que iban antes de regresar a la finca, ojalá no sea mentira porque de verdad que ya quiere volver. Lo había arrastrado toda la bendita tarde de tienda en tienda — estaba muy seguro de que visitaron cada una de las existentes en Asakusa —, cargándole las manos con bolsas de papel de distintos tamaños y colores, como si la caja de madera en la que la transporta no fuese lo suficiente estorbosa ya por si sola.
Que bueno, ahora que la oscuridad y las estrellas estampaban el firmamento, la caja le servía para meter una buena cantidad de bolsas en su interior, bastantes más de las que pensaba, de hecho. Dentro de lo malo lo bueno.
Shinobu recorría el lugar de un lado a otro, tocando las telas de los kimonos en exhibición y contemplando la gran variedad de accesorios para damas que había, pidiendo ocasionalmente a la otra joven que la acompañaba que agregase algunas cosas más a la pila de productos que ya había escogido con anterioridad para las niñas de la finca. La suma total de su compra no hacía más que elevarse con el pasar de los minutos pero eso nunca le había importado a ella, el pago que recibía como pilar le permitía eso y más.
Ella era absolutamente consciente de que su compañero no estaba disfrutando de su estadía dentro del establecimiento —o del día en general— , no obstante, era muy raro que tuviera la oportunidad de hacer compras de esta forma como una persona normal, había pasado bastante tiempo desde la última vez que lo hizo y no pensaba regresar a la finca hasta sentir que había adquirido las suficientes cosas, sus niñas trabajan tan duro todos los días, se lo merecían.
Ninguno de los dos reparó en el tiempo que pasaron ahí, especialmente el pilar del agua, quien parecía estar más entretenido viendo la calle tras la ventana que tenía al lado: las luces de tonalidades cálidas que emergían de los faroles colgados en las fachadas de las construcciones y los banderines largos le daban un aspecto colorido y vivo que, de no ser él un cazador, seguramente pensaría que todo allá afuera era pacífico con independencia de la gran cantidad de gente paseando por la zona; hasta parecía que había más actividad de noche que a la luz del día.
Su atención se posó en uno de los locales cercanos por los que habían pasado hace algunos minutos, viendo a una niña reemplazando con algo de esfuerzo el kimono en exhibición por otro.
Él podrá no saber mucho sobre ropa y de lo que una mujer busca ponerse encima para verse bien, pero aquellas prendas ciertamente se veían como algo que cualquier joven quisiera usar. La parte inferior de la tela desbordaba en flores sobre unas cuantas franjas de colores, unos más fuertes que otros que, en contraste con el púrpura de su extensión, resaltaban bastante. Las tonalidades pasteles de amarillo, azul, rosa y lavanda acompañadas por otras más vivas como el fucsia, violeta y cobalto, adornaban la parte inferior del ropaje, haciéndolo bastante llamativo. Por si no hubiese sido suficiente, más flores de pétalos blancos se extendían por la parte de arriba, propagándose por el torso, cuello y mangas del kimono. Todo finamente sujeto por un obi rojo en conjunto con un obijime y un obidome dorados.
Lo contempló en su mutismo por algo de tiempo, las voces de las personas dentro del establecimiento — incluida la de Shinobu— pasaron a segundo plano, ya ni siquiera las oía.
" No tenía mariposas pero quizá a ella le gustaría"
Y sin más, haciendo caso omiso a los murmullos confundidos de las señoritas en el mostrador y a la interrogante sobre lo que estaba haciendo hecha por su compañera demonio, salió de donde estaba con dirección a aquella tienda.
— ¡Mira este! Estoy segura de que a Kanao le gustará — decía ella, levantando el kimono verde con rayas blancas para que lo viera y sacando otro de color amarillo con flores de cerezo. — ¡Y este otro que es para Aoi! Creo que se le verá muy lindo. ~
— Supongo que ambos están bien.
— ¡Pero por supuesto que están bien, Tomioka! ¡Tengo muy bien ojo para estas cosas!
No tenían mucho tiempo de haber abordado un tren para regresar a la estación cercana a la finca pero desde que tomaron asiento en uno de los muchos lugares disponibles —uno hasta el final del vagón, quién sabe por qué pero bueno—, Shinobu no había parado de mostrar orgullosamente prenda tras prenda y accesorio tras accesorio, alabándose así misma por sus elecciones entre tanta variedad que las tiendas de Asakusa tenían disponibles.
Así pasaron por lo menos unos diez minutos hasta que eventualmente no quedaron más cosas por mostrar. O al menos eso creía él.
— Vaya, vaya~ ¿Y esto? — ella examinaba con detalle la prenda púrpura entre sus manos enguantadas. — Esto yo no lo compré.
Inevitablemente, él se tensó. Había olvidado apartar aquella bolsa del resto.
— Un kimono. — fue su respuesta escueta.
— Yo creí que era una nichirin. Gracias por aclarar mis dudas, Tomioka~ — ella rió un poco cuando le escuchó bufar— ¿Ahora te gusta vestirte de mujer, Tomioka?~ — se burlaba, pinchando su mejilla con insistencia. — Me hubiese esperado esto de alguien como Uzui pero no de ti.
— No es pa-
—No, no. Tu tranquilo, no tienes que ponerte a la defensiva conmigo, soy de mente abierta. — canturreó alegremente, interrumpiéndolo al tiempo que palmeaba uno de sus hombros. — Esa misión que tuvimos en el distrito rojo hace tiempo te debió haber cambiado más de lo que creí. Pero está bien, yo no te juzgo, es más, admito que te veías muy bien con todo ese maquillaje en tu cara y ese bonito kimono. El naranja es tu color. Tienes potencial, yo no pagaría por ti pero seguramente alguien más sí.
— Que no es para mí.
— ¿Ah no? Entonces, ¿para quién es? — su pregunta lo hizo voltear a mirar la ventana, recargando su mentón sobre su mano. No obstante, ella era capaz de seguir viendo su rostro gracias a que este se reflejaba en el vidrio, notando la reticencia de su compañero ante la posibilidad de que sus miradas se cruzasen.
Shinobu esperó pacientemente por su respuesta durante unos segundos pero no obtuvo ninguna palabra, ni siquiera un monosílabo de su parte.
— ¿Me vas a hacer adivinarlo?, sabes que no voy a dejar el tema por la paz hasta que me digas, ¿Verdad?
De nuevo sin respuesta.
— Por el tamaño... — dijo tras soltar un suspiro irritado, la pequeña vena apareciendo en su frente contradecía por completo su sonrisa. Se estaba enojando. — Creo que podría ser para Aoi o Kanao, ¿lo compraste para alguna de ellas?
Él solo negó suavemente con su cabeza en silencio tras unos momentos, aún sin despegar la vista del entorno fuera del tren. Como que todo el paisaje le parecía más interesante ahora.
Ella continúo pensando, contemplando sus opciones hasta que una lo suficientemente razonable cruzó por su mente.
— ¿Nezuko? ¿Es para ella?
Nuevamente lo vio negar. Mismo modus operandi.
— Tus nulas habilidades para contestar una simple pregunta es uno de los muchos motivos del por qué todos te odia, ¿lo sabías? — su voz se volvía cada vez más tensa al igual que su sonrisa. El "por eso todos te odian" era un poderosísimo recurso que empleaba cada vez que él no quería hablar. Estaba segura que funcionaría esta vez al igual que con las anteriores.
— A mí nadie me odia. — él se había volteado en automático hacía ella, la imperiosa necesidad de refutar aquello recorriendo todo su ser.
Shinobu sonrió para sus adentros, eso nunca le había fallado.
— Bueno, entonces contesta mi pregunta. ~
Otro lapsus en silencio sepulcral se estableció entre ellos. No obstante, cuando ella estaba por perder los últimos fragmentos de su paciencia, el pilar del agua comenzó a hablar.
— Me dí cuenta de que... dentro de todo lo que compraste...
— ¿Es necesario que me describas todo lo que pasó por tu cabeza para saber para quién lo compraste?, ¿No puedes ir al grano? — ya, se había acabado. No quedaba nada de paciencia en su pequeño cuerpo demoníaco para él.
Si fuese posible matar a alguien con los ojos, Giyuu estaba seguro de que Kochou ya lo hubiese asesinado incontables veces. En sus orbes púrpuras se dibujaban con violencia sus pupilas, estrechas y rasgadas de forma vertical cual reptil o felino. Mirada que parecía clavársele en el cuerpo como un par de cuchillas.
Él aprovechó que su compañera había vuelto a meter la prenda en la bolsa de papel, dejándola arrumbada momentáneamente entre ambos mientras que esperaba su explicación. Pese a no estar del todo convencido de lo que estaba por hacer, la tomó y de un movimiento suave la extendió en el aire, dejando con delicadeza que descendiera sobre los pequeños hombros femeninos, acomodándole el kimono ante su mirada desconcertada. Su acción había sido suficiente para devolver sus ojos a su estado normal.
— Lo compré para ti.
La demonio parpadeó confundida, acariciando la suave tela entre sus dedos y sin entender lo que el hombre a su lado le había dicho.
" ¿Por qué él...?"
Y como si Tomioka escuchara el eco de sus pensamientos, tomó el kimono por el eri, haciéndolo un poco hacía el frente y acomodándoselo mejor.
— Nunca compras nada para ti, incluso la ropa que traes puesta fue un regalo de tu tsuguko. — explicó, cohibiéndose ligeramente cuando sus ojos se encontraron con los suyos. — Desde hace algo de tiempo creo que... — se detuvo, inseguro de sí continuar o no con lo que iba a decir.
— ¿Crees qué, Tomioka? — Una sensación de hundimiento instaurándose en su estómago.
— Que no tienes la esperanza de volver a la normalidad.
Justo en el clavo.
— ¿No has pensado que no me compro nada porque no tiene caso? — soltó con nerviosismo mal disimulado. Era lo mejor que se le había ocurrido, la tomó desprevenida, ¿cómo es que alguien como él se había dado cuenta de ello? — No tiene caso que use este tipo de ropa. No puedo lucirla o salir con ella, mucho menos pelear. Además, volver a mi tamaño normal consume mucha energía y tampoco puedo pasármela sacándote sangre a ti o a Kanao para recuperarme. — ella hizo un intento por quitarse el kimono de encima, viéndose impedida de inmediato por aquellas manos amplias.
— Quédatelo.
— ¡Ya te dije qu-
— No tienes que ponértelo ahora. — una vez más, se giró hacía la ventana. La situación era demasiado para él. —Guárdalo, para cuando seas humana de nuevo.
El resto del viaje en tren fue en silencio, ninguno sabía qué decir ahora. Sin embargo, Giyuu no esperaba que aquél kimono floreado fuese cuidado con tanto recelo por ella, dejándolo exhibido sobre una percha en su oficina dentro de la finca.
Notas de la autora.
Uuuuffff, maifriens. Terminé y no terminé a tiempo para el evento, es decir, acabé de escribir esto unos diez minutos antes de finalizar el día 31 de octubre pero, en lo que lo revisaba para corregir errores y darle formato, inevitablemente el tiempo me venció.
No dejen las cosas para última hora, no sean perezosa como yo x.x
Bueno, la temática del evento era "Viajando juntos", siendo más específica, debía de ser un viaje en tren pero... esto es lo mejor que se me ocurrió, lo siento por eso xD.
Sobre este Au, como ya se habrán dado cuenta, Shinobu fue convertida en un demonio y es Tomioka quién cuida de ella por... circunstancias de la vida (¿?), Bueno, la verdad es que no puedo decir mucho realmente más que esto sería parte de un fic que tengo publicado en fanfiction que se llama"El cazador que alguna vez ayudó a dos demonios", el cual está en hiatus porque, bueno, muchas de mis cosas lo están xd PERO, les informó que estoy reescribiendo ese primer capítulo, cuando esté listo lo estaré subiendo por acá también. Algunas cosas que escribí para los siguientes capítulos no concordaban mucho con la forma en que comenzaba así que, negándome a abandonar ese proyecto por completo porque me hace mucha ilusión ese Au, decidí que era lo mejor. Intentaré traerlo bien hechecito cuando la universidad no me esté matando.
Les dejo algunos datos sobre este esta historia para que puedan entender un poco mejor lo que está pasando:
—Shinobu fue convertida por Douma en una misión, en la cual tanto ella como Tomioka estaban pero se vieron separados y fue ahí cuando las cosas pasaron.
— Giyuu es quien cuida de ella —al principio era porque se culpaba de lo que le pasó pero empezó a ser más porque la aprecia—, Shinobu no puede salir a misiones sin él.
— Debido a que tiene que vigilarla, lo más fácil y práctico para ambos era que Giyuu se quedase a vivir en la finca mariposa.
— La naturaleza de su relación es bastante rara. Son más allá que simples compañeros/camaradas/ amigos y se quieren pero ninguno ha definido bien sus sentimientos porque la situación no está para eso. Su prioridad máxima es que ella regrese a la normalidad.
— Como Nezuko, ella también puede encogerse, por eso lo de la caja de madera.
Sin más que agregar, me despido.
¡Hasta la próxima lectura!
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