Prólogo

🐥꒰♡꒱🐱

Aburrido.

Esa era la palabra que lo definía ahora. Park Jimin se sentía tan aburrido y harto de todo.

A lo lejos podía escuchar vagamente lo que su madre estuviera parloteando mientras estaba manejando a lo que sería su nueva casa. Realmente era cansado el solo hecho de escucharla.

Jimin nunca había tenido una buena relación con su madre y eso solo se confirmó cuando hace un año su padre le pidió el divorcio a su madre. Realmente él no pudo culpar a su progenitor. Casi se sintió aliviado cuando se divorciaron, por fin. Pero no le causó nada de gracia que su madre hubiera ganado su custodia cuando el deseo de Jimin era estar con su padre.

Vivir con una mujer que estaba ocupada la mayor parte del día; que apenas miraba por él y que nunca le prestó un poco de su atención no era nada divertido. Y aún así logró que el juez apelara por ella. Logrando así su patria potestad por completo.

Nadie le preguntó a Jimin que quería o si quería estar con ella. Claro, solo su padre pareció saber que no estaba nada satisfecho con la resolución que dió el juez, pero aún así no pudo hacer nada. Aunque a juzgar por la conversación que escuchó de su madre con su abogado, pudo saber que su padre aún seguía apelando para que tuviera la custodia de Jimin. Aunque él ya daba eso como un caso perdido.

Solo le quedaba seguir con su vida al lado de su madre. No era tan difícil tratar con ella, a menos que ésta estuviera borracha. Usualmente no le prestaba mucha atención, así que era fácil, solo debía ser casi invisible para ella. Con el trabajo que tenía su madre apenas podía verla llegar o salir, por lo que no se preocupaba mucho en realidad.

Jimin siempre sintió que el matrimonio de sus padres era demasiado intenso como tedioso; ellos siempre discutían, su madre le gritaba demasiado a su padre y la convivencia con ellos fue muy tensa. Pero solo era un niño dándose cuenta de cosas de adultos.

Era extraño. Siempre se sintió como si no fuera normal. Su padre una vez había dicho alguna cosa de ser un alma vieja, él realmente casi pudo estar de acuerdo con ello.

Él no lloró, no hizo un berrinche ni tampoco le suplicó a sus padres que no se separaran como otros niños hubieran hecho. Su reacción fue sorprendentemente nula. Solo los había mirado fijamente y les dijo si podía volver a su habitación. Sus padres parecieron estar muy confundidos con su actitud, pero es que Jimin no podía hacer nada.

¿Acaso querían que llorara? ¿Les sonriera? ¿Dijera algo como; no por favor, no digan eso? Jimin simplemente sabía, muy dentro suyo, que solo era cuestión de tiempo que sus padres se separan. Así que se obligó a repetirse eso cada vez que los veía discutiendo, por lo que cuando le dieron la noticia...no sintió nada. Quizás eso debería de haber sido espeluznante, lo fue, para él al menos. Pero no pudo sentir nada más que una especie de vacío en lo profundo de él. Fue raro. Muy raro. Pero tampoco se obligó a darle un segundo pensamiento.

Mirando por la ventana, vió pasar las diferentes estructuras; casas, calles, edificios, parques, árboles, carros y personas. Fue relajante. Siempre le agradó observar como el panorama se iba transformando a medida que el carro iba acelerando. Era tranquilizante.

Usualmente esa era su visión cada cierto tiempo en el último año. Desde que su padre le pidió el divorcio a su madre y se fue de la casa, su madre había estado muy empeñada en su trabajo. Un trabajo que le obligaba a mudarse cada cierto tiempo. Jimin nunca supo en dónde trabajaba ella; creía que era un especie de oficina que siempre se trasladaba a otro lugar cada mes o cada dos como tres meses. Era raro pero a la vez interesante ir de un lugar a otro.

Aunque se volvió tedioso. Muy molesto. Pero se acostumbró.

Ésta era la cuarta vez que se mudaba en el año.

La ciudad de Daegu era linda y a juzgar por la habladuría de su madre —en la cual apenas prestaba atención— tenía buenas vistas como lugares interesantes. No podía decir mucho y Jimin en verdad esperaba que al menos se quedaran más tiempo que unos meses aquí.

El garraspeó y la irritación en el tono de voz de su progenitora le dijo que debía de darle su atención o realmente se molestaría con él. A Jimin nunca le iba bien cuando ella se enojaba.

—¡Jimin!

—Lo siento, mamá. ¿Qué decías? —preguntó mordiendo su labio inferior y mirando el retrovisor, captando los ojos filosos de la mujer.

—Solo... —ella suspiró, su mandíbula tensa se relajó mientras daba rápidas miradas a su hijo para prestar total atención a la carretera— Está vez realmente espero que tardemos más, hablé con mi jefe y dijo que es posible que pueda dejarme en la oficina central de Daegu de forma permanente. Aún no es seguro, pero es posible... ¿Me estás entendiendo?

Jimin asintió relamiendo sus labios.

—Voy a estar muy ocupada, así que te encargo la mudanza y que desempaques las cajas. Tú madre estará muy ocupada en su trabajo —ella le dió una mirada aguda por un segundo—Así que serás un buen niño ¿Verdad, Minnie?

Minnie. Él odiaba ese apodo. Sentía que era alguna especie de gato domesticado cuando le decía así.

Y aún así él asintió de acuerdo, brindandole una sonrisa a su madre para que no viera su desagrado por aquel apodo. Quién, convencida con la obediciencia de su hijo, se concentró en conducir.

Aliviado de dejar de mirarla, se concentró en ver por la ventana del auto. Él creía que llegarían pronto, ya habían salido de la autopista y ahora no podía saber en dónde estaba. Lo cual solo significaba que ya estaban en Daegu.

Internamente Jimin extrañaba Busan. Aquel lugar donde había nacido y su padre se encontraba ahora con su nueva pareja.

Park Chanyeol había sido un padre muy cariñoso como atento con él, por lo que Jimin nunca sentiría alguna clase de resentimiento por haberse divorciado de su madre. Aunque en su interior sabía que estaba un poco molesto con él por no poder hacer nada más y dejar que él se quedara con una mujer que apenas se ocupaba de él.

Su madre había dado el grito en el cielo cuando su padre Chanyeol le había presentado a Jimin a su nueva pareja. Byun BaekHyun. Un hombre. Cabe decir que su madre se puso un poco más que histérica cuando lo descubrió.

Pero ya siendo sinceros, a Jimin le había agradado más BaekHyun que su madre. Pero ella no debía saberlo. Era su secreto personal.

Aunque la presentación de la nueva pareja de su padre no le agradó para nada a su madre y había usado eso en contra de Chanyeol en el juzgado. Además que Jimin tuvo que soportar las quejas de su progenitora sobre "ese tipo de relaciones antinaturales" y tuvo que prometerle a su madre que a él nunca le gustaría un hombre ni sería un estúpido afeminado marica de mierda. Palabras de ella.

Frunciendo el ceño, alejó todo recuerdo de la para nada buena compostura de su progenitora. Se obligó a concentrarse en otras cosa y no llevar el rumbo de sus pensamientos en algo más que no le gustaba recordar.

Ya tenía 13 años. Los había cumplido hace algunos meses y estaban empezando un nuevo año. También una nueva vida. Así como también un nuevo hogar, nueva escuela y amigos. Aunque en lo último le daba igual. Realmente nunca podía hacer una especie de amistad más allá de lo superficial y a Jimin parecía darle igual.

A veces se sentía como una especie de robot que estaba todo el tiempo en modo automático. Se sentía hueco, como si alguien le hubiera arrebatado una parte importante y no pudiera encontrarla por ningún lado.

Era raro. Espeluznante como extraño.

Y a Jimin le dió igual, porque al menos así nada le afectaba. Ni siquiera las cosas que su madre solía decirles.

—Baja del auto —la voz de su madre fue un balde de agua fría para Jimin, quién la miró algo confundido hasta que se dió cuenta que ya había llegado y estaban en frente de una casa de color blanco de al parecer dos plantas.

Asintiendo a la orden impresa de su madre se bajó. Miró con atención aquella estructura; no era especialmente pequeña ni grande. Era de alguna forma encantadora con aquel pequeño patio delantero y esa reja mediana de color marrón. Jimin no pudo darle más que solo un asentimiento, después de estar de casa en casa, ya no le veía el chiste.

Viendo cómo su madre parecía hablar con un señor de la mudanza y como los otros parecían bajar cajas y cajas.

Encogiéndose de hombros se dió un tour privado él mismo. Así que se encaminó a la casa en la cual seria su estancia por un tiempo indefinido. Esperaba. Realmente esperaba que no se fueran tan rápido esta vez como en el anterior vecindario en el cual solo duraron un mes aproximadamente.

Los muebles principales habían llegado ayer y hoy solo las maletas llenas de ropa con cajas de artículos personales como utensilios de cocina o algunos otros objetos eran los que se habían terminado de traer hoy.

Encogiéndose de hombros ayudó a llevar una caja, que estratégicamente había marcado de forma disimulada con una pequeña mancha púrpura. Fue directo a la casa y el interior no le asombró; solo había una pequeña sala al costado izquierdo junto con una pequeña cocina y al costado derecho estaba la escalera que llevaba al segundo piso. Arriba se dió cuenta que solo había un estrecho pasillo y había solo dos habitaciones y un pequeño baño que estaba en medio de ambas.

Sabiendo que su habitación ya había sido escogida, abrió la primera puerta y al parecer esa era la suya. Ahí estaba su cama de una plaza junto con su mesa de noche y un pequeño escritorio vacío al igual que una silla. Dejando su caja en el escritorio se acostó en el colchón mirando el blanco techo y las paredes de color azul pastel.

Con curiosidad se acercó a la ventana que estaba al lado de su escritorio. Mirando hacía adelante vió una ventana que estaba en frente de la suya tapada con cortinas cafés. Mirando hacía abajo se apoyó en el marco de la ventana mirando con desinterés todo.

"Genial, nueva casa" pensó casi de forma sarcástica rodando los ojos mientras echaba un vistazo al panorama.

Mirando hacía un lado de forma desinteresada, su mirada recayó en una pequeña figura de algún niño. Se inclinó un poco más de forma curiosa esta vez, pero se dijo así mismo que no podría ver nada más por el gran árbol que había en el patio de la casa de al lado y las hojas como ramas llegaban a la casa de Jimin.

Bajó de forma despreocupada y miró como su madre parecía seguir hablando con los señores del camión de la mudanza y como todas las cajas estaban en toda la sala. No le dió importancia, igual más tarde se encargaría de ello.

Fue al patio trasero y miró a los lados. Apenas había una especie de barda de madera con palos pequeños pero gruesos que marcaba el límite del terreno.

En el patio de al lado notó como una figura parecía estar viendo hacia él. Pero estaba detrás de aquel gran árbol.

Unos ojos gatunos inusualmente almendrados saludaron a sus ojos miel.

—¿Hola? Soy Park Jimin y al parecer ahora viviré aquí —dijo Jimin ante el silencio incómodo que se presentó, haciendo una mueca suspiró ante el silencio del niño que solo parecía observarlo con aquellos ojos gatunos—Uhm...¿Cuál es tu nombre?

—Yo... —el niño que estaba escondido seguía sin darle la cara, solo dejando ver aquellos ojos inusuales que causaron curiosidad en Jimin.

Extraño.

—¡Jimin! ¡¿Qué haces?! —el grito de su progenitora pareció asustar al niño que dió un brinco y se fue corriendo sin mirar hacia atrás.

Jimin solo pudo ver cómo un niño de cabello castaño, ojos gatunos y una ropa de unos simples pantalones de mezclilla y camisa blanca se iba corriendo como si su vida dependiera de ello. Fue tiernamente ridículo para el pelinegro que se cruzó de brazos mirando a dónde se había ido el chiquillo.

Interesante y ridículo. Pero muy interesante.

—¡Jimin! —el llamado de su madre lo hizo blanquear los ojos y responderle que ya iba.

Internamente igual quería correr como aquel niño lejos de su madre. Pero sabía que era imposible escapar de ella y además que eso no tendría sentido. ¿Qué podía hacer un niño de 13 años por la calle y solo? Nada. Ciertamente estaba mejor en una casa donde al menos tenía comida que en las calles vagando solo.

Disimulando la mueca de disgusto ante las quejas de su progenitora al no haberle respondido cuando lo llamó la primera vez, se dijo que tal vez este vecindario podría ser distinto a los otros tres en los que estuvo.

Recordando aquella escenas extraña como ridículo del niño de al lado que al parecer era su vecino, se encogió de hombros, quizás algo curioso sobre aquellos ojos gatunos.

Interesante. Tal vez este vecindario podría no ser tan aburrido como pensó.

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Bienvenidox a la Saga de historias cortas: Multiverso💛

1.Kimi wa Dekinai Ko [YM]
2.Alien [YM]
3.Circus [YM]

Gracias a honygguk por la bella portada que hizo꒰⑅ᵕ༚ᵕ꒱˖♡

Debo aclarar que es YoonMin, no es JimSu.

En cuanto termine My Sweet Triton, empezaré a subir aquí^^

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