Capítulo 8. Sonidos fogosos
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
Miércoles por la tarde. Ibas a tener una cita con Mr. Demon. Estabas un poco nerviosa porque ya todos los Daddies saben con certeza que ya no eres virgen. No parabas de jugar con tus pies descalzos preguntando si hoy iba a ser bueno y compasivo contigo. No digas tonterías. Seguramente sacará su lado más perverso.
Y hablando del rey de Roma, Mr. Demon hizo acto de aparición abriendo la puerta corredera y se aproximó a ti arrastrando la silla contigo. No estabas segura si eran cosas tuyas, pero parecía un poco molesto. La silla se quedó a escasos centímetros de ti y se sentó. Por poco podías notar la respiración de Mr. Demon chocar en tu rostro, si no fuera por la máscara, claro.
Una caricia sentiste en tu mejilla provocando que te sonrojaras un poco. Parece que la fiera se estaba calmando con solo verte. Si no fuera por el guante, dirías que la piel del hombre era fría.
—Buenas tardes, baby.
—Buenas tardes, Daddy.
—Estaba ansioso de tener esta sesión contigo —dijo—. Tuve un mal día. Espero que tú puedas ayudarme a olvidar esos malos momentos.
—H-Haré todo lo posible, Daddy —contestaste.
Mr. Demon dejó las caricias a un lado para guiar sus manos a sus pantalones para desabrocharlos y sacar su miembro semi erecto. Te sonrojaste de golpe no pudiendo apartar la mirada. Ahora te estabas preguntando si estaba así antes o recién comenzó. Él tomó tus dos piernas alzándolas y que tus pies se quedaran a los lados de su pene.
—Mastúrbame con tus pies, baby —te ordenó. Sus yemas rozaban con suavidad tus pantorillas—. Compláceme.
Esta sería la primera vez que hacías tal cosa. Solo esperabas que le gustase. Menos mal que tenías medias puestas, no te agradaba que viera tus pies desnudos. Iniciaste el vaivén con unos pequeños y suaves movimientos, mientras en esa posición observabas que Mr. Demon no apartaba la mirada en ti. Esa mirada causaba que te pusieras nerviosa y te excitaras al mismo tiempo. Tus bragas empezaban a mojarse poco a poco.
Cada vez tus pies se iban moviendo con un poco de rapidez porque cada segundo que pasaba. Por alguna extraña razón, tú empezaste a gemir por lo bajo imaginándote que ese miembro estaba en tu interior. Querías tocarte porque estabas necesitada, pero ya conocías este juego por tantas lecturas de Wattpad. Él no te dio ninguna orden, así que tendrás que resistir. El miembro de Mr. Demon ya estaba tomando forma. Era grande. Lo suficiente como para complacerte definitivamente.
En cambio, detrás de la máscara, Muzan estaba disfrutando viendo tus rostros lascivos. Estaba sonriendo porque eras muy receptiva. Él continuaba con las caricias por tus pantorillas incitándose a quitarte las medias. Sus ojos rojos bajaron para quedarse fijos en tu entrepierna. Su vista de depredador le indicaba que te estabas humedeciendo. Se lamió los labios un poco secos maravillado.
—Oh, baby, creo que estás rompiendo aguas —susurró—. ¿Qué te parece si me muestras tu coño sucio?
Te mojaste aún más ante ese comentario. Tu falda quedó levantada y apartaste un poco las bragas para que Mr. Demon lo viera. Eso sí, no dejaste de masturbarlo.
—¿En qué piensas?
—Daddy me está follando —confesaste con un leve gemido.
—Veo que tenemos a una baby muy sucia —rio por lo bajo—. Mastúrbate —te ordenó—. Muéstrale a Daddy cómo te masturbas.
Eso era algo vergonzoso, pero era una orden que debes acatar. Tus dedos tímidos tocaron tus labios mayores haciendo leves caricias. Un gemido débil se escapó cuando tocaste tu botón hinchado implorando algo de atención. Conocías perfectamente tu cuerpo y la mejor manera de llegar al orgasmo era estimular esa zona.
Muzan estaba analizando y estudiando perfectamente tus partes erógenas. Ahora estaba seguro cual era tu punto débil. Inclinó un poco su cuerpo hacia adelante queriendo ver más de cerca esas vistas. Tú hacías movimientos circulares alrededor de tu clítoris. Unos suaves y otros un poco más fuertes porque notabas ciertas descargas casi excitantes. Te atreviste a meter dos dedos porque estabas lo suficiente húmeda para que no hubiese ningún problema.
—Piensa que es mi polla entrando y saliendo de tu coño, baby —siguió hablando—. Sé mi putita hoy. Eres una chica buena.
—D-Daddy...
Él se levantó de la silla causando que tu cuerpo se acostara completamente en la cama. Muzan agarró tus pies para colocarlos de nuevo en su sitio y empezó a autoestimularse, mientras tú seguías con la labor de gemir a base de masturbarte. Te imaginas un montón de cosas. El éxtasis era inminente. Necesitabas a ese hombre. Necesitabas que te llenase completamente.
—D-Daddy, por favor, fólleme.
—Puede que a Mr. Fire le convenzas de esa manera, pero a mí no —le dijo—. Soy Mr. Demon, baby. Tienes que pedirlo de una manera sucia.
—Q-Quiero la polla de Daddy en mi coño sucio. Por favor, folléme, Daddy. Lo necesito —suplicaste a base de gemidos, pero parece que él no se inmutaba. Entonces recordaste lo que hiciste con Gyutaro. Pusiste una cara con total dulzura y colocaste un dedo en tus labios—. Por favor, Daddy.
Ese gesto de alguna manera encendió demasiado a Muzan. Nunca vio tanta adorabilidad en ti. Totalmente eras sumisa ante sus ojos. ¿Cómo podía resistirse a eso? Él chasqueó la lengua y te abrió las piernas de golpe. No te quejaste de dolor porque estabas centrada en el placer. Parece que ese truco está funcionando a la perfección.
Él entró en ti con violencia y no te importó porque estabas tan necesitada. Muzan, como Mr. Demon, empezó a moverse con fuerza dando estocadas fuertes, causando que gimieras más alto. Esos sonidos le gustaban demasiado al hombre, tanto que profundizó más el vaivén. Simplemente eres perfecta ante sus ojos. Nunca se imaginó encontrarte en la academia hace dos días. En el informe no te pedía el lugar de estudios.
Ahora tenía una excusa para visitar la Academia Kimetsu con solo para verte, incluso pedirte salir como Kibutsuji Muzan. Todas las chicas jóvenes que él ha estado son solo herramientas para su disfrute. No sentía ningún tipo de emoción si las hería emocionalmente. Tú eres aquello que estaba buscando. Una mujer completamente sumisa y que obedecía en todo momento a sus pedidos sin rechistar.
Sus manos se colaron en tu camisa de botones para tomar tus pechos y apretarlos con fuerza, sin embargo, no se estaba conformando con eso. Quería más de ti. Decidió desabrocharlos y se llevó una grata sorpresa. El gancho de tu sujetador era por delante y no por detrás. Él rio por lo bajo.
—Veo que baby me está facilitando las cosas.
Eso le gustó demasiado. Ese atrevimiento de tu parte. Sin más dilación, quitó el enganche para apreciar perfectamente tus pechos y pellizcar tus pezones con fuerza. Tú seguías gimiendo sin control, donde unas cuantas lágrimas de placer resbalaban por tu rostro. No obstante, ese éxtasis se esfumó cuando Muzan se separó de ti y te obligó a darte la vuelta, quedándote en posición de cuatro. Esta vez iba a sacar su lado más salvaje.
Entró con fuerza en ti, tomó tus caderas y se movió con fiereza. Tus ojos se pusieron en blanco notando un placer salvaje en tus entrañas. Muzan sacó al verdadero demonio interior que estuvo dormido durante mucho tiempo. Y cierta presión sentiste en tu ano. Él colocó su pulgar para presionar esa zona. Como le encantaría perforar esa zona y hacer que disfrutes aún más.
Y todo acabó con un orgasmo. Su semen te llenó por completo sintiendo un calor agradable. Muzan nunca pensó que su clímax iba a ser tan fuerte. Se separó suavemente en ti observando como aquel líquido espeso salía de tus entrañas, manchando las sábanas de la cama. Una agradable vista para sus ojos rojos.
—Eres sumamente increíble, baby —musitó el hombre—. De todas las mujeres que he estado, eres la única que me ha complacido.
—Me alegro oír eso, Daddy.
—Tú y yo lo vamos a pasar en grande —te dijo, acariciando tus cabellos suavemente.
En esa posición percibiste el aroma de un verdadero hombre. Tu cerebro empezó a trabajar. Ese perfume caro de Calvin Klein era idéntico a ese hombre, que hizo acto de aparición en la Academia Kimetsu. A ver, todo era posible, pero miles de chicos usaban ese perfume. Esto de ser detective te estaba divirtiendo y consumiendo al mismo tiempo.
—Espero tener una cita contigo, baby. Susamaru te esperará abajo para concertar cita con el siguiente Daddy.
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El siguiente era con Mr. Sound el viernes. La máscara que portaba, te llamaba la atención. En una libreta que tenías, dibujaste las máscaras de los siete Daddies a ver si veías algún tipo de patrón. En Mr. Sound te fijaste que había un dibujo casi parecido a la que suele pintarse Uzui Tengen. ¿Era posible que sea él? Necesitas más pruebas de ello.
Hoy y mañana tienes clases con él, así que tendrás dos oportunidades suficientes para averiguarlo. Escribiste en tu agenda el objeto principal: investigar a Uzui Tengen. Tendrás que usar el poder del coqueteo con él porque era un mujeriego y caería fácilmente. Empezaste a recordar la semana pasada cuando te nombró como su ayudante. Ya notaste cierto comportamiento extraño en él en ti.
Ese día, él pidió que todos dibujasen un animal que los representara y tú dibujaste una leona, explicando el motivo. Ese mismo día Mr. Sound te dijo las mismas palabras que tú pronunciaste en la clase. No podía ser cierto. Era una mera casualidad. ¿Y por qué no te diste cuenta de ello antes? A lo mejor porque estabas tan centrada en él, que decidiste ignorarlo. También otra cosa era la palabra "extravagante". Tanto Tengen como Mr. Sound lo usaron.
¿Tan obvio era? Aún así, necesitas más pruebas. La primera clase la ibas a tener con él, así que usarás el poder del coqueteo con él. Oh, acabas de recordar que se pondrá a explicar un poco sobre la evolución del arte aquí en Japón. Él normalmente suele estar sentado en la silla y pintando, mientras explica. Tendrás que buscar alguna manera para llamar su atención.
—¡Buenos días, ___!
—¡Ume! ¡Deja de gritarme de esa manera, joder!
—No tengo culpa de que seas despistada y estés en tu mundo, tonta —te insultó de forma cariñosa—. No tengo ganas de entrar en la clase. Va a explicar algo aburrido que no me interesa.
—Tú estás deseando acabar con la academia. —Una gota resbalaba por tu sien.
—¡Y es la realidad!
Ya entrando en la clase, estaba Tengen pintando como siempre. Él estaba esperando a que la campana sonara para dar inicio. Bien, es hora de usar el poder de la mujer. Te aproximaste a él para sentarte en la silla de al lado que te preparó. Como ayudante debes estar a su lado en todo momento. Tengen notó tu presencia, así que desvió la mirada en el cuadro para mirarte y ampliar la sonrisa.
Debes mantener tu compostura, pero seguiste el juego con una sonrisa picarona. Eso no se lo esperó Tengen. Se te quedó mirando por varios segundos, no dándose cuenta que ya sonó la campana. Te estaba divirtiendo la situación, así que chaqueaste los dedos enfrente suyo y reaccionó.
—¡Buenos días, chicos! —exclamó, como si no hubiera pasado nada-. Hoy voy a explicarles la historia en el arte de Japón.
Unos cuantos alumnos no ponían atención a las palabras de Tengen porque preferían pintar los cuadros para estar entretenidos. Tú, sin embargo, estabas atenta ante un movimiento que haga el hombre para que inicies el juego del coqueteo. De vez en cuando él te miraba. Contaste. Como cada tres minutos.
Bien. Es ahora o nunca. Te apartaste el cabello a un lado para exponer tu cuello y te aflojaste un poco la corbata. Luego desabotonas dos botones dejando que se viera algo de escote y moviste un poco la camisa haciendo un simulacro de que estabas acalorada. La ventaja era que todos los alumnos estaban centrados en sus cuadros pintando.
Y en el minuto exacto que Tengen giró la cabeza para verte, se quedó mudo. Tú simplemente desviaste la mirada, como si no supieras nada de lo que estaba pasando. El pobre profesor no paraba de mirarte, casi queriendo devorarte. Sí, parece que el juego del coqueteo estaba funcionando. No obstante, un alumno se estaba preocupando de no escuchar la voz del profesor y le llamó la atención. El artiste volvió a retomar la clase. Ese comportamiento lo anotaste en tu libreta.
La campana sonó, avisando a todos los alumnos y a los profesores el inicio de una nueva clase. Tú estuviste a punto de salir, pero Uzui Tengen te detuvo.
—___ —te llamó—, en la hora del descanso quiero verla aquí mismo para hablar sobre su comportamiento de hoy.
¡Y tú encantada de la vida! Estás sacando tu lado coqueta y divertida sin darte cuenta. Ume te estaba esperando fuera y te miró.
—¿Qué pasó?
—Nada. Cosas tuyas.
Las horas pasaron y el momento ha llegado. A lo mejor tus sospechas no eran ciertas y te estés equivocando de persona, pero tenías la certeza de que ese hombre era Mr. Sound. Solo necesitas comprobarlo. Ya enfrente en la clase de arte tocaste suavemente la puerta y escuchaste decir a alguien: «¡adelante!». Abriste la puerta corredera sin ningún problema. Tengen te miró.
—Le estaba esperando. Por favor, siéntese.
El tono de voz que empleó era de molestia y enfado. No estabas preocupada. Solo era un hombre que estaba cayendo ante las garras de una jovencita. Era cierto que Tengen estaba deseoso de besar tus labios, pero estaba en la academia y tenía que comportarse como un profesor, y no como un Daddy hambriento de sexo.
—No me gustó su comportamiento —le dijo claramente—. Estamos en la academia y no debería estar enseñando más de lo debido.
—Lo siento mucho. Es que hacía calor en ese momento y me estaba asfixiando —dijiste a modo de excusa.
—Lo hubiera comentado y no habría problema en abrir la ventana.
—Es que estoy en mis días, ¿sabe? —mentiste—. Sabe cuando una chica está en su período, ¿verdad, Uzui-sensei?
—... Esto... sí... —Parece que el profesor se estaba incomodando.
—Se acalora. Se le hincha un poco el pecho —dijiste eso, tomándote uno. Tengen tenía la mirada fija en ti—. Hasta el apetito sexual crece.
En la mente de Tengen pasaban muchas cosas que podría hacerte en ese mismo instante. Poseerte en clase sin importar las consecuencias. Ahora era él quien estaba siendo coqueteado por ti.
—¿Y sabe por qué ocurre eso? —preguntaste a lo cual él negó con la cabeza. Te levantaste de la silla y empezaste a caminar de manera sensual hasta él, mientras te aflojaste de nuevo la corbata—. Porque es usted muy atractivo, Uzui-sensei. ¿Alguna vez ha pensado en tener relaciones sexuales con una alumna?
—... Muchas. —Solo contigo.
—¿Y tiene alguna en su mente? —volviste a preguntar, colocando las manos en sus piernas y las acercaba lentamente a su entrepierna. Eres un peligro inminente.
—Creo que... no hace falta decirlo. La tengo delante de mí —confesó.
—¿Y no le gustaría follar conmigo ahora? —Ahora tus manos tomaron su chaqueta—. Es aburrido estar hablando. Podríamos aprovechar ahora en esta media hora de descanso, ¿no cree?
El corazón de Tengen iba a mil. Tus labios rosas le estaban incitando a besarlos cual animal. Estaba notando cierta presión en su entrepierna. Nunca se imaginó que fueras tan atrevida. Él poco a poco iba inclinando su cuerpo para besarte. Querer volver a besar esos labios que tanto lo embaucaron por completo.
—¡Ay! Me acabo de acordar de una cosa.
Y esa tensión sexual se rompió porque te separaste de él. Tengen tenía los morros puestos porque pensaba que iba a besarte. Fuiste cruel en ese aspecto, pero era una manera de molestarlo.
—¡Nos vemos mañana, Uzui-sensei! —te despediste con una sonrisa picarona.
—... ¡Joder con la niña! Ya verás, me las pagarás mañana en la empresa. A mí nadie me deja en este estado.
Tengen pensó que te habías marchado, pero no fue así. Escuchaste las palabras que dijo. No pronunció la palabra academia, sino empresa.
Definitivamente, él era Mr. Sound.
—___.
La voz autoritaria de Sanemi te hizo girar y mirarlo. Se creó cierta tensión incómoda entre vosotros. Él estaba intentando averiguar qué hacías ahí, pero ver tu corbata un poco desajustada, llegó a pensar que algo ocurrió en la clase de artes.
—¿Puedo saber que hace usted en el pasillo? Debería estar en el comedor junto con el resto de alumnos.
—Lo siento, Shinazugawa-sensei. Uzui-sensei me reunió aquí por tener un comportamiento inapropiado en clase.
—¿Inapropiado?
—¡Pero está arreglado! —dijiste con suma felicidad—. ¡Iré al comedor! ¡Nos vemos en clase, sensei!
¿Que está arreglado? Esas palabras no le gustaron para nada a Sanemi. Así que, desde que te alejaste, él abrió la puerta corredera con suma violencia viendo al otro farfullando cosas sin sentidos.
—¡¿Se puede saber que estás haciendo, subnormal?!
—Oye, a mí no me insultes. Y no sé que demonios hablas.
—Acabo de ver a ___ con la corbata desajustada. ¡Y a ti se te nota el paquete! —gruñó.
—¡Yo no hice nada! —se defendió—. Fue ella quién me causó esto.
—¿Esperas a que me lo crea? Eres un mujeriego de mierda, Tengen. Te lo advierto, como hagas alguna estupidez, te patearé el trasero y te acordarás de mí.
Tengen no temía a las amenazas de Sanemi. Mañana por la tarde te pondrá en el sitio que te corresponde.
🏢🏢🏢🏢
Llegó el día. El plan tenía que salir a la perfección. No había vuelta atrás. Ya tenías todas las pruebas necesarias para desenmascar a Mr. Sound. Como siempre, lo esperabas sentada en la cama, como buena niña que eres. Si Ume supiera todo lo que estabas haciendo, te aplaudiría por ser una buena detective, pero ella no debe meterse en este embrollo. Esto era cosa tuya y de nadie más.
Y apareció el hombre que estabas esperando. El aura que desprendía era autoritaria y dominante. Tus ojos estaban fijos en él esperando alguna palabra proveniente de sus labios. Mr. Sound caminó con la silla en la mano hasta colocarlo enfrente de ti.
—Buenos días, baby —te saludó.
—Buenos días, Daddy. ¿Le ocurre algo?
—Oh, perdona, tenía la mente en otro sitio. Deja que revise el informe y ya proseguiré contigo.
Era ahora o nunca.
—Daddy, ¿le puedo sugerir un juego? Si usted no tiene un plan claro —dijiste.
—¿Un juego? —preguntó. Aunque no era posible, sus ojos estaban en ti—. ¿Que tipo de juego?
—¿Se acuerda que me preguntó si me gustaba algún profesor? —Él asintió—. Podríamos jugar a ser profesor y alumna. Usted sería uno de los profesores que me gustan.
—... ¡Claro! —exclamó con cierta emoción—. ¿Cómo es el profesor?
—Él es muy atractivo. Musculado y alto —ibas diciendo, tomando el valor de levantarte—. Es un mujeriego, le encantan las mujeres. Y es un hombre extremadamente extravagante.
Detrás de la máscara, Tengen estaba analizando cada palabra de ___. ¿Lo estaba definiendo? Eso era pura coincidencia. Prefirió estar callado y escucharla.
—Cuando le veo me recuerda a él. —Lentamente te ibas sentado en su regazo. Sabes que no te dio permiso, pero él estaba quieto—. Hasta tengo la sensación de que son la misma persona.
—... Creo que te estás equivocando de persona.
—Entonces, ¿no quiere besarme? Se quedó con las ganas la última vez, Uzui-sensei.
Todo el cuerpo de Mr. Sound se tensó. No podía creer que tú hayas averiguado su secreto, pero debe mantenerse firme.
—¿Le gustó tratarme como una leona? Fue pura coincidencia en aquella clase cuando explique mi espíritu animal —susurraste—. Ahora no sé cómo llamarle. ¿Mr. Sound? ¿Uzui-sensei? Ah, no, hay una palabra que le gusta. —Tu rostro se acercó a su oreja para susurrarle—. Daddy.
Todo fue muy rápido para ti. Mr. Sound te empujó con fuerza a la cama y sacó de sus bolsillos unas esposas. Te encadenó cada muñeca en el cabezal de la cama. Tus ojos estaban fijos en él. No estabas muy segura de lo que iba a pasar. Sin embargo, esperó lo inesperado. Aquel hombre se quitó la máscara para mostrar su verdadera identidad. Si, tus sospechas fueron ciertas.
Uzui Tengen te estaba mirando con hambre.
—Te vas a enterar que a mí nadie me deja ese estado. Te mereces un castigo por portarte muy mal conmigo el jueves.
Tus mejillas estaban ardiendo, imaginándote un montón de cosas de lo que pueden suceder ahora. Tengen con sus ágiles dedos iba quitando los botones de tu camisa y prosiguió con tu sostén. Luego continuó con tu falda y tus bragas dejándote casi semi desnuda. Tu cuerpo se encogió demasiado porque la mirada de Tengen te estaba incomodando demasiado. No evitaste tragar saliva preguntándote cuál será su siguiente movimiento. Él se levantó de la cama yendo hacia el armario para buscar las herramientas necesarias para castigarte. Una sonrisa divertida surcó en sus labios tomando consigo lo necesario..
Tú estabas inquieta averiguando su plan. Tengen volvió con aquellas herramientas y, en primer lugar, te puso una pinza en cada pezón e hizo lo mismo con tu clítoris. Estabas notando cierta presión en esos lugares. Luego colocó un aparato en tu vientre que tenía cables. Con ellas conectó las pinzas y encendió la máquina creando ciertas descargas eléctricas de placer en tu cuerpo.
—Bien, a ver cuánto tiempo vas a estar así sin que yo te toque. Así aprenderás a no provocar a Daddy.
Tus gemidos empezaron a iniciar. No podías parar de mover el cuerpo sintiendo cierta incomodidad que se transformaba en placer lentamente. La necesidad era tan grande. Por su parte, Tengen tenía la vista fija en ti, mientras se quitaba el aparato para distorsionar su voz y los guantes. Ya no hace falta estar así porque ya se supo la verdad. La excitación era inminente. Estaba disfrutando de las vistas. La presión de su entrepierna no se comparaba con otra cosa.
Esto era una tortura para ella. Esto era el castigo que te estaba dando Tengen por tal cosa. No parabas de continuar de gemir y seguías moviéndote. Hasta miraba al hombre con súplica para que te tocase y él no se inmutaba en su sitio. Simplemente se dedicó a quitarse la parte de arriba mostrando su abdomen y pectorales trabajados. Te sonrojaste de golpe. Definitivamente él tenía un cuerpo de escándalo. No evitaste morderte el labio intentando acallar esos gemidos. Deseabas que te tocara. Necesitas que tus sueños más lascivos se hicieran realidad.
—D-Daddy —suplicaste.
—Ah, no. Mereces que estés así por un buen rato.
—N-No era mi intención jugar con usted.
—Las disculpas no son nada extravagantes, baby —susurró Tengen acercándose a tu rostro—. Creo que lo sabes bien.
—H-Haré lo que sea.
—¿Lo que sea?
—S-Sí, Daddy.
Tener a su alumna y su sumisa al mismo tiempo entre sus brazos suplicando era una exquisita imagen para Tengen. Su sonrisa se amplió más y, con malicia, tomó la pinza de tu clítoris y tiró de ella con fuerza para soltarla de golpe. Tú gritaste fuerte porque no te esperabas eso.
—Oh, lo siento. Tenía que devolvértelo, baby. No sabes lo mucho que me dolió ese rechazo —susurró—. Me dejaste con las ganas de hacerte mía en clase. Eres una chica sumamente mala —dijo, posando un dedo en tu labio inferior—. Dime, ¿vas a rechazarme esta vez? Soy irresistible y lo sabes muy bien.
—Y-Yo quiero... un beso de Daddy. —Ya estabas tan excitada que te importaba todo.
—¿Qué tipo de beso? Sé más específica, baby.
—Uno que me vuelva loca.
—Un beso francés pues...
Sin esperar unos segundos más, Tengen estampó sus labios con los tuyos iniciando el beso que mencionó con anterioridad. Sus lenguas danzaban sin control, pero él tomaba el rol de la situación. Todo tu cuerpo temblaba porque Tengen comenzó a acariciar tu piel con las yemas de los dedos. Tus suspiros estaban siendo callados. Ya todo te daba igual. Tus sueños más oscuros estaban haciéndose realidad. Iba a ser tomada por ese profesor tan apuesto. Se separaron del beso creando un hilo fino de saliva, donde Tengen lo retiró con su lengua y aprovechó para lamerse el labio con cierta satisfacción. Sus besos húmedos continuaron por tu cuello robándote más suspiros, incluso tú lo exponías aún más. Estás encantada.
Cierta descarga notaste por tu columna vertebral e iba bajando lentamente hasta tu intimidad. Eso solo significaba que estabas a punto de llegar al orgasmo.
—D-Daddy, me voy a correr —anunciaste.
—No te corras.
—¿Eh?
—Cómo te corras vas a recibir un severo castigo —te advirtió.
—P-Pero no aguanto... ¡Ah!
No. No pudiste resistir. Llegaste al ansiado orgasmo. De tu boca no parabas de jadear y gemir porque aún esas pinzas torturaban tus botones. Sin embargo, Tengen las quitó, dejándote aliviada. Grave error. Él te levantó como si nada y te hizo acostarte boca abajo en su regazo exponiendo tu trasero en el aire. De pronto, sentiste un azote en tu nalga izquierda y no evitaste chillar con fuerza.
—Te has corrido sabiendo que te he dado una orden, baby. Esto es lo que pasa cuando se ponen rebeldes conmigo.
—Da... ¡Daddy!
—¿Vas a gritar así cuando te folle? Estoy deseoso de escuchar tus gemidos.
Los azotes seguían. Ya da igual en cual nalga porque ambas recibían el mismo trato. Golpea y acaricia para suavizar esa zona roja. Empezaba a gustarte ese trato. Te estabas convirtiendo en una ninfómana, en una mujer que le encanta el sexo. Ojalá pudieras seguir suplicando para que te folle, pero seguramente te ignorará y preferirá con ese castigo. En esa posición notabas el miembro de Tengen. Te mordiste un labio un tanto deseosa que te tomara cuanto antes.
—Joder, no aguanto más —musitó Tengen.
Él te acostó de nuevo en la cama quedándote boca abajo como antes. Tengen se colocó detrás de ti, mientras se quitaba el resto de la ropa. Si, ya era hora. Ibas a sentirlo en tu interior. Un gran gemido se te escapó cuando él entró por fin.
—Dios, que estrecha estás, baby —comentó, no dudando en moverse en ti con las manos apoyadas en la cama, como si estuviera haciendo flexiones—. Te voy a follar como nunca.
—¡L-Lo deseo, Daddy!
—Ah, ¿si? Entonces, demuéstralo. Demuestra que soy el único en quién piensas.
Eso no era tarea difícil porque ya estabas pensando en él. Las caderas de Tengen golpeaba sin cesar en tu trasero creando un sonido erótico para ambos. Las estocadas eran profundas, tanto que tocaba cada rincón de tu ser. Él, desde esa posición, besaba y mordía tu nuca con cierta devoción. Estaba maravillado con tus gemidos y que estuvieras completamente sumisa a él. Ni en sus más sueños húmedos pensó que este momento llegaría. Él se hubiera controlado en no revelar su rostro, pero eso colmó el vaso para Tengen. Él se colocó bien, mientras tú seguías acostada en esa posición. Tengen agarró tus nalgas para separarlo y admirar cuando metía y sacaba su miembro en ti. Era genial sentir tus paredes aprisionar su hombría.
Por lo menos estaba relajado de que no hubieran cámaras porque le llamarían la atención por no trabajar profesionalmente, pero esto era sumamente delicioso como para ignorarlo. Tú agarrabas con fuerza las sábanas queriendo sostener algo porque los movimientos eran bruscos y profundos. Pero eso estaba cambiando porque se volvieron erráticos, como si ya estuviera perdiendo esa gran fortaleza. Eso significaba que él estaba a punto de terminar. Y fue así. El placer fue tan grande que los dos gimieron al mismo tiempo. Tú no parabas de temblar y jadear, notando como Tengen se acostó a tu lado un tanto rendido. Ninguno de los dos dijo nada. El silencio reinó en el lugar. Hasta que Tengan decidió hablar.
—¿Desde cuándo lo supiste?
—Digamos que dejaba pistas llamativas —respondiste, mientras te sentabas en la cama.
—¿Tan obvio soy? —Asentiste—. Yo pensaba que estaba siendo discreto. No se lo dirás a nadie, ¿verdad?
—Será nuestro secreto, Uzui-sensei.
—¿Sabes? Lo he disfrutado mucho contigo. —Él se acercó a ti—. ¿Qué digo? Lo disfruto contigo. Eres demasiado especial para que te escapes de mis manos.
—¿Lo dice como profesor o como Mr. Sound?
—Ambas cosas. Podemos... seguir con esto, pero en otro sitio —te propuso, tomando un mechón de tu pelo—. Te puedo dar todos los lujos que quieras y estarás con un hombre apuesto.
—¿Es una forma de pedirme que deje está compañía y me centre en usted? —preguntaste. Tengen te dedicó una sonrisa. Lo adivinaste—. Me lo pensaré.
Esa respuesta no le gustó mucho al peli-blanco, pero tuvo que aceptarlo porque no le quedaba otra opción.
¿Quién será el próximo en investigar?
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