Capítulo 5. Mr. Venom y Mr. Wind
Advertencia: este capítulo contiene contenido sexual. Si no te gusta este tipo de contenido, no sigas leyendo, aunque eso implique que perderás información de la historia.
Hoy ha sido un día de locos. Los profesores tanto Tengen como Sanemi no te dejaron respirar por un segundo. Algo les pasaba a esos dos. Y no hablemos de Kyojuro que te lo encontraste por el pasillo y te hizo un montón de preguntas, como si quisiera saber tu vida. Desde que empezaste esta semana en la empresa notaste a los profesores querer acercarse más a ti. Todo te estaba pareciendo extraño.
Bueno, era mejor ignorarlo porque ahora mismo estabas en la habitación que siempre te correspondía para recibir a Mr. Venom. Solo esperabas que la tarde fuera tranquila. Ay, que ilusa eres. Los Daddies no se cansarán de jugar contigo, pero por lo menos esperabas que la sesión de hoy no fuera tan intensa como las dos anteriores.
Estaba tardando mucho. Decidiste estar más cómoda en la cama quitándote los zapatos y colocar las piernas en la cama para cruzarlas, incluso decidiste acostarte en esa posición. No pensaste que el colchón era blando. Era normal porque estabas centrada en los juegos de los Daddies. Poco a poco empezaste a cerrar los ojos porque los sentías pesados y con ganas de poder dormir un rato.
—Menos mal que me tocó la sesión de hoy porque cualquier Daddy se acercaría a ti y no dudaría en darte la vuelta para azotar tu trasero.
Una voz distorsionada provocó que te sentaras en tu sitio y miraras a la persona. Mr. Venom te miraba cual depredador, mientras se acercaba a ti arrastrando consigo la silla. Aunque las ropas no ayudaban mucho dirías que era un hombre delgado con un poco de musculatura. Mr. Venom, quien portaba una máscara de nubes, dejó la silla enfrente tuya y se sentó para analizar brevemente tus informes.
—¿Usted lo habría hecho? —preguntaste con curiosidad.
—Me lo pensaría dos veces, pero sé quién no lo haría. Mr. Soryu, por ejemplo. Esa persona respeta a las mujeres y las considera unas diosas. Es su filosofía.
—¿Y la suya?
—Mi filosofía es ser un poco egoísta con la gente de mi alrededor, sin embargo, no hablemos de mí. No quiero aburrirte —dijo, apartando la mirada en las hojas—. Hoy nos centraremos en ti. Has tenido dos sesiones intensas.
—S-Sí, Daddy —respondiste.
—Seguramente pensarás que hoy no será igual. —Tu cabeza se movió, asintiendo. Mr. Venom se rio ante tu inocencia—. Me encanta.
—¿El qué?
—Inocente e ilusa. —Él se levantó de su sitio para acercarse a ti y tomar tu rostro de una forma brusca. No sé. Llegasta a la conclusión de que este hombre iba a ser un poco salvaje—. Eres intrigante —siguió continuando, mientras aflojó un poco el agarre para contornear la forma de tu mandíbula—. ¿Por qué una chica bella entraría en esta empresa? ¿Será porque te ves necesitada de amor?
—... Nunca tuve padre —respondiste—. Mi madre era drogadicta. Un día se marchó, dejándome sola. Vivo sola en mi casa. Trabajo duro para mantener mi hogar.
—Palabras duras para una bella chica. —Siguió con las caricias. Mr. Venom se agachó, apoyando sus rodillas en el suelo. Con sus manos agarró tus piernas y las atrajo hacia él casi exponiendo tu feminidad—. Y por lo que vi en los informes tampoco has tenido un noviazgo.
—N-No, Daddy.
—¿Puedo saber el motivo?
—No tengo tiempo. Además, los chicos de mi academia no me atraen demasiado. Son estúpidos.
Ese comentario hizo que Mr. Venon riera por lo bajo. Sus manos cubiertas por aquellos guantes acariciaban tus muslos con mucha lentitud. Tú suspirabas lentamente notando ciertas cosquillas. No evitaste reír y agarrar inconscientemente sus manos para que se detuviera. Te diste cuenta de tu error.
—L-Lo siento, Daddy. Sé que tiene que continuar.
Él no dijo nada. Te mordiste el labio poniéndote muy nerviosa. ¿Se habrá enfadado? Pero escuchaste que Mr. Venom rio un poco y prosiguió con su cometido.
—Soy un chico malo —se sinceró—. Me gusta poner nerviosa a mis babys. No estoy enfadado —prosiguió hablando—. Puedo entender que la reacción de un ser humano al tener cosquillas es detener a la persona causante.
—E-Eso me alivia, Daddy.
Presión de dedos notó por sus muslos. No eran dolorosos. Era una forma de decirte que le estaba gustando tu piel. Poco a poco iba subiendo tu falda para ver tus bragas. Aún sentías pudor porque era una persona diferente. Un dedo colocó Mr. Venom en esa prenda y lo iba estimulando lentamente, mientras tenía la cabeza alzada para mirar sus expresiones. Bueno, al menos iba lento. No como los otros.
Empezaste a gemir bajito y desviaste la mirada avergonzada, pero te diste cuenta que eso sería una falta de respeto para Mr. Venom. Cabeza fijada en él. Los dos no habéis apartado la mirada en ningún momento. Mr. Venom estaba disfrutando de este gran momento. De hecho, estaría así un buen rato observando tus ojos (c/o) que estaban brillosos por la lujuria que estabas sintiendo.
Sin embargo, las caricias cesaron porque Mr. Venom se levantó, tomando tus manos para que te levantaras también. Sí, había una diferencia de altura considerable, pero era una estatura normal y corriente. No como Mr. Sound.
—Desnúdate —te ordenó.
Asentiste y procediste a quitarte la ropa ante la atenta mirada de Mr. Venom. Mientras hacía eso, él se aproximó al armario para abrir y buscar algún juguete para la diversión de hoy. Tu corazón latía con mucha más fuerza preguntándote cómo será la sesión con este hombre. Mr. Venom volvió con unas cuerdas gruesas.
Él colocó aquella cuerda alrededor de tu cuello como si fuera una corbata e iba haciendo nudos alrededor de tus pechos. Prosiguió con tu espalda obligándote a poner los brazos hacia atrás para que no tengas la mayor movilidad posible. Mr. Venom hizo girar tu cuerpo y te acostó en la cama boca abajo para continuar con su proceso. Tus piernas estaban flexionadas e hizo todo lo posible para que se quedaran así. Ahí aprovechó para amarrar tus muñecas. Luego volvió a colocarte boca arriba y la cuerda, que era suave, pasó por tu intimidad haciendo presión en ella.
Esto, definitivamente, era bondage. Nunca pensaste que esto iba a suceder contigo.
—¿Duele?
—N-No, Daddy.
—Son cuerdas esponjosas, perfectas para un principiante —añadió—. ¿Estás incómoda?
—S-Sí, Daddy —sinceridad ante todo.
—Te acostumbrarás —dijo. Tomó la cuerda en la posición de tu vientre para hacer un breve jalón y tú gemir por lo bajo—. Solo céntrate en el placer que te puedo proporcionar.
Él apartó un poco la cuerda de tu intimidad para colocar cierto objeto ahí dentro lentamente. Te imaginaste que pudiera ser perfectamente un vibrador. Efectivamente, lo era. La presión que hacía la cuerda en esa zona y ese objeto vibrar era demasiado para tu cuerpo. Empezaste a gemir sin control y eso que el vibrador estaba en el primer nivel. Mr. Venom estaba viendo un gran espéctaculo difícil de ignorar.
En ningún momento te quejaste. No era comparado con las otras clientes que tenían porque reclamaban que las follen. Mr. Venom solo quiere estar complacido viendo a sus víctimas estar completamente sumisas. Un dedo posicióno en su aureola izquierda para hacer breves círculos viendo como su pezón se erizaba. Tus gemidos despiertan en él una necesidad de follarte y ser el primero en quitar tu virginidad, pero tenía que contenerse.
Sin embargo, si podía hacer una cosa. Se iba desabrochando y se bajó los pantalones para sacar su miembro ya erecto. Tus ojos se asombraron ante tal tamaño. ¿Aquí todos tenían miembros grandes o qué? Pensabas que te obligaría a hacerle una felación, pero Mr. Venom se puso encima de ti colocando su pene entre tus pechos. Con sus manos hizo presión entre ellas. Empezaste a sentirte incómoda porque las cuerdas, aunque fuesen suaves, estaban haciendo un leve tirón.
Entonces Mr. Venom empezó a estimularse por su cuenta sintiendo la calidez de tus senos. No parabas de gemir. Te estaba gustando demasiado este trato. Sumisa, teniendo dificultades en moverte porque él tenía control absoluto sobre ti.
—Abre la boca —te ordenó y tú obedeciste. Mr. Venom se acomodó un poco mejor para meter un poco la punta de su miembro, mientras continuaba moviéndose entre tus pechos—. Tienes una boca exquisita, baby. Y tus pechos son tan suaves que yo estaría así por una eternidad.
No pudiste articular ninguna palabra porque entre los gemidos y aquel miembro en tu boca era imposible. Solo cerraste los ojos dejándote llevar por esa sensación exquisita. Estabas en una posición incómoda, pero poco a poco lo ignorabas por el hecho de que el placer estaba presente en ese acto. Cada vez los movimientos de Mr. Venom se intensificaban más no dejándote un momento de respirar.
Un cosquilleo conocido iba bajando lentamente hacia tu intimidad anunciándote que pronto ibas a tener un orgasmo. Eso causó que tus caderas se movieran por sí solas deseando recibirlo completamente. Un gemido ahogado liberaste cuando lo sentiste llegar completamente y arqueaste la espalda casi soltando el pene del hombre. Pensabas que habías cometido un error y él te castigaría.
No. Mr. Venom se levantó de la cama tomando tus cabellos para que hicieras lo mismo, pero te quedaras arrodillada en las sábanas. Tus mejillas se tornaron rosas viendo con tus propios ojos como él seguía estimulando su miembro delante de ti. Aún sin soltarte acercó tu cabeza hacia sus testículos. Eso significaba una cosa. Empezaste a lamer esa erógena para los hombres, incluso te llevaste uno a la boca para succionar. Empezabas a escuchar gruñidos por su parte.
—Ah, baby. Estoy en el paraíso contigo.
De un movimiento brusco metió su hombría en tu cavidad bucal moviéndose con mucha rapidez casi no dejándote respirar, hasta que notaste algo caliente. Se corrió en tu boca.
—Tragátelo —te ordenó.
Cuando él retiró su miembro, tú intentaste todo lo posible en tragar aquella cantidad de esperma. Casi te ahogas con tu propia saliva. Mr. Venom tomó tu barbilla e hizo presión en tu mandíbula para ver si dejaste algún resto.
—Limpia, al igual que tú —dijo—. Sin ninguna mordida, pero marcada por las cuerdas.
Mr. Venom desató esas cuerdas dejándote libre por unos momentos. Suspiraste aliviada. Solo esperabas que en un futuro próximo no hiciera tal cosa. Espera, ¿acabas de pensar en eso? ¿Querías continuar en este mundillo?
—¿En qué piensas? —te preguntó—. Te noto distraída.
—Me queda poco para decidir si continuar o no, Daddy. Aún estoy indecisa.
—Los otros Daddies seguramente te habrán recomendado para que sigas. —Asentiste, dándole una gran verdad—. Yo te sugiero lo mismo.
—Si lo hago, ¿podré conocer vuestras identidades? —preguntaste porque sentías curiosidad en saber cómo eran en realidad.
—Es muy difícil esa petición, baby. Pero te puedo asegurar que disfrutarás de una experiencia increíble. Me dijiste que los chicos de la academia son idiotas. De momento, ¿qué opinas de nosotros?
Un sonrojo se apoderó de tu rostro que desviaste la mirada. Mr. Venom rio por lo bajo sabiendo perfectamente esa respuesta.
—¿Ves? Hasta tú misma te has delatado sin decir nada. —Con la mano palmeó unas cuantas veces su cabeza—. Mañana tendrás sesión con Mr. Wind. Te puedo dar un chivatazo. —Mr. Venom se acercó para susurrarte al oído—. Él es el segundo Daddy más peligroso de este grupo. —Te pusiste tensa—. Aunque en cierta manera sería Mr. Demon, pero fue bueno contigo en tu primera cita. Espero volver a verte, baby.
¡Querías morirte ya mismo!
🏢🏢🏢🏢
Viernes. Último día de clase. Antepenúltimo día de la semana para tener tu próxima cita en Kimetsu’s Corporation. No parabas de pensar en las palabras de Mr. Venon. Dudabas si ir o no. Si no vas, es posible que algunos de los Daddies te castigarán. Si ibas, no saldrás viva de esa empresa por la sesión de Mr. Wind. Era un hombre que portaba una máscara de molinillos de viento.
«¿Qué hago? ¿Qué hago?».
—¡___!
Todo tu cuerpo se sobresaltó al escuchar la voz de Ume. Ni te percataste de que estabas en el comedor comiendo para la siguiente clase. Delante de ti estaba tu amiga que estaba sumamente preocupada.
—¿Estás bien? Te noto pálida.
—Sí, es solo que quiero que termine esta semana para estar relativamente tranquila.
—Bueno, eso sería difícil si decides continuar en la empresa —dijo Ume—. ¡Yo que tú aprovecharía!
—¡¿Tú quieres que muera?! —gritó.
—¡Anda, por favor! Recuerda que es tu regalo de cumpleaños. —La peliblanca juntó las manos a modo de súplica.
Un tic apareció en tu ojo. Deseabas matarla en ese mismo instante por su estúpido regalo. No quería complacerla, pero ella no paraba de insistir. Le dijiste que te lo ibas a pensar muy bien y Ume te sonrió, como si hubiera ganado la batalla.
Todo tu cuerpo se sentía raro debido a las sesiones que tuviste con anterioridad. Te frustraba el hecho de que no hayas dado permiso para profanar tu virginidad. No estabas segura de hacerlo. Pero te intrigaba el hecho de sentir un miembro en tu interior por las lecturas que leías de Wattpad. ¿Tal vez deberías darle su consentimiento a uno de ellos? Pero ¿a quién? Solo te faltaba por conocer a Mr. Wind y a los otros dos llamados Mr. Soryu y Mr. Fire. El último nombre te daba cierta seguridad, pero solo por el nombre.
Las horas pasaron y, como siempre, fuiste directa al metro para coger el siguiente metro para ir a la empresa. No querías llegar tarde. No estabas segura si Mr. Wind se iba a molestar por eso. Era mejor apresurarse cuanto antes. Por cierto, Tengen estuvo más relajado contigo. No era tan persuasivo. Tal vez se dio cuenta de tu cierta incomodidad. A quien no viste en todo el día porque no tuviste clases eran a Sanemi y a Kyojuro. Mejor para ti.
Ya estabas en la empresa. Repetiste todo el procedimiento que tanto conocías. Todo era repetitivo, tanto que te aburrías demasiado, pero no había otra opción. Estabas sentada en la cama esperando a que apareciese Mr. Wind. Tu corazón latía con muchos nervios. Ojalá se haya puesto enfermo y no haya podido venir. Pero eso nunca sucederá porque hizo acto de aparición.
Mr. Wind, en vez de mirarte, se dirigió directamente al armario sin decir un hola. Esto no era bueno. No lo era. El hombre estaba enfrente de las puertas abiertas pensando con claridad qué hacer. Tú viste como sus manos se movían. Después se giró para caminar hacia ti con ropas en sus manos. Menos mal que no era un juguete sexual o un objeto de tortura. Alzaste la mirada para verlo. ¿Quién estaba detrás de la máscara?
—Buenas tardes, baby. —Aunque su voz estuviera distorsionada, daba miedo.
—B-Buenas tardes, Daddy —respondiste con los brazos encogidos.
—¿Cómo han ido las clases? —preguntó.
—Bien, un poco aburridas, pero no me puedo quejar.
—¿En la sesión de hoy pensarás que será aburrido?
—N-No, Daddy.
—Entonces, empecemos —dijo, extendiendo los brazos para mostrarte el disfraz—. Tendrás que quitarte el uniforme para ponerte esto.
Te levantaste del sitio para proceder, sin embargo, unas manos te detuvieron completamente. El responsable te miraba y no estabas segura que expresión estaba teniendo en ese momento.
—Quitátelo, pero eróticamente. Muestráme que eres una perra en celo que coquetea al macho con la necesidad de que lo folle.
Este Daddy era sumamente sucio en todos los sentidos. Mr. Wind soltó tus manos para que continuaras con tu labor. Como te pidió, te ibas a deshaciendo la corbata lentamente teniendo la atenta mirada de Mr. Wind. No parabas de mover tu cuerpo como si fuera un baile. Intentabas todo lo posible para que fuese erótico, incluso te atreviste a pasar la corbata alrededor su cuello jugando con él.
Luego seguiste desabotonando los botones de tu camisa sin apartar la mirada en él. Él estaba callado en todo momento. Te estaba devorando con la mirada, literalmente. Proseguiste con tu falda que cayó lentamente por tus piernas. Continuaste con tu sostén y luego tus bragas. Estabas completamente desnuda ante sus ojos. Entonces escuchaste un gruñido de molestia. ¿Algo hiciste mal?
—Ese idiota de Mr. Venom te dejó alguna que otra marca en tu cuerpo —dijo, tocando las marcas de aquella cuerda suave.
—F-Fueron cuerdas de algodón, Daddy.
—Él y su puta manía de atar a las clientas. —Definitivamente, era un Daddy que le gustaba decir palabrotas—. Al menos no son tan notorias —se calmó un poco.
—¿No le gusta que tenga marcas, Daddy?
—Si fui yo quien las provoque. Ahora del resto, no —aclaró—. Ahora vamos a proceder a ponerte el disfraz.
Te fijaste que era un traje de policía. ¡¿Eh?! Te iba a obligar a disfrazarte de ello. Mr. Wind decidió vestirte, empezando a subir esa falda corta aprovechando el momento de rozar con las yemas de sus dedos tus muslos. Te mordiste el labio conteniendo algún que otro gemido. Luego prosiguió en ponerte la camisa, pero no abotonó todos los botones sino la dejó entreabierta para tener mayor acceso a tu pecho. Finalmente, te colocó la gorra de oficial.
Estás perfecta para ir a una fiesta de disfraces. Sin embargo, te estabas preguntando cuáles eran las intenciones de Mr. Wind. Él estaba tranquilo, mirándote de pies a cabeza. Y de sus bolsillos sacó unas esposas para esposarte. Ya no te sentías una oficial de policía de verdad.
—¿Vas a hacer una buena oficial y escucharás a mis peticiones como capitán tuyo que soy?
Ah. Mr. Wind empezó a jugar contigo. Él sería tu capitán y tú la oficial de policía.
—S-Sí, Daddy —afirmaste.
—Entonces, para reprender tus malas acciones como policía, te mereces un castigo. Date la vuelta y apoya las manos en la cama.
No sabes porque te estaba excitando este juego. Obedeciste sin rechistar a su petición. Esto te recordaba un poco a lo ocurrido con Mr. Sound. Mr. Wind levantó tu falda para exponer tu trasero y, de un momento a otro, azotes empezaste a recibir a lo que gemiste por lo bajo. Él masajeaba esa zona rojiza para volver a dar un golpe. Estabas temblando en tu sitio y no podías hacer nada al respecto. Solo hacer caso y no quejarte. Has dicho que serías buena y lo harás.
—Tienes un trasero cojonudo, oficial —añadió—. ¿Sabes? Ojalá tuviese una porra en mi poder para darte leves golpes y seguir viendo tu trasero enrojecerse.
—D-Daddy —gemiste al recibir otro azote.
—Pero mis manos son lo mejor, ¿verdad?
—Sí, Daddy. Me gustan sus manos.
—Ojalá quitarme los guantes y pudieras sentirlas mejor porque te aseguro que sería muy diferente.
Con tan solo imaginarlo tu vagina empezó a liberar tus fluidos vaginales que resbalaban por tus piernas. Mr. Wind se dio cuenta de ello y pasó un dedo por ahí para recoger un poco
—Eres una perra muy sucia, oficial.
—L-Lo soy. —¡¿Qué coño le estaba pasando a tu mente?! Este hombre estaba sacando lo peor de ti.
—Ahora tendrás que lamer el desperdicio.
¿Cómo? Entonces, sin previo aviso, notaste sus dedos invadir tu boca. Un sabor agridulce sentiste por tu lengua. Era tu propia esencia. Las falanges resbalaban y jugueteaban con tu músculo a lo que tú seguiste el juego chupeteando con fuerza. Cierto gruñido escuchaste y Mr. Wind se pegó a tu trasero. Su virilidad estaba rozando o golpeando tu sexo con ganas de meterlo y follarte como nunca. Ya Mr. Venom te lo dijo, a él le gustaba el sexo duro.
—Joder, oficial. No sabía que fueras una puta cachonda. —No podías articular palabra porque aún tenías esos dedos en tu boca—. Estás haciendo un desastre ahí abajo. No me dejas más remedio que arreglarlo.
Al fin retiró aquellos falanges donde saliva dejaste escapar por tu boca. Tus ojos estaban entreabiertos, pero dejaste de ver algo porque Mr. Wind te colocó un pañuelo. Eso significaba que él se iba a quitar la máscara. Él te cogió bruscamente y te giró para empujarte en la cama. Un chillido se te escapó cuando sentiste la lengua caliente de Mr. Wind lamer toda tu feminidad retirando tus jugos.
Ese músculo se movía muy rápido, como un huracán a punto de destruir todo a su paso. No parabas de gemir y balbucear cosas sin sentido. Tu mente se estaba volviendo en blanco porque solamente te centrabas en el exquisito placer. Y un grito salió de tus entrañas cuando Mr. Wind succionó con fuerza tu clítoris. Pensabas que ibas a tener un orgasmo, pero no porque lo soltó bruscamente.
Movimientos escuchaste y un peso notaste a tu izquierda. Otro gemido soltaste porque ese hombre metió un dedo en tu interior y lo iba moviendo con mucha rapidez. Su boca caliente estaba muy cerca de tu pecho izquierdo que estaba un poco al descubierto. Peligro. Peligro. Esa palabra aparecía una y otra vez en tu cabeza. Efectivamente tus sospechas eran ciertas porque atrapó tu pezón chupeteando con fuerza y torturando tu pezón con esa lengua bien entrenada. Un segundo dedo invade tu ser y se movía con más rapidez que antes.
Este hombre te estaba volviendo loca. Los dedos de tus pies se curvaban al igual que tu espalda porque sentías una corriente conocida descender tu vientre. Tus paredes vaginales aprisionaban aquellos dedos y Mr. Wind gruñó dándose cuenta de ello.
—Te vas a correr, ¿verdad?
—¡S-Sí, Daddy!
—Eres una perra sucia, oficial. Te pones cachonda con solo escuchar mi voz. —Cuando dijo eso, los movimientos se volvieron más salvajes que antes casi tocando tu cérvix. Esta vez tu mente estaba en blanco y solo te limitaste a gemir con más fuerza—. ¡¿Ves?! ¡Ni siquieras puedes acallar tus gemidos! ¡Córrete cual perra! ¡Vamos! ¡Ofrécele a Daddy tu mayor orgasmo!
—¡Daddy!
Y llegaste por fin al ansiado orgasmo. Por poco casi te ibas a desmayar por la emoción de tu cuerpo. Menos mal que Mr. Wind aminoró un poco la velocidad y retiró los dedos para que respiraras con tranquilidad. Dios, eso ha sido una explosión llena de emociones.
—Nunca pensé que tu coño fuera tan delicioso, oficial —dijo. Tus oídos se agudizaron, escuchando como chupeteos. Te sonrojaste porque él se estaba retirando la esencia de sus dedos—. No me quiero imaginar mi polla ahí dentro. Debes estar sumamente apretada y exquisita.
Un silencio reinó, aunque mezclado por tus jadeos. Empezaste a pensar con claridad ante el deseo de Mr. Wind. Este hombre despertó algo en ti que nunca sentiste. La necesidad de ser follada por un salvaje como él, sin embargo, sería peligroso porque desgarraría fácilmente tus paredes vaginales. Mejor callarse y no decir nada. Solo esperar a que tomes la decisión a quien entregar tu virginidad. Oh, eso te hizo recordar.
—D-Daddy, ¿puedo preguntarle algo? —prguntaste notando sus brazos en tu cuerpo para sentarte en su regazo y quitarte la venda.
—Adelante.
—Si doy mi consentimiento en tener relaciones sexuales con alguno de vosotros, ¿usaréis condones?
—No —respondió tajantemente. Eso te preocupó demasiado—. Tenemos otro método anticonceptivo que son píldoras para hombres.
—¿E-En serio?
—Una doctora llamada Tamayo encontró la solución para disminuir el volumen de espermatozoides.
—No lo sabía. —Estabas sumamente sorprendida.
—Bueno, es una manera de evitar que nuestras clientas tomen esas pastillas anticonceptivas porque, a más de una, se le puede olvidar y quedar embarazada —comunicó.
Lógico porque a ellos se les ve responsables de sus actos porque son Daddies. No quisieron encontrarse con la grata sorpresa. Luego tendrán problemas dentro de la empresa. La cabeza de Mr. Wind se quedó apoyada en tu hombro, mientras acariciaba tu vientre con lentitud. Te sonrojaste porque estabas viendo a una fiera calmada.
—Ya has visto que las sesiones conmigo no son suaves y puedo entender perfectamente que no quieras intentarlo conmigo siendo virgen.
—Lo siento, Daddy.
—No te preocupes. —Aquel hombre se levantó de su sitio—. No obstante, si en nuestro siguiente encuentro ya no lo eres, podré ofrecerte un placer que no experimentarás nunca —continuó hablando, mientras caminaba hacia la salida—. Por cierto, mañana tendrás sesión con Mr. Fire. Tal vez sea el más indicado.
—¿A qué se refiere? —preguntaste con curiosidad.
—Ya lo verás por tu cuenta. Espero volverte a ver pronto, baby.
Mr. Wind te dejó sola en aquella habitación para que te cambiaras de ropa. En cambio, él se apresuró hacia la sexta planta para llegar a su cuarto. Puerto número 616. Cuando la abrió se quitó los guantas, la máscara, el collar para cambiar la voz y se desabotonó unos cuantos botones de la camisa porque odiaba sentir su pecho estar presionado. A él le gustaba mostrar con orgullo sus cicatrices, pero no podía por la empresa. Cuando se sentó en la silla para estar lo suficientemente relajado, se miró al espejo.
Mr. Wind era el profesor de matemáticas de la Academia Kimetsu. ¡Shinazugawa Sanemi!
El hombre de mirada penetrante se desabotonó el pantalón para liberar su miembro erecto empezando a estimularse por su cuenta. Joder, por poco estuvo a punto de hacerlo contigo, con su alumna. Gemidos empezó a realizar, tapándose la boca con la mano para no llamar tanto la atención. De todas las chicas posibles, tenías que aparecer tú. Una alumna que llamó su atención desde un principio.
Verte aquí en la empresa fue una gran sorpresa para Sanemi. Pensó que su truco funcionaría contigo. Dejarte en un estado de necesidad absoluta para follarte como era debido, pero a él le gustaba tener sexo duro con todas sus clientas, pero ninguna lo complacía tanto como tú. Un gruñido gutural liberó cuando eyaculó. Su espalda tocó la silla, mientras respiraba con cierta pesadez.
—Mierda. Desde que la vi el lunes siempre he tenido ganas de tocarte. Continúas en mi cabeza. Ahora sé perfecamente que este mundo te conviene porque lo comprobé y los otros también —dijo, mirando por encima los documentos—. Un poco más y hubieras sido mía —chasqueó la lengua con molestia—. Me fastidia decirlo, pero espero que Kyojuro haga su labor porque él sería el adecuado para desvirgarla. Él es demasiado bueno y cariñoso. Y cuando eso suceda, podré jugar perfectamente contigo, ___ —se ríe para sí mismo—. Tal vez jugar en la empresa no será suficiente para mí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top