Capítulo 13. Los Daddies reclaman

Cuando hiciste el comunicado de que ibas a dejar la empresa, a la gran mayoría de los Daddies no les gustó demasiado. Tengen y Sanemi sospechaban de que esto fue por culpa de Kyojuro que te cautivó de alguna manera. El resto no iba a permitir que te marcharas así sin más. Eres perfecta en todos los sentidos del mundo. Ellos harán todo lo posible para tenerte en brazos.

En la academia estuvo el día tranquilo. Tú, como siempre, estabas con Ume mirando los deberes que habían marcado los profesores en su momento. La verdad que se habían pasado con la tarea, salvo Kyojuro que se había portado bien y solo ha mandado un trabajo suave sobre su materia. No evitaste estirar los brazos sintiéndote cansada, pero estabas feliz porque ibas a tener una relación con Kyojuro. Era todo lo que necesitabas.

Sin embargo, aunque Kyojuro tenía una sonrisa de oreja a oreja, notabas a los otros dos profesores con cierto recelo e intentaban todo lo posible para acercarte a ti. No. No debes caer. Debes mantenerte firme en todo momento. Kyojuro es un buen hombre y con un gran corazón. Él no te haría daño. El resto solo buscaba complacerse a sí mismo. Te diste cuenta de ello.

Sin embargo, no negabas que te gustaba ese trato salvaje porque eres joven y tu cuerpo necesitaba experimentar todas esas emociones. Pero esto se te estaba escapando de las manos y tomaste la mejor decisión de tu vida antes de que pase algo malo. Lo has aprendido leyendo en los libros de Wattpad. La protagonista toma una mala decisión y las consecuencias ocurren después.

Las clases habían terminado. Tú estabas dispuesta a marcharte, no obstante, viste a Kyojuro a hacerte señas con la cabeza para que te acercaras. ¿Cómo ibas a negar tal cosa? Una sonrisa amplia hiciste y te acercaste a él, pero con disimulo para que nadie sospecharas.

—¿Te puedo ver esta tarde en mi casa, solecito? —te preguntó. Ya se estaba acostumbrando a llamarte de esa manera sin necesidad de ser Mr. Fire.

—Si me invitas tú, no voy a negarme —reíste bajito.

—¡Genial! Porque tengo pensado en que podamos ver alguna película juntos.

—¡Me parece bien!

No, de verdad. Es demasiado tierno y se le quería demasiado. Era este tipo de hombre que te encantaba. Esta relación de profesor y alumna no era bueno que alguien los viese juntos y sospechase en cierta manera. No deseas perjudicar a Kyojuro. Así que tomaste la decisión de volver a tu casa, almorzar y ya más tarde ir al hogar de Kyojuro que, por cierto, te digo la dirección.

Cuando saliste de la academia por el rabillo del ojo viste a Gyutaro junto con su hermana Ume. Parece que el chico ya estaba mejor. Sus ojos azules se clavaron en tu cuerpo. Tú alzaste la mano a modo de saludo y él te ignoró por completo. Vaya, parece que las noticias vuelan. Un suspiro salió de tus labios porque no obtuviste otra opción.

Solo tardas media hora para llegar a tu casa. Te diriges a la cocina para poner la comida en un plato y calentarla en el microondas. Era comida que sobró de ayer y seguirá estando buena. Las ganas de estar con Kyojuro a solas aumentaba más tu ego. ¿Cómo será ver una película con él? Te estabas imaginando un montón de cosas.

Luego de comer, tomaste una ducha bien rápida porque querías ir bien fresca y ponerte ropa más cómoda. Eso sí, decidiste no llevar una falda para que no piense mal, aunque ya él te ha visto unas cuantas veces con ella porque en la academia no te dejan llevar otro uniforme. ¿Dónde está el perfume cuando uno lo necesita con urgencia? Al fin lo encontraste. Estaba en la cómoda.

Un último vistazo al espejo. Una sonrisa se formó en tus labios porque estabas lista para tener una cita con Kyojuro. El bolso y el abrigo estaban colgados en el perchero, así que lo tomaste y fuiste corriendo hacia la estación de tren. La casa de Kyojuro se encontraba en el centro de la ciudad y el tren te dejará cerca. Comenzaste a ponerte nerviosa. Tranquila, no pasará nada.

Mientras ibas de camino, te dejaste deslumbrar por las vistas de la gran ciudad. Si fueras una artista de verdad, estarías pintando las vistas. Tus dedos tocaban con sutileza el cristal del vehículo teniendo la sensación de que estás a punto de quemarte por los rayos del sol. Te recordaba un poco a Kyojuro. Qué cosas, ¿no? Parece que estuvieras enamorada de él.

Al rato, llegaste a la estación y saliste de ahí por unas escaleras. Veamos, la calle no tendrá que estar lejos de tu ubicación. No, solo tienes que andar veinte minutos a tu posición. Caminar es saludable porque fortalece tus músculos. No guardes el móvil en caso de que te pierdas. Agradeces de no tener una orientación pésima.

Ya estabas enfrente de la casa de Kyojuro. El exterior era bastante grande y seguramente será bonito por dentro. Estuviste a punto de tocar, pero te percataste de cierta limusina y cierta moto que te resultaban familiar. Una ceja alzaste, sospechando de cierta manera que alguien más estaba en la casa de Kyojuro. Tu dedo índice rozó el timbre y la puerta se abrió. Kyojuro estaba con una sonrisa nerviosa.

—C-Creo que no es el mejor momento —susurró para que nadie lo escuchara.

—Oh, claro que sí. —Sanemi hizo acto de aparición empujando suavemente a Kyojuro—. Ven adentro.

Una gota de sudor iba resbalando por tu sien. Te adentras a la casa siendo seguido por Kyojuro y Sanemi. En el salón se encontraban Tengen, Muzan, Akaza, Gyutaro y Douma. Esto no tenía buena pinta. ¿Qué hacen ahí?

—Señorita ___ —habló Muzan—, nos hemos enterado de que se ha marchado de la empresa Kimetsu's Corporation.

Ese comentario te hizo alertar demasiado. Empezaste a contar a los hombres que hay en la reunión. Siete. Siete hay en total. Tus ojos se agrandaron demasiado dándote cuenta que el resto eran los Daddies.

—Y nos molesta el hecho de que haya tomado la decisión a causa de Rengoku Kyojuro —seguía hablando—. Ni siquiera ha escuchado al resto.

—Me ha dolido en el alma porque quería jugar un poco más —dijo Douma haciéndose la víctima.

—Danos una explicación —exigió Akaza levantándose.

—¡Quieto ahí! —exclamó Tengen—. Ella no merece estar cerca de ninguno de nosotros hasta que nos dé una explicación.

Sospechas que Tengen y Sanemi habrán escuchado tu conversación con Kyojuro, y ellos decidieron llamar al resto de los Daddies para hablar contigo. Un suspiro salió de tus labios y decidiste dejar el bolso en el perchero.

—Ya esto me lo conozco de sobra —dijiste—. Preferí irme de la empresa porque era lo mejor para mí porque salía perjudicada o con dolores de cabeza. En plan, con quién voy a quedarme. Entonces lo decidí de esa manera.

—¿Y quedarte con Rengoku? Eso no es justo —gruñó Sanemi con mucha molestia.

—Ni siquieras nos dejaste elegir —exclamó Gyutaro.

—Porque empezareis a pelear —continuaste—. Ya sé de qué va todo esto. Unos hombres que van detrás de una chica perfecta y no la quieren dejar escapar. Y la única manera de solventar las cosas es con sexo. La chica se ve confundida e intenta suicidarse. No consigue su objetivo y luego no tiene más remedio que vivir con uno de ellos cada semana.

—¿De qué cojones estás hablando? —cuestionó Akaza con una ceja alzada.

—Te recomiendo leer "Daddy's Corporation" y lo comprenderás perfectamente.

—Señorita ___ —te llamó Muzan—, por favor, vuelve a la empresa.

No lo harás. Ya lo tenías decidido. Tus brazos estaban cruzados demostrando que ibas a mantener tu postura. Muzan frunció el ceño no gustándole mucho eso. Él pensaba que ibas a ser sumisa completamente e ibas a obedecer, sin embargo, estaba viendo una faceta diferente. Te estás revelando completamente. Tu consciencia te estaba diciendo que volvieras, pero no vas a caer.

—Al menos danos la oportunidad —siguió hablando—. Cada uno tiene su manera de ser. Yo, de hecho, soy una persona poderosa que te pueda dar todos los caprichos del mundo.

—Me tienes a mí y yo pueda aprender a amar —dijo Douma.

—¿Tú? ¿Amar? No seas imbécil —lo insultó Akaza—. Eres la persona más apática que he visto en la faz de la tierra.

—Solecito es mejor que te quedes con...

—¡Tú ni hables, Rengoku! —le gritó Sanemi—. ¡Para empezar todo esto es por tu culpa! ¡Estábamos bien! ¡Relativamente bien!

Pues sí que están desesperados estos hombres. Buscabas de alguna manera compensar por todo lo que estaba sucediendo. No estabas segura que hacer. Siete hombres estaban luchando por ti. Tú no querías llegar a esto. Cada uno te portaba algo. Eso no lo negabas. Sin embargo, debes mantenerte firme porque has tomado la decisión de estar con Kyojuro. O eso creías. ¿Ves? Ya comenzabas a dudar con todo esto. Una gota de sudor iba resbalando por tu sien no sabiendo bien qué hacer.

Encima todos ellos se arriesgaron en revelar sus identidades. Luego todos ellos te miraron, esperando alguna respuesta tuya. Estabas entre la espada y la pared.

¿Con quién te quedarás?

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