Sanemi Shinazugawa.

"Ya te odio, no por idioarte, sino por amarte"

Pedido hecho por:
AyelenFire

Mitsuri: Ne~ Shinobu, ¿Porque estamos aquí? - cuestionó la pelirrosa a la pilar insecto.

Shinobu: Hace algún par de semanas apareció un reporte sobre un demonio en este lugar y ya que no había quien pudiese hacerse cargo, tuvimos que venir - sonrió como siempre y se dirigió a la puerta corrediza de la casa en las afueras de aquel pueblo.

Apenas haberse parado en el pórtico, un horrible olor llegó hasta su naríz, frunció un poco la misma.

Mitsuri: ¿Que huele tan mal? - cuestionó mientras se tapaba ambas fosas nasales.

Shinobu: Hay que averiguarlo - sin esperar más, corrió la puerta de madera para encontrarse con una horrible escena.

La habitación estaba destrozada y había sangre seca por todos lados además de algunos cuerpos esparcidos por el piso y en un rincón del cuarto, una persona en posición fetal.

(...)

Shinobu: Permitimos vivir a un demonio al que Tomioka le perdonó la vida, ¿Porque no hacer lo mismo con uno al que yo perdoné? - cuestionó a los pilares que se encontraban frente a ella.

Gyomei: Es solo que...es extraño que alguien como tú diga eso, con lo que has pasado...

Mitsuri: Yo estoy de acuerdo con Shinobu, ambas la encontramos en aquel lugar, no intentó atacarnos, además...también es una cazadora de demonios, es inofensiva.

Iguro: No hay quien nos asegure aquello y por si no lo recuerdan, la encontraron entre los cuerpos muertos de sus compañeros.

Shinobu: La chica nos contó su versión de la historia, dijo que Muzan la volvió demonio por la fuerza pero al parecer logró escapar de su control gracias a otra demonio, sus compañeros la recibieron tal cual pero al ser enviados a aquella casa con la intención de matar al demonio que habitaba todos murieron.

Mitsuri: Y cómo vimos los cuerpos, podemos estar seguras de que es inofensiva, de no serlo se habría comido a sus amigos y ella pasó dos semanas encerrada en ese sitio sin ser tentada por la carne humana.

Shinobu: Definitivamente, así que digo abiertamente que la chica es inofensiva y no tiene a dónde ir, por ello es nuestro deber ayudarla, después de todo, es una de los nuestros a pesar de ser un demonio - declaró.

Sanemi: ¿Y quién dice que esa estúpido demonio no miente? No les parece extraño que ahora dos demonios estén tan cerca de los pilares tan de repente, ¡¿Que tal si todo es plan de ese maldito idiota?! - expresó con molestia, obviamente el estaba en rotundo desacuerdo con lo que ambas pilares querían.

Shinobu: Como sea, no es como si la opinión de alguno de ustedes me importara - ella sonrió como suele hacer - Solo les estoy dejando en claro que de ahora en adelante una demonio será mi subordinada y aquel que se atreva a tocarla perderá las manos.

(...)

Sumi: Señorita, ¿Necesita algo? - la pequeña de coletas se acercó a la chica que se encontraba sentada en el pórtico admirando la brillante luna que recién comenzaba a salir.

_____: Oh, no gracias, estoy muy bien - expresó regalándole una pequeña sonrisa, la niña asintió devolviendo el gesto.

Sumi: Si quiere algo solo grite mi nombre - se despidió y se marchó del sitio.

La rubia sonrió más ampliamente al ver cómo era tratada en el lugar, un mes siendo demonio y todos con los que se topaba le temían, incluso sus compañeros, hasta que la aceptaron y apenas llevaba unas horas en aquel lugar y las niñas no se habían sobresaltado en lo más mínimo, aunque suponía que era debido a su apariencia puesto que no parecía un demonio en absoluto.

Sanemi: ¡Oye! ¡Maldita! - la chica miró con confusión a todos lados, hasta que dirigió su mirada al frente encontrándose con un peliblanco.

Ella ladeó la cabeza mirándolo con curiosidad.

Lo miró acercarse hasta ella, por lo que agachó la cabeza, sabía bien que se trataba del pilar del viento, más de una vez lo había visto por ahí con algún otro pilar.

A modo de respeto evitó mirarlo directamente y clavó sus ojos en los pies del mismo cuando lo tuvo en frente.

Sanemi: ¡¿Cómo te atreves a poner un pie en este sitio?! ¡¿Acaso no sabes que tan rápido es acabar con los de tu especie?! - lo último que había dicho el pilar la molestó.

La estaba incluyendo a esos malditos y desalmados demonios.

Sanemi: Eres una de ellos! - expresó - ¡Debería terminar con tu vida ahora mismo! - escuchó con el chico desenvainó su espada - ¡No mereces vivir!

_____: Entonces acaba con mi vida - comentó sin alzar la mirada.

Sanemi: ¿Que dices? - el pilar no había logrado escucharla bien.

La rubia cerro sus manos formando unos puños y alzó el rostro por primera vez.

_____: Termina con todo esto - a pesar de tener los ojos inundados de lágrimas, pudo mirar al joven frente a ella mirándola con odio, sin importarle aquello, le regaló una sonrisa.

Ese era su deseo, si iba a morir, al menos que fuera sonriendo.

Sin saber porque, Sanemi se quedó pasmado ante la imagen que presenciaba.

Chasqueó la lengua con molestia y volvió a guardar su espada.

Sanemi: Si te toco, Shinobu me cortará ambas manos y las necesito para matar a otros más fuertes que tú, basura - expresó - Te estaré vigilando, cosa...- sin decir nada más, se marchó de ahí más molesto que nunca.

_____: ¿Cosa? - la chica ladeó el rostro confundida y mientras se tallaba los ojos se preguntaba que había pasado con exactitud.

Para ser honestos, si el chico acababa con ella, estaría más que agradecida.

(...)

Habían pasados un par de semanas desde la llegada de la rubia a la finca mariposa y ya era normal que se encontrase recorriendo los pasillos del lugar.

Se había topado incluso con los hermanos Kamado y sus dos amigos, un rubio desesperado por tener novia y un extraño chico con cabeza de Jabalí, había terminado teniendo una curiosa amistad con la menor de los Kamado, después de todo, también era un demonio.

Parecía que poco a poco se adaptaba a vivir de aquella manera, oculta entre las sombras hasta que el sol desapareciera.

Poco a poco iba ganando la aprobación de todos tanto que algún que otro pilar le ayudaba a entrenar con la espada por las noches, además el patrón la había recibido muy bien, a su parecer solo quedaba una persona a quien hacer cambiar de opinión.

Y justamente esa persona se encontraba a unos metros de ella sin ser notado.

Shinobu: ¿Que haces aquí? - cuestionó la pelinegra sonriendo con los ojos cerrados - Dejé en claro que sí la tocabas te cortaría las manos - el pilar del viento no respondió - O será que más bien tu estás--

Sanemi: Solo estoy vigilando que no intente hacer algo.

Shinobu: Oh, descuida, si intenta traicionarnos, yo misma le cortaré la cabeza, después de todo, yo los estoy poniendo en peligro a todos, ¿No? Aunque me dolería hacerlo, ya le aprecio como amiga - expresó mirando a la rubia que yacía afuera jugando con las niñas.

Claramente el sol ya se había ocultado.

Shinobu: Así que despreocúpate y no vuelvas, todo está bajo control...

Sanemi: Aunque lo digas, seguiré viniendo a vigilarla.

(...)

Mitsuri: ¡No puede ser! - ante el grito de la pilar, Sanemi se alejó del sitio obligando a la pelirrosa a hacer lo mismo - ¡Te gusta!

Sanemi: ¡¿Que estupidez estás diciendo?!

Mitsuri: Llevas un mes observándola en secreto.

Sanemi: Ya había dicho que solo la vigilo.

Mitsuri: Vamos, vamos, soy la pilar del amor, ¿En serio crees que yo no podría notar algo como eso? Te sientes atraído por _____ - expresó mientras tomaba las mejillas del peliblanco y las restiraba con emoción.

Sanemi: ¡Deja de decir tonterías como esa! - se apartó de ella con algunos manotazos - ¡Es una demonio! ¡¿Que no ves?!

Mitsuri: ¿Y eso que importa? El amor se puede dar de cualquier manera - el pilar del viento resopló con molestia y se alejó del sitio al comprender que no podría hacer cambiar la opinión de Kanroji.

Tras dar la vuelta en un pasillo, se topó con la demonio causante de sus problemas últimamente.

La chica se sorprendió al verlo aparecer de repente y se quedó quieta, aún intentaba mantener distancia con él y por alguna razón a Sanemi le molestaba.

El peliblanco se hizo a un lado y la rodeó para marcharse.

_____: ¡Espera! - tras escuchar su voz sintió un leve apretón en su muñeca.

Sanemi se quedó estático al sentir el tacto de la chica y entonces se molestó aún más, se había dado cuenta de que Kanroji tenía razón.

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