Hotaru Haganezuka

Si bien el ryotei que escogieron en el pueblo alejado de la aldea es hermoso, esos tres nunca pensaron que las cosas se les habrían salido de las manos, aunque no involucrara a Haganezuka. Luego de que Tecchin usara unas simples palabras para lograr que Hotaru y la dama caminaran por el jardín, volvió más fácil la manera de espiarlos.

—Yo creo que espiar es malo —hablaste colocándote a un lado del pequeño Kotetsu.

Tu voz hizo que los tres se sobresaltaran, ¿de dónde diablos saliste y por qué estás aquí? Se preguntaron mirándote, no es muy normal ver como una cazadora de demonios pasea con tranquilidad. Kanamori te conoce más que los otros dos porque a veces suele verte con Haganezuka, casi siempre te está regañando y reprochando por lo de sus espadas, pero nunca ha visto que te intente amenazar de muerte como a los demás; le pareció raro, dejó la extrañeza de ese pensamiento por la excusa de que eres mujer y eso lo hace más suave contigo. El niño te miró sorprendido mientras que el jefe de la aldea solo se dedicó a suspirar, si el susto hubiese sido mucho mayor habrías creado un gran conflicto entre los cazadores de demonios y los herreros. En tu rostro apareció una sonrisita al hacer una reverencia a modo de disculpa por la manera tan inesperada de aparecer.

—¿Qué te trae por aquí? —cuestionó Kanamori en voz baja.

No quería arruinar el plan que tanto les costó arreglar.

—Iba de regreso a la finca de mi maestro, pero pasé por aquí porque quería llevarle un regalo ya que tenía tiempo que no salía tan lejos —comentaste con diversión.

—¿No nos escondimos lo suficiente bien como para que nos vieras? —cuestionó el más pequeño.

—¡Negati-…!

—¡Guarda silencio…!

Kotetsu te tapó la boca murmurando con fuerza esas palabras, asentiste cuidadosamente para que te dejara, una vez lo hizo tragaste saliva.

—¿Qué es lo que está haciendo, Hotaru? —preguntaste mirando junto a ellos. —¿Y quién es esa mujer?

—¿Se tienen tanta confianza como para que lo llames por su nombre?

Una risita salió de tu boca.

—Shhh, quiero saber qué es lo que dicen.

Ustedes cuatro se callaron para poder escuchar a esos dos hablar. Haganezuka trae su típica máscara hyottoko así que no se le puede ver bien el rostro, la mujer que camina a un lado suyo se ve delicada; una figura pequeña que viste bien ese kimono con patrón de peonías. Un suspiro salió de tu boca al ver la lindura de esa chica, los tres hombres voltearon a verte debido a tu manera tan rara de reaccionar.

—¡Oh! Esa chica lo tomó de la mano.

—De seguro tiene algo de timidez en este momento.

—Yo creería que es incomodidad… —susurraste.

Para los tres estás diciendo cosas tan raras que prefirieron no preguntar. Como no respondieron tu pregunta no estás segura de lo que está pasando con aquella joven, así que tuviste que sacar conclusiones tú sola. La pareja se detuvo en un árbol donde se escondieron detrás, los chicos a tu lado se encogieron aguantando sus respiraciones, no entendiste porqué así que sólo observaste con normalidad, atenta a lo que esa mujer le dice a Hotaru. En cuanto dijo y afirmó lo de tener una petición te pusiste alerta escuchando sus palabras, frunciste el ceño en cuanto dijo esas cosas sobre las espadas, tu corazón se aceleró cuando dijo lo de "amado esposo". Tragaste saliva, ibas a levantarte para ir, pero Kanamori te tomó del hombro mientras le daba instrucciones a Kotetsu.

—¿Cómo se le ocurre decirle esas barbaridades a Hotaru? —cuestionaste con evidente molestia.

Haganezuka se quedó callado por un rato, pero en cuanto volvió a hablar lo hizo con calma. No pudiste evitarlo, aunque aún se encontraba con esa mujer corriste hacia ellos. Te detuviste un par de centímetros alejada de tu herrero, le sonreíste colocando tus manos en el cinturón y sacando la funda de tu espada. 

—¡Mierda!, ¿por qué la dejaste ir? —exclamó Kotetsu mirando al mayor.

Si el azabache no trajera esa máscara es probable que tenga una expresión de sorpresa, volteaste a ver a la joven e hiciste una reverencia para saludarla; en ella sí se nota la sorpresa que tiene de verte. Un uniforme extraño con un haori y encima una espada, parece hasta una broma. Buscó la excusa más creíble que se le pudo haber ocurrido, y se fue disculpándose de nuevo por decirle "objeto bárbaro" a algo tan preciado al parecer.

—Antes de que me preguntes que hago aquí y espero nadie nos vea porque habrá un gran problema —reíste. —Quiero que veas esto, Nezu-san.

Sacaste tu katana de su funda, el más alto la tomó para verla, una sonrisita apareció en tu rostro.

—¡Ni un solo rasguño, cómo te prometí! —exclamaste.

—No digas tonterías… —quitó el objeto de tu mano y la guardó.

—Pero tú dijiste que… —interrumpió.

—La última vez que te regañé fue porque no pensaste bien y te arriesgaste de más. Me molesta que rompas mis espadas, pero…

Lo miraste con cuidado, llevaste tu mano hacia su máscara, pero te tomó de la muñeca, una risita nerviosa salió de tu boca.

—No seas tímido conmigo, ya nos conocemos y hay confianza —bromeaste.

—Tú eras quien me estaba espiando en primer lugar —respondió.

—Es que… Nos vemos poco y cada que sucede me regañas por algo, todos pensarían que sólo eres el mismo hombre terco de siempre.

—No me dejaron explicar —soltó tu muñeca y te tomó de la mano. —Ya que estamos aquí adentro deberíamos de aprovechar.

Le hiciste unas señas indicándole que los otros tres aún se encuentran allá arriba, Hotaru lo pensó durante un momento, quiere algo de privacidad contigo sin tener que dar molestas explicaciones después.

Tecchin, Kotetsu y Kanamori sólo vieron como los dos desaparecían de su vista, eres una cazadora de demonios así que subestimar tus habilidades desaparecieron fue una mala idea. De verdad ninguno de ellos dos esperaba ver a Haganezuka contigo de esa manera, se confundieron aún más con lo que te escucharon decir; ¿de verdad tienes una relación tan intimida con Hotaru? Era extraño en un principio porque no te amenazaba de muerte por romper sus espadas, sin embargo pese a su comportamiento suave contigo, nunca sospecharon nada; aunque luego de ver esto pudieron entender porque solías visitar "seguido" la aldea o veían al herrero desaparecer los fines de semana en su tiempo libre, siempre con la excusa de ir a entregar algo. A veces ni siquiera daba una explicación, sólo se iba.

Salieron del ryotei, una vez se alejaron lo suficiente el azabache soltó tu mano, antes habías guardado de nuevo tu espada para que nadie la viera.

—Me gusta cuando eres tú quien toma la iniciativa, Hotaru —le dijiste esbozando una sonrisita.

—No digas tonterías…

Una risita salió de tu boca al escuchar la vergüenza en su voz.

—¿Qué te parece si vamos a comprar algo de mitarashi dango y pasamos un tiempo juntos? Debo volver para que Kocho-san revise mis heridas y…

—¿Cómo te encuentras? —te interrumpió.

Lo miraste con atención.

—¿Esos demonios no te hicieron mucho daño? —interrogó quitándose su hyottoko para poder verte mejor.

Su preocupación tan repentina y que te deje ver su rostro fue demasiado para ti, tus mejillas se pusieron calientes, desviaste la mirada girando tu cabeza para no sus miradas no se encuentren.

—Estoy bien, por supuesto.

Volviste a mirarlo, tomaste su mano, sujetándola la llevaste hacia tu corazón; tu vista se posó sobre sus ojos y el notable rubor de su cara. Tragó saliva, no pudo apartar la mano pues las tuyas se encontraban agarrándolo.

—Pero… Mi corazón dolió cuando las personas de tu aldea trataron de buscarte pareja sin saber de lo nuestro…

Los latidos de tu corazón son tranquilos, sólo estás dramatizando, pero lograste hacer que Haganezuka volviera a ponerse nervioso sólo por tus palabras; frunció el ceño. No quiere aceptar que está ruborizado, no obstante es imposible de ocultar. Si fueras cualquier otra persona y no la mujer a la que ama, es seguro que ni siquiera estaría junto a ti, tu personalidad suele ser molesta para los demás y se nota en las cosas que le haz contado; gracias al tiempo que pasaron juntos en esas visitas que él te daba, pudo entenderte. Estar al borde de la muerte muchas veces hace que cada persona se enfrente a eso de manera diferente, desde que lo comprendió dejó de reprochar tanto por lo de sus katanas, se preocupaba, pero no te lo dejaba ver tan fácil. Si bien esto también es un juego de tu parte, no pudo evitar sentirse nervioso al recordar lo difícil y duro que es tu trabajo; es por eso que dejó de quejarse de que rompas sus espadas, trabajó más en la última que te dio para que fuera más resistente.

Un suspiro salió de su boca.

—Claro que es una bro…

—Casémonos —pronunció con seriedad.

Él llevó su otra mano a tu hombro derecho cuando soltaste la que está en tu pecho, te tomó de los hombros y se inclinó hacia ti. Es más apuesto de cerca, te está haciendo sentir nerviosa.

—Si te sientes así, casémonos —repitió.

—¿C-casarnos?

Todo tu rostro se puso rojo hasta las orejas, tartamudeaste.

—Eres la única que me soporta, te gusta lo que forjo para ti y también eres… La mujer que amo.

Le costó decir la última frase, pero cuando lo logró esas palabras fluyeron como agua de río. Tragaste saliva sin saber que responder, está claro que vas a aceptar, pero no puedes hablar, estás demasiado sorprendida.

—Hotaru…

—Y mi nombre no parece tan ridículo cuando lo dices tú.

Agregó con molestia desviando la mirada.

—¿Por qué no lo dijiste desde el principio?

Ni siquiera tuvo sentido esa frase, sólo querías bromear; esa última oración que Haganezuka dijo te hizo sentir tranquila, fue simple, pero sonó muy amorosa. Es tan lindo verlo con el rostro rojo, a pesar de su edad y su personalidad tan difícil, Hotaru es alguien realmente tierno.

Él iba a responder interrongando a qué te referías, tus manos en sus mejillas no lo dejaron hablar, pues en poco tiempo tus labios se posaron sobre los suyos. Se tensó durante un par de segundos, pero se relajó al momento. Rodeó tu cintura con una de sus manos y la otra se deslizó hacia tu nuca.

—¿También deberíamos pensar en formar una familia? —una vez se separaron escondiste tu rostro en su pecho.

—Esas cosas…

Reíste, él te rodeó con sus brazos y apretó su cuerpo contra el tuyo teniendo cuidado de no usar mucha fuerza. Se dio cuenta de que era una broma, correspondiste a su abrazo. Aunque eres una de tantas que se encarga de proteger a los demás de los malvados demonios, Hotaru es quien te hace sentir segura; no sólo porque es tu herrero, sino que la relación y conexión que tienes con él es demasiado hermosa. Sabes que está comprometido con lo que hace y siempre va a moldear la mejor katana para ti, pensando en tu seguridad, deseando que regreses y pueda verte de nuevo.

—Podríamos pensarlas después —respondió con pena. —Te amo, _______…

Murmuró en voz baja.

—Por favor vuelve a repetirlo —pediste. —También te amo, Hotaru.

Después de todo Haganezuka sigue siendo algo inocente en cuanto se trata de amor.

Kanamori por fin los encontró, Kotetsu lo siguió caminando al lado del viejo Tecchin, luego de verlos abrazados de esa manera; los tres hombres se miraron entre sí.

—Debimos de haber preguntado primero —mencionó el jefe de la aldea.

Los otros dos asintieron ante sus palabras.

Contexto: Intentaron hacer que Hotaru tuviera una cita a ciegas 😔✌🏻

Hola, volví luego de dos meses XD
Hace un par de semanas terminé la historia de Kyojuro, así que mi tiempo vuelve a este libro de one shots y también a una historia de Tengen que tengo en proceso.

Muichiro y Mitsuri creo cumplieron años mientras no estaba, intentaré hacerles un especial atrasado 😫👌🏻

Ya regresé a clases también (en línea pero son clases) así que pues dos one shots a la semana de seguro sí subo 😎💪🏻

El próximo espero va a ser de Sanemi, mientras voy a seguirle a unos pedidos que tengo por ahí medio escritos ><
Espero les haya gustado este one shot, gracias por leer ❤🥺✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top