AU! Moderno/Escolar Giyu Tomioka

Tragaste saliva, estabas un poco nerviosa. No podías verlos sin embargo escuchabas perfectamente muchos murmullos, susurros y cosas por el estilo. El ciego de no poder ver es peligroso y a la vez causa mucho temor; te habias acostumbrado a eso y hace mucho no te sentías así, con miedo. La profesora te tomó con cuidado por el hombro, avisándote en el momento; te tranquilizó pero tus manos aún temblaban mientras sujetabas el bastón en tus manos. Los murmuros se callaron, sólo se escucha la voz de Kanae, hablando.

—Ella es su nueva compañera, ________.  Creo que ustedes ya se dieron cuenta de su evidente discapacidad, así que espero la ayuden.

—Mucho gusto —diste un paso al frente. —Mi nombre es ________, tengo ceguera casi total; ya no puedo ver mucho. Hace mucho tiempo no estoy en un lugar así, por favor cuiden de mí.

—Permiteme llevarte a tu lugar, _______ —te dijo Kanae mientras te guiaba. —Es la segunda fila de derecha a izquierda, en el asiento 2 de arriba a abajo.

—Muchas gracias.

Buscaste la silla y la hiciste un poco para atrás, jalándola y sentándote.

La profesora comenzó a dar la clase, usaste tu grabadora para tenerla guardada y poder escucharla después de nuevo.

Si bien habías estado visitando el colegio durante los últimos 2 meses, aún no te aprendías del todo la estructura del lugar; no sólo es grande, si no que tiene muchas aulas y lugares a los que entrar; sin embargo recordaste el porque elegiste ese colegio pese a las demás opciones para personas como tú. Hay pequeñas placas de metal con el nombre de las aulas en braille, si bien tu clase no era la mejor, estás seguro que todo el colegio tiene mucho que dar de sí. Hasta que por fin pudiste salir, encontrándote afuera; tu bastón te es de más ayuda debido al lugar abierto en el que estás. Comenzaste a caminar sin ningún obstáculo hasta que tu bastón chocó contra un objeto; te acercaste y cuando lo tocaste sentiste el tronco de un árbol. Entonces tu bastón chocó contra algo más que se movió.

—¡Oye tú! —gritó alguien a tu izquierda, haciendo que te asustaras.

—¡Inosuke, cálmate! —gritó alguien más.

—¡A quién "golpeó" fue a mí, cálmate Inosuke! —se escuchó la voz de una tercera persona.

Retrocediste un par de pasos.

—L-lo lamento, yo no puedo ver... —dijiste apenada.

—¡No te preocupes! —la voz se trataba del chico a quien habías golpeado. —Yo estoy bien linda dama, ya te había visto por aquí. Soy Zenitsu, el loco que gritó primero es Inosuke y mi otro amigo Tanjiro.

—Hola... —saludaste algo incómoda. —De verdad lo siento.

—¡No te preocupes! No fue tu culpa, ¿necesitas ayuda en algo?

—¡Oh no no! Sólo quería algo de aire fresco, de hecho me iré ya. Una disculpa nuevamente —hiciste una pequeña reverencia y extendiendo tu bastón te fuiste lo más rápido que pudiste.

Zenitsu volvió junto a sus amigos quienes le miraron con detenimiento.

—Fuiste extremadamente amable... —Tanjiro lo miró raro.

—¡Es hermosa!, ¿la viste? Definitivamente mi chica ideal, la que yo soñé. ~

Tanjiro le dio un leve golpe en la cabeza al rubio, este se disculpó mientras que Inosuke se preguntaba de que diablos hablaban. Tú por tu lado, seguiste caminando e intentando conocer a más personas en la escuela; ahora teniendo cuidado de no meterte en problemas difíciles de arreglar. Agradeciste haberte topado con personas realmente amables.

• • •

U

no de tus compañeros te ayudó a llegar al patio, presuntamente tienen educación física. Cuando tu compañero te dejó, había una bolita entre todos. Entre el bullicio del lugar, se escuchó una voz sobre encima de todas las que habían. De inmediato todos se callaron y esa persona comenzó a hablar; por su autoridad supusiste es un profesor. Mientras hablaba dando indicaciones tú esperaste, sentiste el papel que tenías en las manos para comprobar que es el correcto; en cuanto el profesor se acercó (escuchaste sus pisadas), lo llamaste.

—Creo que ya sabía pero no puedo ver —le entregaste el papel.

Era algún tipo de receta o algo por el estilo, el texto escrito en braille no decía mucho; sólo era una indicación por parte de tu madre.

—Ya había escuchado de ti —respondió regresándote el papel. —Ven, sientate.

Te dijo mientras te guiaba a unas bancas para sentarse, lo hiciste con cuidado y él se sentó a tu lado. Los dos se quedaron callados durante un momento, ninguno habló. Por obvias razones, Giyu se encuentra viendo como trabajan tus compañeros mientras tu juegas con tu bastón; pensando en cosas para distraerte, no es como si pudieras hacer mucho sin ver. Fue entonces que escuchaste como Tomioka aclaró la garganta, para después soltar apenas el sonido de una sílaba; parecía querer decir algo pero no podía, no se atrevía o quizás no preguntaba por respeto. Fue entonces que comenzaste a hablar, tú.

—Tuve un accidente hace dos años, dejé de ir a la escuela en ese entonces —comentaste. —Quise regresar para vivir la experiencia de nuevo...

Te puso suma atención.

—En un tiempo me operarán, puede que la cirugía sea exitosa o no. Me temo que ya no lo sea pero aún así quiero disfrutar de mi vida por el momento.

—Entiendo...

Fue lo único que dijo, no tenía más palabras. Pese a que traías lentes y no podía ver tus ojos, el nerviosismo en tu voz, cara y tus movimientos delataron lo preocupada que estás.

—¿La próxima semana te sentirás bien si te incluyo a las actividades? —preguntó.

—¡Por favor no se preocupe por eso, Tomioka sensei! —reaccionaste rápido. —Quiero sentirme útil, no aprobar la mayoría de materias sólo porque no puedo ver.

Reíste.

—Eres bastante valiente... —murmuró en voz baja.

Eso te hizo sonreír. Al parecer lo había dicho para que no se escuchara, sin embargo lo escuchaste perfectamente.

Pasaron un par de semanas desde tu llegada a la escuela, ahora todo era mucho más calmado y tranquilo. Te sorprendió que dijeran que Sanemi es muy agresivo, no sentiste agresividad en ningún momento de su parte, quizás algo enojón, sí, pero hasta ahí. Te volviste a topar de nuevo con los chicos raros, pero saliste huyendo dando muchas excusas. Eran amables pero raros. Tomioka ya había comenzado a incluirte en las actividades, eran cosas sencillas y fáciles de realizar pero que también resultan efectivas. La mayoría de tus compañeros te ayudan, dejando de lado las burlas pero nunca faltan, algunos lo hacen más para quedar bien que por voluntad, pero también sirve.

En esta ocasión te encuentras caminando buscando un lugar tranquilo donde poder comer. Según el buen mapa mental que te hiciste, estás detrás de la escuela, un lugar tranquilo ya que casi nadie pasa por ahí.

Te destuviste en cuanto escuchaste susurros de alguien, te acercaste a la fuente del sonido y tus sospechas se hicieron ciertas, se trata de Giyu murmurando mientras come.

—¿Te molesta si me siento? —preguntaste.

—Adelante.

Escuchaste como se movió.

—¿Te ayudó? —preguntó, negaste.

Con tu bastón golpeaste la escalera donde se encontraba sentado, te sentaste a su lado y dejaste tu bastón en el suelo.

—¿Sobre qué...? Oh, olvídalo no debería de importarme —reíste. —¿Todo está bien?

—Como siempre —respondió. —No hay mucho que decir, ¿qué hay de ti?

—Estaba buscando un lugar donde comer, a veces me encuentro con un trío de chicos raro y es incómodo. Aparte los demás son muy ruidosos y siento sus miradas feas encima de mí, curioso, ¿no? No veo cómo me miran pero puedo sentirlo —reíste.

—Eres muy alegre para la condición que tienes —habló.

Te quedaste pensativa durante un rato, una sonrisita apareció en tu cara. Giyu no esperaba una respuesta de tu parte pero la recibió. Te tardaste en hablar para pensar tus palabras.

—Las personas aprenden a disfrutar mucho más de la vida cuando tienen limitaciones... —respondiste. —A veces me gustaría volver a ver, antes de mi accidente casi nadie me decía que era linda; ahora que no puedo ver muchos lo hacen, no me siento así y como ha pasado el tiempo, sé que cambié desde la última vez que me vi.

Giyu sonrió.

—Eres hermosa.

Te agarró en un momento tan vulnerable que sentiste como tu rostro se calentaba. No te esperabas esas palabras, mucho menos de él. Tu corazón también se aceleró y comenzaste a sentir una sensación extraña.

—No es como si pudiera ver, por favor —reíste.

Posiblemente si pudieras ver, verías la sonrisa más hermosa que se pudiera ver en toda la vida.

—Deberías comenzar a comer —te dijo mientras se paraba.

—¿Te irás? —preguntaste.

—No, voy a ir a tirar mi basura, come tranquila; te acompañaré.

—Lamento haber llegado cuando terminaste.

Giyu volvió a sonreír, en verdad sentía esa felicidad que no conseguía con nadie más. Cuando tiró su basura, regresó a sentarse a tu lado. Se quedó mirándote por un momento hasta que hablaste.

—Ahora que lo pienso, nunca te he escuchado alegre.

—Lo estoy ahora —respondió.

—Estoy segura de que dices la verdad —sonreíste para después meter otro bocado de comida a tu boca. —No pareces ser del tipo que mienta, sin embargo tampoco hablas mucho.

—No tengo mucho que decir, escucharte es más interesante.

Pasaron un tiempo más hablando y cuando tú terminaste, era hora de irse. Guardaste el recipiente de tu comida en tu bolsa y luego recogiste tu bastón. Giyu te miró detenidamente.

—¿Puedo pedirte un favor?

—¿Qué es?

—Sonríe más que de seguro te ves muy atractivo así —reíste. —Tengo que volver a clases, tengo entendido que hoy nos toca tutoría, ¿verdad? Hasta pronto.

Tomioka se quedó sentado en la escalera, confundido por lo que sentía en el momento. Tocó su corazón, recordando lo que le dijiste sonrió involuntariamente. Suspiró; «de verdad es hermosa, tanto en su personalidad como en el físico».

Llegaste a tu clase y fuiste directo a tu lugar, sacaste una hoja de papel y tu regleta para escribir en braille. Colocaste el papel dentro de la misma y comenzaste a usar tu punzón para hacer los puntitos. Luego de escribir una frase, sacaste el papel de la regleta para comprobar que lo escribieras bien. Sonreíste en cuanto lo hiciste, una de tus compañeras se acercó a ti, pudiste sentirlo.

—¿Qué dice ahí? —preguntó.

—Es un secreto —respondiste.

Al final del día cuando era hora de irse, te acercaste a Giyu para darle el papel que habías hecho horas antes. Lo miró con confusión pero aún así lo tomó. No dijiste nada más, sólo te despediste y saliste del lugar.

• • •

¿Qué día es hoy? —Giyu se preguntó a si mismo mientras miraba el techo.

—Es Viernes, Tomioka-san —respondió Kanae.

—Gracias, debo de irme —se levantó y caminó hacía la salida de la sala de profesores.

Una vez Giyu salió del colegio, esperó hasta tomar un taxi e ir a tu casa, en cuanto llegó se sintió ansioso. Quería verte, habían pasado semanas desde que no te veía, desde que no hablaban. Hoy te quitarían las vendas para ver como salió tu operación. Podría decirse que incluso Tomioka estaba más nervioso que tú. Frente a la puerta de tu casa no sabía que hacer, así que sólo dio un par de toques leves y bajos a la puerta, esperando nadie escuchara sin embargo, tus padres le abrieron. Tu madre tenía una cara sería parecía que buscaba una explicación pero no fue necesaria.

—Pasa —se hizo a un lado. —_______ nos ha hablado mucho de ti, gracias por hacer que mi niña no esté tan triste.

—Yo debería agradecerle por eso a ella —respondió Giyu.

—Nuestra hija nunca deja de tener buenos gustos e intuición, ese joven tiene buen porte —comentó tu padre haciendo que Tomioka se avergonzara. —Agradezco que sea mayor de edad.

Ellos lo guiaron hasta tu habitación, donde todo estaba totalmente ordenado sin embargo había una tenue luz, no muy potente ni muy baja pero sí lo suficiente para iluminar el lugar.

—Debe de acostumbrarse a las luces.

—¿Entonces... Ella puede?...

Tu madre asintió con una sonrisa.

—________ —el azabache dijo tu nombre mientras se acercaba. —Hola, ¿cómo estás?

Habló en un tono suave mientras se sentaba a tu lado, tenías los ojos cerrados y estabas acostada en la cama, los abriste levemente cuando lo escuchaste, poco a poco... Al principio veías algo borroso pero luego todo se fue aclarando más y más. Entonces pudiste verle perfectamente; una hermosa sonrisa, sus ojos como el color del mar; un azul profundo y misterioso, su cabello desordenado. Sus ojos estaban llorosos, ¿cómo no? Los tuyos también. Tus padres los dejaron, salieron de la habitación. Entonces se abrazaron mutuamente.

—Eres realmente atractivo —reíste mientras las lágrimas seguían cayendo.

—Tú también —insistió Tomioka. —Eres muy hermosa.

—La belleza de ver se basa en apreciar lo bonito de todo —una risita salió de tu boca.

Cuando se dejaron de abrazar, Giyu resolvió tu cabello.

—Te... —iba a hablar pero lo interrumpiste.

Tus labios se pusieron sobre los de él, cerró los ojos y disfruto del momento; siguiéndote el beso. Cuando te separaste, sonrió.

—Amo, te amo.

Dijo volviendo a abrazarte.


De mis favoritoSs hasta el momento, amé.

Buenos días 👌🏻
Que raro actualizar en la mañana jajaja

Ando planeando abrir pedido pero aún no estoy segura, quiero escribir algo sobre las lunas pero no seeeé 😔

¿Cómo durmieron?
Por alguna extraña manera desperté a las 6, pero me dormí a la 1 so... XD

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top