Inosuke... ¿Por que?
Sinopsis:
Ya han pasado varios días desde el comienzo de clases y todo ha estado bien. Sin embargo, inesperadamente, Inosuke llega al salón con varios moretones a lo largo de su cuerpo, preocupando a sus nuevos amigos. Ahora, el chico de mechas azules revela el por qué de sus marcas, y quizás el por que de su actitud impulsiva.
—————
Una mañana normal ha empezado, han pasado ya más de dos semanas desde que empezaron las clases. Tanjiro, Zenitsu, Inosuke, Kanao y Genya se hicieron muy buenos amigos, se hicieron llamar "Los 5 sentidos" y tiene lógica que se llamen así, Tanjiro tiene un olfato muy agudo, Zenitsu un oído muy agudo también, Inosuke el tacto bastante sensible, Kanao una vista aguda, y Genya un gusto bastante firme.
—¡Zenitsu, Genya! ¡Buenos días!— Entró Tanjiro al salón.
—¡Hola Genya! ¡Hola Zenitsu!— Entró Nezuko después de su hermano.
—¡Tanjiro, Nezuko! ¡Bienvenidos!— Saludó Genya.
—Ah, hola Tanjiro... ¡¡NEZUKO-CHAN!! ¡¡ESTAS RADIANTE HOY!!— Saludó (o eso parece) Zenitsu.
Aquel comentario del rubio avergonzo un poco a la pelinegra.
—¿Kanao ya llegó?— Preguntó Tanjiro mientra se sentaba en su silla.
—Aún no, hace rato me escribió y dijo que venía en camino— Respondió el azabache. —¿Por qué tan curioso?— Preguntó de forma bromista mientras le guiñaba su ojo a Tanjiro, avergonzandolo.
—¿Q-Que? So-Solo pregunto...— Respondió viendo a otra dirección, ocultando su sonrojo.
Varios segundos después, la reina de Roma entró al salón.
—¡Chicos! ¡Lamento la tardanza!— Dijo Kanao mientras jadeaba del cansancio.
—¡Kanao! Me alegro de que hayas llega-...! Digo... ¿Como estas?— Habló el pelirrojo, avergonzandose por su tan repentino comentario.
—¡Ah! Estoy un poco cansada, tuve que correr 3 calles porque había transito...— Respondió mientras tranquilizaba su respiración.
De ahí, Kanao y Tanjiro siguieron hablando sin parar.
—Me ignoraron— Pensó el pobre Genya.
Varios minutos después, la puerta del salón es azotada fuertemente, alertando a los que se encontraban en el salón, entrando Inosuke con un enojo bastante notable y con una cara de pocos amigos (literalmente).
—Inosuke... ¿Estas bie-?— Zenitsu fue interrumpido por un golpe de Inosuke.
—¡No hables, Netitzu!— Exclamó mientras se sentaba en su silla de mala gana.
—¡Inosuke! ¡¿Que te pasó?! ¡Estas lleno de moretones!— Exclamó el peliburdeo preocupado.
—¡¿Me golpeó y no dicen nada?!— Exclamó el rubio agonizando en el suelo.
—Inosuke ¿Que te ocurrió?— Preguntó Genya.
—Estas todo golpeado— Agregó Kanao.
—¡¿En serio no dirán algo?!— Siguió exclamando Zenitsu.
—No pasó nada... Estoy bien— Respondió fríamente el de mechas azules.
—Si estuvieras bien, no tendrás esos golpes— Reprochó Nezuko señalando los moretones de Inosuke.
—No son golpes, son tatuajes— Se defendió con una mentira.
—No aguantaste la picada de una hormiga la semana pasado ¿y de verdad crees que vas a aguantar las punzadas de un tatuaje?— Agregó el Shinazugawa sarcásticamente.
—¡¿Que les importa?! ¡Dije que estoy bien!— Exclamó.
—Ya se que hacer— Llegó Aoi.
—¿Aoi-San?— Cuestionó el Kamado.
Aoi echó la mesa del puesto de Inosuke para atrás para posteriormente sentarse en la misma, quedando frente a frente con Inosuke, el cual tenía sus brazos cruzados.
—Aoi... ¿Que haces?— Preguntó Nezuko.
—¡¡NEZUKO-CHAN, POR FAVOR!! ¡¡DIME ALGO SOBRE QUE INOSUKE ME GOLPEÓ!!— Siguió lloriqueando el Agatsuma.
Inosuke intentó apartar la mirada de Aoi, pero esta lo toma por las mejillas, haciendo que la mire directo a los ojos, enrojeciendose.
—¿Se van a besar?— Llegó Muichiro de la nada.
—¿Que? ¡Hasta crees! ¡Claro que no nos vamos a besar!— Exclamó Aoi soltando el rostro de Inosuke con un rubor en sus mejillas.
—¿En que momento llegaste?— Le preguntó Genya al menor.
—Siempre estuve aqui— Respondió fríamente.
—¿De verdad estuvo aquí?— Le preguntó a Tanjiro, el cual sólo levantó los hombro en señal de que no sabía nada.
Cuando dirigió su mirada al Tokito, se dio cuenta de que no estaba.
—¿Pero que...?—
—¡¡KYAAAAAAAAAAA!! ¡¡ES UN ILLUMINATI!!— Exclamó Zenitsu para luego salir corriendo.
—¡A ver, ya! ¡Ya cállense!— Exclamó Aoi, haciendo que todos se callaran.
Regresó su mirada a Inosuke.
—¿Que te pasa?— Preguntó.
—Nada...— Respondió fríamente.
—¿Que te pasa?— Volvió a preguntar.
—Te dije que nada— Respondió un poco irritado.
—¿Que te pasa?— Preguntó otra vez.
—¡Que no me pasa nada, bruja! ¡¿Estas sorda o que?!— Exclamó sumamente enojado.
Aoi suspira.
—Si no nos dices, significa que eres un cobarde— Agregó de forma desafiante.
—¡¿Cobarde?! ¡¡¿Cobarde yo?!! ¡¡¿COBARDE YO?!!— Exclamó parándose de la silla. —¡¡EL GRAN INOSUKE NO ES UN COBARDE!!— Exclamó señalándose con su pulgar.
—¿Entonces nos contaras?— Preguntó Aoi.
—¡Lo haré solo para demostrar que no soy un cobarde!— Exclamó con orgullo.
¿Como carajos ideó Aoi esa estrategia? Si no conoce para nada a Inosuke.
[...]
Algo que siempre me atormento durante toda mi niñez, fue el inútil e insolente de persona que tenía como padre, y pase lo que pase, será por siempre el ser que más odie en todo el mundo.
Vivía con el y mi madre en ese entonces, tengo entendido que cuando nací todo fue hermoso, o al menos hasta que tengo memoria.
No había ni un solo día, en el que aquel hombre llegara a nuestra casa sin ese olor que tanto odié por años, el olor y la actitud desafiante que tenía, hacia que tuviera miedo.
—¡Oye tu! ¡Niño inútil!— Exclamó señalandome.
—¿Que pasa?— Pregunté somnoliento, me había despertado a horas de la noche.
—¡Estoy muy enojado contigo! ¡Es hora de tu paliza diaria!— Exclamó mientras se me acercaba.
Me jaló del cabello levantandome de mi cama para luego lanzarme contra la pared.
—¡Dejame en paz!— Exclamé cubriendome con mis brazos.
Mi padre me tomó por mis brazos y me puso de pie, para luego darme un fuerte golpe en el estómago y otro en el rostro, haciendo que caiga al suelo nuevamente.
En el suelo, me dio una fuerte patada, tan fuerte, que salí rodando por el suelo.
Iba a seguir golpeandome, pero fue interrumpido por la puerta de mi habitación abriendose.
—¿Que esta pasando aquí?— Era mi madre.
Yo estaba en el suelo sin poder moverme por el dolor, con un poco de sangre saliendo de mi boca.
—¡Inosuke!— Exclamó mi madre para luego correr hacia mi.
—Mami...— Susurré con muy poca fuerza.
Sentir solamente su presencia, me hacía sentir mejor.
—¡¿Ahora que quieres, mujer?! ¡No ves que estoy ocupado!— Exclamó. Joder, como odiaba que le gritara a mi madre.
—¡No puedes hacerle eso! ¡Es tu hijo!— Exclamó mi madre mientras me cargaba y me colocaba en mi cama.
—¡Esa rata asquerosa no es mi hijo y jamas lo será!— Exclamó para luego darle una fuerte cachetada a mi madre, haciendo que caiga al suelo.
Escuchar su quejido por el golpe, hizo que mi sangre hirviera a niveles que jamás pensé que alcanzaría.
El maldito tomó a mi madre por el cabello y se la llevó de mi cuarto a rastras.
"¡Sueltame! ¡Sueltame! ¡Sueltame!" decía una y otra vez, escucharla decir eso, hacia que la impotencia en mi interior aumentara.
Con mucho esfuerzo, me levanté de mi cama y caminé directo al lugar en donde estaban mis padres. Y ahí los vi, mi padre ahorcando a mi madre contra la pared, quede completamente paralizado al ver las lágrimas correr por el rostro de mi madre. ¡Lo quiero matar!
—Tu eres nada más que una inútil buena para nada— Dijo el hombre apretando aun más fuerte el cuello de mi madre.
—Por favor... Detente...— Sollozo.
—¡Callate!— La goleó en el estómago con la rodilla ya apretó aún más su cuello. —Eres una basura ¿Me oíste bien? Y siempre seras una basu-
Le clavé un cuchillo en su pierna.
El hombre soltó a mi madre y dio varios pasos hacia atrás. Escuchar ese grito de dolor salir de su boca fue lo más hermoso que pude haber escuchado.
Me acerqué a mi madre, la cual estaba en el suelo tosiendo tratando de recuperar la respiración.
Vi como mi padre agonizaba del dolor luego de quitarse el cuchillo de la pierna. Demonios, hasta hombre como el sueltan lágrimas.
—Maldito mocoso... Me las pagaras— Dijo para luego irse de la casa cojeando, para nunca más volver.
Me acerqué a mi madre y la abracé, pude sentir como sollozaba por su respiración y tambien sentía sus lágrimas caer en mi cabello.
Nos mantuvimos así por bastante tiempo, hasta que la tristeza se volvió sueño y nos fuimos a dormir, dormí con ella porque no quería que se sintiera sola.
Desde esa noche, juré que no dejaré que algún hombre se le acercara a mi madre. Practiqué defensa personal, entrené mucho y me hice más fuerte. Y también, desarrollé un carácter super intimidante e impulsivo, para intimidar a cualquiera que se le acerque a mi querida madre.
Mi madre fue la que siempre recibía los golpes de mi padre cuando estaba muy enojado, ahora es mi turno de regresarle el favor.
Agradezco completamente no haber vuelto a ver a ese maldito hombre y tampoco saber algo de su existencia por el resto de mi vida... O al menos hasta hoy.
————
Estaba yo tranquilamente caminando camino a la academia y todo iba de maravilla, tarareando canciones que se me quedaron pegadas, algo que siempre hacía.
Estaba a punto de llegar, o al menos hasta que escuché aquella voz.
—¡Oye tu! ¡Niño de mechas azules!— Se escuchó la voz de un hombre a lo lejos.
Que no sea el, que no sea el, que no sea el. Rogaba una y otra vez.
Empecé a caminar más rápido para perderlo, pero el me alcanzó y me detuvo colocando su mano en mi hombro.
—¡Oye! ¡No puedes dejar a tu padre así!— Exclamó.
Abrí los ojos de sorpresa para luego darme la vuelto y... Era el.
—Douma...— Susurré.
—¡Vaya! ¡Cuanto haz crecido, hijo mío!— Exclamó con una falsa sonrisa.
—No soy tu hijo, aléjate de mi— Retiré su mano de mi hombro, me di la vuelta para seguir caminando, pero me volvió a detener.
—Ya se que tu padre biológico murió meses antes de que nacieras, pero aún así me presentaron como tu padre— Siguió insistiendo.
—¡Que me sueltes, joder!— Exclamé golpeando su brazo apartandolo de mi.
—Vaya... No te bastó con clavarme aquel cuchillo esa noche...— Dijo de forma sombría. —¿Como está Kotoha?— Preguntó.
—¡¿Que te importa como esta mi madre?! ¡Ella esta mucho mejor sin ti!— Exclamé. —¡No es asunto tuyo! ¡Después de todas las noches que la abusabas y vienes a preguntar por ella! ¡Que poco hombre eres!— Grité.
Douma, se me acercó e intentó darme un golpe, pero lo esquivé y le regresé el golpe.
De ahí, empezó una pelea entre nosotros, le estaba haciendo pagar por todas las lágrimas que hizo derramar a mi madre, se sentía bien ver su cara de dolor por cada golpe que le daba. Hubiese disfrutado más golpearlo, pero la policía se interpuso entre nosotros.
—Niño ¿Estas bien?— Preguntó el oficial que me tenía.
—Si, estoy bien, me iré a clases...— Dije para luego darme la vuelta e irme.
Pero no sin antes ver como metían a la persona que dice ser mi padre a la patrulla de policía. Jujuju, no quiero esperar a ver cuantas condenas se va a llevar.
[...]
—Y por eso, es que estoy así de golpeado... ¡Ahora déjenme en paz!— Exclamó Inosuke.
Todos los presentes se habían quedado boquiabiertos por la historia del de mechas azules.
—¡Dejen de mirarme así o los mato!— Exclamó Inosuke enfadado, a lo que todos se dieron la vuelta, menos Aoi. —¿Y tu que?— Preguntó de forma fría.
Aoi no respondió nada, simplemente se abalanzó hacia el y lo abrazó, sorprendiendo aún más a los demás y sonrojando al de ojos esmeralda.
Todos esperaban que Inosuke empujarla a Aoi, pero al final, le terminó correspondiendo el abrazo con una sonrisa en sus labios.
—————
¡¡CHINGA TU MADRE DOUMA!!
¡¡KYAAAAAAAA!! ¡¡Inosuke besto hijo de la historia!! Me pase un poco al escribir las partes donde abusan a nuestra hermosa Kotoha, hasta yo mismo sentí impotencia al escribirlo, pero bueno, ya nuestro Inosuke se encargó de darle su merecido. Espero que le haya gustado, no olviden votar y comentar ❤️.
—————
—Mamá, ya llegué— Dijo Inosuke entrado por la puerta de su casa.
—¡Mi niño, bienveni...!— Kotoha vio lo golpeado que estaba. —¡¡KYAAAA!! ¡¿QUE TE PASÓ?!— Preguntó alarmada.
—¡Me enfrenté al mayor monstruo de la tierra y gané!— Exclamó con orgullo.
—¡Inosuke Hashibira! ¡¿Que te dije sobre pelear?!— Exclamó.
—¡Ese inservible de Douma se lo merecía!— Siguió exclamando con orgullo.
Kotoha se quedó paralizada al escuchar ese nombre.
—¿Hmm? ¿Que suce...?— Fue interrumpido por un repentino abrazo de su madre.
—Gracias... hijo mio— Susurró mientras caían lágrimas por sus mejillas.
Inosuke correspondió el abrazo de su madre, y se quedaron abrazados por varios minutos.
—¿Tienes hambre? Ven... ¡Hice tu comida favorita!— Exclamó Kotoha.
—¡¡Si!!— Exclamó alegremente.
Y así, se nos demuestra que no hay algo más puro, que el amor de una madre.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top