Mientras estés aquí

Era de madrugada cuando Jungkook ingresó a hurtadillas por la puerta trasera de su casa. Había estado otro rato en el bar, pero al ver que  definitivamente Yoongi y Jimin no iban a regresar con ellos, Namjoon le recomendó mejor marcharse a casa antes de que descubrieran su escape. Taehyung lo había llevado de vuelta y esperó hasta que lo vio brincar sano y salvo el muro. Como èl sabía que Bam de seguro andaría rondando los pasillos de la mansión (tenía esa mala costumbre), llamó al hermano mayor de él y le suplicó hasta convencerlo de que marcara al teléfono del guardaespaldas para distraerlo. Por suerte él también le tenía estima y, como no sabía nada del castigo, decidió ayudarlo (si estuviera enterado, seguro que él mismo se encargaba de arrastrarlo de regreso a casa).

—Menos mal —murmuró cuando estuvo cerca de las escaleras, —parece que no se dieron cuenta.

—Alto ahí, Jeon Jungkook.

Tragó saliva y giró la cabeza con miedo. De pie en el centro de la sala lo esperaba su mamà molesta, quien tenía los brazos cruzados sobre su pijama, por la apariencia que mostraba seguro llevaba rato ahí esperándolo.

—Mamá...

—Ven acá inmediatamente.

Como si se encaminara a la horca, obedeció hasta detenerse delante de ella. Su mamá era realmente hermosa y gentil, pero también podía convertirse en la criatura más aterradora del mundo.

—¿En qué rayos estabas pensando? Te escapas a pesar de saber que estás castigado. ¿Tienes idea de lo preocupada que me tenías? ¡Podría haberte pasado algo y nosotros sin tener idea de a dónde fuiste! Estaba a punto de ir a despertar a tu padre para salir a buscarte.

—Lo siento mucho, —se disculpó sinceramente, —no quería angustiarte así. ¡Pero tenía que hacerlo porque se trataba de Yoongi y Jimin! ¡Por fin están juntos!

—¿Qué?, ¿por eso él tampoco está? —procesó la información y abrió los ojos de sobremanera —¿Nuestro hijo adoptivo y Park Jimin son pareja? ¡Fabuloso! —exclamó emocionada, sin embargo al recordar la actual situación trató de recobrar la compostura. —Ehem, no me desvíes de tema, jovencito. Esto no cambia el hecho de que te saliste sin permiso. Pudo pasarte algo grave, recuerda que no eres un chico ordinario.

—Dudo mucho que algo me ocurriera. No me encontraba solo, también estaban los Ki... —se tapó la boca de inmediato

—Jungkook, ¿qué ibas a decir?

—N-Nada, te lo juro.

—Sube a tu habitación de inmediato. Reflexionaré sobre tu actitud y decidiré el castigo que tendrás más tarde.

—¿Otro castigo? ¡Pero si ya me tienen aquí encerrado sin celular ni computadora!

—Y a pesar de eso te fugaste en secreto. Ahora obedece.

Abatido no tuvo más remedio que acatar las palabras de su madre. En parte entendía el punto de vista de ella, era muy sobreprotectora y seguro casi le da un ataque de histeria cuando se dio cuenta de la desaparición de su único y amado hijo.

🌌🌌🌠



La mañana llegó y los rayos del sol comenzaron a filtrarse a través de las cortinas. Uno de ellos le dio de lleno a Yoongi en la cara, así que parpadeó comenzando a despertarse. Cuando su vista se aclaró pudo distinguir frente a sus ojos a alguien mas, sonrió al sentir que todavía tenía a Jimin durmiendo entre sus brazos luego de tan agitada noche.

Después de que dejaran en claro sus sentimientos, fueron al departamento de Park y apenas pusieron un pie dentro comenzaron a besarse apasionadamente mientras se quitaban la ropa. Quizá fuera demasiado rápido llegar a ese nivel, pero el pintor no podía negar que desde hacía tiempo atrás ya no podía resistirse a los encantos de su ahora novio.

—Siendo tan serio pocos imaginarían que en realidad eres tan fogoso y sensual —comentó besándole la cabeza.

Jimin comenzó a removerse y una vez abrió los ojos de inmediato sus miradas se encontraron, seguía algo somnoliento, por lo que Yoongi le apartó unos mechones de la frente.

—Buenos días, Jiminnie. Disculpa, no quería despertarte.

—No, buenos días —contestó con las mejillas rojas y desviando la mirada, apenado.

A Yoongi aquello le resultó adorable. Sin importar que la noche anterior  se le volviera a declarar cantándole frente a todos los clientes de un bar, de lanzarle el micrófono a la cabeza (que por cierto aún le dolía) y luego de haber acabado en su departamento amándose hasta caer fatigados, Jimin todavía se sentía avergonzado.

—Mírame por favor.

El pintor lo sujetó del mentón y le plantó un hambriento beso al que Jimin correspondió de inmediato, lo giró para colocarse encima de él al tiempo que sus manos comenzaban a recorrer su cuerpo.

—Oye —le besó el cuello, —¿debes estar temprano en tu oficina?

—Mmgg... Puedo llegar... un poco tarde.

—Excelente —sonrió, —porque no creo terminar pronto.





🌌🌌🌠









Jungkook se encontraba en su habitación leyendo un libro. La verdad es que se estaba muriendo de hambre, pero no había querido salir de su recámara por temor a su madre. Sin embargo no se esperaba ver precisamente ella entrar al cuarto llevándole una bandeja con el desayuno.

—¡Buenos días, mamá! —saludó con demasiado entusiasmo

—Buenos días, hijo.

A pesar de que ella respondió con normalidad, intuía que algo andaba mal. Conocía bien a la mujer que le dio la vida, precisamente por eso sabía que algo estaba tramando y eso le provocaba todavía más miedo.

—Eh... mamá, ¿has pensando en... lo de anoche?

—Querrás decir lo de la madrugada —aclaró sonriendo dulcemente. —Y sí, claro que lo he pensado.

—... ¿Y?

—Ya sabrás mi respuesta, tesoro —le sonrió. —Disfruta tu desayuno.

Feliz de la vida, la pelirroja salió de la habitación. Jungkook suspiró y comenzó a devorar sus alimentos. no tenía sentido preocuparse por lo que todavía no ocurría. Ya pensaría en algo cuando su madre determinara su sentencia.

Mientras tanto en el hospital, Taehyung se encontraba dando sus rondas, sin embargo no podía dejar de preguntarse qué habría ocurrido con Jungkook. Se aseguró de que entrara a casa, pero no sabía si logró pasar inadvertido o lo descubrieron.

—Dongsaeng irritante —murmuró con enfado.

Estaba molesto consigo mismo por no dejar de preocuparse por Jungkook. Incluso llegó a pensar en la posibilidad de llamar a Yoongi para ver si él sabía qué ocurrió con èl, pero desechó la idea de inmediato. De hacer eso el pintor lo molestaría durante mucho, mucho tiempo.

—Maldición —bufó con fastidio.

La única opción que le quedaba era escribirle una carta para que fuera entregada por Hoseok. De verdad que ese chico le estaba causando demasiados problemas y estragos a su cerebro.





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Jin se encontraba en la galería organizando todo para un concurso de arte con el que buscaba apoyar y dar a conocer a los jóvenes talentos. Quería avanzar con el mayor número de proyectos posibles ya que en unos meses más se retiraría temporalmente para dedicarse al final de su embarazo y luego al nacimiento de su bebé, estaba leyendo unos papeles cuando escuchó que llamaron a su puerta.

—Adelante.

Yoongi, sonriente como nunca antes lo había visto, entró a la oficina y le entregó una bolsa; dentro traía una dona y un vaso con chocolate caliente.

—Hola, Jin Hyung. Imaginé que tendrías hambre.

—¡Eres tan buen chico! Aunque eso significa que ya todos deducen que últimamente me la paso comiendo.

—Miremos el lado positivo: tu hijo estará muy bien nutrido.

—Claro —el rubio sonrió y comenzó a degustar el pan. —¿Y qué te trae por aquí? Además de alimentarme, lo cual agradezco mucho.

—Quise venir a disculparme contigo por lo de anoche. Me fui sin siquiera despedirme o darles las gracias.

—No es como si hubieras tenido tiempo para eso.

—Lo sé, pero me siento apenado, tú has sido muy amable conmigo. Además necesitaba decirte que ya no debes preocuparte por Namjoon y Jimin.

—¿Eh?

—Sí, desde ayer Jimin y yo estamos saliendo formalmente.

—¡Felicidades! Ya era hora de que eso pasara, comenzaban a desesperarme.

—Muchas gracias.

—Y... creo que yo también debo pedirte disculpas, —sonrió nervioso al ver la expresión confundida del pintor. —En realidad nunca tuve sospechas de que Namjoon me estuviera siendo infiel, sino que todo fue un plan de él para ponerte celoso y así abrirte los ojos respecto a Jimin.

—... ¡¿Qué?!

—Así es. Namjoon es alguien muy protector y por lo mismo puede llegar a ser demasiado extremista. Creo que ya te diste cuenta de ello.

—¡Rayos! –gruñó y tomó asiento con el ceño fruncido. —Me siento utilizado. Y con todo respeto,  tengo muchas ganas de golpear a tu esposo.

—Jajaja, descuida, no serás el primero ni el último que piense eso —lo miró y sonrió con cariño. Yoongi, de verdad deseo que tú y Jimin puedan ser realmente felices, se lo merecen.

El pintor lo observó fijamente y correspondió a la sonrisa. Apreciaba mucho a ese rubio frente a él, creyó en su arte y le dio una oportunidad para dar a conocer su trabajo, le admiraba y respetaba.

—Muchas gracias, Jin Hyung.





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Junho ingresó a la habitación de su hijo quien se hallaba mirando televisión con aburrimiento. Había esperado un tiempo prudente esperando que su hijo se tranquilizara. El mayor inhaló aire y se mentalizó para charlar tal como se lo indicó su esposa.

—Oye Jungkook, ¿cómo estás?

—Papá —suspiró. —Aburrido y, aunque odie admitirlo, escondiéndome de mamá.

—Ella ya me platicó lo ocurrido —tomó asiento a su lado. —¿Por qué escapaste anoche de casa? Sabes bien que es peligroso para ti salir solo a esas horas.

—Tenía que hacerlo, por Yoongi y Jimin.

—Comprendo que quisieras ayudar a tus amigos, pero también ponte en el lugar de tu madre. Eres nuestro único hijo, por eso ambos nos preocupamos mucho por ti. Seguramente ella se sintió aterrada cuando desapareciste y no tenía forma de localizarte.

—Eso lo sé y me siento mal por preocuparla —suspiró. —Pero desde antes que esto ocurriera, ya me habían castigado teniéndome encerrado en la mansión, ahora no quiero ni imaginar lo que me espera —hizo un puchero. —¿Por qué están haciendo todo esto?

Su padre abrió la boca, sin embargo no pudo decir nada, así que mejor volvió a cerrarla. No podía soltarle a su hijo que todo era parte de un plan para que él y Taehyung se dieran cuenta de que estaban hechos el uno para el otro, seguro que al menor le daba un ataque o algo parecido. Lo mejor sería dejar todo en manos de su esposa y Hyeri porque si arruinaba el plan, tendría a las dos mujeres furiosas tras de él.







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Era más de mediodía cuando Jimin llegó a su trabajo. A todos los empleados les parecía raro que se retrasara, pero nadie dijo nada. En cuanto puso un pie dentro de su oficina encontró a un moreno de ojeras pronunciadas sonriéndole desde su escritorio.

—Ya era hora. Como no había podido localizarte por teléfono, llevo aquí esperándote toda la mañana.

—¿Acaso no tienes trabajo? De lo contrario no deberías estar perdiendo el tiempo en mi oficina.

—De momento decidí darte prioridad —amplió su maliciosa sonrisa.  —Anda, no seas así y cuéntame cómo te fue con el pintor.

—N-No es algo que te interese —replicó sin poder evitar sonrojarse.

—Tu cara lo dice todo. Además luces radiante. Debe ser porque...

—¡Cállate! —bufó. —Maldita sea, idiota. No quiero hablar de eso contigo.

—¿Por qué no? Yo soy tu gran apoyo.

—Mejor ve a molestar a Taehyung, Jin o a quien quieras y déjame en paz.

—No importa que pongas esa cara, te conozco bien y sé que en realidad estás feliz. Me alegro por ti.

Jimin sabía que lo decía de todo corazón. Sin olvidar que fue él quien hizo varios movimientos para despertar los celos en Yoongi y así pudiera aceptar sus sentimientos, sin olvidar que a él mismo lo motivó para que se declarara en ambas ocasiones.

—... Muchas gracias, Namjoon.

—Para eso son los amigos.







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Yoongi finalmente regresó a la casa de los Jeon y entró con sigilo. Sin embargo, igual que Jungkook durante la madrugada, fue recibido en la sala por una sonriente pelirroja.

—Bienvenido a casa.

—¡Señora Jeon! –trató de sonreír para ocultar el susto. —G-Gracias, y-ya llegué.

—Escuché algo muy interesante y quisiera que me lo confirmaras —se le aproximó con ojos emocionados. —¿Es cierto que estás saliendo con Park Jimin?

A Yoongi le causó algo de gracia la expresión de ella. No cabía duda de que era la madre de Jungkook.

—Sí —se sonrojó un poco, es verdad.

—¡Fabuloso! —lo abrazó cariñosamente. —¡Muchas felicidades!

—Se lo agradezco, —correspondió al gesto, pero de pronto su semblante se volvió triste

—¿Qué pasa, Yoongi? Deberías estar contento.

—Lo estoy, y mucho. Pero me preocupa lo que dirá la familia de Jimin cuando se enteren que su hijo menor tiene de pareja a un humilde y pobre pintor.

—No te preocupes por eso, querido —le sujetó las mejillas para que la mirara. Como nuestro hijo adoptivo, Junho y yo nos encargaremos de hablar con los Park para pedirles la mano de Jimin.

—... ¿Eh?

—Claro, para la boda. Será una ceremonia hermosa —suspiró con aire soñador. —Casi puedo ver a un par de niños con cabello negro y ojos pequeños como los tuyos.

Yoongi puso cara de pánico. Apenas si había logrado tragarse sus miedos para estar con Jimin y ahora Yeihji hasta lo quería casar y estaba planeando la fiesta de compromiso. Ahora sí comprendía a su amigo y a Taehyung. Pero a decir verdad tampoco era como si la idea le molestara.

Después de un rato escuchando los planes de Yeihji, el pintor se vio libre e inmediatamente corrió a la habitación de Jungkook. En medio de la conversación la pelirroja había mencionado que el chico sería castigado nuevamente por salir de la mansión en medio de la noche y sin avisarle a nadie.

—¡Jungkook! —entró gritando.

—¡Ahh, Yoon! —del susto se cayó de la cama. —Rayos, primero toca la puerta.

—Lo siento, cariño, creo que me exalté un poco —lo ayudó a levantarse y tomaron asiento de nuevo en la cama. —Como tu mamá me dijo lo sucedido, pensé que estarías enojado o deprimido, no comiendo.

—Ahh, sí, es que deprimirme no sirve de nada —se encogió de hombros y luego sonrió con picardía. —¿Bien?, ¿no vas a decirme por qué llegas hasta estas horas y con esa expresión de idiota enamorado?

—Ehem —se sonrojó levemente, —ya lo dedujiste, así que no tiene sentido.

—¡Muchas felicidades! De verdad me alegro por ustedes.

—Te lo agradezco, cariño. Pero también me siento responsable porque tú mamá esté molesta contigo.

—Después de prohibirme salir de casa, no puede haber nada peor. A menos que me quite la comida.

—Si tú lo dices —sonrió también. —Por cierto, tu madre ya me dijo que con gusto ella y el señor Junho hablarán con la familia de Jimin para pedir su mano. ¿Crees que lo decía en serio?

—Mamá jamás bromearía con algo así –le dio gracia la expresión del pelinegro. —Yoongi, debes entenderlo, a mi familia realmente le agradas, de no ser así, por muy amigo mío que fueras, ellos no te tratarían de esta forma, te has ganado su sincero cariño y respaldo. Eso sí, prepárate para tener a mi mamá detrás de ti porque ella también quiere mucho a Jimin.



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Esa noche Hoseok visitó la habitación de su sobrino, como debía asistir a una reunión de negocios, sin rodeos le entregó la carta que Taehyung le dio por la tarde.

—¿Acaso él tuvo algo que ver con tu fuga de anoche?

—Es mejor que no sepas más detalles tío o podría acusarte de ser mi cómplice.

El pelirrojo arqueó una ceja, pero decidió dejarlo así de momento. Ya luego averiguaría cómo se estaban desarrollando las cosas entre esos dos.

Jeon:

¿Sigues con vida? Con lo torpe y descuidado que eres no dudo que te hayan atrapado, ya te imagino llorando en tu habitación como damisela en desgracia. Claramente te dije que yo me encargaría del pintor, ¡pero no! Forzosamente debías ir y meterte en problemas, eso te pasa por ser tan entrometido.

Si me lo pides por favor, quizá me digne a ir y decirte en tu cara que te extraño y lo idiota que eres. Aunque a estas alturas ya deberías de saberlo.

PD: Te quiero dongsaeng irritante.

Taehyung.

Jungkook tenía un tic después de leer la carta, luego bufó y a su pesar sonrió levemente. Ese bastardo de verdad era el único que podía animarlo con esa falta de tacto, claro que no le pasaría por alto todos sus insultos y comentarios ofensivos. Así que buscó papel y pluma dispuesto a responderle tal y como se lo merecía.

A la mañana siguiente Taehyung caminaba por las calles cuando se encontró a su "cartero" personal. El pelirrojo lucía bastante cansado por la desvelada de la noche anterior.

—Aquí tienes —le dio la carta. —Tengo mucho trabajo que hacer, así que si quieres contestarle, tendrá que ser luego.

Dicho eso se marchó a toda velocidad. Taehyung aprovechó que cerca de ahí se encontraba un parque, por lo que ocupó una banca y decidió abrir el sobre en ese lugar.

Estúpido Hyung:

Si intentabas animarme, de una vez te digo que no fuiste bendecido con esa habilidad, para tu información, mamá me atrapó, ¡pero no porque fuera un torpe! ¡Sino fue cosa del instinto materno! Además mis amigos me necesitaban y yo no iba a dejarlos en un momento tan importante.

Oh, lo olvidaba, tú eres el señor insensible. ¡Y primero me arrojo desde mi balcón antes de rogarte! Mejor admite que eres tú el que se muere por verme. Pero claro, soy tan genial y atractivo que nadie te culparía. Así que puedes venir y tendré compasión y te dejare verme.

PD: También te quiero y extraño, serás un idiota pero eres MI IDIOTA.

Jungkook

Taehyung soltó un gruñido al terminar de leer y luego sonrió de medio lado. Ese dongsaeng irritante se las iba a pagar. No iba a dejar las cosas así. Claro que no podía negar que a final de cuentas (y de su orgullo) era cierto que lo extrañaba y quería verlo, después de ese beso ya ninguno de los dos podía hacer algo para evitar  sus sentimientos.






🌌🌌🌠






Aquella noche el matrimonio Jeon llegaría tarde a casa, Hoseok salió a un rápido viaje de negocios, Bam... pues estaba cantando como siempre y Yoongi tenía planeado ir a visitar a Jimin, pero antes de marcharse tenía que encargarse de algo.

—Date prisa.

—No me presiones, idiota.

Por la pared trasera de la mansión el Kim menor ingresó, siendo esperado por el pintor. Taehyung lo había contactado y le dijo que necesitaba ir y darle su merecido a cierto dongsaeng. Leyendo entre líneas Yoongi dedujo que en realidad estaba preocupado por él y lo extrañaba, por lo que accedió encantado a ayudarlo.

—Excelente —dijo Yoongi una vez el otro aterrizó a su lado. —Ya conoces el tiempo límite para volver a salir —le dio su control remoto. —Déjaselo a Jungkook cuando te marches, yo tengo que irme a ver a Jimin.

—Oye —lo detuvo, mirándolo seriamente, —más te vale que lo cuides.

—Lo sé —sonrió, pero luego su semblante también se tornó serio. —Y lo mismo va para ti respecto a mi amigo.

—¿Qué...?

—Deberías dejar de perder el tiempo.

Jungkook estaba mirando unas fotografías de su infancia, recordaba viejos tiempos en compañía de Jimin y Taehyung. Suspiró.

Si lo pensaba detenidamente, desde que era niño una fuerza superior se empañaba en reunirlo con él. De alguna forma siempre acababan uno junto al otro ya fuera para pelear entre ellos, contra un grupo de bravucones, molestar a Jimin, o simplemente reírse de las mismas tonterías. Para bien o mal, y aunque lo odiaran, tenían bastantes cosas en común.

—Hyung...

—¿Qué quieres, dongsaeng irritante?

Jungkook se sobresaltó al escuchar la contestación y giró la cabeza todavía en estado de shock. Se hallaba tan concentrado en sus pensamientos que no se percató del momento en que Taehyung ingresó a la habitación desde el balcón.

—¡Rayos! ¡A la otra avisa, tarado! ¡Casi me da un infarto!

—No seas tan escandaloso o harás que nos descubran —regañó y se acercó a él y acaricio su mejilla. —¿Qué te tenía tan distraído?

—N-Nada —contestó, sonrojándose un poco

Taehyung no le creyó, así que le arrebató la fotografía que sostenía en una mano. Ahí aparecían los dos compitiendo, para no variar, durante uno de los cumpleaños de Jungkook. Por alguna extraña razón  también se sonrojó levemente.

—Vaya...

—Ni se te ocurra pensar en cosas extrañas. Simplemente me sentía un poco nostálgico.

—Yo no iba a pensar en nada extraño, Jeon.

Se sumieron en un raro silencio. No era incómodo, pero tampoco resultaba normal. Sabían (y sentían) que algo entre ellos estaba cambiando, quizá fuera así desde antes, y ya nada lo podría evitar, era uno de esos silencios en que se podía tocar la paz en el ambiente, se sentía como estar en casa.

—Si lo piensas detenidamente, toda nuestra vida han conspirando en nuestra contra para reunirnos.

—Cierto —asintió Jungkook. Y cuando no pasaba así, éramos nosotros los que provocábamos eso por ir y retar al otro.

—Es porque eres un idiota competitivo.

—Mira quién lo dice, el señor odio perder.

Sin poder evitarlo ambos comenzaron a reír, provocando con esto que el ambiente se relajara. Jungkook lo observó fijamente y fue como si una verdad innegable de pronto lo golpeara. Ahí frente a él se encontraba un atractivo hombre que le sonreía como pocas veces, un hombre que lo conocía perfectamente y, sí, podría ser un bastardo arrogante la mayor parte del tiempo, sin embargo él sabía mejor que nadie lo protector que podía llegar a ser y lo quería, no iba a decírselo pero ya no se lo negaría a si mismo, estaba enamorado de Kim Taehyung.

—¿Y q-qué haces aquí, Hyung amargado? —preguntó para tratar de componerse.

A Taehyung no le pasó desapercibido el cambio de tema ni el ligero tartamudeo, pero decidió ignorarlo de momento.

—Sólo me preguntaba en qué rayos te habías metido después de tu escapada de anoche. El pintor me comentó que la señora Yeihji planea asignarte un nuevo castigo.

—Así es —suspiró. Conociendo a mamá es capaz de muchas cosas, pero esta vez no tengo idea de qué estará planeando.

Taehyung arrugó el ceño al verlo desanimarse. Jungkook era la persona más alegre que conocía, su radiante sonrisa lo alegraba incluso a él en los momentos más difíciles y estresantes, siempre estaba ahí de manera incondicional para respaldarte, en las buenas y sobre todo las malas. El único tiempo del que no tenía idea eran esos cuatro años que estuvo en Italia, arrugó el ceño al recordar ese periodo.

—Quizá no sea para tanto, idiota. No es como si tú mamá planeara enviarte al extranjero o algo así.

—Ni siquiera lo digas —puso cara de horror. —Si en realidad no tiene mucho tiempo desde que regresé a casa.

Taehyung apretó la fotografía entre sus manos y lo miró fijamente. Era buen momento para soltar una pregunta que antes no se atrevió a formular.

—¿Por qué decidiste estudiar en el extranjero? Esa carrera podrías haberla cursado aquí.

—Mmm... Porque quería experimentar un poco. En Corea todo el tiempo hay alguien observando para criticarte, lo sabes muy bien. Necesitaba poder salir adelante por mí mismo sin tener presiones ni exigencias debido a mi familia.

—Hum... Pero en esos cuatro años no volviste ni una sola vez. No es como si no hubieses podido comprar un boleto de avión.

—¿Qué? Eso fue porque debía terminar lo que había decidido hacer y regresar durante las vacaciones no era parte del plan. Además —arrugó el ceño, —¡tú tampoco me escribiste ni una sola vez o si quiera me llamaste por teléfono para saber si seguía con vida!

—¡Porque  sólo llegaste un día y nos dijiste a Jimin y a mi que te ibas al extranjero! ¡No te preocupó el saber lo que opinábamos al respecto!

—¡Todos habrían intentado convencerme de no hacerlo!

—¡Yo te hubiera respaldado! ¡Como siempre lo he hecho!

Ambos respiraban agitadamente; no sabían en qué momento empezaron con los reclamos, pero era la primera vez que tocaban esos puntos desde el regreso de Jungkook. En medio de todo eso  él procesó las últimas palabras pronunciadas por Taehyung y lo miró con sorpresa.

—Un momento, ¿de verdad ibas a apoyarme?

—Piénsalo detenidamente y dime cuándo te he abandonado a tu suerte, imbécil, además ¿cómo podria quererte y cortarte las alas? No importa cuánto me duela, si te hace feliz, te apoyaré.

Ese era un buen punto. A pesar de sus constantes peleas, era cierto que Taehyung nunca lo dejaba solo ni atrás. Como cuando los chicos lo acosaban en la escuela, o recientemente cuando se perdieron en esa oscura calle, siempre estaba ahí como un gran respaldo.

—... Tae —le sonrió con sinceridad, —gracias, —Jungkook rompió la poca distancia que aún había entre los dos y lo besó, con amor, con pasión y agradecimiento, sus labios se unieron y sus lenguas bailaron en una misma danza, se querían, siempre lo hicieron y era solo hasta ese momento en que se daban cuenta de todas las cosas que habían hecho el uno por el otro en nombre de ese inmenso amor que siempre existió entre los dos.

Las mejillas de Taehyung se colorearon de carmín una vez que se separaron. Por el calor del momento había soltado varias cosas que preferiría seguir guardando, pero con tal de ver esa sonrisa valía la pena tragarse un poco de orgullo. Esa sonrisa que tanto le hizo falta y que ahora le decía que podía estar tranquilo, sus sentimientos eran plenamente correspondidos.

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