Escápate conmigo
Taehyung y Jungkook se encontraban de pie junto al balcón observándose fijamente, sabían que necesitaban hablar, pero ninguno de los dos quería romper el silencio. Una vez que pusieran sus sentimientos en palabras, las cosas jamás volverían a ser iguales, y precisamente era eso lo que les asustaba.
Dicen por ahí que quien no arriesga no gana, y dado que no se consideraba ningún cobarde, Taehyung decidió tomar la iniciativa y poner las cartas sobre la mesa y que pasara lo que debiera pasar.
—Oye, ¿alguna vez te has enamorado? ¿o mínimo te has sentido atraído hacia alguien?
—Mmm... Ahora que lo mencionas, no realmente — suspiró. —Nunca he sentido que a mi vida le hiciera falta pareja porque si lo pienso detenidamente, jamás he estado solo, siempre ha habido alguien a mi lado.
—Lo sé —suspiró también, —supongo que a mí me pasa lo mismo.
Volvieron a observarse directo a los ojos. Había tantas cosas que debían transmitirse, aunque en realidad ellos no necesitaban muchas palabras, se conocían tan bien y, por más que renegaran, tenían tantas cosas en común, que muchos de sus gestos y acciones hablaban por sí solos.
—Es desesperante —comentó Jungkook sonriendo con ironía. —Por esto de tener que vernos a escondidas ahora sí me siento como si fuéramos una parodia de Romeo y Julieta, mejor dicho Romeo y Julieto, está bien que sea doncel, pero no soy una chica y mucho menos la damisela en desgracia de la historia, solo falto que a la escritora se le ocurriera hacernos mitad lobos como en el omegaverse.
—Jajajajajjjajaja, lo que tú digas, idiota. Aunque tienes razón, incluso tenemos a los molestos amigos que nos ayudan con estas reuniones secretas.
Riendo Jungkook asintió y se recargó en el barandal, inconscientemente sacó su collar y comenzó a juguetear con él, quizá para calmar los nervios. Taehyung prestaba atención a cada uno de sus movimientos y volvió a suspirar profundamente.
—Realmente nunca te quitas ese collar.
—Te dije que es porque me gusta mucho —contestó desviando la mirada y con las mejillas rojas.
Aquél comentario llevaba doble significado, eso estaba más que claro, Taehyung sujetó con delicadeza la espiral, sorprendiendo a Jungkook por la sencillez del gesto y volteó a verlo fijamente.
—Entonces... puedo suponer que durante esos cuatro años que estuviste en Italia pensaste en mí al menos una vez, ¿verdad?
—I-Idiota —su sonrojo aumentó e hizo un puchero al tiempo que agachaba la cabeza. —Aunque me cueste admitirlo... te aseguro que fue más de una vez.
Aquello fue suficiente. Taehyung lo sujetó del mentón para cruzar sus miradas, poco a poco acercó su rostro al contrario, al principio algo dudoso, pero al notar que no rehuía a su contacto, terminó por unir sus labios.
El beso comenzó de manera dulce, incluso tierna. En medio del mismo esos dos chicos se sonrieron como nunca antes lo habían hecho, sin muchas palabras por fin lograron derribar una muralla que los tuvo distanciados gran parte de sus vidas y les impedía seguir adelante, ahora era el momento de dar el siguiente paso.
Jungkook lo arrastró hacia su habitación y lo arrojó sobre la cama, Taehyung cayó sentado y todavía sin comprender el porqué de la acción, pudo apreciar cómo se le colocaba encima de sus piernas y volvía a besarlo. A partir de ahí toda lógica y pensamiento coherente se perdió, se dejaron llevar por sus instintos y fueron consumidos por el fuego ardiente de una pasión incontrolable.
Los besos se volvieron intensos, las lenguas luchaban salvajemente por obtener el dominio y las manos exploraban el cuerpo del contrario sin miramientos, la bomba contenida durante tantos años acababa de estallar. En un momento determinado cayeron recostados en la cama sin dejar de besarse ni un segundo, al notar que Jungkook era quien estaba arriba, Taehyung invirtió las posiciones para ahora ser él quien controlara la situación.
—¿Orgullo señor Kim? —preguntó sonriendo.
—Como debe de ser.
—Lastima y yo que te queria montar.
Aquellas palabras encendieron aún más el deseo en Taehyung, era la primera vez que podía ver ese lado coqueto y descarado de Jungkook y estaba fascinado, si alguien le preguntaba cuál seria su ultimo deseo, sin lugar a dudas sería morir viendo esa mirada pícara que tenía justo enfrente en ese momento.
Comenzó a besar el cuello del menor mientras sus manos tanteaban el pantalón y ambos pudieron sentir sus miembros despiertos y ansiosos por ser liberados de la prisión en la que se había convertido sus ropas, Taehyung recorrió cada centímetro de la piel de Jungkook, besando, acariciando, mordiendo cada resquicio, saboreando en su paladar el dulce sabor del placer que le generaban las miles de sensaciones que circundaban su organismo en este momento.
Una vez liberado de la molesta ropa sus labios se posaron en la entrada de Jungkook, jugueteo con aquel orificio un buen rato mientras que sus manos recorrian el pene de su amante en un vaivén lujurioso que lo hizo explotar en el más delicioso de los orgasmos y fue entonces que una vez logrado su objetivo Taehyung lo penetró con fuerza, no iba a ser delicado, Jungkook no se lo perdonaría, siempre decía que él no era un doncel delicado ni mucho menos una damisela en peligro.
Así que las embestidas del pene de Taehyung fueron brutales, toscas y salvajes y Jungkook no iba a quejarse, por el contrario este sentia que podia tocar el cielo con las manos, literalmente se sentía volando en sus manos.
Cuando ambos llegaron al orgasmo juntos Taehyung tuvo que tapar con un beso el grito que quiso escaparse de los labios de Jungkook puesto que justo en ese momento escuchó unos fuertes ruidos provenientes del pasillo.
—¡Buenas noches, Bam! —prácticamente gritaba Yoongi —¿A dónde va?
—A Jungkook le llevo la cena antes que por hambre se ponga como nena.
—Ahh, ya veo, pero quizá esté durmiendo, en la tarde parecía algo cansado.
Mientras el pintor intentaba entretener por todos los medios posibles al guardaespaldas, Taehyung se levantó y comenzó a vestirse mientras buscaba un escondite y Jungkook hacía lo propio con su ropa y cabello.
—Debajo de la cama, él nunca revisa ahí.
Justo cuando logró esconderse, ingresaron a la habitación los otros dos. Bam se adelantó así que no notó la expresión de alivio que Yoongi puso detrás de él, por supuesto él si había escuchado los gemidos de su amigo y sabia perfectamente lo que en esa habitación acababa de suceder.
—Oh, estabas despierto, cariño.
—Abrí los ojos cuando escuché sus voces en el pasillo —mintió riendo.
Bam dejó la cena sobre un mueble y arrugó el ceño al tiempo que se encaminaba hacia el balcón y cerraba las enormes ventanas que daban a él.
—No debes dejar abierto el balcón. Podría colarse un ladrón.
—No voy a robarme lo que es mio —susurro Taehyung debajo de la cama.
—Sólo quería que entrara un poco de aire fresco. —le respondió Jungkook.
—Muy bien, disfruta tu cena, más tarde regreso por la bandeja.
—Yo ya comi —dijo Taehyung sonriendo y se gano un puntapié de Jungkook que lo había escuchado.
—No se preocupe, Bam —intervino el pintor. —Me quedaré un rato acompañándolo y cuando termine yo la llevo a la cocina.
—Buen plan —le sonrió y se fue tarareando feliz.
—Eso estuvo cerca —suspiró Yoongi. —¿Y Romeo?
—Muy gracioso, pero gracias por avisarnos. Taehyung, ya puedes salir.
—Faltó poco para que me descubriera. —bufó él, incorporándose. —Será mejor que me vaya, —volteó a ver a Yoongi. —¿Traes contigo el control remoto, italiano?
—Como siempre. Tienes cinco minutos para abandonar la casa.
—Es más que suficiente, entonces nos vemos luego mi amor.
—¿Quién es tu amor idiota? no tienes derecho a llamarme asi.
—Pero que irritante eres dongsaeng, acabamos de hacer el amor, eso hacen los novios, eso te hace mi amor ¿Te lo explico con manzanitas animal?
—¿Ya hiciste la pregunta? no, ¿verdad? entonces no somos novios.
Taehyung literalmente quería arrancarse el cabello, Jungkook era el único ser humano sobre la tierra capaz de irritarlo de esa manera, Yoongi por su parte los veía discutir muy divertido, definitivamente verlos pelear era mejor que cualquier programa de entretenimiento.
El hijo menor de la familia Kim suspiro, inhalo y exhalo varias veces mientras veía el gesto enfurruñado en los labios de Jeon bendito caprichoso Jungkook, entonces se acerco a él y con una mirada llena de amor le hizo la tan anhelada pregunta.
—Eres la persona mas desesperante que conozco, me irritas sobremanera y la mitad del tiempo quiero asesinarte pero te amo con locura y desesperación, te amo mas de lo que amo a cualquier otra persona en este mundo y no me imagino vivir en un mundo en donde no existas, Jeon Jungkook ¿me harías el honor de ser mi novio? —Para cuando terminó de hablar Jungkook ya era un mar de lágrimas, se abalanzó a sus brazos y entre besos y sollozos le dijo que por supuesto aceptaba.
Cuando una tos proveniente de Yoongi los saco de su mundo de fantasía, caminó de nuevo hacia el balcón seguido de Jungkook y volvió a abrirlo. Una vez hecho esto lo observó fijamente.
—Entonces... ¿nos vemos luego mi amor? —preguntó éste con timidez no quería desatar otro berrinche de su caprichoso novio.
—Puedes apostarlo mi amor —contestó Jungkook más cariñoso de lo que pretendía y al percatarse de la pícara sonrisa con que los miraba cierto pintor, carraspeó.
—Como sea, me voy.
Una vez se marchó y lo perdió de vista, Jungkook regresó a la cama donde Yoongi ya estaba comiéndose su cena mientras continuaba mirándolo con una mezcla de burla y diversión.
—¿Qué? —interrogó a la defensiva.
—¿Mi amor? Me preguntaba por qué dejaron de ser Hyung y dongsaeng —amplió su sonrisa al ver a su amigo sonrojarse. —Anda, cariño, ¿no piensas contarme los detalles?
—N-No pasó nada —le arrebató el plato y comenzó a engullir la comida.
—¿Sabes? Siempre has sido malo para mentirme, pero bueno, creo que lo dejaré pasar de momento. Sin embargo yo en tu lugar me cubriría esa marca en el cuello y mandaría a insonorizar tu habitación.
—¡¿Eh?!
Jungkook se levantó y corrió hacia el espejo examinándose el cuello, pero no tenía absolutamente nada. Fue entonces que escuchó las carcajadas de su amigo.
—Jajaja, era broma, aunque tu reacción fue más de lo que esperaba, acabas de delatarte tú solo.
—¡Voy a matarte!
Y de regreso en su automóvil, Taehyung se sentó frente al volante y se llevó una mano a los labios, tocándolos. Lo que acababa de ocurrir en aquella habitación parecía un loco sueño, pero eso no evitó que una tonta sonrisa le adornara la cara, todavía podía recordar el sabor de la piel de su Jungkookie, su suavidad, calor y aroma.
—Fue increíble.
Quería reír como loco, tantos años quejándose porque lo juntaran con él y ahora eran novios oficialmente y lo único que deseaba era volver a estrecharlo entre sus brazos lo más pronto posible. Quizá Namjoon y Seokjin tenían razón y esos sentimientos siempre habían estado ahí, sólo que ellos no querían expresarlos. Pues ahora tenía que arreglar el pleito entre sus familias para poder acercarsele sin tener que volver a esconderse bajo su cama.
Al día siguiente Jungkook despertó de un humor excelente como no lo había hecho en años, el cielo azul estaba totalmente despejado, los rayos del sol iluminaban todo alrededor y los pájaros cantaban. Era perfecto, ni siquiera le importaba el hecho de continuar castigado sin poder colocar un pie fuera de la casa. Estaba tan perdido en sus pensamientos que no se percató del momento en que Yoongi se detuvo en la puerta que conducía a la sala y desde ahí lo estaba observando.
—Vaya, el amor realmente causa estragos incluso en una persona tan terca y orgullosa.
Jungkook respingó y volteó a verlo, entrecerrando los ojos y haciendo un puchero, no pudo reprimir las carcajadas ante la expresión de su amigo, realmente era tan lindo y tierno.
—¡Deja de burlarte!
—Jajaja, lo siento mucho, cariño, pero es que eres adorable.
—No molestes. Además tú también traías cara de idiota cuando empezaste a salir con Jimin. De hecho a veces todavía la pones.
—Bien, esta me la ganaste —aceptó el pintor y sonrió. —Pero es que me da mucho gusto verte así, deslumbras todo a tu alrededor. Realmente dudo que exista otra persona aparte de Taehyung capaz de provocar que tus ojos brillen de esa manera.
Las mejillas de Jungkook se sonrojaron levemente y una pequeña y tímida sonrisa le adornó el rostro. El pintor lo miró unos minutos y de pronto (sin previo aviso) lo abrazó con fuerza.
—¡Sé qué lo odias, pero luces como un tierno doncel! ¡Eres tan dulce, cariño!
—Auch, quítate.
Jungkook forcejeaba con su amigo cuando sus padres y tío ingresaron a la sala, los tres lucían bastante serios. De inmediato los chicos se separaron e intercambiaron miradas interrogantes. Esa situación les estaba dando un mal presentimiento.
—Uh... ¿qué sucede?
—Debemos hablar contigo, hijo —contestó Junho.
Inmediatamente se puso a la defensiva, su mamá tomó asiento frente a él y lo observó directo a los ojos.
—Jungkook, hemos estado pensando detenidamente en tu actitud. Todo esto debe ser provocado por el pleito con los Kim, por eso junto con tu padre decidimos que lo mejor es que te vayas al extranjero por un tiempo.
¡—¿Qué?! —gritaron a la vez los dos jóvenes
—P-Pero si no hace mucho regresé de Italia.
—Lo sabemos —continuó Junho, pero estando lejos de todos los problemas con los Kim te sentirás más tranquilo y relajado.
—Papá, yo no...
—Irás a Nueva York —interrumpió Hoseok.
—¿Tío?
—Tampoco vamos a enviarte a ti solo a cualquier lugar del mundo. Allá estarás bajo el cuidado y tutela de los Choi.
—¡Eso no es justo! —protestó el chico levantándose.
—Disculpen por meterme —habló Yoongi, —sin embargo creo que esta decisión es un poco apresurada.
—Es parte del castigo, —dijo la pelirroja. —No quiero arriesgarme a que escapes de nuevo, la próxima vez podría pasarte algo realmente grave o peligroso.
—¡Nada va a ocurrirme! Sé perfectamente cuidarme solo.
—Basta de réplicas, —ordenó su padre. —Será mejor que vayas alistando tus cosas, te irás en una semana.
—¡¿Y qué va a pasar con mi trabajo en la universidad?! Las clases empiezan en un mes y...
—Todo dependerá de tu comportamiento. De cualquier manera un día heredarás a nuestra familia y estar en América será un buen entrenamiento.
El menor apretó los puños y salió corriendo hacia el jardín, siendo seguido casi de inmediato por Yoongi. Los otros tres adultos intercambiaron miradas y suspiraron.
—Odio hacerlo sentir mal —dijo Junho con tristeza, —pero esperemos que realmente funcione.
—Con esto orillaremos demasiado a los chicos —añadió su esposa. —Si no resulta, tendremos que formular un nuevo plan.
Hoseok suspiró sin decir nada. A él tampoco le gustaba hacer sentir mal a su sobrino favorito, lo adoraba desde el día que nació. Ojalá dejara su orgullo de lado, aceptara sus sentimientos por cierto hombre y con eso todo aquél enredo terminaría o de lo contrario pasaría una forzada estancia en Nueva York.
Yendo al jardín, Yoongi encontró a su amigo dándole puñetazos a uno de los árboles. Estaba temblando ligeramente, quizá por ira, coraje o tristeza. Tal vez era por todo junto.
—Cariño...
—No es justo... ¡No es justo que me hagan esto! Sobre todo ahora que yo... yo... No quiero que me alejen de Taehyung.
—¿Y por qué no se lo dices a tus padres?
—Recuerda que todavía están peleados con los Kim. Si les comentara que Taehyung y yo... pues... eso, con mucha más razón me enviarían al extranjero sin fecha de regreso.
—Tranquilízate, cariño, tú no puedes salir de la casa, pero yo sí y te aseguro que ni Taehyung, Jimin o yo vamos a dejar que tus padres los separen a ti y a Romeo ahora que por fin se juntaron.
🌌🌌🌠
Al mediodía toda la familia Kim se reunió para comer. Los mayores notaban algo raro en Taehyung (quien tenía el día libre), pero nadie hacía comentarios al respecto. Namjoon y Jin sospechaban quién era el culpable de aquella expresión, sin embargo prefirieron darle espacio de perderse en sus pensamientos y no molestarlo. Taemin cruzó miradas con su esposa, quien asintió y se aclaró la garganta.
—Hoy escuché algo que me llamó bastante la atención —comentó ella. —Se rumorea que los Jeon enviarán a Jungkook al extranjero, aunque todos desconocen los detalles.
—¿Qué? —preguntó Taehyung saliendo de su ensoñación.
—Pero si recién volvió a Corea —dijo Namjoon.
—No iba a preguntar nada más, hijo. Eso fue lo único de lo que me enteré.
—Recuerda que nuestros asuntos con ellos no están en buenos términos —habló su padre, mirándolo, —te prohíbo entrometerte en esto, son problemas de ellos.
El médico apretó los puños y se puso de pie sin decir nada. Salió del comedor seguido de Jin, quien se preocupó al ver a su generalmente serio cuñado comportarse así. Namjoon decidió confiárselo a su esposo, estaba seguro que ayudaría a su hermanito.
—Espera, Taehyung —lo llamaba el escultor. —¿Qué piensas hacer?
—No voy a dejar que lo envíen al extranjero.
—Si hablas con ellos sólo empeorarás las cosas, recuerda que siguen peleados con tus padres, ir e intervenir por Jungkook podría darles mayores motivos, no te querrán cerca de su hijo.
—¡Rayos! —se desordenó el cabello con frustración. —¿Entonces qué demonios sugieres que hagan? ¡No me pienso quedar de brazos cruzados!
—Claro que no, ese tampoco es el punto. Mmm... ¡Lo tengo! ¡Que Yoongi y Jimin te ayuden! Ellos sí pueden acercarse a Jungkook sin problemas y tú no quieres perderlo, ¿cierto?
Taehyung miró fijamente a su cuñado, le recordaba mucho a la persona que tantos dolores de cabeza le había provocado, pero que también resultaba ser a quien más amaba y deseaba proteger en el mundo.
—No quiero que vuelva a irse lejos.
—Lo supuse —ensanchó su sonrisa. —Anda, ve, de lo contrario quizá después te arrepientas.
El chico asintió y se fue corriendo a toda velocidad, Jin lo vio alejarse y luego suspiró al tiempo que llevaba una mano para acariciar su vientre.
—Muy bien, hijo, parece que eso de que tengas un primo no está lejos de hacerse realidad. Sólo espero que herede el carácter de Jungkook, ya tenemos suficiente con un gruñón.
Taehyung llamó a su amigo quien le dijo que le esperaría en su departamento, ahí podrían hablar con más calma y privacidad. Lo que lo sorprendió fue ya ver en el lugar a un Yoongi con semblante preocupado.
—¡Por fin llegas! Para que traigas esa cara deduzco que ya te enteraste.
—Sí.
—Yoongi me avisó antes que tú —explicó Jimin. —Él estuvo presente cuando los señores Jeon le dieron la noticia a Jungkook.
—¿Entonces es totalmente cierto, pintor?
—Me temo que sí —suspiró. —Considero que es algo demasiado exagerado, pero los vi demasiado seguros de su decisión.
—Debemos hallar la manera de impedírselos —decía Taehyung dando vueltas en círculos, impaciente.
—Trataré de hablar con ellos y hacerlos entrar en razón —mencionó Jimin, —pero no puedo asegurarte que funcione —suspiró. —Rayos, la broma de compararlos con Romeo y Julieta se está volviendo demasiado real.
—Espero que no les sugieras suicidarse juntos, —se escandalizó su novio.
—Claro que no. Simplemente recordé la parte de la obra en que Romeo y Julieta acuerdan escapar juntos —suspiró de nuevo. —Pero olvidémonos de ello, hay que concentrarnos en cómo impedir que envíen a Jungkook a Nueva York.
Sin embargo Taehyung ya no le prestaba atención. En su cerebro estaban haciendo eco las palabras de Jimin: escapar juntos. Quizá sonaba demasiado drástico, pero en la actual situación su mente se encontraba perturbada debido a la posibilidad de volver a separarse de su ahora novio. Eso no podía permitirlo de ninguna manera, no ahora que por fin ambos se habían tragado su orgullo y eran conscientes de todo el tiempo que dejaron pasar.
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Transcurrieron cuatro días en los que Jungkook apenas si salía de su habitación, supo que Jimin fue a intervenir por él ante sus padres, pero no logró hacerlos cambiar de opinión sobre que lo mejor para su heredero era no marcharse al extranjero. Hoseok platicó con él y le dijo que también intentó hacer desistir a sus padres, y dado que no lo logró, fue cuando sugirió que lo enviaran a América.
—¿Por qué nadie me ha preguntado a mí lo que yo quiero? —suspiró recostado en el barandal del balcón.
—¿Y qué es lo que tú quieres?
Volteó para encontrarse con Bam quien le había subido la comida. Ya que el chico casi no abandonaba la recámara, su guardaespaldas se encargaba de que no muriera de hambre.
—Yo... no quiero irme. Quiero permanecer aquí.
—Hace cuatro años eras el único emocionado por irte al extranjero, en cambio ahora luces como si estuvieras en un agujero.
—¡Es porque hace cuatro años no...! Yo no... Bam —agachó la cabeza y apretó con fuerza el barandal... —no quiero dejarlo.
No supo si el guardaespaldas sabía de qué o quién estaba hablando y tampoco le importó, simplemente se sintió un poco reconfortado cuando el mayor desordenó su cabello con rudeza y cariño.
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El viernes en la noche los Kim, Jeon y Hoseok se reunieron en un restaurante. Estaban preocupados porque ya casi era el día en que supuestamente Jungkook debía irse a Nueva York y no habían visto ningún movimiento por parte de Taehyung, ni siquiera una carta.
—Jimin y Yoongi sí han insistido mucho en el tema —comentaba Yeihji, —pero no he visto nada más por parte de nuestros hijos.
—Quizá los hemos presionado demasiado esta vez —dijo Junho. —Aunque parecía un buen plan.
Jungkook se encontraba en su habitación leyendo cuando escuchó golpes en la ventana, alzó la vista y se encontró con Taehyung haciéndole señas desde el balcón. El chico se levantó de inmediato y corrió a abrir la ventana para dejarlo entrar, le parecía raro que estuviera ahí cuando no dio señales de vida desde que sus padres dictaron el castigo.
—¡Taehyung! ¿Qué...?
Fue interrumpido por un apasionado beso. Una vez se separaron, lo sujetó con fuerza de los hombros para cruzar sus miradas.
—Hace unos días le robé el control remoto al italiano sin que se diera cuenta —explicó acariciándole la mejilla. —Oí que piensan enviarte a Nueva York, ¿cómo estas con eso bebé?
—Sí —agachó la cabeza. —De hecho tendría que irme este fin de semana. ¡Pero yo no quiero hacerlo! yo...
—Escápate conmigo —soltó de golpe, interrumpiéndolo.
—¿Eh?
—Que te escapes conmigo, —repitió con seriedad. —No voy a dejar que por esta estúpida pelea entre nuestras familias te alejen de mí.
—Oye, pero escaparnos es algo... drástico. ¿A dónde iríamos?
—Ya lo tengo todo previsto. Sólo necesito que aceptes mi propuesta.
—Yo...
Pensó en su familia, sus amigos, su sueño de ser profesor de Literatura. Alzó la mirada para encontrarse con los decididos ojos del otro y eso fue contundente.
—... ¡Al diablo con todo! Tú y yo nos caracterizamos por ser demasiado impredecibles —sonrió ampliamente. —Claro que me escapo contigo.
🌌🌌🌠
Yoongi iba caminando de regreso a la casa cargando una bolsa de mandado. Escuchó su celular sonar y sonrió al leer en la pantalla el nombre de su pareja.
—Hola, Jiminnie.
—¡Yoongi! ¡¿Dónde estás?! —se oía agitado.
—A unas calles de la casa de los Jeon, fui a comprar brochetas de cordero para animar a Jungkook. ¿Por qué?
—Namjoon acaba de avisarme que él y Jin descubrieron los planes de Taehyung... ¡Ese idiota piensa fugarse con Jungkook!
—¿Qué? Vaya, resultó ser muy arriesgado.
—¡No es momento de hacer ese tipo de comentarios! ¡Voy para allá! ¡Tú apresúrate a regresar con Jungkook! —dicho eso colgó.
El pintor se le quedó mirando al teléfono por unos segundos y no pudo evitar sonreír. Por amor a Jimin se daría prisa para ver si su amigo continuaba en casa.
—Lo siento, Jiminnie, pero suponía que algo así pasaría, por eso dejé que Taehyung me robara el control y fingí no darme cuenta —sonrió mirando el cielo estrellado. —Sólo deseo que mi cariñito sea feliz.
Mientras tanto en la casa de los Kim, Jin caminaba de un lado a otro, angustiado; en cambio Namjoon se encontraba sentado cómodamente en el sillón.
—¡Haz algo! ¡Esos chicos van a ocasionar un grave problema si logran fugarse!
—Calma, dudo mucho que se arme una guerra o algo así. Es más, para que te quedes tranquilo avisaré a mis padres.
—¡Si se enteran, se armará un alboroto!
—Quizá, pero lo dudo mucho. Conociéndolos te aseguro que todo esto es un complot para por fin unir a esos dos niños tercos.
Los cinco adultos estaban cenando cuando Taemin recibió un mensaje en su celular. Casi escupe la comida cuando leyó el contenido y se puso de pie con rapidez.
—¡Taehyung piensa escaparse con Jungkook!
—¡¿Qué?! —se alarmaron Junho y Hoseok.
—¡Qué romántico! —exclamaron ambas mujeres, emocionadas.
—¡Nada de romántico! ¡Taehyung se robará a mi hijo!
—Tranquilicemonos —pidió el pelirrojo sujetándose la cabeza. —Llamaré a Bam y ordenaré que desplieguen a todo el equipo de seguridad para que los busquen y detengan.
—Sí, tienes razón.
—No sé si sentirme orgulloso o querer regañar a mi hijo por robarse a su doncel.
En el aeropuerto, Taehyung y Jungkook caminaban a paso rápido, sólo habían empacado un poco de ropa, cosas básicas y el dinero suficiente para la huida.
—A estas horas no dudo que ya se hayan enterado de lo que estamos haciendo —comentaba Jungkook.
—Sí, por eso debemos apresurarnos.
A unos metros de la fila donde comprarían los boletos, Jungkook se detuvo y tiró de Taehyung para que él también se frenara.
—¿Qué sucede, cariño? Hay que darnos prisa.
—Lo sé, pero estoy seguro de que acabo de ver a Bam.
—¿Nos alcanzó tan rápido?
—Es Bam —le recordó. —Con él nada es imposible.
En una tienda del aeropuerto consiguieron dos gorras y un par de gafas oscuras para intentar pasar desapercibidos. Esperaban no levantar más sospechas con eso.
Se formaron para comprar los boletos, pero dado que faltaban sólo unos minutos para que el vuelo que necesitaban despegara, la joven que atendía no quería vendérselos, pues no habían pasado a registrar su equipaje ni nada de eso.
—Será mejor que esperen el siguiente vuelo —les dijo. —Saldrá dentro de dos horas.
Taehyung estaba molesto y se disponía a decirle unas cuantas verdades, sin embargo fue detenido por Jungkook quien se colocó frente a la mujer y la miró con desesperación marcada en su rostro.
—Es que usted no lo entiende, señorita —señaló al chico a su lado. —Me estoy fugando con mi novio porque nuestros padres no quieren que estemos juntos. ¿Acaso nunca se ha enamorado con tal intensidad al grado de cometer locuras? Si no nos damos prisa, seremos atrapados, nos separarán y jamás volveremos a vernos. Por favor... ese avión es nuestra única esperanza.
Taehyung no decía nada, estaba estupefacto por todo el discurso de Jungkook, sin embargo se sorprendió cuando vio a la vendedora con los ojos llenos de lágrimas y sonriendo de manera conmovida.
—Lo entiendo —sollozó. —Adelante, aquí los tienen, les deseo buena suerte.
—¡Se lo agradecemos mucho, señorita!
Jungkook jaló del brazo a su novio que todavía no salía del asombro. Una vez se alejaron de ahí, Taehyung notó la victoriosa sonrisa que mostraba su acompañante y arrugó el ceño.
—Por un momento olvidé que eres un chantajista con grandes habilidades actorales mi amor.
—Pero así me quieres.
A unos metros de llegar a donde abordarían el vuelo, fueron alcanzados por uno de los guardias del aeropuerto que corría hacia ellos rápidamente.
—¡Un momento, deténganse!
La pareja se quedó estática e intercambiaron miradas tensas, no quisieron voltear, temían haber sido atrapados. El hombre llegó frente a ellos y les extendió un monedero en forma de rana.
—Se le cayó esto, joven.
—Ahh —lo tomó y sonrió, —muchas gracias y disculpe las molestias.
Finalmente pudieron subir al avión sin más sustos ni contratiempos. Una vez ocuparon sus asientos comenzaron a reír y se recargaron el uno en el otro.
—¿Listo? —preguntó Taehyung.
—No tengo la menor idea —sonreía con diversión. —Pero que pase lo que deba pasar.
Sí, ninguno sabía lo que iba a ocurrir mañana con sus familias cuando se dieran cuenta de que no pudieron detenerlos y se habían marchado juntos, seguro que armarían un gran escándalo, sin embargo nada de eso les importaba a ellos dos. Por el momento solo pensaban en empezar una nueva etapa en sus vidas y ser los idiotas más felices del mundo.
FIN
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