Cartas y algo mas

Jungkook se encontraba en el jardín de su casa comiendo él solito un enorme pastel. Disfrutaba mucho saboreando el dulzor cuando Hoseok llegó a su lado y lo miró fijamente.  

—Oye, ¿has pensado en lo que te sugerí sobre las cartas?

Se atragantó con el postre y comenzó a toser al tiempo que se daba golpecitos en el pecho. ¿Si lo había pensado? La propuesta de su tío llevaba días atormentándolo. No podía evitar pensar que esa idea fuera… escalofriante, eso de mandarse cartas con Taehyung le pareció algo cursi y por lo mismo estaba tan renuente a acceder, sin embargo…

—¿Crees que eso serviría de algo para acabar con las disputas entre nuestras familias?

—Eso depende de ustedes. Pero si lo logran, te levantarán el castigo y podrás volver a correr libre en el exterior —dicho eso se marchó.

Aquello sonaba bastante tentador. Ya estaba harto por el confinamiento dentro de la casa, deseaba poder salir del lugar a su antojo. Además extrañaba convivir con los señores Kim y Namjoon, sin olvidar que quería estar cerca de Seokjin durante el parto de su bebé. Ellos eran como su segunda familia.

—¿Qué sucede, cariño?

Yoongi había llegado y lo miraba de forma analítica. Jungkook suspiró y con el tenedor picó lo que quedaba de pastel, pero sin probarlo.

—Mmm… Yoon, ¿tú crees que debería acceder a lo de escribirle una carta a Taehyung?

—La verdad no entiendo por qué lo dudas tanto. Es cierto que eso de mandarse cartas es un poco anticuado y quienes más lo utilizaban eran las parejas de enamorados para declararse sus sentimientos y…

—¡No eres de ayuda! sabía que dirías algo así. No sé para qué te pregunté.

—Disculpa, cariño, no te enojes —le sonrió de manera conciliadora. —Considero que deberías hacerlo, es una buena oportunidad.

—¿Para qué?

—Dime algo con honestidad, durante el tiempo que estuviste en Italia, ¿acaso no extrañaste a Taehyung?

Jungkook se quedó callado y desvió la mirada. Debido a este gesto el pintor dedujo que, por más que renegara y maldijera, sí echó de menos a su rival, tenía sentimientos por él desde antes, eso sin duda, ahora faltaba exteriorizarlos para que ya no volviera a enterrarlos.

—Cariño, deja de romperte la cabeza y escribe esa carta. Sea como sea lo mejor para ti es no volver a perder el contacto con él. Prometo que ya no me burlaré de ti…  no mucho al menos.

—Qué buen amigo —lo miró con un puchero.

—Sólo quiero que seas feliz.

—Yo podría decir lo mismo de ti. Tienes a tan buen partido delante de ti y lo peor es que alguien te lo podría arrebatar sin siquiera haber luchado por él.

—Cariño, soy un humilde pintor que apenas está iniciando su carrera. Dime qué podría ofrecerle a alguien como Park Jimin.

—Él no se fijó en cuánto dinero tienes. Cuando tú y yo nos conocimos, te sorprendiste al saber que mi familia era rica por la forma en que me comportaba, dijiste que no parecía el típico niño rico, te aseguro que Jimin tampoco lo es.

—… No me dejarás en paz hasta convencerme de ello, ¿verdad?

—Sabes que soy muy terco.

—Lo recuerdo, y por eso creo que eres el esposo perfecto para Taehyung con o sin compromiso hecho por sus padres.

—¡Dijiste que ya no me molestarías con eso!


🌌🌌🌠

Mientras tanto en el hospital, Taehyung se encontraba en una reunión con otros doctores. Debido a que los Kim eran unos de los principales accionistas del lugar, en ocasiones debía participar en las juntas a nombre de su familia. Sin embargo su mirada estaba fija en un punto de la pared hasta que uno de los médicos lo sacó de sus pensamientos.

—Doctor Kim, ¿está escuchando?

—¿Ah? S-Sí, sólo estaba pensando en unas cosas, Doctor Han.

—Recientemente lo he notado algo distraído. Eso es raro en usted —dijo, pues conocía bien la seriedad del joven.

—No me pasa nada —aseguró con voz determinante.

Claro que estaba mintiendo, pero no iba a decirle a su colega que no podía sacarse de la mente un par de  hermosos ojos de Bambi.

Tras su visita secreta a la casa de los Jeon algo se removía en sus entrañas cada vez que pensaba en Jungkook, le echaba la culpa a esa conversación sobre corazones rotos. ¿Para qué se engañaba? La perspectiva de imaginarlo estúpidamente enamorado de algún idiota le revolvía el estómago. Por supuesto nada de eso podía llegar a oídos de su familia, si de alguna manera su madre se enteraba, se lo contaría a Yeihji y lo siguiente sería escuchar las campanas de boda.

—Maldito Jeon —murmuró entre dientes.

—¿Dijo algo, Doctor Kim?

—Que si ya terminó la junta, me retiro. Debo hacer mis rondas.

🌌🌌🌠

Aquella noche Jungkook se encontraba solo en la casa pues sus padres tenían una cena de negocios mientras que su tío y Yoongi salieron a comprar algunas cosas que necesitaban, estaba sentado en su escritorio con pluma en mano y un cuaderno enfrente. Arrugó el ceño, lanzó la pluma al aire y se jaló el cabello.

—¡Rayos! ¡Esto es más complicado de lo que creí!

Justo en ese momento Bam pasaba frente a su habitación y ya que la puerta estaba abierta miró y escuchó perfectamente el escándalo y frustración de su protegido.

—Hey, mocoso, pareces un poco loco. Si quieres te ayudo un poco —y le sonrió.

—Si dejas de rimar, de acuerdo —suspiró. —Bueno, tú… ¿alguna vez has escrito una carta para… alguien?

—Escribirme a mí mismo sería raro, pero a ti una simple carta está por causarte un paro.

—Sí, gracias, aunque eso no me sirve de nada.

—Los sentimientos se expresan en palabras habladas o escritas. Usa esa pluma y la hoja e imagina que gritas, —lo señaló con los dedos al tiempo que sonreía.

Dicho eso el guardaespaldas se marchó, a pesar de lo… peculiar de sus palabras, por alguna bizarra razón encendieron el interruptor en el cerebro de Jungkook. Sonrió divertido y sujetó la pluma con fuerza, comenzando a escribir a toda velocidad.

A la mañana siguiente Hoseok dormía cómodamente en su cama. Hacía mucho que no necesitaba levantarse temprano así que disfrutaría sus horas extra de sueño. Lástima que el destino no era de la misma opinión, pues unos estruendosos pasos ingresaron de golpe en su recámara.

—¡Despierta! ¡Finalmente la terminé!

El pelirrojo entreabrió un ojo y se encontró con el pálido rostro de su sobrino quien sonreía mientras le extendía un sobre.

—Sea lo que sea, es demasiado temprano.

—¡Ni se te ocurra volver a dormir! Fuiste tú quien me sugirió lo de escribirle a Taehyung. Me rompí la cabeza para lograrlo, así que ahora asume tu responsabilidad.

Malhumorado Hoseok decidió incorporarse un poco, sabía que el chico no lo dejaría en paz hasta que accediera. No en vano heredó el carácter de su madre, tomó el sobre con una mano y, somnoliento, volteó a verlo.

—Prometo que la entregaré a su destino, pero al menos dejame ponerme otra ropa.

—Bien, pero no te tardes mucho antes de que cambie de opinión y te arranque la carta a mordidas.

Salió de la habitación con el mismo escándalo y, por lo que Hoseok alcanzó a escuchar, su sobrino fue a la cocina a pedir ramen. El pelirrojo bufó y no le quedó más remedio que olvidar lo de despertar hasta tarde, así que se incorporó completamente. Todo por involucrarse en el loco plan de su prima y los otros tres adultos.

Fue cerca del mediodía cuando abordó a Taehyung saliendo del hospital. Él se puso nervioso ya que el pelirrojo no tenía idea de que sí logró colarse a escondidas en la habitación de su sobrino, mejor que se quedara así, seguro no le haría gracia enterarse de lo ocurrido sin habérsele consultado previamente.

—¿Qué pasa ahora, Hoseokssi?

—Vine a entregarte esto —le extendió la carta. Es de parte de Jungkook, por supuesto.

—¿Para qué me envió una carta?

—No tengo idea de lo que te habrá escrito. Lo único que me pidió fue entregártela y que me avisaras cuando tuvieras la respuesta lista para yo llevársela de vuelta —esto último era mentira, pero él no tenía por qué saberlo.

—Un momento, no he dicho que escribiré una contestación o algo así. Ni que fuéramos una estúpida pareja de enamorados enviándose cartitas.

—Taehyung, no me hagas las cosas más difíciles, suficiente tengo con Jungkook y sus constantes suspiros melancólicos como para volver a casa y decirle que no piensas si quiera leer su carta.

Bien, estaba exagerando los hechos, pero con ese par de testarudos era lo único que funcionaba, ya hasta se preguntaba por qué mejor no se dedicó a la actuación. Por su parte Taehyung se quedó callado mirando la carta, la vez que visitó a Jungkook lo notó más animado de lo que esperaba, pero quizá cuando estaba solo él de verdad se deprimía. Si no fuera porque no quería oír más comentarios burlones, le preguntaría a Yoongi sobre el estado de ánimo de Jungkook. Para eso Jimin sería una mejor opción, sin embargo también la descartaba, no tenía la intención de darle más armas con las cuales chantajearlo.

—La leeré —dijo al fin, bufando. —Pero no prometo nada.

—Haz lo que consideres mejor.

Y más le valía al mocoso escribir una respuesta o de lo contrario sería capaz de enviar a Bam para darle una lección. Después de todo el guardaespaldas se divertía de lo lindo atormentando a quien causara daño al pequeño Jeon.

🌌🌌🌠

Taehyung llegó a casa y, aprovechando que estaba solo, tomó asiento en la enorme sala y abrió el sobre. ¿A quién engañaba? Quería saber qué decía esa carta.

Hyung:

Me siento algo ridículo escribiendo esto, ni siquiera tengo una idea clara de qué debo decirte. Ah, no, más o menos sí sé. ¿Cómo vamos a reunir a nuestros padres? Maldición, se supone que eres un genio, pues usa de una vez ese cerebro y arreglemos esta situación porque ya no soporto estar encerrado en casa como prisionero. Bueno, estoy exagerando un poco… ¡Al diablo! Quiero andar libre como el viento y poder saludar a tus papás, a Namjoon y a Jin. ¿Realmente eres familiar de ellos? A veces lo dudo… Creo que me estoy desviando del tema. ¡Pero es que esto del encierro me hace daño! Sácame de aquí como sea y hasta soy capaz de darte las gracias e invitarte a cenar a ese restaurante francés que tanto te gusta… Sí te sigue gustando, ¿verdad? En fin, más te vale que me respondas, bastardo.

Jungkook.

Taehyung tenía un tic en el ojo tras leer la carta. Si Jungkook le estaba pidiendo ayuda, realmente necesitaba una lección sobre cómo pedir las cosas; estuvo insultándolo y quejándose en más de la mitad del escrito. Lo que le sorprendió fue lo de las últimas líneas. Al parecer todavía recordaba que hace más de cuatro años, antes de marcharse a Italia, su restaurante favorito era uno francés que a la fecha todavía le gustaba frecuentar de vez en cuando.

—Ese dongsaeng irritante… De verdad me está causando problemas.

El médico duró bastante rato encima del sofá sumido en sus pensamientos. Sí, el asunto del pleito entre familias quedaba pendiente, pero últimamente las cosas entre él y Jungkook eran distintas. Antes se limitaban a pelear e insultarse, pero ahora le prestaba más atención de lo usual, todo era culpa de esos malditos cuatro años de distancia, estaba seguro.

—Taehyung, como sigas así te quedarás calvo.

El moreno giró la cabeza para encontrarse con su cuñado quien para no variar lo observaba al tiempo que devoraba una enorme hamburguesa.

—Pensé que volverías más tarde.

—Las personas con quienes me reuniría pidieron cambiar la fecha de la cita, así que estoy libre —alegremente tomó asiento frente a él. —A ver, ¿ahora qué te atormenta?

—No pienso decírtelo.

—Hey, soy tu cuñado, tenme confianza. En la escuela solían decirme que era un gran consejero.

—Realmente lo dudo, pero si tanto insistes… Un idiota me envió una carta y espera que le responda.

—¿Y?

—¡¿Cómo que “Y”?!

—Sí, no le veo el problema a escribir una simple carta.

—¡Porque no es simple! —se desordenó el cabello. —Ese idiota y yo… hemos pasado por muchas cosas, pero últimamente como que todo eso ha cambiado. De alguna forma… se siente como si lo mirara de una forma distinta a la de antes, por eso… no tengo idea de cómo responderle o si debería hacerlo. Tal vez lo mejor sea poner distancia.

—A ver, Taehyung, tranquilízate un poco y no seas dramático.

—¡No lo soy!

—Claro, y yo odio el arte. A lo que iba es que no resulta raro que lo veas de otra manera, eso suele ocurrir cuando convives con una persona y el tiempo transcurre, te lo digo como experiencia personal. Y si intentas ir en contra de esos cambios, de reprimir lo que sientes para que las cosas sigan como siempre, puede que después sea tarde y te arrepientas. El idiota al que te refieres es Jungkook, ¿verdad? —lo vio asentir y sonrió. —Yo creo que ese chico te gusta.

—¡Por supuesto que no! —gritó, pero no pudo evitar sonrojarse levemente. —Es sólo que… bueno… —parecía confundido.

—Mmm… ¡Lo tengo! Sigue en contacto con él, escríbele, trata de volver a verlo en secreto, que por cierto yo quería el chisme y no nos contaste cómo te fue aquella vez, pero eso puede esperar. El punto es que mientras más tiempo y comunicación compartas con él, sólo será cuestión de tiempo para que los verdaderos sentimientos de ambos afloren. Entonces podrás afirmar que efectivamente entre tú y él no hay nada romántico o por el contrario, descubrirás que estás loquito por ese chico.

—No me agrada cómo suena lo que estás diciendo.

—Deja de ser un niño orgulloso y hazme caso, torpe. Lo importante es que lo que a partir de ahora suceda entre ambos sea por su propia elección y no por obligación o compromiso pactado entre sus padres.

—… Vaya, a veces dices cosas útiles.

—Te estás ganando unos buenos golpes, mocoso. Ya sé, mejor no dejaré que te acerques a tu sobrino, no quiero que seas una mala influencia para mi hijo. Ni loco permitiré que le pegues tu carácter.

—Muy gracioso, rubio oxigenado.

—Sueña. Mi cabello es totalmente natural, cabeza de cacatúa.

Por la noche Taehyung se encerró en su habitación y se dejó caer sobre la cama. Esa conversación con su cuñado le había ayudado a reordenarse las ideas (y le valió un regaño de parte de su madre por estar discutiendo con el embarazado). Más tranquilo buscó una pluma y un cuaderno dentro de uno de los cajones y, una vez los encontró, se dispuso a escribir.

🌌🌌🌠

Al día siguiente Hoseok había citado a los dos matrimonios involucrados en todo ese embrollo. El plan estaba llegando a un punto vital y no quería que se arruinara por cierto par de mujeres que en cuanto llegaron lo miraron con emoción mal contenida.

—¿Qué ocurre? —preguntó Hyeri.

—¿Ya hubo al menos un beso entre nuestros niños?

—Ehem, no que yo sepa, Noona. Y los llamé aquí para dar mi informe de la situación.

Cada quien pidió una bebida y las dos parejas volvieron a posar sus ojos sobre el pelirrojo.

—Escuchen, en cualquier momento sus hijos hallarán la manera de reunirlos a ustedes en alguna parte buscando que hablen y hagan las paces. Denles esperanzas de que una reconciliación sea posible, eso los motivará a seguir adelante.

—Además los chicos son demasiado tercos y no se rinden fácilmente, justo como debe ser —declaró Taemin, orgulloso.

—Tengo una duda —habló Junho, pensativo. —Si se supone que a Jungkook le hemos confiscado teléfonos y computadora, ¿cómo logrará ponerse de acuerdo con Taehyung?

—Igual que las parejas en la antigüedad: por medio de cartas que yo me encargo de entregarle al otro.

Les mostró el sobre que precisamente esa mañana Taehyung le dio para que llegara a manos de Jungkook, lucía un poco avergonzado al momento de pedírselo, seguro que todo aquello continuaba pareciéndole muy cursi. Y no lo culpaba.

—¡Yupiii! —gritaron las dos mujeres con emoción.

Hoseok ya esperaba una reacción de ese tipo. No en vano eran las mentes maquiavélicas tras ese plan.

—Déjanos leer la carta.

—Sí, por favor —insistió su amiga.

—Por supuesto que no —negó rotundamente. —En primera le di mi palabra a los chicos de entregarlas intactas, además seguro que ustedes querrían cambiarle cosas y agregarle otras.

—Hoseok tiene razón. Los chicos podrían darse cuenta de que estamos involucrados en todo esto.

—Lo malo de que hasta la preparatoria estuvieron en la misma clase es que conocen a la perfección la letra del otro —apoyó Taemin.

—Hum… De acuerdo —cedió la pelirroja de mala gana.

—Pero conociendo a los niños seguro que se escribieron más insultos que otra cosa —suspiró Hyeri con pesar.

—Descuida, eso es por ahora. Seguro que muy pronto sucumbirán ante los encantos del otro.

—Espero que tengas razón.

🌌🌌🌠

Dongsaeng irritante:

¿Debería decir gracias por ese patético intento de carta? Se supone que estudiaste literatura, esperaría algo mejor de tu parte. Pero como bien afirmaste, de entre los dos yo soy el genio, así que tengo un plan. El fin de semana mi mamá irá a un spa ella sola, es el que pertenece a los Lee (espero que lo recuerdes, pero contigo todo es posible), así que convence a tu mamá para que también vaya y ahí puedan encontrarse, con papá será un poco más complicado de abordar, aunque yo ya pensé una parte, así que más te vale buscar dónde podrían reunirse él y tu papá. Te tomaré la palabra y más te vale invitarme a esa comida francesa, pediré lo más caro del lugar, de todos modos no tienes problemas con el dinero. Sí, primero debemos conseguir que te levanten ese castigo porque a menos que me supliques llorando, no pienso volver a brincar el muro de tu casa y subir hasta tu balcón. Con lo violento que eres estás lejos de ser la damisela en desgracia de esta historia.

Taehyung

Eso decía la carta que Hoseok entregó a su sobrino aquella tarde. Jungkook arrugó el ceño pero sin querer una diminuta sonrisa le adornó los labios. La sutileza no era el fuerte del Kim menor, eso era más que claro. No escatimó palabras para insultarlo (claro que él hizo lo mismo en su propia carta).

—Ese maldito… Ya verás quién es la damisela llorona.

Idiota:

Primero muerto antes que suplicarte algo. Si seguro tu ego se infló por el hecho de haber logrado entrar a mi habitación sin ser descubierto. Ambos sabemos que de no ser por la ayuda de Yoongi ni en sueños lo habrías logrado, así que no te creas tanto. Te aviso que no eres mi tipo, tarado, cara de sapo, de modo que no intentes seducirme con una enorme dotación de brochetas de cordero el cual es mi favorito. ¡Arg! ¿Y por qué rayos te lo estoy diciendo? Más te vale no hacerte ideas equivocadas.

Jungkook.

Jeon:

Sí que estás mal del cerebro, para empezar sé perfectamente cuál es tu comida favorita. ¡Cuántas veces no nos arrastraste a mí y a Jimin para acompañarte a comer esa cosa! En segunda, ni quién estuviera tan desesperado para seducirte, tengo muchas admiradoras y admiradores, cara de rana con paludismo, pero te informo que en el bizarro caso de que lo intentara, no necesitaría emplear ese tipo de tácticas, con mis propios encantos babearías el suelo por mí, huele caca cara de ano. Ah, y si le pedí ayuda al italiano fue para no meterte en más problemas, deberías agradecerme el sentir una pizca de preocupación por ti. ¡Siempre te metes en problemas y me arrastras contigo!

Taehyung.

Cara de cola de simio:

¿Ahora yo soy el problemático? ¡Tú no te quedas atrás! Siempre por esa actitud competitiva y buscar ser el mejor atraías gente, cierto, pero muchos de ellos te querían romper la cara. A ver, ¿quién era el que te respaldaba en las peleas? ¡Pues yo! Luego tenía que aguantar los regaños de Jimin y Namjoon por tu culpa, . Ah, y no olvidemos a las acosadoras que te iban detrás, también tenía que apiadarme de ti para quitártelas de encima, patas de gato mugroso. Muy agradecido deberías estar conmigo, idiota.

Jungkook.

Tarado:

Si vamos a hablar de acosadores, no te olvides de esos tipos molestos que te seguían a sol y a sombra, cara de ajonjolí cocido ¿O ya no recuerdas al que te robó la ropa durante una clase de Educación Física? Para tu información fui yo quien lo detuvo y recuperó tu uniforme y se lo di a Jimin para que te lo llevara. No se te puede dejar solo porque seguro acabas perdido en algún lugar desconocido. Todavía me pregunto cómo rayos le habrás hecho en Italia con lo torpe y descuidado que eres.

Taehyung.

Ese era el tipo de cartas que los chicos habían intercambiado durante más de una semana. La cantidad de insultos iba disminuyendo así como el tipo de comentarios entre líneas. Aunque ninguno de los dos involucrados lo notaba, su ánimo había mejorado desde que intercambiaban correspondencia. Las personas a su alrededor sí se percataron y claro, los más felices eran quienes sabían del plan.

🌌🌌🌠

Aquél día Jimin llegó a la casa de los Jeon. Una sirvienta lo acompañó hasta el patio donde Jungkook leía  alegremente mientras Yoongi estaba pintando un cuadro.

—Ambos lucen bastante relajados.

—¡Jimin! —le sonrió Jungkook. —Qué raro tenerte por aquí sin avisar primero.

—Tenía algo de tiempo libre y decidí venir a invitarlos a comer. Hola, Yoongi.

—Hola, Jiminnie —contestó mirándolo fijamente.

—Eso suena genial —intervino Jungkook, —pero ya que mis papás no están, tendré que preguntarle a Bam.

—Ah, claro. Escuché de alguien sobre tu castigo, niño desobediente.

—No te burles. Genial, ahí viene Bam.

—Pon tu cara de cachorro triste, cariño.

El guardaespaldas caminaba hacia otra parte de la casa llevando unas cajas mientras tarareaba una canción. Jungkook tomó aire y se le acercó con expresión de niño inocente.

—Oye, Bam… Jimin nos invitó a Yoongi y a mí la comida… Puedo ir, ¿verdad?

—Te recuerdo que todavía tienes castigo, y si los señores no están no puedes salir aunque yo esté aquí contigo.

—No seas malo, Bam… —le puso ojos tristes.

—Tú no puedes ir con Jimin, pero no habría problema en que Yoongi lo acompañara.

Con desánimo regresó donde sus amigos. Al ver cómo Yoongi observaba de reojo a Jimin quien seguía como si nada, recordó las palabras de su protector y se le ocurrió una gran idea.

—Bam no me dejará salir a menos que alguno de mis padres lo autorice. Lo lamento.

—Descuida, podemos comer aquí, no hay problema.

—Pero viniste hasta acá y… ¡Lo tengo! ¿Por qué no vas con Yoongi?

—¿Eh? —el pintor lo miró con pánico.

—¿Seguro? Por mí no hay problema —respondió Jimin, seguía imperturbable a pesar de lo que sintiera por dentro, sin embargo no demostraría nerviosismo ni nada similar. Todavía no se rendía con el pintor, así que iría poco a poco con él.

—Entonces está decidido —declaró Jungkook con alegría. —Cuídense, chicos.

Yoongi le lanzó una última mirada de reproche antes de seguir al otro. Una vez desaparecieron, Jungkook soltó una carcajada, orgulloso de sí mismo. Finalmente su castigo era de utilidad porque estaba seguro que sería bueno para Yoongi pasar de nuevo tiempo a solas con Jimin.

El lugar al que la pareja fue resultó ser un sencillo pero acogedor restaurante japonés, la decoración del lugar, tan tradicional, maravilló a Yoongi. Jimin se perdió unos segundos ante esa expresión y al darse cuenta de ello carraspeó, sonrojándose un poco.

—Imaginé que el lugar te gustaría —comentó. —Siempre que vamos a restaurantes elegantes luces incómodo.

—¿Te diste cuenta? —preguntó, sorprendido.

—No eres tan difícil de leer.

Yoongi lo observó fijamente. El chico delante de él era increíblemente extraordinario. Tanto que él no podía soportarlo, así que decidió cambiar el tema antes de que su cerebro se inundara de ideas indebidas.

—Mencionaste que te dijeron del castigo de Jungkook. ¿Pero sabías que recientemente él y Taehyung han estado intercambiando cartas?

—¿De verdad? Eso no lo sabía. Namjoon sólo me comentó que los señores Jeon tenían cautivo a su hijo o algo así.

—Ah, vaya —trató de ignorar la mención del otro hombre… Últimamente nuestro Jungkook luce más feliz a pesar del encierro, creo que las cartas de su Romeo tienen mucho que ver.

—No lo dudaría. Así ha sido desde niños, siempre actúan más animados cuando están juntos. Por supuesto que cuando si quiera se los insinúo, ellos afirman todo lo contrario son un par de idiotas orgullosos.

—E incluso así has permanecido cerca de ellos hasta ahora.

—Porque son mis mejores amigos y dejando de lado sus constantes peleas, es divertido estar juntos, creo que entre los tres nos equilibramos. Eso es algo que espero tú también puedas conseguir algún día.

Yoongi bajó la mirada y apretó los puños. Por un momento se vio invadido por el fuerte deseo de estrechar a Jimin entre sus brazos, necesitaba contenerse o de lo contrario quién sabe dónde terminaría todo eso.

🌌🌌🌠


El sábado siguiente Yeihji acudió al spa de la familia Lee por insistencia de su querido hijo. Por supuesto que él no tenía idea de que su madre ya había planeado con anterioridad reunirse ahí con su mejor amiga.

—Todo indica que eso de las cartas está acercando a los niños —comentó Hyeri. He visto a Taehyung sonreír más de lo habitual.

—Yo he descubierto a Jungkook tarareando él solo, es tan adorable.

—Ahora debemos planear bien lo que les diremos. Seguro van a preguntarnos si nos encontramos aquí.

—Sí… Quizá podríamos decir que nos vimos de lejos y cada una recordó muchas anécdotas en compañía de la otra.

—Eso suena muy bien, muestra que nos extrañamos. También le diré a Taehyung que estoy pensando plantearle a Taemin que todo eso de la pelea es exagerado.

—Eres una genio.

—Creo que es culpa de tu influencia.

—Jajaja, puede que tengas razón. Bueno, ya que estamos aquí aprovechemos el tiempo para relajarnos. Todavía quedan cosas pendientes para unir a esos dos niños.

Ese mismo día el pintor se encontraba en el centro comercial en compañía de Jin. El rubio lo llamó la noche anterior y le pidió que se vieran, pues quería hablar con él, hasta ahora habían ido a un par de tiendas para comprar cosas de bebé y se detuvieron en una heladería debido a los antojos del mayor.

—Jin Hyung, me agrada mucho pasar tiempo contigo, pero ayer dijiste que necesitabas preguntarme algo. Te escucho.

—Hum, claro —dejó su helado y suspiró. —Oye, tú también me agradas mucho y te tengo confianza, por eso decidí consultar esto contigo —parecía algo nervioso. —Es que últimamente Namjoon busca más de lo normal a Jimin y pues… yo sé que tú eres su amigo, así que por favor, dime la verdad: ¿has visto si algo raro ocurre entre ellos dos?

El pintor abrió los ojos de sobremanera y luego arrugó el ceño. Aquél idiota estaba causando demasiados problemas, ya una vez lastimó a Jimin, ahora preocupaba a Jin con su actitud y eso podría afectar al bebé, lo cual no iba a permitir.

—No sé nada de eso, pero dudo que necesites preocuparte —sonrió falsamente. —Es evidente que tú esposo te adora.

—Sí, creo que tienes razón —sonrió también. —Muchas gracias. Estaba seguro que podía contar contigo. ¿Tienes tiempo? Todavía quisiera buscar otras cosas para mi hijo.

—Claro, será un placer.

Después de eso lo acompañó hasta la casa de los Kim. El rubio había insistido en llevarlo a casa, pero Yoongi se negó, quería que él descansara, seguro las dudas respecto a su esposo lo tenían inquieto y fatigado. Justo a unas calles del lugar, en el camino de regreso, se cruzó con Namjoon quien detuvo su automóvil nada más verlo. En cuanto descendió, el pintor se puso serio.

—Vaya, es raro que andes por aquí.

—Tenía unos asuntos pendientes —contestó con frialdad.

—Ya veo, pero esta es una buena oportunidad. Escuché que últimamente has salido mucho con Jimin.

Yoongi no dijo nada. Aquello era verdad ya que Jimin estaba planeando encargarle una pintura que sería el regalo para sus padres en su próximo aniversario de bodas.

—¿Y qué con eso?

—Te advertí que te alejaras de él.

Sin embargo Yoongi no se dejó intimidar por su expresión tan seria. Al contrario, eso lo alteró todavía más.

—Yo te dije que sólo me alejaría si el propio Jimin me lo pedía. Deja de creerte tanto y mejor preocúpate por no lastimar a tu esposo y su bebé.

Dicho eso se marchó, furioso. Namjoon se limitó a sonreír un poco y negar con la cabeza. Vaya que el chico era testarudo y valiente, casi nadie (excepto su familia y Jungkook) se atrevería a desafiarlo de aquella manera.

Jin se encontraba en su habitación revisando las cosas que compró. En eso sintió unos brazos rodeándolo por detrás al tiempo que le acariciaban el ya abultado vientre.

—Me acaban de decir que te estoy preocupando. ¿Es cierto?

Por respuesta el rubio le dio un manotazo para que lo soltara y se giró para encararlo con el ceño fruncido.

—Como si no lo supieras, idiota, te recuerdo que todo esto fue tu idea. Más te vale que funcione, porque no me gusta eso de actuar como el esposo inseguro y desconfiado. Tampoco es agradable mentirle a Yoongi, él me simpatiza bastante.

—Yo diría que más que eso. Ya casi lo ves como a un hermano menor, ¿o no?

—Hum… Me conoces demasiado bien —hizo un puchero con vergüenza.

—Por supuesto —sonrió. —No te preocupes, sólo lo atormentaré un poco, voy a enseñarle a ese niño una lección sobre cómo tratar a los demás.

—A veces me das miedo. Puedes ser alguien peligroso.

Namjoon soltó una carcajada y le acarició el cabello, Seokjin accedió a ayudarlo después de que le contó cómo estaba la situación entre Jimin y Yoongi. Le debía mucho, además de considerarlo un gran amigo, en cuanto a Yoongi, justo como Namjoon dijo, llegaba a considerarlo como un hermanito por su conexión debido al arte. A decir verdad eso de actuar como cupido estaba resultando muy divertido, no por nada él también le daba sutiles empujones a Taehyung con respecto a Jungkook. Definitivamente tanto él como su esposo seguirían esforzándose para por fin unir a sus parejitas.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top