CAPITULO 5
La mesa de caoba está cubierta por una infinidad de bocadillos. Frutas secas, dulces, vino, incluso quesos y carnes que las sirvientas han cocido para ellos, pero los aromas solo hacen que la omega se termine mareando. Mira a todos alrededor, ninguno dice algo y la tensión puede olerse en el aire.
El alfa a su lado le aprieta la mano cuando la siente angustiada y ha sido así desde hace dos días que la noticia los azotó como un remolino.
Todos se ponen de pie en la sala del consejo cuando el rey y la reina hacen acto de presencia, tomados del brazo y con la tiara de diamantes sobre la cabeza de Haeun. A Jiwoo siempre le ha parecido una aberración que la utilice.
–Siéntense –ordena Junseo y todos acatan la orden, de inmediato comenzando a hacer preguntas de las que ninguno parece tener respuesta.
–¿Qué fue lo que pasó en el baile? –Dohyun es el primero en preguntar, demasiado ansioso por saber qué ha ocurrido para que haber raptado al heredero haya sido tan fácil.
Junseo toma un momento, los mira a la cara, a cada alfa y sus omegas en el consejo. Sus rostros preocupados hacen respaldo a sus aromas amargos y escucha a su omega al lado hablar.
–Un intento de ataque –ella responde y las miradas cambian a sorpresa. Jiwoo se sostiene de la mano de su alfa y Dohyun sólo escruta con la vista a quien una vez, fue su amigo de la infancia.
–¿Un intento? –la voz de Yejun resuena en el salón, haciendo un eco que hace a todos mirar en su dirección. El alfa lo piensa unos segundos, y vuelve a hablar cuando entiende que nadie va a interrumpirlo–. ¿Cómo un intento termina en la desaparición del heredero?
–Mi hija –interrumpe Minjae–, ha estado llorando por su príncipe por dos noches, ¿y ustedes lo llaman intento?
–Es lo que es –Junseo les responde con la voz grave que hace los alfas tensarse y a las omegas esconderse tras ellos. Jiwoo en cambio, le da la cara.
–Me gustaría saber cómo han llegado a esa conclusión. No estuvimos en el baile y sabemos pocos detalles de lo que pasó. Pero los guardias del palacio llevaron a mi residencia el mensaje claro de que Taehyung fue secuestrado. Si es así, el consejo exige su búsqueda por cada distrito. Dentro y fuera de este reino.
Haeun la mira, con demasiada altanería en los ojos y se inclina sobre la mesa para hablarle no sólo a ella, sino a todo el consejo que está presente.
–El príncipe no fue secuestrado –es clara en su mensaje y antes de que los duques comiencen con sus cuchilleros, ella interrumpe otra vez–. Pero dado la magnitud de este intento fallido, el rey y yo hemos decidido que estará fuera del reino por unos meses. Al menos hasta que las cosas se calmen.
La sorpresa no se hace esperar entre los duques, incluso los guardias que han entrado para resguardar que la junta se lleve de la mejor manera posible, se ven sorprendidos entre sí.
–El príncipe debe asumir en unas semanas, después de su cumpleaños. La ceremonia de coronación se ha estado planeando desde hace meses –Seonam habla, poniéndose de pie y los reyes y todos se sorprenden por ello.
–Lord –llama Junseo y el alfa no se inmuta por su mirada–. Es una falta de respeto hacer un reclamo de pie. Soy su rey.
–No por mucho –Seonam le echa más leña al fuego y toda la sala queda en silencio ante ello–. Taehyung es el próximo rey de este lugar. Este reino fue construido por los difuntos reyes y si no fuera por el infortunio del primogénito, ya estaríamos siendo reinados por un omega –el jadeo que da la mesa entera lo hace recapacitar de lo que dice.
Mira a Namjoon que está a su lado y el alfa le jala del brazo para que tome asiento de nuevo y lo hace, no queriendo ser más el centro de atención.
La voz de Hoseok en cambio, le sorprende. No ha estado en la mayoría de las juntas, pero sí que es más presente que Taehyung, y con lo que ha ocurrido dos noches atrás no es sorpresa que esté ahí, sobre todo cuando va a ser el próximo duque de su distrito, en primavera.
–Apuesto que el Lord de Goyang no tenía intenciones de insultar a sus majestades con sus palabras, pero tiene razón en una parte.
–Exactamente, ¿cuál parte mi lord? –Junseo lo mira con el amarillo bailando en sus ojos y el alfa traga antes de volver a hablar.
–Taehyung es el próximo rey de este lugar –repite lo que su primo lejano ha dicho–. Con o sin el primogénito vivo, Taehyung es quien sigue en la línea de sucesión. No pueden atrasar su coronación, está todo listo. Se ha comprometido con lady de Anyang-si hace tan poco, atrasarlo no es lo ideal.
–¿Insinúa que el príncipe debe arriesgar su vida para casarse y ser coronado? ¿con las cosas, así como están?
–No lo tome como insulto, majestad –él repite–. Pero eso es lo que hace un rey. Protege a su reino a pesar de que eso ponga en riesgo su vida. Es lo que se ha hecho desde hace doscientos años.
–Creo que no ha quedado claro una cosa –Junseo se tensa–. Todo lo que se ha traído desde hace doscientos años debe cambiarse. Ha sido el objetivo de tantas juntas en los últimos meses, arriesgar la vida de mis sobrino por unos campesinos que ni siquiera lo conocen e intentaron matarlo no es lo que pretendo hacer, no importa cuantas veces lo insistan. El príncipe no regresará a Kim Kingdom hasta que este sea un lugar seguro.
–¿Y cuándo será eso? –Namjoon pegunta.
–No es algo que les-
–Es algo que nos incumbe, majestad. Ya que no regresará para su compromiso y su coronación, necesitamos saber cuándo va a volver, a dónde fue y cómo es que entonces, si no lo secuestraron en el ataque, fue que se propagó el rumor de ello.
Junseo se rasca la barbilla, sintiendo su barba nacer en ella y toma un suspiro para hablar.
–El guardia que inició el rumor de su secuestro ya fue encarcelado. Está en los calabozos.
–¿Y qué castigo van a darle?
–Se le cortará la cabeza –Jiwoo jadea.
–Han pasado cuarenta años desde la última decapitación. Tu hermano jamás lo permitió en su reinado, y está en los acuerdos que no se puede hacer eso a menos que sea traición.
–Jiwoo-ssi, querida, ¿no te parece suficiente traición fingir un secuestro del príncipe? –pregunta la reina y Jiwoo se queda callada, no sabiendo si ese rumor es prueba suficiente para que maten a ese guardia de tal forma.
–Aún no responde, majestad –Namjoon regresa la atención de todos a él y Junseo suspira.
–Salió de Kim Kingdom la misma madrugada del ataque. Con los representantes de Japón. Le darán asilo el tiempo necesario.
–¿Cómo fue que se decidió eso sin una junta previa? –Minjae, que ha estado observando en silencio, pregunta. Más porque como su hija será la próxima reina, es necesario que lo sepa todo.
–Por mucho poder e influencia que tengan como duques, las decisiones finales las tomamos mi omega y yo. No tenemos que avisarles sobre algo tan delicado como la seguridad de mi sobrino.
–El consejo espera que esto no tenga mayor influencia en los deberes del heredero. Su compromiso con lady de Anyang-si y su inevitable coronación.
–Salvo un retraso de unos meses, no habrá problema –Junseo se encoge de hombros, demasiado desinteresado para lo que está pasando y a más de uno en el consejo, no le da buena espina.
Dohyun carraspea, llamando la atención y los reyes parecen estar fastidiados con su presencia porque la forma en que lo miran no puede ser más desagradable.
–¿Por qué no se han desplegado a los escuderos en busca de los atacantes? Uno de los guardias que llevó el pergamino a mi residencia dijo que, entre los fallecidos, el guardia del príncipe murió. Eso ya es considerado un crimen lo suficientemente atroz para merecer un castigo severo.
–Hubo diez alfas que murieron esa noche. Sir Jeon fue valiente al defender a su príncipe –la reina se remueve en su silla, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda. Porque el alfa Jeon jamás dio problemas, no fue un alfa que se metiera en lo que no y se aseguraba de que Taehyung estuviese en los lugares correctos a la hora indicada, vaya que su muerte había sido una pérdida para el palacio, en cuestión de guardias.
–¿No es preocupante entonces? –Sanchul responde con la voz en un hilo, por primera vez hablando en toda la junta y no se ve afectado al recibir las miradas de todos–. Que un guardia del calibre que cuidaba al príncipe haya caído tan fácil en un incendio. Lo menos que el consejo pide- exige –se corrige–, es que los guardias sean desplegados a los distritos, que busquen en todos lados, en cada casa, campo, local y cualquier mínimo espacio de este reino por esos que se atrevieron a desafiar a este palacio. Mejorar la seguridad dentro y fuera de cada residencia de cada miembro del consejo también.
–Y se hará –la reina responde–. Los guardias estarán desplazados en el reino por los próximos días, nadie debe tener miedo alguno. Y la fiesta de invierno se celebrará sin problemas.
–¿La fiesta de invierno? –Jiwoo pregunta sorprendida, más porque están a días de que se llegue la fecha y ni el palacio ni el reino entero están preparados para dar una fiesta como aquella, no luego de lo sucedido–. La fiesta de invierno debe ser la menor de las preocupaciones de este consejo. Taehyung fue atacado, el palacio entero lo fue y lo único que demostraron es la poca seguridad que se tiene en el lugar, no deberíamos-
–Supuse que dirías eso –Haeun la interrumpe y la duquesa de Daegu se tiene que morder el labio para callarse–. Es por eso que, a pesar de ser los duques de Daegu, no serán invitados a la celebración.
–Una fiesta es la menor de mis preocupaciones, majestad –el título le sabe amargo en la boca y se miran fijamente, el rayo de amarillo que cruza los ojos de Haeun le inquieta un poco y tiene que rascarse el cuello, sobre la marca de su alfa.
–Ese es el segundo tema a tratar en esta junta –la reina se pone de pie, con demasiada altanería en el rostro y una sonrisa que baila en sus labios–. Quiero convocar a que los duques de Daegu sean retirados de su puesto lo más pronto posible.
–¿Qué? –Dohyun se pone de pie al decir, y todos los alfas del consejo lo hacen. Jiwoo mira a Haeun a los ojos, y una punzada de dolor y rabia le burbujea en el estómago, no puede ver a esa omega como reina, ni como una persona que merece su respeto.
Ante los ojos de Jiwoo, Haeun no es más que la asesina de su cachorro.
–Me parece algo acelerado esa petición –Hoseok responde y mira a sus primos ligeramente, no sabiendo si ellos están o no en contra de lo que la reina propone– ¿Cuáles son las bases para pedir la destitución de los duques?
–Los duques de Daegu no pueden cesar su cargo de la nada, necesita haber una preparación previa –Baekjoon demanda.
–El distrito de Daegu es el más importe de este reino. El más grande y el palacio y la familia real son de aquí –señala Dohyun–, no es tan fácil manejarlo. Antes de eso debe haber un sucesor ya destinado a comandar, como cada distrito.
–Y parece que olvidan que ese puesto se le escapa de las manos, duque –Haeun le restriega en la cara y ese tono de voz divertido le alerta a Jiwoo sobre lo que va a decir, traga duro esperando por ello–. Sin un heredero de su parte, el distrito pasa a los segundos duques con mayor poder en el reino.
–Lord de Dongjak-gu es el que sigue –Jiwoo susurra, demasiado tocada por el tema de la falta de su cachorro.
–En línea de sangre–la voz de Junseo opaca a todas–. Pero dado el compromiso del príncipe, los siguientes con mayor poder en este reino pasan a ser los Choi. Su hija se casará con mi sobrino, ellos serán quienes toman su lugar cuando eso pase.
A Minjae se le iluminan los ojos y su vista viaja los Min, que se remueven incomodos por la petición de su puesto. Ha estado buscando ser un duque desde que se convirtió en vizconde, y cuando tiene la oportunidad frente a sus ojos sabe que no va a desaprovecharla. Ve a su omega a los ojos, y ella parece tan encanta como él, sin importar que la moneda de cambio sea su única hija.
–Los acuerdos no han sido firmados todavía –Namjoon susurra–. Por tanto, hasta que el príncipe contraiga matrimonio y sea coronado como rey, los Min siguen siendo los duques de Daegu. Y será así hasta que Taehyung ascienda.
–¿No confía en mí para comandar a Daegu, lord?
–Confío en usted, mi señor –responde, y miente descaradamente–. Pero estamos aquí para salvaguardar este reino, para eso es este consejo. Irrespetar los acuerdos que nuestros ancestros crearon sería una osadía. Dado que los duques de Daegu no han firmado la renovación de nuevos acuerdos, se debe esperar a que un nuevo rey sea coronado para que el consejo se reforme con o sin consentimiento.
La sala queda en silencio, porque en efecto, lo que Namjoon dice es cierto. Junseo se pone de pie, como el resto de los alfas en la habitación y Jiwoo es la única omega que le sostiene la mirada como los varones. Con el valor pintando su rostro.
–Es cierto eso –admite–. Sin embargo, los vizcondes deben irse preparando para tomar el cargo.
–No en mi residencia –sentencia Dohyun–. Y menos en mis narices. Si quieren el distrito de Daegu se los daré sin problema luego de la coronación y el matrimonio, pero mientras tanto, sigue siendo mi trabajo mantener este distrito. Y nadie va a meterse en mis asuntos.
–Tus asuntos competen al consejo, al rey –Minjae le provoca y Dohyun se muerde la lengua antes de decirles a todos que su rey no es el que está a la cabeza de la mesa. Su rey ha muerto años atrás y sigue siendo fiel a él como el primer día.
–Los asuntos con el distrito competen al consejo –él acepta–. Pero mi casa y mis guardias van a servirme a mí hasta que termine mi trabajo a con el reino. Mientras eso sucede, no voy a permitir que los vizcondes se metan en ello, no si puedo evitarlo.
–Creo que el duque de Daegu tiene razón –Hoseok habla y traga duro al ver que su padre lo mira ceñudo, no contento con su intervención. Aun así, continúa–. Él ha estado en su cargo desde la coronación de los difuntos reyes, ¿Qué es, treinta años? Dejar su cargo no será fácil y los vizcondes deben saber a lo que se enfrentan. Es Daegu el mayor reto para los alfas en esta mesa y conservarlo tan bien como está hasta ahora no será fácil. Lo mejor es que los vizcondes se preparen para asumir un nuevo cargo y que los duques dejen todo en orden. Seguro que treinta años conservando el distrito debe tener muchas cosas por terminar, ¿no es así?
La mirada que le da Dohyun es indescifrable, pero lo ve suspirar y asentir.
–Lord de Gwangju tiene razón.
–Creo que todos estamos de acuerdo con eso, ¿no es verdad? –Seonam habla–. Los duques entregarán el distrito principal a los Choi luego del matrimonio.
–¿Quién se hará cargo de Anyang-si luego de que los vizcondes se trasladen a Daegu?
–Dado que Anyang-si le ha pertenecido a los Choi por setenta años, no tenemos problema con que la futura reina sea la encargada del lugar junto al heredero.
La sala queda en silencio nuevamente. Los olores marean a todos en la habitación y con las voces de los alfas, demasiado graves y rozando tonos de mando, las omegas se sienten incómodas, expuestas y tienen que bajar la vista por ello.
–Creo que esta junta debería terminar –Minjae propone–. Llegamos a acuerdos y tenemos la palabra de sus majestades para saber que el príncipe está a salvo y que van a encontrar a esos traidores. No veo más objetivo para esto.
El resto del consejo asiente y las omegas se ponen de pie, dan una última reverencia a los reyes antes se salir lentamente de la habitación, con sus guardias siguiendo sus pasos. Cuando Jiwoo está fuera junto a Dohyun, puede ver a Namjoon correr tras ellos y suspira en derrota cuando su alfa le dice que vaya a su carruaje y que él la acompañará pronto.
Los ve platicar en voz baja, casi sin ser sutiles, pero siente la angustia ajena como propia y le inquieta saber qué es lo que pasa, por qué Dohyun parece tener secretos con un alfa tan poderoso como Namjoon. Pero se abstiene de preguntar, porque si ella guarda el mayor secreto de su vida, Dohyun tiene el derecho de guardarlos también.
Por eso se queda callada y recibe las caricias que el alfa tiene para darle cuando están en el carruaje. En silencio, pero con la tensión palpable en el aire. Si no encuentra una forma de cumplir la promesa que le hizo a Eunha antes de morir ella misma va a matarse, incluso si eso mata al alfa que ha amado desde siempre.
La daga de plata de clava en el tronco, en una diana improvisada que ha dibujado sobre el mismo. Siente sus músculos crujir y no se inmuta por el frío aire que le da en los brazos descubiertos.
Jungkook suspira una vez más, y se pone de cuclillas para tomar aire. Ha quedado a cargo del príncipe mientras Yoongi y Seokjin esperan por Miyeon a la entrada del bosque, quién ha bajado la colina entera para conseguir un poco de la comida del baile de invierno.
Mira tras suyo, la celdilla donde está el alfa permanece cerrada y lleva así días, ni siquiera Miyeon le ha cocinado algo y Jungkook no lo admite en voz alta, pero le preocupa saber si es que no se ha muerto de hambre y debilitado.
Se endereza y camina al tronco, quita la daga y la gira en sus manos antes de tomar aire y caminar a la celdilla. Mueve las hojas y el par de troncos que la ocultan y se asoma un poco.
El alfa está dormido, apenas respirando y no siente al omega cuando entra en el lugar con él y se sienta frente suyo, con un vaso donde lleva agua fresca que indirectamente, sí que ha llevado para él.
Jungkook lo admira, su pecho se mueve lentamente de arriba a abajo y su estómago ruge incluso en sueños, se siente un poco culpable por eso. Pero la culpa se desprende de su cuerpo cuando recuerda el por qué hace lo que hace, cuál es el fin y qué es lo que lo ha llevado a donde está en ese instante. Con el alfa heredero al trono sin energías y tan indefenso que si un omega como Jungkook, sin clase ni fuerza como la de un omega puro, mucho menos un alfa, podría hacerle el daño suficiente para matarlo.
Taehyung, Kim Taehyung se nota tan débil.
Abre los ojos lentamente, con la nariz fruncida al olfatear el aroma a fresas que el omega desprende, dulce y frío, como una mañana de invierno en el jardín del palacio.
Se miran fijamente, sin decir nada ni moverse. No hay mucho qué decir tampoco, el omega no tiene nada en mente que pueda salir por su boca y la falta de energía en el alfa son tan claras que tampoco va a decir algo.
El omega le estira el vaso de agua y los ojos de Taehyung brillan un poco, abre la boca y Jungkook es lo bastante amable para darle a beber, sostiene su mentón con la mano y con la otra inclina el vaso de agua casi helada, el frío de la misma hace al alfa gruñir y una gota de agua rueda de sus labios por su piel tostada, hasta el cuello y se pierde por en la ropa sucia que lleva.
Esa ropa fina, de seda y hecha a mano por costureras expertas, con las medidas exactas en las partes cruciales para dejar ver el varonil cuerpo del alfa. Jungkook desvía la vista y se pone de pie, sabiendo que no tiene otra cosa que hacer ahí pero cuando está de espaldas al alfa y a punto de salir de la celdilla, la voz rasposa de Taehyung lo llama.
–¿Qué día es hoy? –es una pregunta sencilla, pero detrás de ella hay una urgencia grande de saber qué ha pasado en el reino mientras él ha estado encerrado bajo tierra. Jungkook lo mira por encima del hombro.
–Hoy es el baile de invierno, mi señor –el título le sabe amargo en la boca, como un balde de hipocresía que lo baña y Taehyung aspira profundo.
–Ya una semana de que me trajeron aquí –susurra y Jungkook mismo se tensa–. Los distritos deben ser un caos ahora, sin-
–¿Sin usted? –el omega se gira sobre sí, lo mira fijamente y Taehyung le sostiene la mirada, sin intimidarse–. El reino sigue igual a como estaba antes de que lo trajéramos aquí. Al final, mi señor, no es tan importante como cree. El mundo sigue avanzando, con o sin su heredero.
–Puedes tener razón –hace una mueca cuando intenta enderezarse, pero las esposas en sus manos le raspan–. Pero tarde o temprano hará una diferencia. Este reino tiene un destino, un alfa tiene que gobernar y mis tíos no dejarán que esto pase como si nada, van a matarlos. A ti y tus cómplices.
–¿Ahora nos amenaza? Hace unos días pedía que lo dejáramos libre y que no diría nada, ¿así de frágil es su palabra?
–Yo te dí una oportunidad para librarte de esto. Pude darles oro, sacarlos de aquí si es que les molesta Kim Kingdom, pero se negaron, no me vengas a culpar.
–Claro, porque estar ajeno a lo que pasa en el reino que usted y su familia han destruido no es nada, ¿cierto? Dígame, alteza, ¿Quién es peor? ¿Usted por deshonrar a sus difuntos padres o nosotros por traerlo hasta acá?
Sus palabras surten el efecto que quiere, porque al segundo siguiente tiene a Taehyung pataleando sobre la paja que hay en la celdilla, jalando sus manos para intentar librarse y eso sólo hace que el acero sobre la piel le queme más, haciéndolo gruñir.
–No te atrevas a hablar de mis padres.
–Sus padres murieron para que usted viviera, ¿cómo puede pagarles así? –insiste, ya sabiendo que el tema realmente afecta a Taehyung y quiere verlo llorar, humillado y pidiendo clemencia, lo quiere acabar.
–Cállate.
–Su hermano. El primogénito. Él incluso sería mejor que usted. Porque ser un omega no fue un problema para nadie. Él hubiera sido un mejor heredero que usted, porque él, como mínimo, conoció a los reyes. Pudo decirle a su madre que la amaba y su padre, el rey Taejoon, seguro que estaba orgulloso de ver a su hijo omega correr por el palacio.
–No ensucies la memoria de mis padres. No tienes ningún derecho, no eres más que un maldito omega-
–Seguro que el rey tenía un futuro planeado para el primogénito. Usted fue un extra en sus vidas, sin planearse, ¿sabía? Las cocineras del palacio que trabajaron con sus padres lo decían. Que usted no estaba planeado para nacer, que sólo fue un desliz de una noche –la información hace la sangre de Taehyung hervir.
Sus ojos pasan de amarillo a un intenso dorado, brillando incluso con la poca luz del atardecer que se cuela en la celdilla, Jungkook no le teme, el omega en él siendo lo suficientemente valiente para encararlo, para seguir insistiendo con el tema. Porque el enojo que tiene en el cuerpo ya es difícil de contener. Tener al príncipe frente suyo tan desesperado por el tema lo hace sonreír un poco, con el ego alto al saber que es él el causante de ello.
–No sabes nada- eres un maldito omega del pueblo, ¿qué vas a saber? –se remueve más, y quizá es el coraje lo que lo impulsa, su fuerza se hace notar en sus ojos dorados y ninguno de los dos sabe cuándo ni cómo el alfa rompe las esposas de acero que lo mantenien inmóvil contra la pared.
Pasa demasiado rápido.
El alfa salta sobre Jungkook, tomándolo por el cuello y el primer golpe cae sobre su pómulo, luego otro más en su labio y siente la sangre comenzar a correr por su rostro. Taehyung está encima suyo, con la rabia bañando su rostro y aunque el acero en su piel le quema, ignora el dolor cuando lo único que pasa por su mente en acabar con el omega que se ha atrevido a hablar de sus padres con esa altanería que no le ha permitido a nadie jamás.
Jungkook siente el ardor en el rostro cuando las cadenitas de las esposas le tocan ligeramente la piel. Si el acero debilita a un alfa puro como Taehyung, a un omega común como Jungkook lo hace jadear de dolor.
No sabe de dónde toma fuerzas y rebusca en su cinto la daga que usó antes para entrenar, aprieta el pomo de cuero en su mano y la alza, apuntando al cuello de Taehyung antes de que le de un tercer golpe. El alfa se frena en seco, con el puño en alto.
–Mátame –habla Jungkook y siente la boca húmeda, saborea el metal de la sangre y seguro que tiene la cara llena de ese líquido rojo, puede olerlo incluso–. Ten el maldito valor y mátame, no te costará mucho si eres un alfa puro. Pero mi muerte y la de mis amigos no va a traerte paz ni hará que tus padres revivan, ni el primogénito.
–Deja de hablar de ellos –en un ágil movimiento, Taehyung le arrebata la daga de la mano y se pone de pie, con las piernas temblorosas y la vista se le desenfoca por la rapidez con la que lo ha hecho, siente los músculos tensos, las manos ardiendo y sus nudillos están lastimados, los ojos le pican y no es consciente del color que se han tornado, a pesar de su sangre.
Mira a Jungkook, que se levanta lentamente, dándole la cara y es un omega valiente, tan fuerte que lo hace dudar de su casta, si no fuera por ese olor a fresas que desprende y que justo ahora, ha desaparecido no se le pasaría por la mente que ese frente suyo es un omega.
–¿No tienes el valor? Tienes el arma, la fuerza, eres el maldito heredero y nadie va a juzgarte, ¿qué te detiene de matarme?
Y Taehyung no sabe qué decir. Se acerca lentamente al omega, pateando el vaso que llevó para darle agua y alza la daga, dispuesto a clavarla en el pecho del omega, Jungkook cierra los ojos, dispuesto a aceptar su destino y tiene que admitir que se ha rendido, que no tiene que pelear más si ese alfa está tan dispuesto a terminarlo de una vez.
Pero el peso de la mano de Taehyung sobre su pecho desaparece de un segundo a otro, abre los ojos en grande y las imágenes frente suyo son difusas. Ve a Yoongi peleando con Taehyung, los dos sobre la paja y pronto las manos frías y delicadas de Miyeon lo toman de los hombros, pero la fuerza de la beta no es suficiente para moverlo del lugar. Seokjin entra en escena segundos después, desenfunda la espada de su cinto y la apunta contra Taehyung.
El alfa real sisea, quizá porque Yoongi ha sacado de algún lado un par de esposas de acero y las pone de nuevo en sus muñecas. Yoongi lo pone de pie, y ambos están manchados de un poco de sangre por sus heridas, uno que otro rasguño y la mirada que recibe Jungkook de Taehyung le hace temblar, por primera vez.
Sus ojos son una mezcla extraña entre dorado y el rojo intenso de la sangre por el enojo que le corre por las venas, sus cejas gruesas están fruncidas y su rostro parece más afilado que nunca.
–Átalo de nuevo –la voz de Seokjin llama la atención–, sus pies también. Y amordázalo para que no pueda darnos problemas gritando.
Yoongi lo hace y Jungkook no puede ver más de los alfas porque Miyeon y Seokjin lo llevan fuera de la celdilla. Aspira el aire frío y camina hasta dentro de la cabaña donde el aroma de la comida que han traído del palacio lo recibe. Se deja caer en un taburete que hay cerca y las costillas le duelen cada vez que intenta enderezarse.
Miyeon pronto remoja un trapo con agua y se lo pasa para que pueda limpiarse la sangre del rostro.
–¿Qué pasó? –Seokjin está de pie frente suyo y lo mira con reproche, que Jungkook esté en ese estado es la excusa perfecta para que no pueda ver el reflejo dorado que emana de los ojos del omega.
–Nada.
–¿Ese alfa estuvo a punto de matarte y tú dices que no es nada?
–Porque no es nada. Él y yo teníamos cosas que hablar, se salió de control. Ya está, no es nada –Seokjin se tensa claramente y se pone de cuclillas frente a su amigo.
–Los guardias no buscan a ese maldito, no hay rastro de su desaparición, es como si jamás hubiera pasado, si te mataba y huía, ¿sabes qué hubiera pasado con nosotros?
–No entiendo –se sinceró–, ¿por qué no lo están buscando? –se enderezó e hizo una mueca por el dolor que eso le causó.
–Probablemente, una estrategia de los reyes –Yoongi dice cuando entra en la cabaña, quitándose lo nieve que le ha caído encima en el camino de la celdilla a la cabaña.
–¿Sus majestades serían capaces? –Miyeon hace la pregunta, Jungkook bufa una risa.
–¿Lo dudas? Ese par mataría al príncipe si eso les confirma seguir al mando Kim Kingdom. Son unos infelices.
–¿Estrategia para qué? ¿No sabes algo? –el omega niega a Seokjin y se pone de pie. Deja el trapo sobre mesa, con varias manchas de sangre y se pone frente a la ventana que da vista al palacio al otro lado del reino, al extremo de las montañas que lo rodean del otro lado.
–Cuando estuve en el palacio, los reyes no hablaban fuera de su habitación. En la reuniones del consejo se prohíbe la entrada a muchos de los guardias, sólo se permiten dos por pareja, uno por cada omega y alfa que haya en la habitación, no hay nada que sepa al respecto.
–¿Nunca entraste? –la voz de Miyeon resuena en un eco peculiar en la fría cabaña y Jungkook mueve la cabeza en una negativa.
–Ese bastardo, aunque tiene la edad suficiente jamás entró a las reuniones del consejo. La reina dio órdenes de que no podía siquiera acercarse al salón donde se reúnen los lores y las damas, es como si quisieran mantenerlo ignorante de lo que le espera una vez que ascienda.
–¿Y jamás le interesó a él? –la pregunta de Yoongi le hace recordar algo. Una pequeña discusión entre los reyes y el heredero, hacía unos meses atrás, en el desayuno.
Había estado cerca de ahí cuando los escuchó, al príncipe preguntando si al igual que sus primos y los hijos de los duques él también y estaba listo para entrar en el consejo real, por supuesto que Junseo contestó rápido, negando que no era hora y que no importaba si estaba o no presente en las reuniones, que, de todas formas, él era el heredero legítimo, como alfa y por sangre.
Había habido regaños a gritos por parte de la reina, con tantas maldiciones que Jungkook dedujo lo mucho que los reyes lo odiaban seguramente. Casi un año trabajando bajo la fachada de un guardia real le había dejado varios conocimientos sobre la familia que vivía en el palacio, pero poco de eso era de los nuevos reyes, como si siempre estuvieran ocultando cosas. Se mantenían siempre en sus asuntos, no solían hablar con muchas personas y los lores que eran los representantes en los distritos, pocas veces visitaban el palacio, los principales de ellos, los Min, no iban ni en las reuniones más ostentosas que se celebraban y se hablaba de ellos como si no hubiese más temas a tratar.
Jungkook suspira, se gira y deja que sus amigos y la beta lo analicen de pies a cabeza, no tiene nada que ocultar, pero mostrarse débil ante ellos tampoco es una opción.
–Sólo no lo dejaban entrar.
–Deberían cenar –Miyeon les dice luego de un silencio que dura varios minutos, quizá cinco, diez o quince, ninguno puede saberlo porque no hablan, no se mueven, pero los olores se mezclan entre sí y sus lobos se ponen alerta.
Lo hacen. La cena es silenciosa también, comen un poco de caldo de pollo, apenas caliente, y un poco de pan los acompaña. Seokjin come poco, aunque nadie lo nota. La preocupación es palpable sólo para el único alfa en la habitación, pero como es costumbre, Yoongi lo deja pasar, porque no quiere abrumarlo con lo que los dos ya saben desde meses antes desde que todo el plan ha comenzado a crearse.
Cuando terminan y van a la cama, Seokjin se escapa a mitad de la noche. Toma la lámpara de aceite que está en una mesilla junto a la puerta, la enciende y con la ventisca en el pico más alto, sale de la cabaña. El frío le cala hasta los huesos y le pone la carne de gallina. Sus ojos azules resaltan en medio de la nieve de la montaña y camina tras la cabaña, con una sola idea en la cabeza.
Hablar con ese alfa encerrado en la celdilla.
Toma aire antes mover las hojas que la cubren y la lámpara casi se apaga con el aire cuando salta dentro de la celda. El alfa lo recibe como si ya anticipara su llegada y es casi la realidad, porque desde que Seokjin salió de la cabaña, aquella sensación extraña que le pegó en la fiesta vuelve a él y a cada vez que el omega estaba más cerca, más fuerte era el sentimiento.
La luz de la llama los ilumina y Seokjin se queda cerca de la puerta, con la espada empuñada en una mano y la lámpara en otra. Sus ojos azules resaltan y se enfrentan a un par de iris dorados, abiertos de par en par. Taehyung quiere creer que el rayo de luz dorada que atraviesa los ojos del omega es por causa de la luz que emite la llamarada.
–¿Sabes cuál es la razón por la que estás aquí? –su voz es un poco más grave de lo común, tal vez es la hora y que acaba de despertar y atravesar el frío infernal que está fuera. Taehyung lo mira y se endereza un poco, hace una mueca por el acero raspando su piel.
–Ese omega dijo algo sobre un reino podrido, no sé si es la palabra que usó.
–Él jamás llamaría a Kim Kingdom de esa forma.
–¿Lo conoces al menos? Hasta hace una semana, yo creía que lo conocía y terminé así.
–Ese omega del que hablas es como un hermano para mí, como un hermano al que me prohibieron acercarme –sus palabras van más allá de lo que el alfa puede entender, y quizá eso es bueno, porque Seokjin se arrepiente de decirlo en voz alta–. Jungkook no es el tipo de omega que hace las cosas porque sí, siempre tiene un objetivo detrás.
–Y su objetivo al pedir el puesto como mi guardia personal era secuestrarme después y traerme aquí.
Seokjin suspira, se sienta sobre la paja húmeda de la celdilla y deja la lámpara de aceite en medio de los dos. Taehyung tiene el pómulo herido, apenas un rasguño y huele mal, ha pasado una semana sin tocar un jabón o un poco de agua y comienza a verse sucio. Su ropa elegante está desgarrada y Seokjin quiere contarle todo antes de que el alfa se muestre más reacio a saber cualquier cosa.
Toma una bocanada de aire.
–No eras un objetivo principal –se sincera y Taehyung lo mira atento sin decir nada ni bajar la guardia, con los ojos ambarinos reluciendo en medio del lugar.
–¿Y entonces?
El omega no dice nada por un par de minutos. Minutos que pasan temblando de frío porque el aire se cuela en el interior.
–Eres un daño colateral que no teníamos planeado desde un inicio.
–¿Y qué es eso que planearon desde el inicio? Porque si no era su objetivo no hay razón para que me trajeran aquí.
–Pretendíamos atacar su palacio y tomar a los reyes directamente –el alfa se traga un suspiro de asombro–. Tus tíos son responsables de muchas muertes, tantas que ni siquiera lo imaginas.
–Mis tíos se preocupan por King Kingdom como nadie más lo hace.
–Puedes creer eso, o venir conmigo al amanecer y visitaremos Goyang, ahí verás una de las realidades más crudas de este reino. Si te portas bien, te daré comida caliente mañana.
–¿Cómo sé que no es una trampa también?
–Muerto no me sirves de nada. Estoy empezando a creer que vivo tampoco sirves de mucho.
–Dijeron que no me buscan. Es mentira –los ojos azulados de Seokjin lo miran y esa sensación extraña en el pecho es cada vez más intensa, pero no sabe qué significa. El omega frente a él no parece afectado y cree que es el único que la siente entonces–. Mis tíos-
–No entraré en detalles –lo corta de tajo–, pero no hay un solo cartel por el reino que ofrezca una recompensa por ti o por tus captores. Si quieres verlo por ti mismo, te lo mostraré, al amanecer cuando los guardias cambian turno y no se dan cuenta ni de sus sombras.
–¿Cómo saben tanto sobre los guardias, sobre mí o mi familia?
–Jungkook fue una pieza importante. Las horas, los pasadizos, todo es por él que lo sabemos.
–¿Él irá con nosotros?
–No. Jungkook no irá. Me clavaría una daga en la pierna si se entera que voy a sacarte. Te odia.
–Lo traté bien cuando fue mi guardia, ¿por qué me odia?
–Tus tíos- ellos mataron a su su familia.
–Mienten. Todos mienten. Mis tíos no son unos asesinos.
–Lo son, Taehyung. Es hora de que seas un alfa de verdad, un hombre, tienes que compórtate como tal. Deja de vivir en esa absurda fantasía donde todos son buenos. No es así. Las personas son crueles, y los reyes que tanto intentas proteger hacer creer que no son malos, son los responsables de-
Se corta antes de decir algo comprometedor. En sus planes no está decirle a Taehyung sobre su sangre y que son hijos de la misma omega, no tan pronto, al menos. Quiere esperar un poco antes de poder decirle. Quiere creer que el alfa va a a creerle cuando lo diga y para que le crea, tiene que dar algo a cambio. Lo sabe y es por eso que tomó la decisión de llevarlo fuera de la celdilla, antes de que cualquier otra cosa pase y los comprometa.
Pretende enviar a Miyeon en busca de información a Jeju, preguntar tal vez a las omegas que trabajan en las tabernas si hay algún rumor sobre el príncipe, si alguien fuera de Daegu se enteró del ataque- Qué es lo que dicen las calles, qué dirán los guardias o los duques. Espera que la beta esté a disposición de ayudarlo porque ella sería de ahora la única con la libertad de trasladarse por los distritos, al menos, hasta asegurarse que puede hacerlo por su cuenta él mismo.
Se pone de pie nuevamente y bajo la mirada ambarina del alfa, recoge sus cosas.
–Intenta dormir un poco –le recuerda antes de salir–. Vendré por ti poco antes de que salga el sol, bajaremos la montaña y te mostraré algo.
No dice algo más y tampoco espera que Taehyung responda a su orden. Se concentra en salir de la celdilla y volver a la cabaña antes de que uno de sus amigos se de cuenta. Al menos, Yoongi finge que no lo ha estado esperando desde que lo sintió despertar y la sensación de angustia no le martilla el pecho. Finge que sigue dormido y aunque los dos sabe que sienten lo mismo, que se sienten despiertos, ninguno dice algo y prefieren hacerse los ciegos.
mmm volví!!! tbh la escuela me tiene full q excusa vdd eso y q sí he tenido muchas cosas que hacer que lo priorizo, pero sigo aquí, trataré de actualizar mínimo una vez por semana okis
btw, qué tal les arece la portada?? está perfecta verdad? a mí me encantó y totalmente queda con la historia jijij
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