CAPITULO 3

–Una entrada triunfal, alteza. Si me permite opinar –el alfa gruñe y mira a Jungkook a su lado. El omega no parece afectado por los olores que de pronto se han estrellado con ellos, son mezclas que le hacen doler la cabeza y no se permite verse débil por eso.

–¿Te dices eso a diario? –susurra y aunque a Jungkook le hace enojar, no está dispuesto a decir algo, cumplirá su propósito esa misma noche y no va a dejar que las palabras de un alfa idiota como el príncipe lo afecten.

Camina tras Taehyung, con cada paso que dan, el alfa se tiene que detener a las reverencias exageradas de los duques y los lores, qué decir de las ladies, además de fugaces conversaciones con nobles de otros lugares. El omega busca con la mirada a su par de amigos y su semblante cambia cuando sus ojos se cruzan con Yoongi.

El alfa parece notar algo en él y se hace a un lado discretamente para mostrar que Seokjin está tras suyo. Su corazón da un vuelco cuando ve que el rey es quien los acompaña. Si sospechan algo, si al menos un detalle se les ha ido de las manos todo podría acabarse antes de haber empezado siquiera.

Ve a los reyes acercarse y dejar a sus amigos de lado lo que hace que se sienta mejor, si no hablan con ellos no van a sospechar nada. Haeun toma a Taehyung de las mejillas y le da un beso en la frente que todos los invitados miran con sonrisas, como si a la omega le gustara tal atención y de cierta manera, a Jungkook le parece psicópata.

–Mi Taehyung, qué bueno que llegas. Te dije que te quería puntual.

–Lo siento, tía. Quería entrenar un poco y el tiempo se me ha ido, lamento el retraso –sus disculpas no son sinceras, Jungkook mismo ha tenido que obligarlo a dejar el entrenamiento e ir a asearse para el baile.

–Al menos ya estás aquí –la voz de su tío resuena–, la hija de Minjae está por llegar. Vas a conocerla.

–La conozco desde que tengo memoria, tío –su voz suena fastidiada y Jungkook da un paso para atrás, dándoles un poco de privacidad, no la suficiente para oír un poco de la conversación.

–Y debes de conocerla más, Taehyung –la reina le reprende–, vas a enlazarte con ella en unas semanas y-

–¿Unas semanas? –Taehyung interrumpe y no es necesario que Jungkook lo mire para que sepa que tiene las cejas fruncidas y los labios torcidos en una mueca–, me parece una locura, ¿Cuál es la urgencia de enlazarme con una omega? Soy el heredero no necesito-

–Vas a hacer lo que nosotros digamos, Taehyung –Junseo le interrumpe con voz áspera y Jungkook hace lo posible porque su tono de voz no le afecte a su lobo–. Escucha muchacho, estos son tiempos distintos, no estamos para ser gobernados por un alfa, el reino necesita una visión femenina, de una omega que conozca a su gente.

Jungkook quiere echarse a reír en ese momento, ¿conocer a su gente? Nadie de los que están ahí, además de él y sus amigos, saben lo que se vive tras esas amplias paredes, son ajenos a la realidad y viven en una burbuja que está por estrellarse. Una omega como lady de Anyang-si no es ni de cerca, la visión femenina que necesita el reino. Ni ella ni el príncipe que está bajo su cuidado.

–¿Y seré ascendido después? Mi cumpleaños será en dos semanas. Según los acuerdos, debo asumir dos semanas después de eso-

–Asumirás, cuando sea tiempo. Por ahora, concéntrate en ser un buen alfa para que los duques de Anyang-si te den la mano de su hija –su tía le susurra.

–Soy el príncipe, por supuesto que me darán su mano. Pero sigo diciendo que-

–Suficiente, Taehyung –la mujer casi grita–, vas a casarte con ella, la vas a marcar y vas a darle un heredero a este reino, uno alfa, ¿oíste? No tienes permitido negarte.

El alfa suspira, su tía no parece contenta con su pequeña conversación y realmente le importa, porque no quiere dar problemas. Suficientes ha dado con ser un alfa al que cuidar cuando no debían de hacerlo. Por eso mismo, oculta su enojo en una sonrisa de oreja a oreja, es sólo una noche, trade o temprano va a terminar y tiene que repetirse eso por unos minutos mientras saluda a unos cuantos amigos de sus tíos, sin saber quiénes son realmente.

Pero lo ve a lo lejos. Namjoon está de pie junto a la banda musical que ambienta el lugar, lleva un traje como el suyo. Con pantalones de cuerina y camisas de seda doradas y amarillas, en honor a sus lobos. Lo ve hablar con Seonam y tiene que acercarse a ellos, no sólo porque son su familia sino porque la curiosidad le burbujea en la boca del estómago, lo que ha dicho Hoseok días antes sobre el consejo... ha rondado en su mente desde entonces.

Los alfas tienen copas de vino en la mano, parecen conversar algo de lo que Taehyung es ajeno pero callan en cuando lo ven acercarse, Taehyung mismo nota el cambio drástico en los alfas y traga duro, no acostumbrado al rechazo de los demás. Es el príncipe, por la Diosa Luna, nadie lo rechaza o le muestra algo más allá de respeto y sus primos más cercanos, Hoseok y Chaewon, son demasiado cariñosos con él. Mira tras suyo, Jungkook lo sigue de cerca, pero su actitud parece distante, el omega se la pasa mirando a su alrededor y sus manos se mueven nerviosas.

–Alteza –Seonam es el primero en saludarlo y en inclinarse a él, seguido de Namjoon que lo hace sin decir algo y bebe de su copa de vino cuando se recompone–. Mi familia quiere agradecer a su invitación, este baile es precioso, aunque su tía nos ha dicho que el baile de invierno de la próxima semana será mejor, ya lo creo.

Taehyung forza una sonrisa y da un vistazo a su alrededor para inspeccionar a los invitados y todos ellos están en sus propios asuntos, todos menos un par. Su ceño se frunce al verlos y no le parecen conocidos de ningún lado, ni de ninguna familia. Los ve de arriba abajo y sus zapatos sucios, llenos de lodo le confunden, porque su tía jamás permitiría que él se viese así y mucho menos que sus lindas alfombras se ensuciasen.

Por un par de segundos siente un apretón extraño en el pecho, como un tirón que lo hace mirar detrás del chico rubio. Hay otro muchacho, un poco más alto, su capa negra tiene encajes dorados y la tela de seda de su camisa y los guantes de cuerina se le hace conocida, porque es casi como la que desechó tan sólo un par de meses atrás. Su cabello negro no es llamativo, pero tiene unos ojos azules que le dan un escalofrío, son tan brillantes que le recuerdan a-

–¿Alteza? –sale de su mente, mira a Namjoon que lo observa confundido, parece que le han estado hablando, pero no ha escuchado ni una palabra de su boca.

–¿Sí? –responde y un sabor amargo se le instala en la boca, tiene que tomar una de las copas de plata que hay cerca del festín, llena por la mitad con el vino de uvas que se encargan de cosechar en algún lugar de Busan.

–Le preguntaba si está ansioso por su cumpleaños –la mención de ello llama su atención, Namjoon es el primero en preguntar sobre esa fecha, y aunque a Taehyung le emociona cumplir veinticinco años en unas semanas, también le causa incertidumbre, porque su cumpleaños conlleva recordar la fecha que ha marcado su vida.

Traga duro y piensa seriamente en qué responder no ha pensado mucho sobre ello, vive su vida sin demasiada adrenalina y esperanza, sumido en sus pensamientos, siendo descortés con su guardia para divertirse un rato, aunque a nadie de su familia le haría gracia que lo hiciera, porque todos creen que Jungkook es un alfa como él. Piensa un poquito más su respuesta y sus ojos viajan al omega a un par de pasos a su derecha. Lo ve asentir ligeramente en dirección a los desconocidos y estos no se ven afectados por ello, casi como si pudieran comunicarse, Jungkook lo disimula con mirar a su alrededor como si observara el lugar o que no haya amenazas cerca.

–Supongo que daré una cena, como cada año –su vista vuelve a su primo y a Seonam, suspira y el aroma del omega no le llega a las fosas nasales y se pregunta cómo es que puede Jungkook ocultar tan bien a su lobo.

–Será una cena diferente –Seonam comenta y ríe al ver la confusión de Taehyung–. Lo digo porque después de esta noche vas a estar comprometido, ¿o me equivoco?

Ah, eso. Taehyung quiere olvidar el por qué están en ese baile en primer lugar, pero cada persona que se cruza se encarga de recordarle que va a tener que enlazarse más pronto que tarde.

–Sí, Yena... –sus palabras se cortan, no sabiendo cómo describir a la omega. Ha convivido con ella pocas veces, pues, aunque se han conocido desde cachorros, no han tenido conversaciones largas o salidas entre los dos que le hagan ver a Taehyung que de verdad es una opción–, ella es buena –sin embargo, se limita con decir eso.

–Es una omega encantadora –Seonam sonríe y Namjoon a su lado le da un codazo discreto–. Digo, ella es digna de un príncipe, me pregunto, si tus padres estuvieran vivos, ¿habrían hecho que tu hermano se enlazara con un alfa para poder darle el trono?

Aquello hace que Taehyung lo mire fijamente. Se lame los labios por el nerviosismo y se permite tener un momento consigo mismo y su mente, en medio de todo el lugar. Nunca antes pensó en eso, en quién y cómo se les daría el trono si sus padres estuvieran vivos. Le gusta pensar en ellos y en su hermano como una familia feliz y plena, sin ninguna limitación como las que sus tíos le dan, pero jamás se le pasó quién era el que tendría que heredar el trono si es que Seokjin estaba vivo.

Pero la respuesta le llega rápido. Seokjin era un omega, no un alfa. Sólo los alfas podían obtener el título de rey por sangre. Su hermano quedaría como el príncipe y no importaba que fuese el primogénito. A él le enseñaron que los omegas no podían llevar un reino sobre los hombros, podían acompañar a su alfa a hacerlo, pero jamás, jamás ser reyes por sí mismos.

–No sabremos eso –Namjoon gruñe y Taehyung sale de su trance, mira a su primo y este parece incluso ofendido con la mención del primogénito–. Es mejor que no pensemos en el hubiera, eso no pasará.

–Lo que va a pasar es tu boda con Jimin –Taehyung susurra y Namjoon se encoje de hombros.

–Es un omega precioso, ¿qué puedo decir? Es el tipo de omega que siempre quise, espero que no sea un problema para ti, dado su amistad –señala el Kim mayor y el príncipe niega.

–Me hubiera gustado enterarme por boca de ustedes que se enlazarán, pero fue Hoseok y Chaewon quienes me dijeron –la mirada en Namjoon se oscurece.

–¿Ellos saben que voy a unirme a Jimin?

–Creí que todos lo sabían.

–No es así –Seonam interviene y Taehyung frunce el ceño al ver sus expresiones, lucen preocupados–. Esas cosas se hablan en el consejo real, tú puedes saberlo porque eres tú, pero nadie más debe de hacerlo hasta que se haga oficial.

–¿No es seguro que te unirás a él? –Namjoon vuelve a gruñir.

–Me uniré a él, es seguro. Es mi omega. Tal vez si estuvieras presente en las reuniones del consejo sabrías el por qué nadie puede saber todavía, pero creo que entrenar es más importante para ti –Taehyung aprieta la copa en sus dedos y baja la mirada, avergonzado porque sabe que es verdad.

–Mi tío es quien dice que no es hora –les dice y a ninguno de los alfas parece complacerle la respuesta–. Cuando me una, me ascenderán al trono, seré rey y entonces podré ir a las reuniones –Namjoon chasque la lengua.

–Los Min tenían razón en una cosa, un rey que no sabe gobernar no es un buen rey.

–Parece que me odias, Namjoon, ¿qué he hecho si no te he visto en un año?

El alfa parece darse cuenta de lo que ha dicho y a quien, se pone derecho y aunque sabe que debe disculparse, no lo hace, porque su relación con Taehyung no es tan buena, pero lo han sabido manejar, en especial él, y sabe que el príncipe no va a ofenderse con sus palabras, si lo hiciera, ya tendría una daga apuntando en su cuello.

–Me decepciona que no tome en serio este reino, no-

–Namjoon –Seonam le llama–, todavía no, podría arruinarlo.

Taehyung no sabe de qué hablan y quiere, genuinamente, preguntar y saber por qué él arruinaría algo. Pero no puede, porque Chaewon llega a ellos, con su vestido rosa palo y el moño sin dejar un cabello suelto, luciendo un lindo maquillaje, se cuelga del brazo de Jimin y Taehyung le sonríe, siendo el omega el único al que ha podido ver más allá de las fiestas, porque el omega es más que un lord del reino, es casi como un hermano, como si alguien pudiera reemplazar al verdadero hermano de Taehyung. Tras ellos, Eunbi se mantiene recta, siendo la primera dama de Chaewon. Casi como una sombra de lady de Gwangju.

–¿Qué tal, alteza? –los omegas se inclinan y Taehyung sonríe, olvidando por completo que los alfas hablaban sobre él.

–Jimin, no te vi esta semana –recrimina y el omega asiente. Chaewon lo deja ir y Taehyung mira perplejo cómo el omega sólo se acerca a Namjoon, no tocándose más allá de lo necesario para que Jimin pueda sentir a su alfa.

–Lo siento, alteza. Pero tuve muchas cosas que hacer –Chaewon se ríe discretamente, y los alfas la miran de reojo.

–Apuesto que Jimin-ssi estuvo muy ocupado, con cosas de omegas, alteza –su tono hace que Jimin se ponga rojo como un tomate y rompe una regla importante que su padre la ha dado. Toca a Namjoon y peor aún, el alfa se deja hacer.

Toma la cintura de Jimin, ya sabiendo que es imposible ocultar que están juntos frente a la omega y el príncipe, qué decir de sus acompañantes que los miran a unos pasos. Lo acerca más a él y ninguno quiere pensar en el regaño que van a darles cuando estén con sus familias, disfrutan el momento por pequeño que sea. 

Se quedan en silencio por un par de minutos, ninguno sabiendo qué decir o cómo hacerlo, pero es la omega quien toma valor para hablar, necesita respuestas y darle las noticias a su hermano mayor, que está con los reyes y sus padres charlando sobre cuándo Hoseok comenzará a asistir al consejo real. Si ella fuese una alfa, quizá podría ir.

–Oí algo –susura y todos la miran. Toma aire antes de hablar, porque no se supone que ella deba saber algo así, mucho menos debe hablar de eso–. Namjoon, ¿es verdad que están cambiando los acuerdos del consejo real? –la pregunta hace que el alfa se tense, Jimin a su lado puede sentirlo, no hace falta una marca para ello.

Taehyung recuerda eso, que esa era la razón por la que se ha acercado a su primo, porque necesita respuestas y saber por qué ahora debe él enlazarse antes de ascender. Namjoon suspira y deja ir a Jimin, bebe el último trago de su copa de vino y luego de dejar la copa de plata por ahí, se frota las manos.

–Lady de Gwangju-

–Somos primos, Namjoon. Nos hemos conocido desde que éramos unos cachorros, las formalidades sobran entre nosotros –susurra la omega, tratando de disipiar la tensión.

–Chaewon –él habla–, ¿cómo sabes eso?

–Entonces, ¿es cierto? –pregunta Taehyung.

Namjoon tiene que suspirar hondo, tiene una daga colgada en el cinto de su pantalón y toca el mango de la misma, como si estuviera dándose valor para hablar.

–Es cierto –susurra y Seonam a su lado gruñe para llamar la atención.

–Son cosas que no deberían saber ustedes, hasta que sea hora.

–Yo no sabré nada –susurra Chaewon decepcionada–. Mi padre dijo hoy en el almuerzo que después de que Taehyung se una a Yena, luego de su boda, me iré. Los reyes de China están interesados en mí, quieren que sea la omega de su príncipe.

–Y una mierda –Seonam maldijo–, todo esto está mal.

–Namjoon, yo creía que no eras afin de cambiar las leyes.

–Con todo respeto, alteza, pero siendo un heredero que no ha asistido a esas reuniones para conocer las leyes, no puede culparme.

–Y te lo he dicho ya –habla serio–, asistir no es algo que me moleste, pero no he tenido el permiso de los reyes para hacerlo.

Namjoon aprieta la mandíbula, los dos mirándose fijamente.

–¿Y estás bien con eso, Chaewon? –Jimin es el encargado de distraer la conversación, la omega se tensa y baja la mirada.

–No –dice sinceramente–, pero tengo que hacerlo. Hoseok tendrá una omega linda en unos meses, será el duque de Gwangju y no habrá lugar para mí. Si quiero una buena vida debo ser la omega de un buen alfa.

Se quedan en silencio, no sabiendo qué decir para consolar a la omega, siendo Jimin el único que puede darle palabras de aliento para hacerla sentir un pelín mejor, aunque no ayuda mucho. Taehyung se da cuenta, por primera vez, que no es el príncipe que le hubiera gustado ser de niño. Aunque no tiene tiempo de recriminarse a sí mismo porque la voz conocida de su guardia real, le habla para llamar su atención.

–Alteza, sus tíos le llaman. Lady de Anyang-si ha llegado –Taehyung ni siquiera puede ver a los demás o decir algo para despedirse, porque el llamado de su tía a lo lejos le hacen caminar rápido.

Ahí puede verla. Se distingue un poco del resto, porque su vestido no es rosa palo, es de un color más oscuro, como salmón. Su cabello no está recogido en un moño perfecto, sino que está suelto, con flores que lo adornan. Su piel es pálida, demasiado y sus labios delgados son rosas, brillan debido a lo bien cuidados que están y sus ojos quizá, son lo que menos le gustan al alfa. Son pequeños, aunque sus pestañas son largas, y son color grises.

–Alteza –se inclina a él y Taehyung sabe que tiene que hacer lo mismo, porque puede sentir las miradas de todos los invitados sobre ellos. Sobre él.

–Esta noche luces hermosa, Yena, ¿o no Taehyung? –su tío presiona.

–Más que eso, preciosa –y sus palabras hacen efecto en la omega, porque se sonroja y ríe bajito.

–Es todo un halago de su parte, mi príncipe –a Taehyung le hace estragos su voz, es delicada, demasiado refinada para su propio conocimiento de la elegancia y sólo a él parece molestarle aquello.

No la odia, le agrada. En un contexto diferente la omega y él podrían ser grandes amigos y mantener charlas divertidas, pero saber que ya tienen un destino escrito sin que el alfa esté de acuerdo totalmente, no le hace gracia alguna. Se quedan de pie, mirándose fijamente y Taehyung no sabe qué tiene de especial ella. Es bonita, lo admite, pero no es extravagante, no ha conocido una omega más linda pero tiene algo que al alfa no le convence, quizá es su aroma.

Huele dulce, demasiado empalagosa para su nariz.

–¿Por qué no bailan? –Junseo propone y Taehyung sonríe sabiendo que no tiene otra opción.

Toma la mano de Yena con delicadeza y sus dedos son fríos, quizá por el clima o porque su cuerpo no es tan cálido como piensa. La pista se despeja para ellos y la banda comienza una melodía lenta, tortuosamente lenta para el gusto de Taehyung. Sostiene a la lady de la cintura y la tela de su vestido le pica las manos. Yena le toma del hombro y se deja hacer cuando Taehyung le toma la otra mano y entonces, comienza a bailar, de un lado a otro como debe hacerse.

Ella lo mira con una sonrisa en los labios y Taehyung se esfuerza por corresponder, con los nervios a flor de piel por no saber cómo debe reaccionar, porque no hay nada que pueda hacer para detener lo que ocurre.

De reojo, Taehyung puede ver a todos los invitados observando cada uno de sus movimientos. La opulencia del salón, con sus candelabros brillantes y las luces tenues, apenas puede distraerlo de la multitud de ojos que lo siguen con interés. Cada paso que da junto a Yena, cada giro y cada movimiento se siente como una prueba. La ansiedad se apodera del príncipe, y tropieza un poco con su vestido, demasiado voluminoso y esponjoso para sentirse cómodo. Los nervios aumentan, no sólo por la dificultad del baile, sino por la presión de cumplir con las expectativas de su familia.

–¿Está bien, alteza? –pregunta Yena en un susurro, su voz teñida de preocupación y a Taehyung le da culpa hacerla sentir de esa manera, pero asiente.

–Sí, sólo... el vestido –responde él, esforzándose por mantener una expresión tranquila.

Sabe que sus primos están detrás suyo y lo confirma cuando Yena da una vuelta sobre sí misma, permitiéndole un breve vistazo a su alrededor. Seonam luce triste, con las cejas fruncidas y los ojos de un ligero amarillo. Namjoon se mantiene serio a su lado, sus ojos fijos en la pareja que baila, sin hacer nada más que observar. Jimin y Chaewon intentan sonreírle, tratando de aplacar su acelerado corazón con gestos amables.

–Él puede hacerlo, lo sé –dice Jimin a la omega a su lado, su sonrisa forzada pero llena de ánimo.

–Lo está haciendo bien –agrega Chaewon, sus ojos reflejando preocupación pero saben que ninguno puede hacer algo, no cuando ya está decidido.

Sin embargo, Taehyung siente la mirada intensa de un omega que no aparta la vista de él. Jungkook permanece en su lugar, firme y con las manos hacia atrás, observando el baile y a su príncipe. Sus cejas fruncidas y la piel pálida, mucho más de lo que Taehyung recuerda, reflejan la tensión del momento.

Quizá porque Jungkook luce nervioso, uno de sus pies se mueve irregular y se mantiene demasiado alerta a su alrededor. A Taehyung le parece tan extraño.

Ningún aroma llega a su nariz, lo que le tranquiliza. Nadie más que él sabe sobre el lobo de Jungkook, porque el omega es la única persona con la que puede permitirse no tener modales.

Una ronda de aplausos lo saca de su trance. El baile finaliza con Yena a su lado, demasiado cerca para su comodidad. Taehyung y ella se inclinan frente a frente, y en ese momento, el alfa se resigna a su destino. Sabe que, de ahora en adelante, lo único que puede hacer es bajar la cabeza y someterse a lo que sus tíos digan.

–Gracias, alteza –dice Yena, su voz apenas audible.

Taehyung suspira, un gesto que ha repetido innumerables veces en menos de una hora. No quiere pensar en su futuro, en la obligación que pesa sobre sus hombros. Sólo desea un momento de paz, lejos de las miradas y las expectativas.

–No hay de qué –responde él, con la mirada perdida en la multitud–. Supongo que esto es lo que se espera de nosotros.

Y mientras dice eso, y sus ojos se pasean entre los invitados, vuelve a toparse con ese tipo extraño. De ojos azulados y vestiduras negras, no del tipo que usarían personas en el reino y asume, por mero instinto quizá, que deben ser extranjeros.

–Brillante –la reina a su lado reclama su atención y se obliga a no ver más a ese omega. Le sonríe a su tía y siente el apretón que Junseo le da en el hombro.

Lo mira a él y entiende esa mirada. Esos ojos amarillentos dicen más que mil palabras y quizá es porque han hablado de ello las últimas semanas o quizá porque Taehyung sabe que es lo que tiene que hacer, pero se gira y mira a lady de Anyang-si y los duques. Toma aire antes de decir algo y sabe que todavía nadie ha quitado la vista de ellos. Las palmas de las manos le sudan y discretamente se limpia en la tela de sus pantalones.

–Mi lady –vuelve a inclinarse y toma su mano de nuevo. Yena no cabe de felicidad, con la cara demasiado roja por ser el centro de atención–, mis duques –su reverencia no desaparece–, desearía que fueras mi reina una vez que sea ascendido.

–Por supuesto –su respuesta no tarda ni un segundo en salir de su boca, demasiado apresurada en aceptar y siente el peso en sus hombros crecer cuando la reina anuncia en voz alta que el heredero al trono se ha comprometido oficialmente con lady de Anyang-si, la hija única de los duques del distrito, la omega más deseada del reino, la belleza excepcional, pero una belleza que a Taehyung le guste, en absoluto.

Dos horas después, la fiesta está en su mejor punto. Los duques bailan alegremente en el centro del salón, la banda acompaña el ambiente y ensordece los sentidos de los nobles. Han habido ya un par de lores que se han embriagado y los mismos guardias han detenido que salgan por la salida incorrecta.

Seokjin nota que no han bajado la guardia.

Jungkook lo mira de nuevo, desde el otro lado de la sala donde acompaña a Taehyung y Yena que platican sobre nada interesante, incluso el omega se ha aburrido y quizá es hora de que lo hagan, por eso mismo. Hace un movimiento de cabeza a Seokjin.

El omega lo interpreta como una señal y toma a Yoongi del brazo para que mire a Jungkook discretamente.

–¿Qué crees que haga? –susurra Yoongi, mantiene la misma copa de vino que tomó desde que llegaron.

–No tengo idea, pero sea lo que haga, tenemos que estar listos para cualquier cosa.

Jungkook suspira, los ve susurrar entre sí y sabe que es ahora o nunca. Están de pie junto a los ventanales, con las cortinas recogidas y quizá darle iluminación a la charla que el príncipe tiene con su prometida, fue la excusa perfecta para que uno de los lacayos llevase una lámpara de aceite a ellos.

Mira a su alrededor, nadie presta atención a ellos, todos lo suficientemente ebrios para estar pensando en sus propias cosas y finge caminar a uno de los lados. Su pie es rápido a la hora de empujar la lámpara de aceite y esta se rompe y chorrea todo, rápidamente, la cortina que está cerca de ellos se enciende, y va muy rápido.

–Alteza –llama por encima de la música y toma a Taehyung de los hombros para alejarlo. Las miradas y unos gritos no se hacen esperar.

Las cortinas son consumidas rápido por las llamas y empieza el caos.

Los duques corren fuera, protegiendo sus propias cabezas. Los gritos son altos y demasiados. El estruendo de metales cayendo se abre paso y Jungkook mira qué ha pasado, quizá fue Seokjin el que ha tirado una torre de copas de plata que había en una de las mesas. Y el vino comienza a esparcirse por el piso.

Y al otro lado del salón, una de las ventanas se rompe, hay piedras esparcidas por el piso de mármol y no tarda mucho en oírse el horrible estruendo de más vidrios quebrados, por el caos, por el calor de las llamas y no han pasado ni cinco minutos cuando el salón completo está incendiandose, sólo hay guardias de un lado a otro, llamando a sus duques, a los reyes y sólo él tiene al príncipe.

Las llamaradas son más altas de lo que temía y se gira nervioso al alfa.

–Príncipe, váyase a la torre. Es más seguro ahí. Y no salga hasta que yo vaya por usted.

–¿Qué? –exclamó Taehyung, con la guardia en alto– ¿Por qué la torre?

–No hay tiempo para discutir. Confíe en mí –dice Jungkook, manteniendo su tono firme y autoritario. A pesar de todo, Taehyung sabe que en situaciones de emergencia debe seguir las órdenes de su guardia real.

–Pero-

–Alteza, están atacando el castillo –los ojos de Taehyung se abren y mira al omega anonadado. Están bañados en sudor por el calor que hace y los gritos no se han aplacado.

Ve a Taehyung asentir y acercarse a una de las rotas ventanas que hay para escapar por ahí e ir a donde su guardia le ha enviado. No sabe dónde están los demás, sus tíos, sus primos o si quiera Yena que era su acompañante, todo ha pasado tan rápido que no tiene tiempo de recordar a dónde se han ido.

Corre con el corazón en la garganta y sus pisadas resuenan contra el piso de piedra que conduce a la solitaria torre, no ve a ninguno de los guardias por ahí, quizá porque todos están ocupados intentando salvar el palacio. Ni siquiera se pregunta cómo es que, la torre que Jungkook siempre mantiene cerrada, está abierta y sin candado.

Sube los peldaños de piedra, lo suficientemente rápido para cansarlo y cuando llega a lo alto de la torre, a esa habitación que tanta paz le genera, se asoma por la ventana que hay. No hay nada que distinguir. En medio de la oscura noche, el palacio se iluma de rojo, naranja, amarillo. Diferentes tonos de llamaradas se hacen presentes y Taehyung tiene una sensación en el pecho que le hace ponerse alerta.

Cuenta los segundos que pasan, luego son minutos y quizá un cuarto de hora después de eso, su corazón se ha calmado levemente. Espera por Jungkook, porque el omega debe ir y sacarlo de ahí, ¿Qué haría él si quien quiera que atacaba el palacio lo encontraba? Por muy alfa que fuera, no tenía una espada y no estaba listo para transformarse, no sin antes haber entrenado un poco más aquella tarde.

Sus sentidos se agudizan al oír algo. Pisadas contra el piso de piedra se escuchan de abajo, por las escaleras, son más de un par de pies y Taehyung espera que sea Jungkook junto a otros guardias, en cambio, no es así.

La puerta de madera se abre de golpe y Taehyung gruñe mostrando los dientes, no distingue las figuras que hay en la oscuridad pero siente las presencias en la habitación. El aroma a fresas le llega a la nariz y eso es suficiente para que su voz salga, rasposa y grave. Con la guardia baja.

–¿Jungkook? –pregunta y lo siguiente que siente es el filo de una navaja contra su cuello.

Es empujado hacia atrás y su espalda ancha choca contra la pared de la torre. Jungkook lo mira con ojos oscuros y su cabello castaño se ve opaco, por la ceniza que el fuego ha dejado. Lo ve sudar y tiene la cara sucia por lo mismo.

–¿Qué te sucede? –intenta apartarlo pero el omega es muy fuerte y Taehyung se odia porque sabe que el omega conoce todas sus técnicas de pelea–, Jungkook –llama y el omega no se permite temblar ante su tono de voz.

Taehyung alza la mano, dispuesto a quitarle la daga de los dedos pero tan solo de tocar el metal, se siente arder.

¿Qué? Lo ve por la misera luz que se adentra por la ventana y se da cuenta que ya no lleva el chaleco que lo identifica como guardia real, ni la capa que siempre lleva sobre los hombros. En cambio, usa la ropa desaliñada con la que lo vió la primera vez.

–Hay una razón por la que me hice su guardia real, una por la que decidí soportarlo día y noche, sus bromas, su desdén y su egocentrismo –clava un poco más la daga en su cuello y Taehyung hace una mueca y jadea de dolor, no es plata, claramente, y no sabe qué es porque lo pone tan débil y su piel no puede soportar mucho para marcarse por el ardor.

–¿Así que vas a matarme? –dice entre dientes.

–No –el omega niega y pronto, Taehyung tiene otro par de manos sobre su cuerpo, sus ojos miran a ese alfa desconocido que vio en la fiesta y lo ve sacar unas esposas de entre sus ropas. Hace una mueca mientras se las pone y Taehyung jadea al ver que son hechas de lo mismo que la daga.

–Toma, Jungkook –otra voz se hace presente y sus ojos se cruzan con ese par de iris azules, Taehyung debió saber que algo malo pasaría cuando lo vio y tuvo una sensación extraña en el pecho.

No pudo decir más, porque es amordazado antes de que diga nada y Jungkook se lleva una que otra mordida en los dedos al hacerlo. La tela blanca entre sus labios impidiendo que sus colmillos sobresalgan.

Cierra los ojos, empuñando los dedos e intenta transformarse, pero el metal en su cuerpo lo impide y ¿qué carajos es eso? La plata es lo único que los herreros tienen permitido vender, no hay otra cosa para los encarcelados más que plata, ¿Qué es esto que domina a un alfa puro?

–Cubre su cabeza también –ve que el omega de ojos azules saca otra tela de alguna parte y pronto su vista es cubierta por ella. No le queda más que el instinto.

Las muñecas de las manos le arden y es suficiente para que se sienta débil, para que el metal lo mantenga cuerdo y no pueda transformarse en un lobo. Escucha un choque de metales, como una espada siendo desenfundada y siente arder cuando alguien de esos tres le toca con ella.

–Es mejor que nos vayamos ahora, todos están en el salón, nadie va a notar si nos vamos por el pasadizo –Taehyung frunce las cejas, no puede decir algo y morder la tela entre sus dientes es sólo una forma de liberar el estrés y el dolor que le causan los metales en el cuerpo.

Alguien lo toma del hombro y lo empuja, no hace más que caminar y dar uno que otro tropezón cuando baja las escaleras. Suspira tratando de encontrar aromas y quizá no debió hacerlo porque los olores le lastiman la nariz, son ácidos y agrios, diferentes a lo que él acostumbra y tiene que admitir que le preocupa lo que está pasando, el cómo nadie más ha ido a buscarlo, el cómo nadie ha seguido a Jungkook y esos desconocidos a la torre.

Los pensamientos no tardan en salir a flote, porque no sabe qué hacer ni cómo reaccionar a lo que está pasando. No oye nada a lo lejos, los gritos parecen haberse calmado y de pronto, el olor a quemado se cuela en su nariz. Los cuatro detienen su andar cuando eso pasa y Taehyung respira hondo, tratando de calmarse.

–Hay que darnos prisa –oye a uno de los desconocidos hablar y vuelven a caminar, mas sus pasos se detiene cuando escuchan los pasos apresurados de un guardia.

El alfa agudiza su oído y puede escuchar como uno de ellos maldice. 

–¡Deténganse! –escucha a alguien decir y tiene que aspirar más cuando es lanzado contra una pared de algún lado. No puede ver nada ni distinguir, sólo guiándose de lo que escucha y no es muy bueno.

Puede oí como alguien desenfunda su espada y pronto el choque de metales junto a unos jadeos se hace presente, debe ser un guardia y espera que puedan salvarlo-

Un último jadeo se hace presente y escucha un peso muerto caer contra el piso de piedra en el que están y sus zapatos siempre limpios, se ensucian de sangre. El silencio los rodea y la desesperación por saber qué pasa le gana y sacude la cabeza con fuerza hasta que la tela que le cubre lo ojos sale volando a un metro suyo y puede ver. 

Ese guardia que lo cuidó antes que Jungkook, su cuerpo inerte sobre el piso, la sangre le sale de los labios y tiene cortes en el rostro y uno más profundo en la garganta. Abre los ojos sorprendido y muestra a su lobo, sus iris pasando de un chocolate perfecto a un dorado intenso que hace al omega frente a él estremecerse un poco. Si tan sólo hubiera entrenado esa semana su transformación, si tan sólo no se hubiera concentrado en los entrenamientos de destreza y más en el físico, podría hacer que su lobo no se dominara contra los metales en su piel, pero es demasiado tarde para al menos pensar en eso. 

Jungkook se acerca a él, con el sudor brillando en su piel, y tiene un par de rasguños en la cara, uno justo en el pómulo y seguramente va a dejar una cicatriz cuando sane. Enfunda su espada de nuevo y Taehyung sabe que si no coopera, algo como lo que le pasó a ese alfa le pasará a él también, por eso mismo, no se opone cuando el omega le coloca la tela de nuevo y lo toma de los hombros para seguir su camino.

–Estamos cerca, pero debemos darnos prisa. Cuando calmen el fuego enviarán a los guardias a que vigilen el palacio completo, si nos encuentran-

–No va a pasar eso –el otro omega le dice y Taehyung frunce las cejas.

Escucha una puerta ser abierta y no sabe en qué parte del palacio están, que tan dentro o fuera se encuentran, pero el aire frío que se cuela en su ropa le hace saber que deben estar por salir. Su cuerpo es lanzado hacia algo y cae sobre sí mismo, se golpea la cabeza contra el piso de piedra y escucha a uno de sus raptores gruñir.

–Vas a matarlo antes de que se den cuenta que no está –escucha que bajan con él, como si fuese una escalera y Jungkook vuelve a toarlo de los hombros y lo alza, no importando qué tan lastimado está el príncipe.

–Deje anoche un par de lámparas aquí, enciéndelas, es oscuro y podemos perdernos.

–¿Es seguro? –Yoongi pregunta y Jungkook suspira.

–Siempre y cuando nadie venga aquí, estaremos bien 

Comienzan a caminar, no sabe cuánto tiempo pasa, pero para Taehyung es eterno, más por el silencio que sólo se llena por el eco de sus pasos, dan muchas vueltas y lo marean. No sabe hasta dónde están hasta que escucha que abren otra puerta y que uno de los tres sale primero afirmando que es seguro y que no hay nadie cerca, y si no lo hay, ¿dónde se supone que están?

Sube una especie de escales, nunca dejando de ser tocado por alguno de los raptores y su cuerpo tiembla por el frío invernal. Escucha agua correr y se pregunta si es que están cerca del río cristal o es que están cerca del mar abierto y pretenden llevarlo lejos. A algún otro reino. La frontera quizá y van a matarlo en cuanto sepan que es el príncipe porque su tío dice que los del norte no son buenas personas y buscan su cabeza-

Escucha madera rechinar bajo sus pies y después la nieve le llega hasta los tobillos, caminan colina arriba y Taehyung se ubica por primera vez, el bosque prohibido. Lo llevan a ese lugar donde sus padres y su hermano murieron, si piensan matarlo ahí, sería un acto simplemente sádico.

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