• Nick's P.O.V •

De haber caminado arduamente en el sol, ahora nos encontrábamos sentados en el comedor de mi propia casa. En serio no puedo creer que mamá haya invitado a almorzar a... Esa bestia de ahí.

—¿Y cómo amaneciste, Troy? —mi madre preguntó al chico que se encuentra sentado enfrente mío mientras preparaba el almuerzo para Alicia.

—Excelente, ¿y usted? —el chico de rulos respondió antes de darle un bocado al huevo revuelto que se encontraba en su plato.

—Bien, también. Ya casi creía que no vendrías. —ella le sonrió.

¿Qué rayos le pasa?

Sin pena alguna, miraba directamente a Troy. Analizando cada una de sus acciones y estudiando sus movimientos; olvidando si quiera comer mi propio almuerzo y olvidando también que tal vez lo incomodaría. Odiaba el hecho de que estuviera en mi casa, en mi mesa, comiendo plácidamente. Lo odiaba a él. Es un vil asesino y ahora se encuentra desayunando en frente de mí como si el imbécil ya fuera de la familia.

—Dale un descanso, ¿no crees? —mamá me susurró y me dio un codazo refiriéndose a que dejara de molestarlo con mi mirada.

Después, salió de la cocina dejándome solo con Troy. Desobedeciéndola, seguí mirándolo. Me crucé de brazos y me puse en una posición cómoda para seguir pensando. Me pregunto a cuántos ha matado; casi me volvía uno más de su lista. ¿Por qué está demente? ¿Por qué me siguió? ¿Qué quería? ¿Qué-

—Sé que soy un galán, pero, ¿podrías dejar de observarme? —el menor de los Otto me sacó de mis pensamientos.

Sentí como mis mejillas ardieron un poco. Debo admitir que me dio algo de pena; mierda.

—¿Por qué me seguías? —pregunté cambiando de tema.

—Tuve que hacerlo. —siguió comiendo sin darle importancia.

—Estás demente; admite que querías matarme.

—Si quisiera matarte, ya lo hubiera hecho, Nicky. —se rió de una forma molesta.

—Te dije que dejaras de llamarme así. —lo fulminé y le pegué fuertemente a la mesa con coraje.

—Te recuerdo que estás en mi rancho, vaquero. Calma tu caballo y deja de pegarle a la mesa; él único que hace eso soy yo. —y después él le pegó a la mesa también.

Sentía que hablaba con un niño de ocho años mimado.

—¿Crees que esto es un juego, eh? —asentí lentamente mirándolo directamente a sus ojos azules.

—No, sólo pienso que deberías calmarte un poco, hombre. Relax, man. —dijo lo último en inglés con su maldito acento perfecto.

—Mientras tú sigas respirando, jamás estaré calmado.

—Eres un exagerado. —me sonrió de lado—. Sonó muy poético de tu parte, por cierto. —recogió su plato y lo dejó en el fregadero.

Me quedé callado y él me dio la espalda mientras lavaba su plato. En estos instantes podía jurar que lo odiaba en niveles inimaginables. Este chico quiere matar a mi familia y a Lucy; puedo verlo en su mirada. Debería deshacerme de él antes de que él lo haga conmigo.

Vi de reojo el cuchillo que se encontraba a un lado de mi plato que seguía aún con comida. Podría tomarlo y acabar de una vez por todas con todo este jueguito. Lo tomé firmemente y me levanté lentamente de mi silla sin hacer ruido. Caminé a paso liviano hacia él. Estaba por hacerlo.

—Te seguí porque no quería que murieras. —el chico que me daba aún la espalda habló e hizo que me congelara por completo—. Sé que no te quería aquí en primer lugar, y que casi te mataba a ti y a tus seres queridos.

Hazlo, Nick, se fuerte y hazlo. Levanté el cuchillo lentamente acercándolo a él.

—Sé que parezco un loco, y puede que lo esté. Sólo te pido una disculpa por casi haberte matado. No fue cool.

La mano me tembló por la fuerza con la que presionaba el cuchillo.

—Lo siento mucho. —Troy murmuró tan bajito que si no hubiera estado tan cerca de él, no habría escuchado.

Eso desgraciadamente pudo conmigo. Bajé el cuchillo lentamente y me alejé de él sentándome de nuevo en la mesa como si nada hubiera ocurrido.

Espero no arrepentirme de esto.