Capítulo. 13: Maybe
• Nick's P.O.V •
Abrí los ojos de pronto, pero no había servido de nada en lo absoluto. Después de todo no podía ver bien entre la niebla que estaba a mi al rededor. ¿En dónde estoy? ¿Por qué estoy parado? Parecía encontrarme en una casa abandonada; esta idea por las paredes manchadas y maltratadas. ¿Estoy en un sueño? Se siente como un sueño. Pellizqué mi brazo y no pasó nada. ¿Qué carajos?
—Todo es tu culpa, Nicholas. —una voz algo grave y conocida habló a mis espaldas.
—¿Quién eres? —salté del susto y empecé a caminar por la oscuridad moviendo mis manos e intentando no chocar con los muebles al rededor.
—Nada malo hubiera ocurrido si tan solo nos hubieras escuchado. —ecos siguieron a aquella voz tan familiar que no había respondido a mi pregunta.
Las lagrimas amenazaron en salir; sin embrago, logré contenerlas al igual que al nudo en mi garganta.
—Lo siento. —musité tembloroso apoyándome en una de las paredes.
—¡No lo sientes! —de pronto sentí un agarre en mi brazo.
Entonces lo vi: Travis lleno de sangre con su vestimenta de la última vez que lo vi. Me alejé aterrado y caí al suelo por el susto.
—Y aunque lo sientas, ya es muy tarde. —sonrió de una forma algo retorcida—. Estoy muerto. —rió bajo—. Muerto. —siguió riendo ahora como un completo psicópata.
—Yo debí de haber muerto. Tomaría tu lugar, ¡tú sabes que lo haría! —grité y sentí como las lágrimas empezaron a brotar de mis mejillas.
—Eres débil. Eres un egoísta. Eres un problemático. Eres lo peor que le pudo haber pasado a la familia. —se acercó poco a poco.
—Travi-is... ¡Por favor, perdóname! —supliqué.
Me tomó del cuello de mi camiseta y me levantó para empujarme a la pared.
—Eres un asesino. —me miró con ojos poco cuerdos.
—No lo soy. —me rendí y dejé que me dañara su brusco agarre.
—¡No mientas! Mataste a esos señores, a aquel drogadicto, ¡y me mataste a mí! Por eso te llevas tan bien con ese tal Troy; ambos son iguales. —empezó a ahorcarme.
—Tra-Travis...
Lo vi directamente a sus ojos. Estaban llenos de odio y rencor: Ya no era él. Sentí como mi alma se iba de mi cuerpo poco a poco y no podía detenerlo, el sueño no me lo permitía. Lo merecía. Debía morir ahí mismo.
—¡Niiiick! —Travis me gritó y entonces abrí los ojos una vez más.
Me moví soltando patadas y manotazos al aire recuperando mis fuerzas.
—Deténte; soy yo, Jake. —el mayor de los hermanos sostuvo mis brazos y me tranquilizó.
Había sido una simple pesadilla.
—¿Qué-é pasa? —murmuré con pena y con la frente sudada.
—Troy. —lo nombró—. No está. —dijo al fin.
Oh, no.
[...]
—¿Dónde está? —inquirí al aire aterrado mientras entraba al granero.
Jake, quién me había seguido desde mi habitación, me miró compartiendo el sentimiento de miedo.
—¿Dónde está quién? —se atrevió a preguntar.
—Jesse. —murmuré—. Él estaba aquí. ¡Troy lo encerró aquí! —me tomé el cabello con frustración.
—Seguro que esa fue la causa por la que desapareció. —el castaño entró en razón—. El tal Jesse se escapó y le hizo algo a mi hermano. —dijo una más de sus típicas teorías.
—¡Mierda! —pateé una cubeta por el enojo—. Le dije que era una mala idea traerlo, le dije que era peligroso. —confesé.
Y no debí hacerlo.
—¿Le dijiste? —preguntó el mayor de los hermanos ahora confundido—. Creí que estabas de su lado y que el supuesto rehén que tenían aquí no era para nada peligroso. —repuso.
No pude formar alguna oración.
—¿No nos aseguraste que todo lo que él dijo era verdad? —me preguntó mientras se acercaba poco a poco—. "No sabe ni disparar un arma." "Solo intentaría matarte con sus ojos azules." ¿No fue eso lo que mi hermano dijo? —me reclamó.
Sentí los nervios de punta. Jake no es imbécil y para este punto ya sabe que solo encubrí a Troy causando todo esto.
—Y ahora resulta que el chico mocoso que creía que no era "capaz de matar a una mosca", se escapa y desaparece junto con mi hermano.
Me quedé en silencio porque en realidad no sabía qué decir. Me sentía demasiado triste, aterrado y culpable: Si yo hubiera hablado sobre el chico Pinkman y hubiera dicho lo que en realidad sucedió, Troy seguiría aquí y estaría a salvo.
—No sabía que esto sucedería y tu hermano estaba realmente decaído porque nunca creen una palabra de lo que dice. —hablé, pero el mayor solo negaba la cabeza—. Jake, perdón. —terminé con una disculpa.
—No me sirven de nada tus disculpas. —me miró claramente decepcionado y con eso salió del granero.
No corrí detrás de él. Sé que está molesto conmigo y está en todo su derecho. Me quedé viendo un punto inespecífico mientras pensaba en todas las posibilidades: Troy podría estar muerto en estos momentos. La idea me dio escalofríos y el sentimiento de culpa seguía carcomiéndome ahora aún más. O tal vez no lo está. Vi de reojo las cadenas en las que habíamos encadenado a Pinkman y caminé hacia ellas.
Las recogí y vi detenidamente. ¿Cómo había sido posible que el imbécil pudo zafarse de éstas? ¿Por qué fue a por Troy y no por mí? ¿Cómo escapó del rancho y qué fue lo-...? Espera.
¿Cómo escapó del rancho? Salí del granero y caminé examinando terreno. Entonces divisé a lo lejos una de las bardas tumbada. Escapó en una camioneta.
—¡Jake! —corrí detrás del nombrado, el cual ya estaba algo lejos y se dirigía al búnker de la milicia seguramente a mandar hombres a buscar a su hermano.
—Ahora no, Nick. —no me miró.
—Jesse robó una camioneta. —le informé de igual forma.
—¿Qué dices? —esta vez sí me miró.
—Mira la barda de allá. —apunté a lo lejos—. Está tirada; quiere decir que Pinkman se subió a un automóvil y salió rompiendo la barda. —expliqué mi teoría—. Tal vez si vemos en el inventario del búnker qué camioneta es la que falta, podríamos buscarla y hallar a ambos.
El de ojos azules se sorprendió con todo mi plan ya que no se había dado cuenta del incidente de la barda ni la posibilidad de que se haya escapado en un vehículo.
—Sígueme, hay que avisarle a la milicia. —hizo el ademán y yo no dudé en seguirlo.
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