Capítulo 8
Ya que tenía que disimular el hecho de que fuí yo quien lanzó la pelota hacia el comedor, subí al techo de una de las torres. Aquí nadie puede ver como me estoy aguantando la risa, ¡Maldición!, Debieron ver sus caras.
Cada vez llegan más caminantes a las rejas. Mika, Lizzy y algunos más de los niños están frente a la reja que está frente a la torre donde estoy yo, están saludando a unos caminantes.
-¡No deberían hacer eso! ¡Ellos no son personas!
-¿A ti que te importa?- escupe Lizzy, mirándome mal. Les susurra algo a los otros niños y también me miran mal; con odio, mejor dicho.
Me odian. Lo sé porque ya toda la prisión sabe que Ruby y yo fuimos las que provocamos lo de la cocina. Carl y Patrick fueron regañados severamente por Rick. Después los otros niños igual; ya que aquellos dos dijeron que no habían tocado ese balón. Todos los niños tuvieron que limpiar el desastre que provoque y al final resultó que Maggie fue testigo de cuando lance ese estúpido balón.
El lado positivo es que no tuvimos que limpiar. El lado negativo; están pensando en un castigo mayor.
-¡Hey!- miro al suelo, Daryl está llamándome-, ¡La que está arriba de la torre!
Elevo las cejas y me señaló con el dedo índice. Miro detrás de mí, buscando alguien más. Nada más me hago la tonta, obvio me están llamando a mi.
-sí, te estoy hablando a ti. ¿Acaso hay otra persona arriba de la torre?- protege sus ojos con mano. Sus jodidos ojos son hermosos, si no fueran tan intimidantes los miraría por horas-. Ven aquí, ahora.
Resignada a recibir mi castigó. Bajo del techo. Me deslizó boca abajo por el techo hasta sujetarme del final de éste. El suelo esta a unos 15 metros de altura, será una caída larga. Balanceo mis piernas hacia adelante y atrás por intentar caer dentro de la torre y bajar por las escaleras como toda persona normal; no obstante, olvide mirar al frente. Maggie y Glen estaban teniendo "su momento" aplen luz del día.
-miercoles- exclamo, al mismo tiempo que me suelto del techo. No quería ve eso; he quedado con traumas.
Nadie tiene que saberlo, yo no vi nada. Al cae perdí un poco el equilibrio, me voy de espaldas y alguien logra atraparme. Miro hacia arriba y mis ojos se encuentran con los bonitos ojos azules de Daryl. Desde este ángulo se ve tan jodidamente sexy, ¡Dios!
-¿terminaste de jugar?- me levanta de golpe. Nunca esta de humor, este hombre es más frío que el iceberg que hundio el titanic.
-no estaba jugando, genio. ¿Dónde está Ruby?- sacudo mi pantalo. La cobarde se fue a esconder.
-preparando sus cosas. Deberias hacer lo mismo tú. Limpiaran las rejas, que no quedé ni un caminante, ¿entiendes?
¿Limpiar las rejas? Están llenas de caminantes, puedo morir, ha no ser que la tierra se abra y se los trague. Rio sin gracia y me cruzo de brazos.
—No. —lo analizo—. No voy hechar a perder otra de mis muy escasas blusas solamente porqué ustedes quieren.
—Lo han hecho antes, haganlo de nuevo. Y no lo estaba pidiendo, es una orden.
Antes de abrir la boca, mi amiga aparece con su arco y sus flechas. Trae con ella mi espada. Lleva puesta la misma blusa llena de sangre de caminante que aquel día que recupere la flecha. En este momento quiero estar en aquella casa a la mitad del bosque, aquí sólo me dan ordenes y les parece mal todo lo que hago, me caen bien pero a veces quiero me dan ganas de patearlos en la cara.
Daryl no parece que vaya a irse. Quiere que limpie las rejas, ¡bien! Entonces que le cueste.
—Está bien. Lo haré. Pero necesito que me des una de tus camisetas —sonrío divertida. La cara de Daryl cambia, su ceño se frunce.
—No necesitas una de mis camisetas.
—Claro que sí. ¿O piensas que voy a ensuciar mi única blusa limpia.
Se niega rotundamente. Discutimos por otros minutos más hasta que Ruby le grito: "vas por esa camiseta o voy yo por ella". Minutos despues regresa con su camiseta. Vaya, vaya; Daryl ama las camisetas sin manga. Se me veran las costillas.
—Toma la maldita camisa y ya largate a limpiar las estupidas rejas —habla enojado. Me lanza la camiseta a la cara.
—¡Hey! —me cambio la blusa por su camiseta enfrente suyo, Daryl se da vuelta. Le lanzo la blusa en la cabeza—. Que no se ensucie.
Me cuelgo la espada en el hombro. Como dije, se me ven las costillas y es tan larga que me llega a la mitad de las piernas. Si alzo mi brazo se ve todo por la abertura de la manga, desde li sosten hasta el otro extremo de mi cuerpo.
Nos dividimos las rejas entre las dos; Ruby despejara una y yo la otra, al final ambas despejaremos la que tiene más caminantes. La camiseta estabtoda llena de sangre, mi cabello esta hecho un desastre y ¡tengo hambre!
No puedo descansar ni cinco minutos, cuando Rapunzel ya me esta gritando que me de prisa. Está apoyado en uno de los autos de la entrada, fumandose un cigarrillo.
-escucha, no creí que diría esto, pero; odio a tu novio- confiesa mi amiga.
-tambíen lo odio -limpio el sudor de mi frente con el cuello de la camiseta-. Todavía no es mí novio. Usaré mis encantos para conquistarlo.
-o para que salga huyendo- agrega.
-simpre me pasa eso, no entiendo por qué, si soy un encanto.
-ellos se lo pierden, amiga- Ruby apoya sus manos en su cadera.
-se lo perdieron, no creo que haya quedado ubo vivo- rio.
-te queda Rapunzel- levanta las cejas.
Buen punto. Aun tengo una oportunidad de enamorar a alguien, antes de pasara lo del apocalipsis, trate de enamorar a varias personas en la secundaria y no resulto bien; sólo querian ser mis amigos.
-todavía me queda mi chiquito hermoso precioso bomboncito que tanto me encanta- muerdo mi labio inferior y lo miro con perversión.
-¡Betty! ¡Deja de mirarlo así! -me regaña. Menea la cabeza de un lado a otro y por ultino ríe-. No manches, se va ha dar cuenta.
Dejo de mirarlo cuando él levanta la vista hacia nosotras, frunce el ceño al tiempo que deja salir el humo del cigarrillo. Okey, me atrapo mirandolo.
Ya no digo nada y vuelvo a mi castigo. Para la tarde las rejas ya estaban despejadas. Daryl sólo estubo mirandonos y fumando cigarrillos. Idiota.
-listo, terminamos- anuncio. Daryl asiente y me pasa mi blusa. Desabotono la camisa que traigo puesta y me la quito para ponerme mi blusa.
-te la podias cambiar en la celda- habla Ruby entre dientes, poniendose enfrete de mi para que Daryl no siga mirandome.
-por favor. Nadie esta mirando y Daryl no parece el tipo que vaya diciendo por allí lo que ve- acomodo mi blusa-. Te la entrego cuando este lavada.
Me echo la camiseta al hombro. Vamos a la celda. Glen nos saludo en el camino, el recuerdo de él y Maggie me regresa y me estremesco. No tenía qur saber nada de eso hasta el día que fuera necesario.
En el pabellon nada más están; Beth, Judith, Carl y Patrick. Beth nos sonríe. Carl y Patrick no me hablan, están enojados con nosotras y más conmigo. Cuando llegamos a la puerta de la celda ni siquiera nos miran.
-lo sentimos- se disculpa Ruby.
-¿qué?
-lamentamos haber dejado que Rick los regañara por nuestra culpa.
Asiento. Ella se está disculpando por ambas, yo no soy cariñosa. Carl asiente y acepta las disculpas de Ruby. Patrick sonríe.
-¿todos amigos?- hago manos de jazz.
Carl vuelve a enojarse.
-¿no diras nada?- se pone de pie, cruza sus brazos sobre el pecho.
-mira, las disculpas no forman parte de mi rutina diaría- elevo los brazos-, pero puedo darte un abrazo.
Carl no parece convencido. Patrick acepta mi abrazo. Me acerco a él y le doy el abrazo más sincero.
-¿en serio?
-no soy cariñosa, ¿que quieres que haga?
-no es la persona más amorosa de este mundo. Sólo me daba un abrazo en mi cumpleaños- informa Ruby.
-si me acompañas a la biblioteca, te perdono- dice Patrick.
-hecho- acepto. Amo ir a la biblioteca, podré leer tranquila.
Voy por mi libro de Misery. Acompaño a Patrick y me voy a un rincon retirada de los demás. Carol les lee un cuento a los niños.
Es un lindo gesto de su parte. Un hombre que estaba escuchando el cuento y se aburrio rápido. Pss no agunta nada.
Seguí leyendo por varios minutos más.
-¿si, Patrick?
-¿puedo retirarme? no me siento nada bien- dice un muy mao Patrick.
Hace un momento estaba bien, ahora ya parece que tiene gripe.
-te ayudo a llegar a tu cama- sonrío de lado. Paso uno de mis brazos por sus hombros y lo acompaño.
Patrick asiente. Lo llevo a su cama y lo arropo bien.
-quedaté aquí, te traere un poco de agua.
Deje mi libro en la biblioteca. Regreso a allá. Pobre de Patrick debe sentirse horrible, yo antes padecía mucho la gripe. En mi mochila creo que tengo un par de pastillas para la gripe, no estoy segura pero recuerdo haber encontrado unas en la ultima farmacia que encontramos.
Carol está enseñandole a los niños a usar cuchillos. Al verme se sorprede.
-no le digas a nadie, por favor- dice, parece preocupada.
No tengo inconveniente en que aprendan a usar armas, le parece bien. Que más hubiera querido yo que alguien me enseñara a defenderme de esas cosas.
-yo no he visto nada- hago un gesto de sellar mis labios y le guiño un ojo.
Carol asiente y me da las gracias. Recojo mi libro del piso y regreso por donde vine.
Ahora si voy por el agua de Patrick y las pastillas. Seré enfermera esta noche.
Lo ayudo a tomar sus pastillas. Lo recuesto de nuevo, tiene fiebre. Pongo un trapo humedo sobre su frente, al menos tengo que dejar pasar una media hora antes de darle otra medicina.
No he comido nada desde está mañana. Espero que no me de un maldito mareo. Ojala se recupere pronto este niño, no vaya a contagiar a alguien.
Ya en la noche dejo a Patrick solo y me voy a dormir a mi celda. Fue un día largo, lo único que quiero hacer es dormir por horas.
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