Capitulo 61
Era viernes, fin de semana, lo cual significaba que para el lunes comenzaría nuestro martirio de los exámenes finales. Ya que es una tradición entre Ruby y yo, al salir de clases pedí permiso a mi papá para ir a su casa a estudiar un poco para el examen con de historia del lunes a primera hora; era visto que me darían permiso, así que para eso alrededor de las 4:00 p.m. ya teníamos dos pizzas, un refresco grande y una película para ver después de estudiar un poco.
—Es un descanso que tenemos bien merecido —serví dos vasos de refresco.
—Estudiamos media hora nada más, lo demás la pasamos hablando de Jade y su grupito de víboras.
—Gastamos energía igual —replique con obviedad. Estudiábamos más por nuestra cuenta que juntas, siempre acabábamos haciendo otras cosas. Papá no sabía eso —. Mira que me interesa más decirte lo hipócritas que son todas las de ése grupito que estudiar para historia. No importa lo guapo que sea el maestro, detesto su materia.
—No es tan guapo.
—¡Retráctate! Él es hermoso.
—Jamás me cansaré de decirte que por la única razón que el profesor te gusta es por el parecido que tiene con mi tío Mateo. —dijo agarrando dos pedazos de pizza para enrollarlos y comérselos como tacos.
—Tu tío Mateo no es tan guapo, para papacitos tu tío Ramon, ¡si me caso, señores! —exclame a todo pulmón aprovechando que en su casa no había nadie.
—Ya casi es hora de la gran entrada.
Ella volteo los ojos, sonríe de lado de manera picara. Mateo si me llevaba mucha edad, pero Ramon no tantos, además Mateo era serio y Ramon, al contrario de él, era más relajado. Estaba al tanto de que me gustaba gracias a que una pelirosa fue de soplona en venganza por yo haberle dicho a mi hermano que ella gustaba de él; Ramon no cambio en lo absoluto, se tomaba mi sentimientos como algo pasajero que en algún momento superaría, y también me daba alas al decir que posiblemente podría salir conmigo si mantengo buen promedio en la prepa y me graduaba con honores de la universidad.
La película de Norbit era entretenida, su trágica vida y la perra de Rasputia me hacían el día.
—¿La princesa no ha despertado? —distingo unas siluetas borrosas.
Todo transcurría normal como cualquier tarde hasta que cubren mis ojos.
—Deja de joder, Ruby —dije con molestia. A tientas tomé una rebanada de pepperoni y la lanzo a donde quería pensar que ella estaba. Al ver que ni así me la quitaba de encima intente quitar sus manos, las cuales eran más grandes y anchas, ella no usaba anillos y estas manos las traían. Saque conclusiones rápido y mi corazón se aceleró al presentir de quién serian esas manos. Aclare mi garganta para hablar con naturalidad—. Ya sé que es usted.
—¡Auch! me hablaste de usted. —retiró sus manos de mis ojos, permitiéndome ver su sonrisa torcida. Lo vi saltar sobre el sofá para ocupar el espacio libre a mi derecha, muy cerca para invadir mi burbuja de espacio personal y ponerme lo bastante nerviosa. En seguida concluí que Ruby lo había llamado—. ¿Necesitas que te recuerde que no soy tan mayor como para que me hables de usted?
—Descuide, tío. Betty tiene bien presente que hay ocho años de diferencia entre ustedes, pero ése no es impedimento para que ella este enamorada de usted —manifestó mi amiga prestando más atención a mi sonrojo que a la película. Me ponía nerviosa tener cerca a Ramon y más verlo disfrutar de mi crisis.
—No empieces.
—Si, sobrina, no molestes a tu futura tía. —paso un brazo por mis hombros, acercándose un poco más—. Por cierto, bonita, ¿cómo vas en la escuela?
—Mejor que el semestre pasado. Oye, no entiendo por qué te llamas Ramon, si deberías llamarte el amor de mi vida.
Aunque estuviera nerviosa me gustaba decirle cosas a ése hombre. Los escuche reír con ganas; siempre pensé que esos ojos azules eran de otro mundo al igual que su bella sonrisa y esos hoyuelos que tanto resaltaban cuando sonreía. Me gustaba el juego que teníamos, él me seguía la corriente en cada cosa, era otro amigo más y nunca le incomodo el saber que me gustaba, lo cual hacia que me gustara el doble.
—No sigas, bonita, o no respondo a las consecuencias.
—¡No repares en ellas!
—Seria ilegal, sigues siendo menor de edad.
—En unos meses cumpliré la mayoría de edad —le recordé.
—En ese caso, quiere decir que puedo... —hablo en voz baja acaricio mi mejilla al tiempo que se acercaba a mí. Insinuaba que iba a besarme, se acercaba demasiado y yo me ponía más nerviosa todavía, me iba recostando en el sillón tratando de alejarme de él pero seguía acercándose.
—¡Oigan, sigo aquí! —protestó Ruby histérica al ver las acciones de su tío.
El dolor de cabeza se extiende por toda mi cabeza, su epicentro es mi sien; mi vista tarda unos segundos en aclararse. El golpe me dejo fuera de combate por bastante tiempo, deduzco por la oscuridad alrededor que ya es de noche; no tengo noción del tiempo, posiblemente vaya amanecer o se este anocheciendo. Mis ojos se mueven con lentitud analizando el lugar donde me encuentro, parece ser una camioneta; una personas se encuentra sentada frente a mí: Daryl. Por la falta de luz no distingo del todo su aspecto, apenas puedo visualizar su silueta, su respiración pesada me una pista de lo adolorido que está. Desearía poder ver sus ojos, poder al menos acercarme a él para decirle que todo estará bien.
Hago el ademán de incorporarme, pero apenas me logro sentar la cabeza empieza a darme vueltas de nuevo, me llevo una mano a la cabeza con la intención de eliminar del dolor. El dolor pulsa al son de mi acelerado corazón, provocándome dificultad para concentrarme, me siento como esos venados heridos que Daryl caza.
—Daryl... —susurro apenas. Pronunciar su nombre se lleva la mitad de mis fuerzas. Respiro hondo para poder pronunciar las otras dos palabras siguientes— ¿Es... estás bien?
—¡Vaya! Al fin despiertas, muñeca —vociferan con alegría fingida desde la cabina. Cierro los ojos con fuerza al quedar encandilada con la linterna—. Al flaco Joe se le pasó la mano al golpearte, eh.
Mis ojos no se acostumbran a la luz, con mi mano libre me cubro del resplandor de la linterna para poder ver dónde nos encontramos; además de nosotros dos no hay nada más dentro de la furgoneta. El aspecto de Daryl es terrible, su rostro está pálido, iguala el color de una hoja de papel, tiene sangre seca y fresca esparcida por todo su brazo derecho y parte de su torso y cuello, una sucia manta lo cubre; por en encima vez en el día siento mis ojos llenarse de lagrimas. Su mirada está fija en mí, mira mi rostro como si quisiera memorizarlo todo, quiero ser fuerte por él, por lo tanto me obligo a no derramar ni una lagrima, saldremos de esta así como salimos de Terminus, del grupo de Joe, de la prision, ambos vamos a estar bien.
—El show esta por empezar —escucho decir al imbecil de Dwight. La luz de la linterna se esfuma y los dos sujetos de la cabina salen.
Desconozco a lo que se refieren, tampoco es que me importe. Incluso adolorida y con la cabeza a punto de reventarme del dolor me arrastro hasta llegar al lado de Daryl. Me quedo sentada a su lado recuperando el aliento para poder analizar su herida más de cerca.
—Nos voy a sacar de aquí, Daryl.
—Betty... —murmura. La debilidad de su voz casi afirma que está dándose por vencido.
—Quizás logré matar a uno o dos, después saldremos corriendo...
—Betty... —dice un poco más alto.
—¿Qué?
Ya no dice nada, escucho como sus dedos rozan la superficie de la furgoneta hasta dar con mi mano y al encontrarla entrelaza nuestros dedos.
—Te quiero, no lo olvides. —dice sin más.
Siento que se despide como si fuese la última vez que nos veremos. Otra vez quiero llorar, mi cabeza crea escenarios de lo peor que puede pasarnos y quiero salir corriendo con él.
—Sé que no te lo digo muy a menudo... carajo, nunca te lo digo, Betty, pero lo hago —continua. Apretamos la mano del otro sin ganas de separarnos. Quiero decirle que no es necesario que continúe hablando, no quiero escucharlo decir te quiero si será la ultima vez que lo dirá o yo lo escucharé; me niego. Suelta una risa forzada para ocultar el dolor—. Eres lo mejor que tengo en la vida y...
—Por favor, no sigas. Me dices todo lo que quieras cuando salgamos de esta, ¿si? —suplico. Limpiando mi nariz con mi mano libre.
Una parte de mí ya es consiente de los sentimientos de Daryl hacia mi persona; era cierto que no lo decía muy a menudo pero era más claro que el agua. Si no me quisiera no trataría de volverme una persona autosuficiente capaz de enfrentarse a cualquier situación que le ponga este mundo de mierda o me tranquilizaría en las noches luego de tener una pesadilla abrazándome de forma protectora, ni siquiera se esforzaría en hacerme sentir como la mujer más linda sobre la tierra; hasta cuando me acabo de levantar me dice que me veo como una reina sin importar mis pelos de muñeca arrumbada, mi cara de pocos amigos y el surco de saliva que va de mi boca a mi barbilla.
—No siempre corre con suerte, Betty. Mira, no sé si agradecer al universo o al destino o a Dios, aunque no crea mucho en él, pero estoy feliz de haberte conocido. Eres la única mujer a la que dejaría cortar mi cabello —con su broma logra sacarme una pequeña risa, es bueno saber que tengo el permiso para cortarle su cabello de comercial de champo Pantene—. Adoro verte sonreír; adoro la manera en la que te brillan los ojos cuando hablas de algo que te gusta y como tartamudeas al hablar rápido; adoro tu torpeza y la facilidad con la que te confundes y olvidas las cosas. Me encanta cada jodida cosa de ti. Hasta cuando te pones toda loca a querer matar a todos como la Reina Roja.
Se siente como una despedida maldita sea.
—No pensé llegar a querer a alguien de la manera en que te quiero a ti, Betty. Si hubiera sabido todas las emociones que ibas a despertar en mí, te hubiese obligado a ir a la prisión desde la primera vez que nos vimos en aquella carretera, ¿lo recuerdas?
De mi boca sale apenas un sí antes de que se me escape un sollozo. Inclino la cabeza hasta apoyarla en su hombro, él deposita un beso en mi frente dejando sus labios sobre mi piel unos largos segundos. Independientemente de nosotros, afuera se escucha un caos, primero un auto se acerca, risas y burlas acompañado de golpes es lo que suena, por unos segundos hay un silencio sepulcral que pronto es interrumpido por una serie de silbidos los cuales me inquietan; mi angustia aumenta cuando escucho aquella voz ronca y altanera ordenar a Dwight abrir la puerta.
—Date prisa.
Me incorporo con toda la rapidez que puedo, me posiciono frente a Daryl como un escudo humano; lo que sea que planeen hacernos no permitiré que le toquen un cabello, yo recibiré el primer golpe. Al abrir la puerta de la furgoneta la luz me da de lleno en la cara, no distingo otra cosa que no sean los faros de los autos.
—Salgan —ordena Dwight, tira de mi brazo bajándome a la fuerza—. Tienen visitas.
Pongo resistencia, se intento zafar de las asquerosas manos de Dwight, otro sujeto me toma por el brazo y me obliga a ponerme de rodillas. Daryl también es bajado a la fuerza y puesto de rodillas personalmente por el bastardo de rostro quemado.
Las personas a las que tienen son mi familia. Rick, Carl, Sasha, Abraham, Rosita, Michonne, Glenn, Eugene, Ruby, Aaron y Maggie se encuentran de rodillas al igual que nosotros. El aspecto de Maggie es malo, tiene espasmos y el dolor en su rostro deja en claro que no esta nada bien. Ruby me mira preocupada. Sus ojos gritan tantas preguntas al igual que los míos. Nos rodea un grupo grande de Salvadores, no logro contar cuantos son, pero si echo de ver lo bien armados que están. Si Maggie se encuentra mal seguro se dirigían a Hilltop para ver al Doctor Carson.
—Aprovechando que todo el equipo esta reunido, es hora de que nuestro anfitrión haga su gran entrada —anuncia un hombre de pronunciadas entradas, da unos golpes en la puerta del autocaravana.
¿La organización NEGAN nos piensa matar a todos? Mi vieja amiga llamada ansiedad se abre paso entre todas las emociones que siento en este momento. La puerta del autocaravana es abierta, adentro hay pura oscuridad lo que le da un toque de misterio al rostro del dichoso anfitrión, quien al final resulta ser un tipo de la edad de Rick aproximadamente; lleva una chaqueta de cuero como la mía, salvo que la suya es negra; en su hombro trae apoyado un bate de beisbol. Nos observa uno a uno con una estúpida sonrisa socarrona, vernos arrodillados frente a él le causa cierto grado de satisfacción.
—¿Ya se mearon encima? —pregunta con burla. Se acerca a paso lento, sin prisa empieza a caminar frente a nosotros para analizar cada uno de nuestros rostros. Permanezco alerta a cualquier movimiento suyo, viéndolo de cerca advierto el alambre de púas que envuelve el bate. Limpio el rastro de lagrimas de mis mejillas, no dejaré que un baboso con mascada crea que puede doblegarnos—. Habrá pantalones mojados muy pronto. ¿Cuál de estos imbéciles es el líder?
El tipo de las entradas pronunciadas y bigote de cola de ardilla señala a Rick, lo cual hace que él se gane toda la atención del tipo del bate. Su manera de alargar la situación me desespera, al igual que su irritante sonrisa altanera. Aparto la mirada un segundo para ver el pálido rostro de Daryl, por más dolor que siente tiene una expresión dura, inquebrantable.
—Soy Negan —se presenta con Rick—. Y no me agrado que mataras a mis hombres...
Negan no es una organización post-apocalíptica de gánsteres, sino una insignificante persona con aires de grandeza, una simple persona que sobrevive a los muertos.
—Y cuando mande a mis hombres a matar a tus hombres por matar a mis hombres mataste a más de mis hombres —destaca esto ultimo—. No comprendes lo injusto que es eso, pero lo harás en breve. En unos minutos vas a lamentar haberte cruzado conmigo.
Dejamos de ser objeto de su interés al saber que Rick es nuestro líder.
—El nuevo orden mundial es simple, aunque seas muy muy estúpido, cosa que eres, lo vas a entender —posiciona su bate cerca del rostro de Grimes, quien se aleja un poco para no salir lastimado—. Denme sus cosas o los asesino. —su altanera sonrisa vuelve aparecer, habla al caminar frente a nosotros—. Se hizo una gran inversión el día de hoy para que ustedes supieran quien soy y de qué soy capaz. Su nuevo jefe soy yo ahora, si tienen algo me lo dan a mí; es difícil de procesar pero lo harán. Guiaste al grupo, pensaron que estaban a salvo, pero ¿qué creen? no lo están, más bien están peor.
No comprendo, ¿armo todo un circo sólo para decirnos esto? quiere probar que tiene poder, que es todo un amo y señor; que se siente un señor Dios todo poderoso en medio del fin del mundo; tiene armas, gente y unos aires a Tony Montana de Scarface. En lugar de montar todo este teatro, que se ahorre saliva y nos meta una bala en la cabeza a todos, con esto ya me demostró que le encanta sentirse el dueño y señor de todo.
—Quiero que trabajen para mí y no pueden hacerlo si están muertos, ¿verdad? así que, le aplastaré el cráneo a uno de ustedes. Sólo a uno. —comunica. Esa estúpida sonrisa comienza a irritarme. ¿En qué momento debo ofrecer mi vida a cambio de la libertad de mi familia? La idea de levantar la mano como en la primaria me tienta, quiero decirle «Señor Negan, quiero que me mate, pero antes deje ir a mi familia». Mueve su bate frente a la cara de Rick, lo luce—. Ella es Lucille y ella es fantástica.
Es increíble como las drogas acaban con las neuronas de las personas, mira que nombrar a su bate, es como yo nombre Jorge a mi espada o le ponga por nombre David a mi cuchillo. ¿Quién mierda le pone nombre a los objetos? bate con púas es mejor que Lucille. Mencionando a mi espada, recuerdo que ya no la traigo conmigo; seguro estos bastardo ya se adueñaron de ella. Mataré al baboso que se le ocurra portarla, es mía y sólo mía.
—Todo esto, todo, es nada más y nada menos que para decidir quien de ustedes será el elegido —empieza a caminar frente a nosotros de nuevo.
Temo por la vida de todos. Ruby, quien esta a un lado de Carl, tiene la mirada puesta en Maggie, la pobre esta demasiado mal, incluso más pálida que Daryl. El chico a su lado no demuestra ni una señal de miedo, Carl no va a doblegarse, el Comisario es fuerte y piensa bajar la mirada ante un idiota como este tal Negan. Otro que tampoco piensa agachar la mirada es Ford, el rudo Sargento Ford se yergue al tener enfrente a nuestro anfitrión, le sostiene la mirada, «no te temo, idiota» dicen. Negan sacude su bate cerca del rostro de la tía Sasha la cual gracias a sus reflejos se alejan un poco.
Me pongo en alerta cuando lo veo acercarse a Carl. Por instinto me muevo un poco hacia adelante, muerdo mi lengua para no decir una palabra; si intenta hacerle algo juro por dios que me le echaré encima y lo mato con el arma que tiene enfrente suyo, no importa que muera al hacerlo. Lo veo acercarse al matrimonio Rhee. Glenn debe tener su mano sobre la de Maggie porque eso le causa a Negan una alegría, acaba de saberse la debilidad de él y la de ella; su enferma esposa apenas puede mantenerse de rodillas. Sigue hablando y hablando, parloteando y gozando de nuestra agonía por saber a cual de nosotros le satisface moler a batazos.
Pienso en los momentos gratos que he pasado con cada una de estas personas. Sobre todo pienso en Daryl, toda nuestra historia juntos desde el momento que pise la prisión. Me doy cuenta que las palabras que me dijo en la furgoneta si puede ser una despedida, quizá las ultimas que me dirá. Negan empieza con el juego de "de tin, marin". Se mofa al contar, alarga el juego un poco más hasta que tiene a su víctima. Cada vez que soy señala trato de mirarlo a los ojos con todo el odio y rabia que siento ahora mismo.
Sin todos sus hombres, sin todas las armas simplemente es un pendejo bufón. Se cree la gran cosa por tener a todos estos hombres a su disposición, pero algún día quedará él sólo y se topará con una persona peor que él y lo matarán como a un perro.
El corazón se me detiene un segundo al verlo señalar a la persona que matará. Mis lagrimas parecen más pronto que el cuerpo en llamas de Chris Evans cuando hizo su papel de la Antorcha Humana.
—Si alguien se mueve simplemente sáquenle el otro ojo al chico y dénselo de comer a su padre, luego seguiré. —ordena a sus hombres, mira fijamente a Abraham—. Pueden respirar, parpadear y llorar... si, todos van a llorar.
Da el primer batazo. Ahogo un grito cuando Ford cae al suelo; le toma unos segundos ponerse de rodillas otra vez.
—¡Miren eso! ¡Aguanta como un campeón! —chilla emocionado.
Da un segundo golpee, tercero... cuarto. Trato de contener mis sollozos. No puedo apartar la mirada de tal escena, siento una enorme impotencia, no puedo hacer nada. La imagen quedará bien impregnada en mi cabeza, Negan destrizándole el craneo a mi amigo, al que considero un hermano. Todavía después de que halla terminado yo sigo mirando. Su sangre y sesos están esparcidos. Le causa gracia, se divierte.
—Él dijo, puedes irte al carajo —repite divertido las últimas palabras de Abraham como si fueran un buen chiste. Cierro mis ojos al verlo golpear una vez más los restos de Abraham.
Quiero decirle que pare de una vez, no queda nada, ya entendimos, pero de mi boca no puede salir ni una palabra. Sasha llora desconsolada al otro lado de la fila; Rosita derrama mil lágrimas en silencio, su mirada esta perdida en algún punto fijo más allá de los autos frente a nosotros, no ve el cuerpo de Ford a su lado.
Lo que salga de su boca ya no tiene relevancia, acaba de matar a uno de mis mejores amigos, nuestro dolor el música para sus oídos. Pagará por esto, la muerte de Ford no quedará impune.
—Oye, cariño, mira esto. Tienes que ver esto —habla acercando el bate bañado en sangre y sesos de Abraham al rostro de Rosita, la cual sigue con su mirada perdida—. Oh, diablos. ¿Él y tú estaban juntos? Que horror, pero tienes que saber que lo que acaba de ocurrir tiene un motivo. Él, que nunca en su vida fue tan pelirojo como ahora puso el pecho o mejor dicho la cabeza ¡por ustedes! Así que, levanta la vista.
—Déjala en paz —murmuro. Dudo que me halla escucho, apenas vuelve a ordenarle que levante la vista Daryl se pone de pie y le da un buen puñetazo en el rostro—. ¡DARYL! Esperen no le hagan nada. ¡Déjenlo! —intento ponerme de pie, uno de los hombres se niegan me retiene por los hombros. Cosa que hace reaccionar a Ruby.
—¡Betty! —grita mi nombre. Cruzamos miradas unos segundos. Menea la cabeza rogándome que no haga nada estúpido.
Dos hombres lo golpean e inmovilizan en el suelo. Aun así no deja de moverse, desea soltarse, quiere matarlo, creo hablo por todos cuando digo que queremos matar a Negan; pero por más ganas que tengo de torcerle el buche como pollo en matadero debo abstenerme, Daryl puede correr el mismo destino que Ford por ese puñetazo.
—Eso fue un grave error —anuncia masajeando su quijada.
Dwight se acerca sosteniendo la ballesta de Daryl listo para matarlo.
—Déjenlo ir. No le hagas daño, déjalo —hablo fuerte y claro para ser escuchada. Ahora no puedo matarlo o intentar parecido al golpe de Daryl, pero si puedo suplicar por su vida—. Si quieres matar a alguien que sea a mí, pero a él déjalo. No lo lastimes.
Logro captar su atención por unos momentos. Quiero correr e interponerme a lo Pocahontas entre ellos dos. Las pulsaciones en mi cabeza son más fuertes a causa de tanto llanto, se vuelven insoportables, mi rostro debe reflejar el dolor que siento. Para ser sincera no sé qué es lo que me provoca más dolor: la muerte de Ford o el tremendo culetazo que me dieron en la cabeza.
—¿Escuchas eso? La linda pelirroja ofrece su vida a cambio de la tuya. Debes de ser muy importante para ella —toma a Daryl del cabello, lo obliga a cruzar miradas. Intento normalizar mi respiración para disminuir mi ansiedad y controlar las sacudidas de mis hombros. Viene hacia mí, mueve su bate igual que un beisbolista antes de batear, se pone en cuclillas apoyando su peso en su ensangrentado bate. Mi mirada cae en gran mancha roja que lo pinta, esa sangre pertenecía a mi amigo—. ¿Qué tanto te importa su vida, eh? —la sangrienta muerte de Abraham se reproduce una y otra vez, no puedo quitar mi vista de su bate. Negan me sujeta por la mandíbula con brusquedad apartando mi vista de su preciado bate—. Mírame cuando te hablo, ¿qué tanto te importa?
Sus oscuros ojos penetran los míos, no expresan otra cosa que no sea burla. Respiro profundo para responderle.
—Mucho —se me escapa un puchero al querer detener otro sollozo.
—Mucho no es suficiente, muñequita —limpia mis empapadas mejillas con su pulgar—. Necesitas transmitírmelo, conmoverme a tal punto que me hagas pensar, diablos ¡ése hijo de perra en serio merece vivir!
—Por favor... —se me quiebra la voz.
Cuando creo que no puedo llorar más, brota otro río de lagrimas al advertir su próxima acción. Va con Daryl, hace una seña a sus hombres, ellos lo levantan, lo ponen de rodillas sin soltar sus brazos. Nos vemos las caras.
—Suplica, muñeca —alza su bate.
—¡Espera, por favor! ¡No lo hagas! ¡Te lo suplico! —ruego. La jodida impotencia me vuelve loca, él esta ahí frente a mí sin dejar de mirarme; soy lo ultimo que verán esos hermosos ojos azules que despiertan tantas emociones en mí. Asiente levemente, quiere convencerme de que eso esta bien pero me niego aceptarlo; no puedo perderlo a él. Ya no puedo contener mi cordura, le grito desesperada—. ¡Con un demonio, ¿no escuchas que te estoy rogando que no lo hagas?! ¡Mátame a mi, cobarde de mierda! ¿o qué? ¿no puedes matar a una mujer?
Su perversa sonrisa se reanima. Tiene un maldito sentido del humor retorcido, todo un psicopata mal nacido.
—Regrésenselo a la fila —ordena a sus hombres luego de escucharme maldecirlo. Su mirada me dice que esto no terminara aquí.
Veo a Daryl, por primera vez distingo miedo en su mirada, sólo que no se aprecia bien por el cabello cubriéndole la cara. Mi corazón duele, siento como si lo exprimieran. Ya he perdido al hombre que más he querido en la vida, si lo pierdo a él también yo dejaría de sentir; la poca humanidad que hay en mí se extinguiría, me volvería loca, sin contar con la gran tristeza que cargaría. No soy tan fuerte, Daryl una vez me lo dijo: aparento ser una mujer inquebrantable pero sigo siendo la niñita asustadiza que se esconde tras las espaldas de los demás.
La tortura continua al Negan llevarse arrastras a Rick hasta la RV diciendo que darían un paseo y con algo de suerte Rick estaría de regreso con nosotros. Durante su ausencia ninguno de nosotros dice palabra alguna, no nos movemos; pronto me quedo sin lágrimas para derramar, he quedado vacía. Los hombres de Negan hablan animados, para ellos es un día común y corriente, intimidar grupos y volverlos sumisos es su pan de cada día.
No deseo ver más el inerte cuerpo de Ford, ya no quiero verlo, sólo me causa más sufrimiento. Su muerte será un incentivo para fechas futuras. Cuando llegue el momento haré que Negan recuerde este día, lamentara haberse metido con nuestro grupo; a diferencia suya, no se armara un circo, le llegara lentamente su hora, sólo espero estar ahí presente para verlo retorcerse y suplicar por su vida.
Horas después la RV regresa. Baja a Rick de la misma forma en que se lo llevo: arrastras.
—Dimos ése lindo paseo para cambiar la forma en la que me mirabas, pero ¿sabes qué? Sigues mirándome como si te hubiese escupido en la cara. Cambiemos eso de nuevo, Rick —Negan se inclina como si le doliera la cadera—. Una sola palabra tuya va a decidir si este se vuelve un día de mierda más o su último día en la tierra, ¿entiendes? Apúntenles a todos a la cabeza, justo arriba de las narices para que se haga un reguero bien feo.
Miro sobre mi hombro acercarse hasta tener él cañón de su arma a escasos diez centímetros de mi nuca. Nos apuntan a cada uno. Mi amiga me mira aterrada desde el otro lado de la fila, apartó la mirada al verla llorar, el llanto se me contagiaba como bostezo y por más lágrimas que deseé derramar ya no me queda ni una reserva. Daryl llama mi atención al hacer una especie de gruñido, sus ojos me suplican que lo vea, si este nuestro último día en la tierra estoy tan agradecida de haberlo conocido, de haber podido vivir tantas experiencias con él.
Por el bien de Negan en serio espero sea mi último día en este mundo de mierda. Presionar a Rick para cortarle el brazo a Carl es demasiado, ha cruzado una delgada e inexistente línea que yo misma he determinado. Llamó a Carl, lo hizo acostarse en el suelo y ordenó a Rick cortarle el brazo o nos mataría a todos, después a su hijo y lo quizás a él en un tiempo. Nunca he visto a Rick en una agonía como está, grita desesperado al no saber qué hacer; por un lado está el dejar a Carl sin su brazo izquierdo y por el otro causar la muerte de toda la comunidad.
—D, súbelo a la camioneta —señala con su bate a Daryl. No puedo hacer nada para impedirlo, Daryl se resiste y de no ser por Dwight apuntándole a la cabeza él ya se habría bajado—. Muñeca, no importa si me quedo con... ¿cómo se llama?
—Daryl —responde Simón. El tipo con bigote de brocha y entradas del tamaño de la fosa de las marianas.
—Wow. Hasta su nombre me gusta —sonríe—. No te molesta, ¿verdad? El que me quede con Daryl un tiempo. Le hará bien un cambio de aires y no te preocupes que contamos con un médico muy bueno, lo dejará como nuevo. —va hacia Rick esta vez—. Si vuelves a decir algo parecido a eso de te mataré, no hoy ni mañana. Cortaré a Daryl en pedazos y te lo mandaré en bolsas; o mejor todavía, llevaré a Daryl a tu comunidad, tú tendrás que matarlo con este bate y obligaré a la linda muñequita pelirroja ver todo, ¿deseas eso, Rick?
—No —susurra.
—Bueno. Entonces nomas vale que vayan juntando nuestras cosas, nos veremos las caras nuevamente en una semana —hace un movimiento indicando a sus hombres que es hora de partir.
Igual que hormigas sus hombres se mueven de un auto a otro, encienden y se marchan. Mi vista se pierde junto con la furgoneta que lleva a Daryl de rehén. Mi vida tiene dos objetivos nuevos desde hoy:
1.- Salvar a Daryl.
2.- Matar a Negan cueste lo que cueste.
Capítulo dedicado a Glamour2908
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