Capitulo 56
De camino al lugar misterioso hablan con más de su gente. Dicen estar cerca y es aquí cuando entro en pánico, mentalmente hago cuentas de cuántos podrían ser, las posibilidades de sobrevivir y lo más importante, si Rick y el resto nos encuentran, ¿si ganaremos esta vez? No se cuantas balas les queden y cuántos mugrosos Salvadores nos esperen al llegar.
Muevo discretamente las muñecas con la esperanza de aflojar la cinta que las mantiene atadas. No quiero parecer cobarde pero me están entrando unas ganas de gritar llamando a Daryl para que nos saque de este embrollo, él siempre está ahí cuando lo necesito, hasta cuando creo no necesitarlo está ahí; siempre termina salvándome. Aún cabizbajas y con la cabeza cubierta somos guiadas dentro de un lugar al que ellos nombran "lugar de emergencia". Solecito es la única en quejarse del establecimiento de una pocilga no lo baja.
Escucho un caminante, esta cerca, tan cerca que su hedor inunda mis fosas nasales. Descubren mi rostro, dejándome apreciar la pocilga donde nos trajeron, primero me concentro en el caminante que tenemos enfrente, esta muy cerca de la cara de Maggie.
—Tú siéntate por allá. Tú allá y tú por allá —la pelirroja nos señala un lugar distinto en el cual sentarnos.
Ruby está frente a mi y Maggie a mi derecha. Sacan unos galones del cuarto. Esto parece un cuarto de calderas o una bodega, es horrible. No puedo ver mas allá por culpa de la puerta que obstruye mi visión.
—Debes estar pensando en una salida —dice atando mis piernas con la cinta—. Déjame decirte que solamente saldrán si yo lo digo.
Balbuceó cosas sin sentido que sólo se escuchan como soplidos por el trapo que tengo atado alrededor de la boca, haber si así despierto su curiosidad y me lo quita. El plan B fracasa, suerte que el abecedario es extenso. Los otros llaman a Paula por ayuda, al prever tienen serios problemas con los muertos; ella nos deja solas no sin antes amenazarnos con matarnos si intentamos huir. Los disparos y voces se escuchan a cierta distancia. Maggie no pierde tiempo, comienza a buscar una forma de desatarse utilizando el borde de la pared donde está apoyada; Ruby ni se mueve se dedica a mirar a Maggie, quisiera poder decirle que espere. Una forma de comunicación que hemos ido perfeccionado con los años Ruby y yo son las miradas.
—¿Algún plan?
—Se me está ocurriendo uno —elevó una ceja. Con la mirada señalo a Maggie, la podemos usar para escapar, con suerte una de ellas será benevolente con una embarazada y ya ella estando fuera de esto podemos aplicar la de Rick y bajar nuestro switch.
Ruby asiente comprendiendo mi mensaje.
El bullicio para, es la señal para Maggie y para mí. Espero mi persuasión funcione para de menos salvar la vida de Maggie y el bebé. La puerta contraria por donde se fue Paula es abierta, ellos entran ayudando a Donnie, hablan de la tardanza del resto y como los caminantes han entrado en menos de un mes al lugar. Quiere decir que seguimos siendo nosotros siete nada más, mientras ejecuto este plan ya se me irá ocurriendo otro en el camino.
—¡Hey! —Ruby intenta llamar la atención de los demás. Dice otras cosas pero no son tan audibles por el arapo en su boca—. ¡Hey!
Maggie está confundida. Intento quitarme el trapo de la boca, la cinta adhesiva cubre bien mis manos apenas muevo mover un poco los dedos índices y medios.
—Oigan, les estoy hablando —mi amortiguada voz apenas se escucha—. ¡Cuarteto! Les estoy hablando. Hola. Hola. Hola. Hola. Hola. Hola. Hola. ¡Hooooolaaaaa!
—Cierra la maldita boca de una vez —Michelle me apunta con su arma.
—¿Qué tanto balbuceas? —Molly jala mi cabello tirando hacia atrás mi cabeza. Apunto al trapo alrededor de mi boca, me pregunto para qué habrán usado este arapo antes, huele a muerte y el sabor es raro. Paula me sedé el placer de hablarles quitándomelo de la forma menos amable, rasguño mi mejilla—. Ahora si, ¿decía usted, su majestad?
—Sólo hacerles un comentario, una pequeña recomendación que les va salar el pellejo a todos... en especial al idiota que se está quejando como una nena allá en la esquina.
—¿Tú una recomendación? —Molly ríe burlesca—. No estás en posición de recomendar nada.
—No nada más yo, Ruby también se los aconseja, ¿verdad? —veo a mi amiga. Ella asiente cuando todos las presentes la miran—. Hay una manera de recuperar a su amigo más rápido, es eficaz y no falla; simplemente dejen ir a Maggie, solamente a ella y Rick estará en la mejor disposición para entregarles a su hombre sin que termine en muerte.
—¿Y por qué Maggie y no tu amiga o tú? —pregunta Paula—. ¿Qué la hace tan especial para Rick?
Ellas están ahí frente a mí amordazadas y atadas de pies y manos, si el dejarme matar a golpes o a balazos asegurara que ellas serán liberadas aceptaría enseguida. En los últimos meses mi círculo familiar se ha ido agrandando demasiado, y no estoy dispuesta a ver morir a ninguno más, la muerte es inevitable pero puedo hacer que ellas vivan un día más.
—¿Sabes qué? Les ofrezco un premio gordo, la lotería del fin del mundo —Maggie de verdad que no entiende nada y Ruby ya se las huele, menea la cabeza pidiéndome que no lo haga—. Déjenlas ir y prometo ayudar a Donnie.
—¿Eres doctora? —pregunta Molly.
—Algo así. Puedo ayudarles y salvarle el brazo a Donnie pero tienen que dejar ir a Ruby y Maggie.
—No respondiste mi pregunta, ¿qué tiene de especial Maggie?
Pienso en la posibilidad de que si les menciono el embarazo de Rhee lo usarán como una ventaja a su favor, verán la valiosa que es Maggie y quizá la maten primero si algo sale mal. Michelle en su desespero les quita la mordaza a ambas para que sean ellas quienes hablen ahora.
—¿Y bien? —Les pregunta—. La pelirroja esta dispuesta a todo por su libertad.
—Maggie está embarazada —dice Ruby.
Como si de un chiste se tratase empiezan a reír, a excepción de Michelle, su expresión cambia drásticamente un segundo al escuchar la noticia del bebé Rhee. Ruby acaba de descubrir cuál es la persona con un poquito más de humanidad de la sala.
—Tiene un pan en el horno. No lo parece —comenta Donnie.
—Debo tener dos meses.
—Hay que ser estúpida para embarazarse en un mundo como éste —opina Paula—. ¿Te parece gracioso? —dice al ver la fingida sonrisa de Maggie.
—Es obvio que ambas pensamos diferente —objeta Maggie—. Antes las mujeres morían durante el parto y creían que el mundo se iba acabar. Si hay posibilidad ¿Por qué rendirse?
—¿Pero tú crees que tienes posibilidades? En fin... es tan tierno. Los bebés son importantes y los niños son el futuro; pequeñas golosinas para los muertos. Lo único que importa es seguir en pie.
—No, los muertos hace eso —replica sin apartar la vista de Paula—. Yo elijo algo más.
—Si, claro que lo hiciste —menciona. Abandona la habitación terminando así la conversación y nuestro trato en progreso.
La ventaja en esto es que al menos nos quitaron las mordazas. Pero igual permanecemos en silencio alternando miradas entre nosotras, Ruby nada más le falta golpear con los ojos, esta enojada por el drástico ofrecimiento premium que hice; en si no iba a poder ayudarles, cuando me soltaran empezaría a pedirles un montón de cosas que sé de antemano no tienen en esta bodega de mierda. Donnie está perdiendo mucha sangre, el torniquete le está cortando la circulación al brazo y para cuando Primo o cualquier otro lo ayude tendrán que cortarle el brazo, no podrá defender con un cuchillo contra los caminantes, los morderán y morira.
Si salimos de este aprieto, empezaré a traer conmigo cuchillos escondidos bajo las mangas de la chaqueta, no volverán a tomarme por sorpres... ¡Ay por Dios! ¿Cómo no lo pensé antes? Ya sé cómo vamos a salir de aquí de una buena vez, se necesita otra oleada de caminantes para que estos bastardos salgan y así poder entrar ejecutar el plan Z definitivo. Entre los quejidos de Donnie, Molly ordenándole callarse y Michelle alternando su objetivo entre nosotras transcurren así unos treinta minutos, tal vez no tanto tiempo, en realidad no estoy contando los minutos, simplemente que el ver a Donnie casi morir me hace pensar un más o menos del tiempo que ha pasado.
—En treinta minutos llegará la ayuda —dice Paula al llegar. La veo ajustarle el torniquete a Donnie—. ¿Puedes aguantar ese tiempo?
—Siento que se me quema el brazo, Paula. Hagamos el trato de una buena vez para que Primo me ayude.
—Insisto... liberen a Maggie y Ruby, yo me comprometo a curarle el brazo. Aún hay tiempo de salvárselo.
—Sus arterias mueren, perderá el brazo —habla Maggie—. Si su amigo Primo puede ayudarlo, entonces haz el trato con Rick y déjanos ir a las tres —remarca la última cifra mirándome a los ojos, contradiciendo mis intentos de salvarle el pellejo a ellas—. No soy doctora pero mi papá perdió una pierna. No resistirá mucho.
—Betty puede ayudar, es buena con las heridas de bala. —Ruby entra en la conversación—. Miren, sólo dejen ir a Maggie; sólo a ella y les juro que Rick en seguida les dará a Primo. Es algo justo, ¿no? La mujer embarazada por su hombre, ya después nos dejan ir a nosotras y cada quien por su lado... nadie tiene que morir.
—Treinta minutos. Sé que puedes aguantar —le dice a Donnie. Sus ojos son como flechas, vuelan hacia nuestros rostros analizándolo todo, sacando conclusiones, viendo las variantes y posibilidades a su favor.
No hay nada que me incomode más que me vean directamente a la cara, soporto sólo dos segundos la mirada de una persona, por mi personalidad tímida e inocente siempre deseo pasar desapercibida por las personas, me incomoda ser el centro de atención, si la gente no nota mi presencia por mi mejor; sin embargo la forma en la que Paula nos observa me irrita al nivel de querer sacarle los ojos, tanto es mi fastidio que le sostengo la mirada, la veo del mismo modo que ella me ve a mí, le dedico una sonrisa hipócrita y si pudiera también le enseñaría ése gesto que tanto me gusta hacer con mi dedo medio.
—Deberíamos matarlas de una vez —habla con esfuerzo Donnie—. Por su culpa estoy así y esa perra solamente está ahí sin recibir un castigo. Propongo que le disparemos en el brazo igual —apunta con su mano sana hacia Ruby.
—No les haremos nada, ellas son nuestro boleto para salir de aquí con vida.
Las palabras de Donnie logran ponerme alerta, estoy atenta a sus movimientos. Su cercanía a Ruby no me agrada, va lento como un depredador, estará manco pero no sé necesitan dos manos para meterle una bala a una persona.
—Tú no sabes lo que siento —brama entre molesto y adolorido.
—¡Dije que no! —decreta Paula sujetándolo del brazo para obligarlo a mirarla.
—A la mierda contigo —Donnie se voltea golpeando a Paula en la cara.
Molly y Michelle no hacen nada, pienso que por temor a ser golpeadas o lo que pase con nosotras les importa un bledo.
—¡Aléjate de ella! —Maggie lo golpea detrás de los pies derribándolo.
Me lanzo sobre él ingeniándomelas para pasar mis brazos por su cuello e intentar asfixiarlo, contenerlo mas el tener las manos atadas dificulta mi labor, debo doblarme hasta casi quedar mi cara a centímetros de la suya; usando la misma fuerza que segundos antes probó Paula, jala de mi cabello haciendo que caiga al suelo, así como dar golpes bajos en el box es ilegal debería serlo jalarle el cabello a las mujeres en peleas. El pómulo me arde al recibir un golpe a puño cerrado.
—¡No la toques!
Cubro mi rostro con mis brazos para cubrirme de otro golpe, golpe que no llega en su lugar recibo una patada en las costillas. El dolor se esparce por todo la parte superior de mi cuerpo, me punza la cara y la cabeza duele como si tuviera la migraña más grande del mundo, sin duda ambos golpes acabarán en moretones espantosos. Escucho a Ruby quejarse, gemir adolorida. Necesito unos segundos más para recuperarme, el bastardo golpea fuerte. Cada inhalada se siente como un golpe más, nunca creí que el respirar doliera tanto; reúno las fuerzas que puedo para enderezarme y seguir dando batalla, no va a golpearme ni a mis amigas y salir impune.
Tiene a Maggie sujeta de los brazos, ella no pierde tiempo y da con ganas un cabezazo desequilibrándolo, Paula se me adelanta golpeándolo con el mango de la pistola noqueándole.
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Bastardos 0
—Llévatela haber que saben —ordena a Michelle—, es algo que debí hacer desde un principio.
Sin argumentar nada obedece, corta la cinta alrededor de las piernas de Maggie y se la lleva del brazo. Me arrastro hasta estar a un lado de Ruby, sigue quejándose por los golpes recibidos.
—¿Estas bien? —le pregunto, analizando su cara.
—Me veo mejor que tú —se apunta al pómulo izquierdo. Genial, ya tengo una marca. Se acerca a mi oído, murmura tan bajo que apenas logro escucharla—. Matemos a estos bastardos pronto.
Asiento. Más que nunca tengo ganas de volarle los sesos.
—Te golpeó duro, nena —menciona Molly revisando el golpeado pómulo de Paula.
—¿Los tienes? —pregunto, murmurando igual de bajo que ella. Asiente igual.
Otra vez nos volvemos ella y yo contra el mundo. Ruby y Betty. Tenemos nuestros métodos para salir de apuros, nos coordinamos en milisegundos, atacamos a la par; quizás el hecho de ser tan jóvenes nos hace parecer indefensas, débiles e inexpertas, mas la realidad es otra, hemos pasado por mucho nosotras solas, hecho cosas que no nos enorgullecen pero gracias a esas cosas seguimos vivas. Siempre estaré agradecida de tener a Ruby a mi lado en este mundo de mierda, siempre decíamos complementarnos por ser tan diferentes y resultó ser verdad; no seríamos lo mismo una sin la otra. Con sencillas miradas nos cordinamos, sabemos de lo que hablamos, acordamos qué hacer.
Las hablan ignorando nuestra presencia. Planifican sus objetivos para cuando los refuerzos lleguen.
—Todavía no me explico cómo es que dieron con nosotros —habla Molly, dándole una calada a su cigarrillo. Espera una respuesta, su mirada va de una a la otra cual abre la boca primero.
—Y yo no entiendo cómo es que si te estas muriendo por culpa del cigarro no lo dejas. ¡Diablos! Las personas están todavía más locas que antes, te he visto toser y escupir sangre unas tres veces; y son las mismas veces que te has fumado un cigarrillo, dime, ¿qué ganas con eso? Si lo que buscas es morir, yo puedo solucionar ése detallito.
—¿Crees que puedes matarme, pequeña perra? ¿Así en tu posición? —cuestiona divertida, soltando el humo de su cigarro en mi cara. Dios santo, si no dejo fumar a Daryl dentro de la casa para no contraer un maldito cancer de pulmón y esta ballena jorobada viene a soltarme lo justo en la cara. Se ríe en nuestras caras por mi expresión de desagrado—. ¿El humo te molesta, maripocita?
Antes de poder replicar contra Molly, Ruby se adelanta hablar para no dejarme abrir la boca más de la cuenta.
—Su grupo nos abordó en la carretera, dijeron que nuestras cosas pertenecían ahora a un tal Negan —responde la pregunta que Molly hizo al principio. Pienso las palabras que diré a continuación cuando sea mi turno de hablar, de niña era una maestra de las mentiras, ojalá no haya perdido el toque—. Solamente hicimos lo que mejor se nos da: sobrevivir. No hubiésemos hecho nada si ellos no nos hubieran amenazado con matar a uno de nosotros, querían matar a mi hermanito. Él... el sólo tiene diez años soy lo único que tiene.
Al escucharla sollozar volteó a verla. Casi le pregunto ¿cuál hermano? Pero de apoco caigo en cuenta de su farsa. Sus lágrimas de cocodrilo parecen tan reales, por poco me las contagia; para seguir con la mentira y como muestra de solidaridad por la presunta casi muerte de su hermano, apoyo mis manos en sus piernas.
—Pero, ¿por qué seguir? ¿cómo dieron con nosotros? —Paula pone los brazos en jarra.
—Así como ustedes, nosotros también tomamos rehenes. El imbécil que lideraba el grupo por poco escapa, fue fácil atraparlo con una pierna lastimada; le hicimos un par de preguntas y luego de usar unos métodos no tanto ortodoxos logramos sacarle la verdad. —comunico—. Nos dijo todo, un completo gallina, se cago en los pantalones. Por eso estamos aquí, venimos para acabar con el problema de una vez por todas y matar a Negan.
Algo de lo dicho les causa gracia, Molly de nuevo se medio ahoga con su tos, ¿qué fue lo gracioso? Paula no ríe se limita a hacer un sonido parecido a un estornudo.
—Escucha, pequeña —se inclina quedando cara a cara con nosotras, la diversión baila en sus pupilas—, todos somos Negan, ¿lo entiendes?
—¿Qué significa? —pregunta Ruby.
Vuelven a ignorarnos como al inicio, esta vez colocan las mordazas de nuevo. Intento descifrar el mensaje subliminal. ¿Quiere decir que Negan no es una persona sino las siglas de una organización post-apocalíptica? ¿NEGAN significa: Nueva Era de Gánsters Apocalípticos, Nena?
Odio los acertijos.
Su gente les informa que están a unos minutos del punto de encuentro, toman sus cosas alistándose para irse con toda la intención de dejarnos atadas y "desarmadas". Paula se comunica con Rick llegando a un trato, nos dejarán libres pero deben ir a un punto que ¡claramente es un jodida trampa tramposa!, no cabe duda de que las pelirrojas son unas perras tramposas... sin contarme yo, obvio.
Mientras ellas se alejan, a mí se me aceleran los latidos al estar cerca de ejecutar nuestro plan. La caballería tardará en venir y nosotras tenemos que salvar nuestros propios traseros a la voz de ya. Apenas cruzan las puertas y las escuchamos aniquilar caminantes, ponemos manos a la obra.
Ruby hurga en su bota derecha sacando un pequeño cuchillo del tamaño de la palma de su mano. Siempre trae consigo dos cuchillos, uno en cada bota, estos idiotas olvidaron revisarnos bien por si traíamos más armas. Ella es una diosa con los cuchillos, aprendió a usarlos como nadie cuando participó en un certamen de belleza a los 13 años; para la prueba de talento pudo haber elegido bailar o cantar o cualquier otra cosa típica de una niña en una de esas cosas, sin embargo Ruby opto por lanzar cuchillos con los ojos cerrados. No fallo ni un tiro, gano el certamen y ahí termino su carrera en los concursos. Luego de los cuchillos comenzó a practicar con el arco, el resto es historia.
Libera mis manos cortando un poco mi pulgar a causa del filo de la hoja. Al tener las manos libres tomo el cuchillo y la libero a ella de manos y pies.
—Vamos por Maggie —decreta al quitarse la mordaza. De su otra bota saca un segundo cuchillo
—No sabes cómo voy a disfrutar borrarle esa sonrisa a Molly —me asomo al pasillo con el cuchillo listo por si aparece alguna de ellas.
—Trata de no ser tan retorcida al matarlas —pide imitando mi acción—. Luego no quiero remordimientos de conciencia.
—Tsss, ¿bromeas? —la incredulidad en mi voz es clara, la observo antes de girar por un pasillo—. Deje de tener remordimientos de conciencia hace tanto; me aterra más no tenerlos.
Blanquea los ojos. Silencio recorremos los pasillos abriendo puertas esperando encontrar a la embarazada Señora Rhee. La adrenalina corre por mi sistema desde las puntas de los dedos de mis pies hasta el cabello más largo en mi matorral pelirrojo, gracias esto tengo los sentidos alerta a cualquier sonido en caso de estar cerca de cualquiera de ellas.
Señalo con la barbilla la puerta a unos metros más adelante, Ruby sabe que hacer; ella entra mientras resguardo el pasillo. Cinco pasos más adelante escucho quejas, una sonrisa malévola se abre paso al identificar los quejidos de Molly. Cuando las dos salen les hago una seña para que guarden silencio, con un movimiento de cabeza apunto hacia donde acaba de irse Molly.
—Esperen aquí —les digo.
—Vamos contigo. —habla Maggie.
—Esperen-aquí —repito más lento. No era una proposición, iba a ir sola, si algo fallaba Molly podía sacar su arma y dispararnos a cualquiera; mejor que sólo se enfrente a mí.
Antes de cruzar la esquina veo si sigue ahí, dejo un caminante en su lugar, sigo hasta la otra desviación donde la encuentro parada recuperando el aliento y fumando otro cigarrillo. Hay dos caminantes que vienen hacia ella, el mejor momento para atacar. Los maldice extrayendo su cuchillo, es ahí cuando decido moverme; sigilosa pero rápido me acerco a ella con mi cuchillo listo. Los caminantes vienen a paso lento y ella no se mueve esperando a que se acerque un poco más el primero.
—Hola, imbécil —hablo fuerte al estar a unos centímetros de ella. Molly gira, al igual que yo intenta clavar su cuchillo en lo que se mueva que no sea de su bando, pero no es suficientemente rápida. Clavó el cuchillo de Ruby en su estómago lo más profundo que puedo, la hoja no es lo bastante larga para perforar sus órganos, subo mi mano aún sosteniendo el cuchillo hasta llegar a donde está su corazón—. Dile al diablo que le mando saludos —le susurro al oído.
Giro el mango del cuchillo como una llave, terminando de matarla. Con el dorso abierto es un gran festín para los muertos, le quito el arma y la dejo ahí en el suelo para ser devorada por los muertos, si llegara a transformarse espero tener el gusto de terminar con ella igual. Su cara quedó con una expresión de sorpresa, sus ojos bien abiertos y su boca medió abierta queriendo proferir palabra alguna. Levantó el cuchillo del piso al regresar con Ruby y Maggie las cuales ignoraron mis palabras, a penas giró la primer esquina ellas ya están ahí.
—¿Cuchillo o arma? —le ofrezco a Maggie. Ella toma el cuchillo.
—Se te dan mejor las armas a ti —comenta.
Asiento. Comenzamos a correr pasillo contrario al que dejamos a Molly, debe haber más lugares por los cuales salir no puede ser simplemente una entrada y una salida. Ruby al frente, Maggie en medio y yo resguardo atrás por si acaso.
Nos detenemos al ver el camino bloqueado por caminantes, están meticulosamente acomodados, de verdad que son listas. Nadie entra por ése lado y nadie sale de éste lado. Nosotras somos mejores, cambio el arma por el cuchillo, cada una de ira encargando de un caminante. Apenas nos preparamos para matar al primero retumba por todo el lugar un disparo seguido de otro y otro; por inercia nos agachamos y cubrimos en donde podemos, Maggie y Ruby quedan bien cubiertas yo, por otra parte, quedo con un brazo medio expuesto al cual Paula da un rozón con una bala. ¿A caso soy un imán de balas?
Maggie no pierde un segundo, al escucha que Paula se queda sin balas saca la nuestra y dispara sin dar pie a de perdida escucharla decir sus ultimas palabras.
—¿Paula?... ¿Molly? —la voz de Michelle se escucha cerca.
—Yo me encargo —anuncia. Extiende su mano, gesto que comprendo al instante, le devuelvo su cuchillo. Ella hará lo suyo.
Me pongo de pie para contemplar el talento de mi amiga con los cuchillos. Maggie se oculta un poco acercándose más a la pared. Ruby espera pegada a la pared con sus cuchillos bien agarrados, apenas se ven los brazos de Michelle ella clava uno de los cuchillos provocando que suelte el arma facilitándole el trabajo. Con dos simples movimientos le corta el torso antes si quiera de Michelle poder defenderse, los cortes forman una equis, Michelle cae de rodillas sujetando su estómago sangrante, Ruby no conforme con eso le clava los cuchillos por la espalda perforando sus pulmones terminando así con su vida.
No sé cuánto tiempo permanecemos mirando el cuerpo de Michelle desangrarse, ninguna se preocupa por hacer el último paso para evitar se transforme. Tomamos el arma para tener con que defendernos en caso de que el resto del grupo aparezca. Evitamos hablar para no admitir lo hijo de perra que te hace sentir el matar a otra persona, aunque ninguna lo diga se nota en nuestros rostros o al menos en los de ellas. La parte buena en todo esto fue el abrir una puerta y ver a Rick, Daryl y Glenn siendo los cabecillas del grupo, no pensé en otra cosa que no fuese correr abrazar a Daryl, lo necesitaba más de lo pensado. Me quejo un poco al mover el brazo por el rose de bala.
—¿Estás bien? —inspecciona mi cuerpo buscando la herida, aparte del golpe en mi mejilla por cortesía de Donnie—. ¿Dónde te duele?
—Llévame a casa, Daryl, por favor —murmuro. Espero a que vuelva abrazarme de la única manera en que él lo hace.
—De acuerdo —susurra abrazándome de forma protectora, deposita un beso en mi frente.
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