Capitulo 54

Al terminar mi corta ducha armo mi ruta hasta la planta baja para evitar entablar conservación con la samurai del amor. El color vuelve a subir a mis mejillas cuando al salir me la encuentro de frente, tiene esa sonrisa burlona y pícara.

—No digas nada —suplico.

—De acuerdo —levanta las manos en son de paz—. No dire nada sobre lo graciosos que se ven Daryl y tú sonrojados cada que les mencionan al otro.

—¿Daryl se sonrojo? —pregunto, asombrada.

—Se puso como trasero de babuino —asiente—. Para cuando lo quizo ocultar ya era tarde, alcanzamos a verlo.

—No te creo.

—Pregúntaselo entonces, está abajo.

—Ahora que sales con Rick andas medio bromista, ¿no crees? —ironizo. La sola mención de su romance con el papá de Grimes denota un sonrojo en su rostro acompañado de una tonta sonrisa—. Mira como te pones, pareces el Pato Lucas cuando le golpean la cabeza, ¿quién es la que se sonrojo ahora?

Cuando ella comience a molestar con Daryl, yo la molestaré con Rick.

Molestar personas es mi pasión.

—Admiren, esclavos, a su reina —extiendo los brazos a los costados. Daryl y Ford, los cuales hablan, suben la mirada hasta la escalera—. Les presento a Betty Williams, La reina roja de Alexandria.

—¿Qué haces arriba de la barandilla?

—Te vas a caer —dice Daryl, más cómo afirmándolo que advirtiéndome—. Ahorita no estamos como para que te termines de joder la cabeza.

—¡Silencio! —levanto la mano mostrándoles la palma—. Hace años no encuentro una barandilla por la cual deslizarme.

—No voy atraparte —asegura.

—Claro que sí. Tú nunca me dejarías caer.

Sin darle más rodeos, me deslizo por la barandilla, esta vez no lo hago boca bajo sino que me deslizo sentada; así es más fácil equilibrar mi peso con el de la mochila. Antes de llegar al final de la escalera, para evitar chocar con el bonito adorno del ultimo barrote de la escalera, impulso rápido mi cuerpo hacia atrás como un buzo al entrar al agua, pero en lugar de azotar como iguana hago un blackflip. Exageradamente glamorosa, meneo mi cabello casi diciendo lo fácil que es hacer un blackflip.

—Impresionante —Ford aplaude un poco—. No sabía que sabías hacer esa clase de cosas.

Dejo mis cosas en el suelo y voy hacia Dixon, uniéndome en su círculo de conversación.

—Mucha habilidad para alguien de pies torpes —masculla Daryl. Al tenerlo cerca puedo clavarle el codo en las costillas, pero él ni se inmuta.

Pego un brinquito al sentir su mano meterse en mi bolsillo trasero, miro a Abraham para comprobar si alcanzo a verlo y su rostro demuestra que si observo la osadía de Daryl.

—¡Vaya! Dos actividades en una, ingenioso ¿no? —espeto sorprendida.

—Hago dos de mis cosas favoritas al mismo tiempo —se encoge de hombros. ¿O sea que sus dos cosas favoritas son tocarme el trasero y abrazarme? —. Respondiendo a tu pregunta, quizás me lo planteé de ahora en adelante.

Abraham asiente, su sonrisa parece más una mueca, por lo visto la respuesta de Daryl no es lo que esperaba. La cosa de la que hablaban era algo serio, quiero saber. Amo el chisme, respiro chisme, vivo del chisme.

—¿De qué hablaban, Bombón? —lo abrazo por la cintura.

—Cosas de hombres.

Oh.

—¿De verdad? ¡Que alivio! Creí que hablaban cosas de perros o peor aún, de neandertales —suspiro aliviada. Mi sarcasmo le fastidia, pone los ojos en blanco, el genio del año decide irse de la habitación—. ¡Oh, claro! Si te vas no voy a enterarme.

Como si yéndose fue la solución, no sabiendo que en la noche le sacaré la sopa o tendrá que dormir en el sillón.

—¿Tú me dirás? —me dirijo a Ford esta vez. Parece distraído.

—Ya oíste a tu novio —eleva los hombros, dando a entender que no hay de otra—, son cosas de hombre.

Sin más sale por la puerta.

—¿Qué les pasa hoy a los hombres? Actuan como si tuvieran el periodo —hablo en voz alta.

Se supone que las mujeres somos las complicadas. Mis ojos se concentran en las manecillas del reloj en mi muñeca, avanzan exageradamente despacio para mi gusto, cada segundo tarda una maldita vida en llegar. Comienza hacerse tarde, la charla entre Maggie y Gregory aparenta durar horas, pero tan solo pasan unos minutos cuando la señora Rhee cruza la puerta por donde el jefe de esta comunidad hizo su gran aparición; su expresión deja en claro que no le fue muy bien.

Al verme junto a la ventana no finge el haber logrado llegar a algo con Don Resortes, hasta su forzada sonrisa me deja en claro que tenemos una mierda de trato. Tal vez empiece mi vida de ladrona ahora mismo y me lleve algunas verduras, con algo de suerte podré salir montando una vaca de aquí, nadie va a notar a una pelirroja huyendo arriba de la vaca Bessie con las manos llenas de lechugas.

Para cuando Jesús nos reúne en la entrada de la casa para diplomáticamente rechazar nuestras pocas cosas que tenemos para darle, comienzo mi plan de atraco. Ninguno de nosotros está feliz con las buenas nuevas de Jesús, Rick es el que mejor oculta su cara de pocos amigos, sarcásticamente hablando.

—Necesitamos comida. Venimos hasta acá y la vamos a conseguir —dice Grimes. Su tono de voz deja en claro que si o si nos iremos con las manos llenas.

—Hablaré con él, y vamos a solucionar esto —Jesús también comienza a molestarse. Apuesto a la Vaca Bessie a que Rick gana—. Las circunstancias cambian, ahora nos va bien; mañana les irá bien a ustedes. Haré que Gregory entienda eso. Denme unos días.

Bessie ahí te voy.

—Esta bien —acepta Michonne. Quien hasta el momento no había dicho ni una palabra.

Rick intercambia una mirada con su novia, también acepta luego de unos segundos. Un sonido de fuera nos hace mirar hacia la puerta justo cuando entra un hombre, Gregory sale de su cueva alrmado, el hombre avisa que volvieron, ¿quiénes? Eso iba averiguar.

Vuelvo a decirlo: vivo del chisme.

Salimos de la gran mansión siguiendo a Jesús y Gregory. Tre personas vienen hacia nosotros, uno de ellos es mujer.

—¿Ethan, dónde están los demás? —exige saber Gregory.

El cabecilla del trío, un hombre alto de barba larga y cabello recogido, trae cara de molestia. Al oírlo hablar caigo en cuenta que él es Ethan, su voz si que le hace justicia su porte; un grito de ese hombre y da un infarto del susto.

—Están muertos.

—¿Negan?

Ése nombre lo había escuchado antes. Una noche Daryl me contó que el día que desviaron la horda junto con Sasha y Abraham se toparon con unos bandidos motorizados y ellos dijeron mencionaron ése nombre.

—Teníamos un trato —agrega Gregory.

—Dijo que no alcanzaba —dice el otro hombre del trio.

—Aún tiene a Craig —informa la mujer.

—Dijeron que no lo iban a matar, y que lo traerían si te daba un mensaje —Ethan se acerca a paso lento al líder.

Con la rapidez que cae una torre de naipes, la tranquilidad del lugar desaparece al momento que Ethan apuñala a Gregory. Todos entramos en acción, entre Maggie, Jesús y yo sostenemos al malherido Gregory mientras Rick y el resto de encargan del trío.

—¡Suéltame! ¡Tenía que hacerlo!  —justifica sus acciones, antes de ser derribado por mi líder.

Tenemos un todos contra todos. El tipo Ethan es más robusto muscularmente hablando que Rick, así que le lleva un par de forcejeos someter a Grimes. Abraham que es una bestia casi lo ahorca el otro sujeto miniatura, gracias al cielo Daryl se lo quita de encima. Esta comunidad que aparenta ser tan pacifica, es reinada por la discordia al parecer.

—¡Atrás! Todo aquel que se oponga esta matando a mi hermano —vocifera Ethan, sosteniendo un cuchillo sobre la garganta de Rick.

—Me duele —se queja Gregory.

—Quédate conmigo, ¿ok? —hago presión en su herida—. Vas a estar bien.

La cosa se pone peor, Michonne distrae un microsegundo a Ethan, suficiente tiempo para Rick clavarle su cuchillo en el cuello. Cada habitante de esta comunidad ve pasmado y horrizado a Rick, quien ahora tiene la cara bañada en la sangre de Ethan. La mujer que venía con ellos dos corre a golpear a Rick, error número uno: meterte con Rick Grimes. Michonne la pone en su sitio, defendiendo a su hombre.

—¡Ya basta! —Jesús va a poner orden al ver la gravedad con la que crece el asunto—. Ethan era nuestro amigo, pero nos traiciono. Él hizo esto y ellos lo detuvieron.

—Me muero, Natalie —balbucea Gregory.

—No es así —asegura Maggie.

Carson llega a valorar su estado.

—Tranquilo. Te pondrás bien. —susurra.

Jesús y Carson cargan al mal herido Gregory hasta la mansión. Ofrezco mi ayuda para ir por lo necesario para la operación, demoro unos minutos en encontrar todo ya que desconozco donde se encuentran las cosas y por ordenadas que Carson tenga las cosas, se hace una tarea difícil. Algunos habitantes observan mi ruta hasta la casa, los vigilantes en los muros no me ven con buenos ojos; no es que me importe mucho su concepto de mi, pero si incomoda bastante ser el centro de atención.

Paso como tren a un lado de mi grupo, subiendo hasta de tres peldaños por la escalera, mis piernas se mueven con la elegancia de una gacela siendo perseguida por un depredador, no ven ni mi polvo al llegar.

—Será mejor que esperes abajo con tu grupo —aconseja Jesús al verme correr hacia él. Se encuentra a mitad del pasillo, moviendo las piernas impaciente.

—Puedo ayudar —digo, trato de regular mi respiración.

—Han hecho suficiente —dice.

Tomas el estuche de mis manos, yendo a la habitación principal de puerta doble al final del pasillo. Regreso con los demás abajo.

—No me dejo ni entrar a la habitación —argumento al ver sus caras con ganas de abordarme en preguntas—. Jesus dijo que hemos hecho suficiente ya. Aún tienes un poco de sangre en la barbilla, Rick.

Corren las horas. Oscurecerá pronto. Hojeo los libros del despacho de Gregory en busca de algo interesante que hacerle tras recibimos noticias sobre su salud. No hablamos mucho entre nosotros, pienso que es mejor, nadie tiene algo para decir aparte de las preguntas sobre si Gregory vivirá o no.

Algo inquieta mi mente, no estoy tranquila y me provoca un pequeño grado de ansiedad. Ése algo tiene un nombre pero no rostro hasta ahora; el nombre Negan hace trabajar mi mente. Esta comunidad tiene una especie de trato con él, le dan cosas y esas cosas no lo satisfacieron, secuestro a un hombre y a cambio de soltarlo pidió asesinaran a Gregory; también, un grupo de sus hombres abordaron a Daryl, Sasha y Abraham en la carretera, anunciaron que matarían a uno de ellos tres y que sus cosa ya pertenecían a Negan. Ése tipo debe ser un gánster o algo así.

—Generalmente estas cosas no ocurren aquí —aclara Jesús al entrar a ala habitación—. Carson pudo ayudar a Gregory, vivirá.

—¿Quién rayos es Negan? —sale de mi boca la pregunta que estoy segura ronda por la cabeza de todos nosotros—. Es la segunda vez en mi vida que escucho ése nombre.

—Daryl y Abraham se enfrentaron a su grupo —argumenta Rick.

—Es el lider de un grupo que el llama Los Salvadores. Construimos las murallas y ellos aparecieron. Se vieron con Gregory en nombre de su jefe, pidieron muchas cosas y mataron a uno de los nuestros, se llamaba Rory, tan solo tenía 16 años. Lo mataron a golpes frente a nosotros  —informa Paul.

Bastardos.

—La mitad de todo. Se llevan la mitad de las cosechas, del ganado, debemos dárselos y a cambio ellos no atacan el lugar —agrega.

—¿Por qué no los matan? Son un número favorable de personas.

—La mayoría de nosotros no sabe pelear, ni siquiera con armas.

—¿Sabes cuántos son de ellos? —cuestiona Rick.

Su cara demuestra sus intenciones. Actúa con cara de póker, pero lo conozco, se le acaba de ocurrir un plan. El inquieto Daryl tiene uno igual, deja de caminar como animal enjaulado y le dedica una corta mirada a Rick quien le vuelve la mirada, así sin más ya están puestos de acuerdo ése par.

—No sabemos, siempre vemos grupos de veinte  —responde.

—Espera. —Daryl habla por primera vez—. Vinieron, mataron a un niño y ustedes les dan la mitad de todo. Tienen una buena historia. El hombre de la bolsa no existe.

—¿Y cómo lo sabes?

—Hace un mes liquidamos a esos tipos bastante rápido, los dejamos hechos trizas —dice Ford.

—Lo haremos. Vamos por tu hombre, matamos a Negan y acabamos por gente, ¿tenemos un trato? Queremos comida, medicamentos —los ojos de Daryl se desvían una fracción de segundos hacia mi— y una vaca.

Lo amo. Tendré mi Bessie sin necesidad de raptarla.

—No es por presumir, pero se nos da bien lo de confrontar grupos —digo.

—Le dire a Gregory.

Jugarle a los mercenarios puede traer sus ventajas después de todo. Nos pagarán por matar personas, irónico que en lugar de tratar de perservar la raza humana nos matemos entre nosotros por comida, casi es como volver a la era de las cavernas y en lugar de dinosaurios come hombres tenemos muertos come hombres.

Afuera se preparan para quemar a Ethan. Muevo la persiana para tener un vista clara del proceso. Ése hombre estuvo dispuesto a matar a su líder por salvar la vida de su hermano, lo que daría yo por tener a mi hermano; por al menos una noticia suya, una posibilidad de saber que vive. La mujer continúa con el inerte cuerpo de Ethan, la veo sacar un cuchillo, desde aquí parece hablarle, odio lo que sigue y siempre lo haré.

—¿En qué piensas?

Daryl se asoma también. Ella sigue llorando sobre el cuerpo, no sé si llora más ahora o si lo hacía antes.

—Ella acaba de impedir que Ethan se transformará, él sólo quería salvar a su hermano y lo matamos, técnicamente lo hizo Rick, así que es igual. —dejo de ver, apoyo la espalda en la pared—. No me imagino en ninguna de esas circunstancias, haría lo que fuera por tener a mi hermano conmigo, hasta pegarme un tiro si eso asegurará el que estará vivo; pero de verdad no soy capaz de clavarle un cuchillo a quien amo, antes no lo hice con mi papá... ahora menos. Me importan muchas personas.

El cuerpo de Ethan arde. Es imposible no imaginarme un escenario donde mi padre no muere por mi culpa, quizás no habríamos conocido al grupo de la prision o a lo mejor si y cuando todo se vino habríamos ido en otra dirección. Tal vez hubiésemos encontrado Terminus y nos habrían matado; tal vez no. Hubiéramos encontrado otro grupo, o no. En lugar de ir hacia Washington hubiéramos ido hacia Misuri. Todo en mi cabeza se llena tal vez o hubiera, millones de escenarios donde mi papá y Patty siguen con nosotras. Y todo es culpa mía.

—¿Quieres saber sobre mis pesadillas? —mis ojos permanecen fijos en las llamas—. ¿Por qué siempre las tengo? Son porqué mi conciencia siempre me recuerda que fue mi culpa el que hayamos perdido a la hermana de Ruby y a mi papá hace tiempo. Cada noche revivo su muerte una y otra vez; ¿sabias que su última voluntad era que no lo dejara convertirse? Puso su cuchillo en mis manos y me pidió que cuando ya no respirara le atravesara el cráneo.

—No fue tú culpa...

—¡Si! Lo fue —vocifero—. No tuve el valor de hacerlo, era una tarea tan simple y no pude cumplirla. Me quede abrazando su cuerpo un largo rato, llorando y pidiéndole disculpas. Aún luego de escuchar cómo empezaba a gruñir me negaba a soltarlo; al final no hice lo que pidió, tomé sus cosas y salimos corriendo. Ruby se encargo de Patty en el lapso que estuve con papá. Aunque ella jamás me lo haya echado en cara sé que me culpa por su muerte, ella tendría a su hermana si yo no hubiera sido una cobarde. —evito cerrar los ojos para mantener las lágrimas dentro. Nunca se termina de llorar la partida de un ser amado.

No distingo la cara de Daryl por las lágrimas acumuladas, sólo lo siento acercarse hasta rodearme con sus brazos.

—¿Quieres hablarlo ahora? ¿O prefieres hacerlo en casa? —musita con los labios sobre mi frente.

En verdad necesito consuelo. Su consuelo. Sé que si le pido hablarlo ahora nos encerrará en una habitación hablar largo y tendido hasta hacerme entender que no es mi culpa, por más ganas que tenga de hablar con él debemos mantener un perfil con esta gente, ser profesionales, somos los agentes secretos. Mi seudónimo es Agente P, es decir, Agente Pendeja.

Tenemos al Agente Bombón, al Agente Ricardo, al Agente Rastas, al Agente Chino, al Agente Esposa del chino y el Sargento Zanahoria.

—Hablemos en la casa. Ahorita debo meterme en mi papel de la sexy pelirroja inalcanzable de otra comunidad que viene a robarse una vaca.

—De acuerdo —acaricia con sus pulgares mis mejillas—. ¿Crees que Maggie consiga el trato?

—Obvio. Hablamos de Maggie Green, ella conseguirá lo que sea.

Daryl pasa su brazo por mis hombros, me obliga seguirlo hasta el librero. Su intención es alejarme de la ventana para ya no atormentarme. Apreciamos las pastas duras de los libros en la repisa con su respectivo título, algunos son volúmenes de libros de Derecho, otros son de historia, una enciclopedia a medias, no hay ni una novela gráfica o historia entretenida. Los libros que tengo en casa los he leído más de cinco veces, puedo recitar cualquier escena a la perfección hasta el color de calzón que traían.

—¿Eso es lo que creo que es? —lo miro, sin entender a lo que se refiere sigo su mirada, en la primer repisa justo entre unos gruesos libros hay un libro pequeño, pasa desapercibido a simple vista. Daryl esta divertido al leer el título.

De no ser por mi miopía alcanzaría a leer el título sin que Daryl lo haya tomado.

—¡Por Dios! —exclamo divertida. Gregory tiene un libro de Kama-sutra escondido en su librero, bueno, ni tan escondido por que lo encontramos—. Déjalo ahí.

—Espera —extiende la mano alejando el libro cuando intentó arrebatárselo. La cara me arde al verlo hurgar, las ilustraciones son explícitas y para Daryl es muy entretenido verlo, es primera vez que lo veo tan concentrado leyendo un libro—. ¿Qué dices de está?

—¡Daryl! Alguien podría venir, deja ese libro donde estaba.

—No te gusta, bien, hay otras —le divierte la situación. Siento más vergüenza yo al imaginarme la cara que pondrá la persona que entre por la puerta al vernos a los dos mirando el catálogo del kama-sutra—. ¿Está?

—Me romperé la espalda —replic0.

Sigue hojeando, parece una señora mirando el catálogo de Tupperware.

—¿Qué tan flexible eres? —inquiere.

—No tanto. ¡Ya dame eso! —logro arrebatarle el libro al fin. Su cara demuestra la objeción que pondrá. Levando mi dedo índice indicándole que espere; en mi mochila traigo un libro de con los mismos tonos, pero el mío es Crimes y Castigo. Daryl sonríe entre asombrado y divertido—. Pon éste en su lugar. Esperemos Gregory no noté su ausencia. Y deja de verme así.

—Eres una pervertida.

—Yo usaría otro término, digamos que me gusta explorar, Bombón —entrelazo mis brazos detrás de su cuello.

—No sabia que fueras tan curiosa, Reina.

—Agradécele a Dora la exploradora por enseñarme a ser curiosa —ronroneo, frotando su nariz con la mía—. Ella me enseñó lo que sé.

—¿Todo? —arquea una ceja.

—Todo. No se si te enteraste, pero Dora era puta, andaba con Botas y con el pollote al mismo tiempo.

Cuando creo que Daryl no puede ser más lindo con sus ojos, su hermosa cara y el que no se bañe lo hace irresistible, bueno lo último casi no, pero escucharlo reír es el sonido más majestuoso que he escuchado.

—Estas loca, mujer —planta un casto beso en mis labios—. Bien loca.

—Loca, pero por ti, calabacita.

—Ya deja de decirme así —otro beso.

—Si me sonríes mientras me dices que te deje de llamar así, lo voy a tomar como que te gusta.

—Dios esto es tan traumático —argumenta una tercera persona. Abraham está parado en el umbral de la puerta, nos mira divertido—. Pueden dejar de manosearse y traer sus traseros acá. Maggie consiguio un trato. 

Daryl se va por su ballesta y luego sale a las calles de la comunidad. Ford espera paciente mientras tomo mis cosas, su sonrisa burlona se hace más grande al notar la ausencia de Dixon.

—¡Loca por ti, Calabacita! —repite mis palabras, imitando mis gestos y exagerando mucho su voz chillona—. Y te burlas de lo cursi que es Isaac con Ruby.

—Cállate, que tú también tienes lo tuyo con Rosita. ¡Y ya vámonos! Que la vaca Bessie me espera.

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