Capítulo 4

Logré deshacerme de todos los zombis, gracias a Díos. Espero llegar a casa y que ella este bien.

Me duele la espalda y la pierna derecha, caí de un árbol de seis metros. Resulta que solo los gatos caen de pie. Antes de llegar silbo y Ruby sale en seguida. Esa es nuestra señal.

-¿qué te paso?- pregunta preocupada.

-me caí de un árbol, nada grave. ¿estas bien?

-sí. Mira tu brazo- examina el corte.

-no es nada, Ruby. ¿A quién crees que mire?- muevo las cejas.

-dime

-al tipo de la ballesta- pongo cara pervertida.

-¡ah, tu enamorado!- ríe fuerte-. Ahora pasarás todos los días por allí.

-tal vez hasta me haga un campamento allá afuera.

Entró a la casa, voy a la cocina por una pomada para las heridas leves. Huele a bebé, y es tan buena. La pongo sobre la mesa, abro el frasco y me unto un poco en el brazo.

-¡arde, arde!- me sopló el brazo.

-no aguantas nada- niega.

Sigo poniendo pomada, después cubro la herida con una venda. Apesto a zombi. Ruby ya se cambio de ropa.

-iré a bañarme- anuncio.

-si ibas a hacer eso, ¿para qué te curabas el brazo? Lo hubieras hecho después.

Cierto.

-el golpe afectó mi cerebro- me excusó.

-desde cuando.

-¡escuché eso!- gritó desde las escaleras.

***

Por fin me termine de bañar. Las tuberías de la casa están conectadas al lago, así que tenemos agua en abundancia.

-¿quién más estaba con tu chico?- vuelve a vendarme el brazo.

-un niño de unos doce años, ¡me apunto a la cabeza con un arma el mendigo!, también estaba Karen con ellos.

-¿Karen? ¿la mujer de la carretera?- me mira incrédula.

-así es, después de todo si hubo alguien que la ayudo- me acomodo mejor en la silla.

Karen parecía preocupada de que nos siguieran esos zombis, les dimos tiempo para que reforzarán la cerca. La otra mujer también parecía preocupada, el hombre que parece el líder no parecía inmutarse, el de la ballesta ni se diga, la de las rastas parece demasiado sería y el pequeño de la pistola parecía sorprendido. Si mi instinto no me falla, volverán por nosotras.

-volverán- anunció.

-¿quienes?

-los tipos de la prisión. Karen estaba preocupada, sé que volverán. Mi instinto me lo dice- subo los pies a la mesa.

-tú y tu sexto sentido- niega divertida-. No saben donde estamos... ¿o lo saben?

Me hago la que no oí su pregunta, miro hacia el techo despreocupada.

-¡¿les dijiste?!- me mira molesta-, Betty, ¿y si vienen a quitarnos nuestras cosas? Pueden matarnos.

-eso no lo sabes.

-¿acaso no recuerdas lo que nos pasó las últimas veces que nos encontramos con un grupo? Casi nos matan, ¿por qué serían ellos la diferencia?

Ambas somos desconfiadas, a veces una más que la otra. Tiene razón, puede que vuelvan a quitarnos todas las pocas cosas que tenemos.

-en mi defensa, el mocoso me apuntaba con un arma y los demás tambien.

-¿qué haremos si vuelven?

-tenemos un lanza granadas- sugiero-, es hora de que aprendamos a usarlo.

-buena idea. Sólo hay un leve problema, ¡lo perdimos hace una semana!

-cuanta negatividad, ¡relajate!

Tomo mis armar y voy afuera. Si es verdad y vuelven, los atacare desde arriba.

***

Pasaron dos horas, cuando empecé a escuchar pasos. Suelen ser zombis, pero esta vez son pisadas fuertes y unas débiles. Son ellos.

Justo pasan por debajo de mi, gracias a que estoy casi en la cima del árbol no logran verme. Son el mocoso de la pistola y... el hombre de la ballesta. Humedesco mis labios y bajo de un salto, cayendo de pie.

-me pregunto si alguna vez dispararas- levanto mis manos.

Al caer, tanto el niño como el hombre se dieron vuelta y me apuntaron. Es la segunda vez en el día que alguien apunta a mi cabeza.

-¿estabas en el árbol?

-no, como crees. Estaba bajo tierra- respondo con sarcasmo.

-no tenemos tiempo para juegos de niños- dice el hombre de la ballesta-, vinimos a hablar contigo y con la otra niña.

-¡vaya, pero si sabes hablar!- río bajo-. ¿sabes? Me estaba preocupando de que no supieras hablar.

-solo perdemos el tiempo- ahora se mueve de un lado a otro molesto.

-¿qué quieren?- pregunto.

-hablar con ambas- habla el niño.

-si quieren hablar con nosotras tienen que responderme una sola pregunta. ¿Cómo se llaman?

Ninguno responde. ¿Tanta desconfianza me tienen? Diablos esto va ser difícil. Espero a que me respondan.

-¿me dirán sus nombres o tendré que ponerles apodos?- los miro a ambos, ninguna respuesta-. Bien. Comisario Woody, Rapunzel, siganme.

Ponen cara de disgusto al escuchar sus apodos. Los les pedí sus nombres y no cooperaron. Vuelvo a silbar para que Ruby sepa que tiene que bajar su arma. En la puerta de la casa nos espera Ruby, al ver a mis dos acompañantes su ceño se frunce.

-¿quiénes son ellos?- exige.

-ellos son, Comisario Woody- señaló al niño- y Rapunzel- señaló al de la ballesta.

Ruby se ríe al escuchar los apodos que les puse. Entramos a la casa, ambos se quedan en la puerta al ver el arsenal que tenemos.

-¿ustedes solas cargaron todo eso?- pregunta Rapunzel.

-esto ya estaba cuando nosotras llegamos, venía con cuantro zombis de regalo- responde Ruby.

-nosotros los llamamos Caminantes- informa el Comisario.

-zombis... Caminantes, es lo mismo- le resto importancia.

-¿y bien? ¿qué quieren?

-mi padre nos mando a buscarlas.

-¿para...?

-que vengan a vivir con nosotros en la prisión.

-¿qué les hace pensar que queremos ir con ustedes?- me cruzo de brazos.

Por fuera no parecía interesada en lo absoluto. Pero por dentro, mi cerebro repetía: "estarás cerca de Rapunzel, aprovecha, idiota", es cierto estaré cerca de ese bombón y pueden pasar tantas cosas.

-la prisión es segura.

-la casa también- ataca Ruby.

-tenemos comida- dice Rapunzel.

-también nosotras- abro las alasenas llenas de latas.

-le dije a tu padre que era tiempo perdido- le susurra al Comisario.

-Rapunzel, tienes que aprender a susurrar más despacio- me subo a la alacena.

-no me llames así- dice enojado.

-dinos tu nombre y se acabaron los apodos- Ruby se inclina en la mesa.

-él es Carl...

-Carlangas- lo interrumpo. Los tres me miran sin entender- oh, vamos el apodo le queda.

-mi nombre es Daryl.

-ok, Daryl y Carl, no estamos interesadas en ir con ustedes a su dichosa prisión- anuncia Ruby.

Por dentro estaba que explotaba por gritar un sí, lo que sea por estar observando a mi bombón. Carl se acerca a la mesa.

-Karen nos mando a buscarlas, dijo que ustedes la habían ayudado en la carretera horas antes de que mi papá, Daryl y Michonne llegarán. No nos iremos sin ustedes.

Mando por nosotras, ¿por qué? Apenas y sabe que existimos. Ruby me hace una seña para que la acompañe a la sala. Me bajo de un salto de la alacena y voy con ella.

-¿qué dices?- pregunta-. Karen los mando a buscarnos.

-si escuché lo mismo. Te dije que vendrían por nosotras, mi instinto jamás se equivoca.

-deja eso a un lado. ¿Crees que sea buena idea ir?

-no lo sé, nuestra experiencia con personas nuevas no es muy buena. Recuerda lo que pasó con aquellos hombres.

-lo recuerdo bien.

Debatimos unos minutos más. Yo tendría que dar la noticia. En realidad no nos caería bien conocer gente que no esté muerta, además, Karen quiere ayudarnos. ¿Qué podría salir mal?

-iremos con ustedes, podemos compartir las armas y la comida- informó.

-antes, respondan unas preguntas- dice Daryl-. ¿Cuántos Caminantes han matado?

-no llevamos una cuenta exacta- responde Ruby.

-¿han matado a alguien?

-sí- respondo, ahora sería.

-¿por qué?- me mira.

-intentó de violación y robo.

Daryl frunce el ceño, Carl pone cara de disgusto. Dos tipos intentaron robarnos y los matamos, otros dos intentaron violación y murieron. Por eso nuestra racha no es tan buena.

-vámonos, entonces- anuncia Carl.

-iremos por nuestras cosas- habla Ruby.

Vamos cada una por nuestras mochilas. Siempre tenemos las cosas preparadas por su hay que salir corriendo. Nunca desempacamos, nunca de los nunca. Tomamos nuestras armas y bajamos.

-viajan ligero.

-no tenemos muchas cosas, Carl.

Salimos camino a la prisión. Conste que estoy haciendo esto por Karen y por Ruby, nada más por ellas.

-cuidado donde pis...

El sonido de un hilo rompiéndose me interrumpe. Miro uno de los árboles que tengo enfrente, 3, el árbol 3.

-¡al suelo!

Tomo a Daryl del brazo, lo jalo hacia mi y ambos caemos al suelo en el momento justo que uno de los troncos pasa justo por donde estaba él y segundos después otro pasa por encima de nosotros.

La trampa consta de cinco troncos de árbol (no muy grandes claro) que están sujetos a unos hilos y estos al romperse liberarán los troncos para que le de justo en la cabeza a quien sea que activó la trampa, y si esa persona por pura suerte esquiva el primer tronco, habrá otros cuatro esperándolo.

-cuidado donde pisan- advierto, molesta.

Me quito el brazo de Daryl de encima. Al caer, él cayó a mi lado y su brazo estaba encima de mi, rodeaba mi cintura.

-¿cuánto tiempo tiene eso ahí?- pregunta Carl.

-hace un mes, Carlangas- respondo. Sacudo mi pantalón blancos, era blanco, ahora está todo cochino.

-pensaron en todo.

Le guiño un ojo. Seguimos nuestro camino hacia la prisión, advirtiendoles a cada segundo sobre las trampas.

-Karen se pondrá feliz.

-vimos a un loco con parche matar a mucha personas en aquella carretera. Karen fue la única en sobrevivir- habla Ruby.

-si. Me hubiese gustado hacer más por ella que solo dejarle un termo y comida. Estamos solas y no teníamos a donde llevarla- comentó.

-ese idiota se hace llamar Gobernador- señala Daryl.

-¿gobernador de qué? Ese pendejo esa loco- ríe Ruby.

-esta re-pendejo- aclaró, riendo con ella.

Daryl y Carl nos miran sin entender. Es claro que Ruby es de Ecuador, ¿no han notado su asentó?

-Ruby es de Ecuador- informó.

-eso explica su asentó.

Asiento. Al parecer en esta zona hay me zombis, no entiendo por qué ellos los llaman Caminantes. Son zombis, ¿qué nunca vieron películas?

Pasamos un pequeño puente, la cerca ya no está tan llena de zombis. La chica de cabello corto nos mira con desconfianza, el asiático a su lado nos mira curioso.

Empecemos de nuevo.

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