Capítulo 36
Nota mental: cerrar las cortinas en la noche.
Toda la maldita luz me da justo en la cara interrumpiendo mi sueño de belleza. Maldigo todo lo que puede ser maldecido hoy en día, camino a la ventana y bajo la cortina maldiciendo al pendejo que las dejo abiertas. Bufo fastidiada. Estaba soñando tan lindo, trataba de... ¿de qué trataba? ¡olvide lo que soñé! Era tan bello que ya lo olvide. Puta memoria de Dory me cargo.
Regreso a la cama. Cubrir mi cuerpo no es necesario, la camisa de Daryl ayuda en algo, así que nada más me dedico a observarlo dormir. Se mira tan adorable con esos cabellos sobre la cara. Quizá mi sueño no lo recuerde, pero lo que ocurrió en la noche se reproduce en mi cabeza como disco rayado, aún acostada siento mis piernas flaquear tal cual Bambi. Pienso en hacerle un desayuno antes de que se vaya con Aarón a reclutar más personas en su nueva moto; hasta eso que anoche en medio de todo el delicioso hablamos de algunas cosas.
Se remueve un poco, con un brazo me lleva hasta él y me abraza por la cintura, ¡aww! Su respiración choca contra mi mejilla. Esta tan calmado, tan pacífico, tan despreocupado. Al igual que una anciana tengo ganas de apretarle las mejillas.
Largo rato estamos en la misma posición. Este es mi karma por haberlo abrazado toda la noche.
—¿Qué hora es? —pregunta somnoliento, restregándose los ojos. Me doy vuelta apoyándome en mi brazo derecho.
—Buen día para ti también, Bombón —bromeo. Su típico gruñido de fastidio se hace presente luego de un bostezo—. ¿Dormiste bien?
—Hacia mucho que no dormía sobre una cama tan cómoda —responde. Pasa ambos brazos por detrás de su cabeza, su mirada se pierde unos segundos en un punto fijo del techo—. ¿Y tú? ¿tuviste alguna pesadilla?
—No. Es la primera vez que duermo corrido y tendido desde que las pesadillas volvieron aparecer. —apoyo la barbilla sobre la palma de mi mano. Daryl despega sus ojos del techo, conectando su mirada con la mía—. Estoy segura que mañana volverán, o tal vez no hasta mucho tiempo después; nunca se sabe.
—Exactamente, ¿sobre qué son?
—Te lo diré algún, dalo por hecho. —bostezo. Asiente comprensivo. De nuevo los recuerdo de hace unas horas invaden mi cabeza, hubo sus partes divertidas desde luego; Daryl me mira como si estuviera loca, la risa se me dale sola—. ¿Te dolió el golpe de anoche?
Al comprender qué es lo que me causa tanta gracia maldice.
—Vete al diablo. —masculla entre dientes, fastidiado. Eso hace que me dé más risa—. No fue gracioso, ¿sabes?
—Para mi lo fue —objeto, sonriendo maliciosa. No entraré en detalles, pero quiso recostarse después de terminar con el orgasmo número tres, y su cabeza choco contra la cabecera de la cama, lo escuché decir todas las groserías que conoce mientras me moría de risa—. ¿Cómo sigue tu cabeza? ¿quieres un masaje?
Chasquea la lengua. Dato curioso sobre Dixon: odia que se rían de él; dato curioso sobre mi: me gusta reirme de él si éso lo hace enojar. Sujeta mi codo, del brazo donde estoy apoyada, tira de éste haciéndome caer, mi cabeza impacta sobre la almohada.
—¡Hey! —protesto, riendo todavía.
—Eres fastidiosa —dice.
—Y tú un amargado —replicó.
—Loca.
—Idiota.
—Imbécil.
—Pendejo.
—Vete al diablo —inclina su cuerpo sobre el mio.
—Jódete —susurro. Su mirada se oscurece.
—Que te den —murmura a centímetros de mi rostro.
—Ok —lo atraigo hacia mi, rompiendo el poco espacio que nos separaba.
Es un beso más lento a diferencia de las demás veces que nos hemos besado. Acaricia mi mejilla sutilmente. Pasó mis manos por su cabello apartando algunos mechones que va en sobre mi rostro haciéndome cosquillas. Nuestros labios encajan perfectamente y se mueven a una sincronía única. La piel se me eriza al sentir su mano descender hasta mi muslo, vuelve A subir deteniendo un largo periodo en mi cintura.
Siento su cuerpo tenso al pasar mis manos por su espalda. Primero siento suavidad, después algo abultado.
—Oye, Betty, haré unos... ¡Mierda! ¡yo no vi nada! —la puerta es abierta abruptamente, sobresaltándonos a los dos. Ruby se encuentra en la puerta evitando voltear en nuestra dirección.
Daryl se aparte de mi. Pienso en preguntarle sobre el tema, ¿qué le ocurrió? saber ¿quién lo hizo? o ¿si él mismo se infligio éso? Por otro lado, creo que si tuviera ganas de contarme sobre ello lo habría hecho, debe ser un tema delicado para él y debo respetar si no quiere hablar sobre el tema. Más bien no tengo que preguntar nada porqué al final del día no soy nadie para meterme en su vida.
—¡Ruby! —exclamo, cubriéndome ahora sí con las sabanas. Veo a Daryl para comprobar que no tiene nada al aire libre.
—Necesitare hacerme un lavado de cerebro después de esto —comenta. De reojo nos mira, comprueba que ya estamos algo presentables y se gira hacia nosotras; observándonos maliciosa—. Como les decía... haré hot cakes, ¿alguno quiere?
Muevo la cabeza frenéticamente afirmando que si quiero. Han pasado siglos desde la ultima vez que probé un hot cake, ya hasta olvide su sabor.
—Yo estoy bien. Se me hace tarde para irme con Aarón —rechaza la invitación.
—Aarón puede esperar, Daryl. Enseguida bajo para ayudarte hacerlos —informo.
—Está bien —dice Ruby—. Iré a ver si Olivia puede darme una caja de huevo para preparar huevos revueltos también.
—No olvides pedirle jamón o salchichas —señalo— ¡y la ketchup! —agrego.
—¿No te bastó con toda la salchicha que comiste anoche, Meche? —ironiza. Su estúpida sonrisa se ensancha al ver mi cara avergonzada. Algo debió de haber hecho Daryl por qué ahora se ríe a carcajadas y comienza a hipar.
—¡Hija de perra! —saltó de la cama. Corro detrás de ella para matarla. Su ventaja es que las escaleras no tienen baranda sino ya estaría acabada. Extiendo el brazo para alcanzar a sujetarla del cabello—. Date por muerta —sentencio a centímetros de lograr mi cometido.
Logra llegar a la puerta, me detengo en el marco y la veo correr por la calle. La salvó el que nada más traiga encima la camiseta de Daryl. Volverá... y esta vez la suerte no estará a su favor. Azoto la puerta, regreso a la habitación donde un medio vestido Dixon me espera sentado en el borde de la cama.
—¿Por qué te dijo Meche? —pregunta, apoya las manos en la cama reclinandose un poco hacia atrás.
—Mi segundo nombre es Mercedes —contesto distraída. Al igual que la primera vez desabotono la camisa de un tirón, la dejo a un lado suyo y comienzo a reunir mi ropa vistiendome lo más rápido que puedo.
—Entonces, tu nombre completo es ¿Betty Mercedes Williams?
—Horrible, lo sé —busco mis tenis debajo de la cama—. ¿Viste dónde quedó mi zapato izquierdo?
—Ve el lado bueno: tienes el nombre de una marca de autos. No fue cualquier marca de autos —resalta—. Y tú zapato quedó en el pasillo.
—¿Cómo llegó allá? —frunzo el ceño. Salgo al pasillo, de verdad mi zapato está aquí. Me lo pongo ahí. La historia del origen de mi nombre es algo graciosa; además de Daryl, Ruby es la única persona viva que sabe mi segundo nombre.
Uso mis dedos para peinar mi cabello, es un desastre... soy un desastre. Me hago una trenza de pescado. Es momento de que vaya a cazar a una pendeja, le arrancare los pocos mechones rosas que tiene.
—Hey, ¿escuchaste algo de lo que te dije? —aparece en mi campo visual. Esta de brazos cruzados en el marco de la puerta. Olvido que quiero matar a mi mejor amiga, me relajo un poco.
—Lo siento, Bombón, estoy concentrada en encontrar a Ruby para matarla —sonrío de lado.
—Te pregunte el por qué te llamaron Mercedes —repite.
—Sigueme a la cocina y te contaré la bella historia de mi horrible nombre. Promete que no te vas a reír. —hablo de camino a dicho lugar.
Sobre la encimera hay todo lo necesario para preparar los hot cakes; rebusco en los anaqueles los trastes para comenzar a hacerlos. Daryl se acomoda sobre un taburete, listo para escuchar mi historia.
—Todo comenzó en su aniversario. Papá y mamá dejaron al pequeño Drew con los abuelos para irse a una cena romántica; papá había preparado una sorpresa para después de la cena. —lo miro sobre el hombro un segundo para comprobar que esta escuchando, mientras mezclo los ingredientes en un bol—. Así que le pidió prestado a un amigo su auto: un lindo Mercedes trescientos SL Roadster año mil novecientos sesenta. Mamá estaba maravillada. Luego de la cena se fueron a la gran sorpresa, la cual era un autocine; dato curioso; hay fue donde se conocieron. El regalo de mamá fue mejor, le entregó la prueba de embarazo donde decía que es positivo. ¿Y adivina quien estaba en camino? —sonrío triunfante.
—Una loca desquiciada.
Detengo mi tarea para mirarlo con ambas cejas alzada, claramente incrédula por lo que acaba de decir.
—Lo tomaré como un cumplido —le regalo un guiño y lanzó un beso en su dirección. Pongo un sartén en la estufa y pongo un poco de mantequilla—. Continuando con mi historia... Papá se puso feliz con la idea de tener un segundo hijo. Él pensó que el auto era de la suerte porque encontró quinientos dólares en el estacionamiento del restaurante y además mamá le dio la mejor noticia de su vida. Llegaron al acuerdo de que si era varón lo nombrarian Carl por el fundador de los Mercedes-Benz. Y si era una niña bellísima como ya lo habrás notado —presumo. El rueda los ojos y una diminuta sonrisa se asoma en su rostro— la nombrarian Mercedes.
—Linda historia —dice, acercándose para ver cómo hago el primer hot cake—. Y Betty te pusieron por que a tu madre le pareció lindo.
—Ésa es otra historia. Te la voy a resumir —saco el hot cake del sartén. Vierto más mezcla para preparar otro—: papá tenía un lindo BMW recién salido de la agencia, y mamá rompió fuente. No resistió hasta el hospital y nací en ése auto.
—Desde antes de nacer ya le podías la vida a las personas —afirma. Agarra un plato y se va a sentar de nuevo al taburete—. Pobres de tus papás.
Le muestro el dedo medio sin descuidar el manjar que tengo enfrente de mi.
—¿Y bien? —habla indiferente— termina de contarme. A fin de cuentas no tengo otra cosa que hacer.
Le encanta escuchar mis estúpidas historias, aunque lo niegue o haga como que no le importa, sé que le divierte oír sobre la mala suerte que me cargo. Preparo otros ocho hot cakes. Lo dejo con la intriga hasta que aplasto mi bello trasero sobre un taburete. Sonrío al ver que le gustan los hot cakes.
—Como te decía: nací en el auto y papá dijo que en honor al que haya nacido en su preciado auto nuevo me pondrían un primer nombre con la letra be, para que mis iniciales fueran BMW —relato, llevando un trozo de delicia angelical a mi boca.
En definitiva había olvidado su majestuoso sabor. ¡Dios, son tan ricos! Con un vaso de leche fría les daría el toque final, pero no hay leche. Ruby trajo miel y mermelada de fresa, también café. Pero no tengo ganas de levantarme otra vez y preparar un maldito café, mejor que se me agote el panquete en la garganta antes que levantarme.
—Sin duda tu papá era un hombre ingenioso —comenta, apoya los brazos sobre la mesa. Luego de cinco hot cakes pudo saciar su hambre.
—Te sorprendería —rio—. El auto lo guardo por años para que cuando yo tuviera la edad suficiente, poder conducirlo y presumirle a todo el mundo que había nacido en el mismísimo auto que conducía. Recuerdo cuando intento enseñarme a manejar que nos estrellamos contra un poste —sonrío con noatalgia— o la vez que amenazo a mi cita del baile de invierno; el pobre Sam Peterson casi se meo encima cuando papá le apunto con la espada y comenzó a decirle las normas de llevar a su princesa a un baile.
Lindos recuerdos por los cuales mataría con tal de volverlos a vivir. Hasta él es un recuerdo ahora, toda mi familia.
El baboso de mi hermano que me sacaba de quicio a cada momento, las cosas que me enseñó y las que dijo que me enseñaria. Mi papá que siempre, siempre, siempre estuvo ahí para mi y que me sacaba una sonrisa incluso en los días más tempestuosos. Y como olvidar los constantes regaños de mi mamá; su cara de 《no te atrás》 era única.
El sonido de un objeto quedó deslizado hace que vuelva a la realidad, haciendo que note mis mejillas húmedas. Daryl dibujo sobre el hot cake que me quedaba lo que tendría que ser una carita sonriente de miel. Tiene un ojo es más grande que el otro, una nariz como de cerdo y lo que simula ser la sonrisa parece una mueca diabólica.
—Eres pésimo dibujando —digo.
—Pero te hizo sonreír —resalta.
Ruedo los ojos, ensanchando un poco más mi triste sonrisa. Le muestro mi dedo favorito, devuelve el gesto dejándome asombrada, él nunca de los nunca me devuelve los gestos que le hago.
—Tú me lo paraste primero —protesta. El que no notará el doble sentido en lo que acaba de decir da risa. Humedesco mis labios y sonrió orgullosa por mi hazaña; su semblante cambio al darse cuenta de lo que dijo, y agrega gruñendo—: es temprano para que empieces a joder.
Se levanta tomando la iniciativa de marcharse. Pero miren que conchudo, piensa irse y dejarme aquí a limpiar todo el desastre, ni madres diría Ruby.
—¿Adónde crees que vas? Bombón, se te olvida el pequeño detalle de recoger tu plato.
Masculla entre dientes. Mi amiga vuelve con una caja de huevos, primero se detiene un segundo analizando mi estado de ánimo, ya que mira que no quiero matarla (por el momento) entra a la cocina. Daryl deja el plato en el fregadero y se va con un simple 《gracias por el desayuno》. Lo sigo con la mirada hasta que sale por la puerta. En cuanto Daryl cierra la puerta detrás suyo, Ruby se lanza sobre mi con un millón de preguntas.
—Cuéntame TODO. Quiero hasta los detalles sucios —mueve las cejas de arriba abajo—; y ni se te vaya a ocurrir decir que no los hubo por que estamos hablando de Daryl Dixon, los detalles sucios sobran.
—Eres una entrometida, ¿lo sabías? —levanto mi plato.
—¡Por favor! Es lo menos que merezco por haberte hecho el favor de decirle a Tara que se fuera a desayunar con los otros del grupo. Sino fuera por mí Tara también los hubiera visto en la cama —puntualiza, mirándome fijamente.
—¿Y tú como sabías que los dos estábamos ahí? —pregunto ceñuda.
—Ni en la mente me paso que Daryl se hubiera quedado, solamente fue una suerte el que me haya dado flojera hacer de desayunar y le dije a Tara que fue a la casa de Rick, que tú y yo la alcanzariamos después —habla apresuradamente. Guarda los huevos en el refrigerador y me ayuda a limpiar la cocina—. Luego recordé ésas cuando íbamos a la escuela que decíamos que al vivir juntas preparariamos el desayuno las dos; fui por las cosas, toma la llave que dejaste aquí en la cocina y fui a buscarte.
Viejos tiempos aquellos. Mi hermano nos dijo que dejaríamos la cocina reducida a cenizas si las dos entrábamos.
Doy mi brazo a torcer, de la misma forma que dos señoras chismosas nos sentamos en la sala. Cuchicheamos un largo rato. Cuento solamente lo que ocurrió antes de que ella y Tara llegarán; los sucedido en el cuarto me lo guardo solamente para mi. El estar sentadas en el sillón y hablando de varias cosas al mismo tienpo hace que sienta que las cosas jamás cambiaron, hasta he llegado a pensar que mi hermano entrará por la puerta y Ruby se pondrá tan roja como mi cabello al escuchar su saludo. Ella estuvo enamorada de mi hermano desde que le mostré una foto, él casi no estaba en casa y cuando lo estaba se la pasaba en su cuarto; así que no hubo forma de que mi amiga conociera su aspecto. Había visto fotos de cuando éramos niños pero hasta allí.
Tara y Noah vienen a interrumpir nuestra plática avisando que irán a buscar unas piezas para los paneles solares, ella ofrece su ayuda; por ende me quedo sola.
Todos tienen trabajos, Carl se la vive con sus nuevos amigos, estoy sola. Ir a la enfermería es igual que quedarme sentada sin hacer nada, van a ver a Pete y ni siquiera prestan atención a mi constante presencia. Decido traer mis cosas para terminar de instalarme en la nueva casa; por cosas me refiero a mi mochila y mi espada, es todo lo que tengo.
También voy por algo de papel higiénico y cosas así. Arreglo el desastre que tengo por cuarto. Antes de tender la cama, me recuesta otro rato y abrazo la almohada que está impregnada con el olor natural de Daryl.
—¿Qué mierda me hiciste? —pienso en voz alta.
Tengo viene presente lo que ocurrió aquí anoche. Cierro los ojos reproduciendo la forma en la que nos besamos, sus caricias, su boca sobre mi piel, la fricción de nuestros cuerpos. Daryl corrompio la poca inocencia que me quedaba, no puedo pensar más de la misma manera, ya no. ¿Quién iba a pensar que se podría hacer tanto en una noche?
—Bombón, te volviste mi nueva adicción —hundo la cara en la almohada.
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Sólo les dejo este meme por que es mi situación en este momento.
También decirles que hice un booktrailer. ¿qué les pareció?
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
Una última cosa:
Les pedi una crítica a la editorial Camelia_Roja_, la cual me gustó mucho, y quiero dar gracias a DenysAlejandraSerran por tomarse el tiempo de realizarla.
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