Capítulo 35 (Parte 1)
Rick hizo oficial nuestra estadía en Alexandria. Propuso vivir en casa diferentes, ya no más dormir en el suelo de la sala. Ambas casas que nos fueron entregadas al llegar a la comunidad cuentan con 4 cuartos cada una.
Rick y Judith dormían en el principal. Carl y Noah compartirán cuarto. Michonne y Carol se quedan en los otros cuartos libres. En la otra casa Glenn y Maggie quedaron con el cuarto principal. Rosita y Abraham ocupan otro. Gabriel y Eugene compartirán cuarto. Tara se queda con el cuarto libre a decisión de Daryl que prefiere el incómodo sillón a una amplia y cómoda cama. Ruby y yo hicimos una pijamada con Tara para no quedarnos en la sala de la casa de Rick.
Hablamos toda la noche. Llegamos a una conclusión, hablaría con Deanna para que nos diera una casa aparte donde nos mudariamos Ruby y yo; ya que no pudimos ir a la universidad y vivir juntas al menos lo haríamos aquí.
Y aquí estoy, de pie frente a la líder de la comunidad que casualmente está en una reunión con Rick, Michonne y Maggie.
-¿Qué necesitas, Betty? -vuelve a preguntar la señora Monroe.
Busco valor de lo más profundo de mi ser para decir lo siguiente sin que el líder de mi grupo y la señora Rhee se ofendan:
-Quería ver si hay la posibilidad de que nos des una casa para mudarnos con Ruby.
-¿Mudarse? -expresa Maggie asombrada.
-¿Por qué querrían irse? -pregunta Grimes.
-Ok, no es para que se pongan así -aclaro-. Es sólo que queremos darles más privacidad, tanto a Glenn como a Maggie, Abraham y Rosita.
-No es necesario que se muden -afirma Michonne.
Observo a la mujer de rastras rogandole que me ayude un poco. Ella me observa de la misma forma que mamá cuando me reprendia. Esta vez me dirijo a la joven esposa:
-Maggie, hemos estado mucho tiempo juntos allá afuera y apuesto mi riñón a que Glenn y tú anhelaban un momento para hacer lo que sea que las parejas hagan. Ahora lo pueden tener. Lo hablamos con Ruby y está decidido, nos queremos mudar.-informo. Levanto el dedo índice para agregar-: Y Tara quiere irse con nosotras. Para dejarle el cuarto a Daryl.
Michonne se lo piensa unos minutos que pasan como siglos, pero al final acepta mi petición; Rick espera la respues de Maggie, la cual acepta a regañadientes.
-Maggie, sólo me cambiaré de casa, no me iré a otro lado -le sonrío, enternecida por su cara de disgusto mezclada con tristeza.
-Entonces, Betty, sí tu grupo está de acuerdo, yo no tengo inconveniente en darles otra casa para la señorita Hale y tú -argumenta Deanna.
-Gra...
-Pero -interrumpe. Mierda, era demasiado bueno para ser verdad. ¿qué acaso esta mujer no puede hacer algo sin ganar algo a cambio?- quiero que ambas a asistan a la fiesta de esta noche.
-¿Fiesta? ¿qué se festeja? ¿Navidad?-aunque no quiera lo dije sarcástica. Debo aprender a controlar mis burlas.
-Es para darles las bienvenida a la comunidad -dice. Ignora la burla-. Quiero que asistan todos. En especial ustedes, Betty.
-Ok. Nos vemos en la noche entonces -asiento. Regreso sobre mis pasos hasta la puerta, ya deben ser pasado de las ocho y Pete debe estarme esperando-. Que tengan lindo día -agrego antes de cerrar la puerta tras de mi.
Una fiesta para darnos la bienvenida a la comunidad. Fiesta a la cual asistirá cada uno de este sitio; han sido amables al menos conmigo y me caen bien a diferencia de los idiotas de los hijos de Deanna y Reg, y el pendejo de Isaac. Ruby sin duda asistirá, ella es fiestera hasta la médula, y yo quizás sólo vaya por diez minutos, busque una excusa y me vaya a mi nueva casa a dormir una larga siesta que durará una hora hasta que mis fantasmas vuelvan atormentarme.
Recibo los buenos días de algunas personas conforme camino por la acera. Esto sigue pareciendome extraño. Tanto que mi mochila y espada reposan cerca de la puerta, las llene de comida y la ropa manchada de sangre la sustitui con la ropa limpia que me ofrecieron aquí.
Me desvió del camino un segundo para ir por mis cosas. Debo salir para buscar las plantas medicinales que hay en el herbario. Los medicamentos no son eternos y Pete malgasta todo al darles una pastilla para un dolor de cabeza, que bien le puede servir a un herido de verdad. Si les damos té todos ganamos; ellos se curan y tenemos medicamentos para otro buen rato.
-Hola, Carl -saludo a la pasada.
-Hola, Betty -devuelve el saludo.
Paro en seco. Miro hacia la sala donde es que esta él, recostado cómodamente leyendo un comic. Sabe que hay comics y no me dijo nada.
-¿De dónde sacaste éso? -inquiero. Dejo las cosas que traigo en las manos para acercarme a él.
-Ron y Mike tienen muchos de estos. Enid tiene más, pero es algo reservada -informa, levantando la vista de la historieta.
-Tu novia no te presta sus cómics -hago un puchero.
-No es mi novia -protesta.
-Ajá, claro.
-Habló en serio.
-¡Yo igual! -objeto-. Mira, sé de sobra que te gusta esa niña. ¿Cómo lo sé? Porque es la primer niña de tu edad que ves en... ¡siglos! Así que, es normal que te sientas atraído.
-¿De cuál fumaste? -sonríe divertido, conteniendo una risotada. Levanto las cejas en un gesto de asombro, cruzó los brazos. Yo no soy su padre para que me niegue que le gusta Enid-. Ella es nada más una conocida, y para tu información no es la primer chica de mi edad que veo.
-Los caminantes no cuentan -replico.
-¿no tienes a alguien más para molestar?
-Nop. Todas mis opciones están ocupadas.
Carl bufa fastidiado. Lo veo levantarse e irse por la escalera, dejándome parada con muchas burlas por hacerle. Ya no hay respeto hacia los mayores hoy en día.
Reitero mi acción de salir tomando mi mochila y espada. Por el arma no me preocupo, pues tengo dos en la mochila, que más adelante voy a sacar.
Veo a la actriz Carol hablando animadamente con unas señoras en el porche de la casa de una de ellas. Es buena. Observó a lo lejos a Ruby conversar con Tara y Rosita, sonare dramática; pero me siento excluida. Ellas se la pasan hablando y reuniéndose sin mi últimamente.
-Saldré un momento -le indico al hombre que custodia la entrada a la comunidad. Asiente y abre la puerta. Inclino la cabeza en gesto de agradecimiento.
Por favor no te pierdas. Haré lo que Hansel y Gretel, voy a dejar un rastro para encontrar el camino de regreso a la comunidad. Cuando presiento que los árboles y la maleza ocultan mi cuerpo de los ojos del vigía de la comunidad, saco de la mochila la sobaquera con las dos 9mm, las oculto con mi chaqueta y retomo mi búsqueda de plantas, hongos y raíces con propiedades curativas.
Camino alrededor de los muros buscando algún punto débil de éstos; mas Reg es demasiado bueno en lo que hace pues no hallo nada débil por aquí.
No tardo en encontrar algunas de las plantas. Para la hora de almorzar ya tengo un buen montón de plantas, las suficientes para no venir hasta dentro de una o dos semanas. Me siento al lado de un arbusto, usándolo como camuflaje, tomo de mi mochila un paquete de galletas sabor coco y una botella de agua. Mastico despacio para apreciar los sonidos del bosque. Se escucha uno que otro pájaro, los gruñidos de los caminantes a la distancia. Después de terminar la improvisada comida continuó sentada disfrutando de la serenidad del bosque.
De no ser por el hecho de que hay caminantes por todos lados, si me atrevería a vivir en el bosque. Sólo yo y mis libros, sin las molestias de nadie más, quizá hasta tendría un perro, o un gato... no, odio los gatos; mejor el perro. Lo llamaría Bigotes Jr. Mientras fantaseo con mi casa de los sueños en el bosque como vieja antisocial, me percato de que alguien o algo está mirándome.
Sacudo mis pantalones para retirar cualquier rastro de migajas. Voy hasta un árbol con el propósito de que mi acosador piense que me alejo para orinar o lo que sea, excepto de que lo acabo de descubrir. Al igual que una sombra me muevo de aquí para allá sin que él lo note, va hacia mis cosas y lo veo mirar en todas direcciones, al no encontrarme urga mi mochila.
Alguien debe enseñarle modales a esa perra.
Llego a pararme a unos cuantos metros de distancia, saco una de mis armas, le quitó el seguro y apunto hacia su fisonomía.
-Vaya, vaya, tenemos una rata -avanzo unos pasos. Pega un salto en su lugar, aleja las manos de mis cosas y levanta las manos en señal de rendición.
-Soy yo. Isaac -dice.
-Ya sé que eres tú, imbécil. Dime, ¿por qué me estás espiando? Tengo más de quince minutos aquí sentada y tu presencia "discreta" comienza a fastidiarme -me acerco a él hasta que el cañón está a un metro de distancia de su cuerpo.
-Baja el arma. Si quisiera hacerte algo ya lo habría hecho.
-Fíjate que no se me da la gana seguir órdenes tuyas -aclaro.
-No fue una orden sino una observación.
Meto el arma en la parte trasera de mi pantalón. Soy estúpida pero no TAN estúpida como para dejar al descubierto la otra arma bajo mi chaqueta.
-Nunca escuche que respondieras mi pregunta -comento.
-No estaba espiandote....
-¿De verdad? Entonces, ¿cómo se le llama a observar a alguien por quince minutos desde detrás de un árbol? -ironizó.
-Ok, tal vez te estaba espiando -acepta. Levanto las cejas como diciendo "te lo dije"-. Un amigo me pidió de favor que me asegurará de que estuvieras bien.
Es aquí cuando debo huir de este loco.
Una mueca de confusión deja en claro que no creo en nada de lo que dijo. ¿Acaso está usando un justificante parecido al que yo usaba cuando espiaba a Dylan en los recesos? Tomo mis cosas y comienzo a caminar de regreso a la comunidad a donde sea pero lo más lejos posible de éste parásito.
-Es peligroso que estés tú sola acá afuera -argumenta. Pisandome los talones.
Aceleró el paso, rogando para que se de por vencido y vaya a molestar caminantes o se caiga a un acantilado. Se empareja a mi lado. Un caminante viene hacia nosotros desde nuestras nueve; Isaac extiende su brazo para que permanezca detrás de suyo, como si necesitará su protección. Saca su arma, falla todos los tiros.
-Genial -ruedo los ojos. Lo hago a un lado de un empujón-. Mira y aprende, Beeckman.
Saco la pistola de mi espalda. De un solo tiro entre ceja y ceja hago el caminante deje por fin este mundo. Á mi me llevo un tiro mumientras estras que a él le llevo medio cartucho. ¿Cómo diablos es que sobrevivió?
-Así que... sabes usar un arma.
Bufo. Por más que le doy señales de que es un enfadoso de primera, que no pienso dirigirle la palabra, sigue insiste e insiste e insiste. Le pondré cinta de secuestrador si no se calla un momento. Creo que ya sé que sintió Daryl en los días que lo ostigaba con mis pláticas.
Veo como su boca se mueve rápido, hablando de cosas a las que no les pongo atención. Sonríe y se ríe de vez en cuando, debe estar contándome alguna anécdota graciosa. Lástima que no me importan sus anécdotas ni nada que salga de su boca.
Agradezco a todos los dioses cuando estamos frente a las puertas de Alexandria.
-... Y allí fue cuando Mike...
-¡Isaac! Ya cierra la boca -espeto entre dientes.
-Betty, solamente quiero una oportunidad para que veas que la imagen errónea que tienes de mi no es quien en verdad soy -puntualiza, su intento de sonrisa torcida parece más una mueca.
-Eres el hijo del hombre que fue el causó que mi familia se deshiciera, ¿estoy equivocada? -hablo sarcástica.
-Bueno... No del todo -reconoce. Antes de irme a la enfermería palmeo su hombro-. Si me lo permitieras, si me dejaras ser tu amigo...
-He ahí el problema: no deseo ser tu amiga -señalo con obviedad.
Abre la boca para argumentar alguna pendejada como es de costumbre, jamás escucho alguna palabra salir. Su semblante cambia drásticamente al mirar sobre mi hombro; frunso el ceño y miro en la misma dirección que él, me hes imposible contener una carcajada al ver cuál es el motivo que lo intimida.
-Dejémoslo aquí. Te veo en la fiesta en casa de Deanna -dice, sin quitar la mirada de Daryl que se aproxima a nosotros más rápido que un rayo.
Muerdo mi mejilla para contener risa. La dejo salir al verlo lejos; su cara era un poema, intentaba eludir la intimidación que le causa el cazador, a la vez que mostró un semblante sereno. Apuesto a que se cagó en los pantalones.
-Hey -me rodea el brazo con su mano-. ¿Te estaba molestando?
-Tranquilo, Bombón -limpio algunas lágrimas de mis mejillas. Abanico mi rostro para tranquilizar mi frenética carcajada de Pepa Pig, logró controlarme unos segundos antes de que el ataque de risa regrese-. Su cara... ¡Dios, debiste verla!
-Controla tu risa de cerdito -dice.
Meneo la cabeza. Sujeto mi estómago, me voy a morir. Enfocate, Betty, luego te ríes de Isaac. Concentrate. Respira. Es hora de que molestes a Dixon, hay que joderlo.
-¿Escuchaste lo de la fiesta? -hablo, ya más tranquila.
-Todos hablan de éso. La mujer de Glenn y tú amiga están como locas buscando que ponerse -responde, en su rostro aparece una mueca de aburrimiento.
-¡Ay, pobre de mi Bombón! -exagero mi gesto de lastima-. Olvidando el tema de que hay dos locas sueltas en la casa... ¿Irás a la fiesta?
Ni siquiera se toma un segundo para pensarlo, sacude la cabeza. Pateo una piedra invisible en el asfalto.
-Ésa clase de fiestas no son de mi agrado -notifica.
-Claro, tu concepto de fiesta es donde hay sexo, alcohol y mujeres -destaco. Muerdo mi labio imferir-. En esta fiesta habrá alcohol y mujeres... el sexo desenfrenado te lo deben para la próxima -bromeo.
-Muy graciosa -balbucea. Aunque una sonrisa calificativa se le escapa-. ¿Irás?
Frunso los labios dubitativa. Estiró mi brazo pasándolo por sus hombros, estiro el cuello acercando mis labios a su oreja y con voz susurrante.
-Por supuesto que sí.
Apuesto a que se le erizo la piel. Seguimos caminando, jamás se aleja o hace alguna indirecta de que aleje mi brazo. Yo encantada si me agarra por la cintura.
-¿Qué eres tú la dijo que odiaba las fiestas?
-Sip. Mas está vez debo ir porqué me conviene -objeto.
-¿Ah, si? ¿por qué? -pregunta curioso.
-Digamos que es el precio que debo pagar a cambio de un favorcito que me harán -respondo.
-¿Qué clase de favor?
-Ven conmigo a la fiesta si quieres saber.
Me paro enfrente suyo, entrelazo mis manos detrás de cuello. La punta de mis zapatos chocan con sus botas. Se abstiene de posar sus manos en alguna parte de mi cuerpo. Analizó su rostro centímetro a centímetro, detengo mi análisis en sus labios un segundo; que ganas de besarlos. Sino estuviéramos a la mitad de la calle, juro que lo hago mi sumiso ahora mismo.
-Un gusto hablar contigo -murmuro. Su mirada oceánica no se aparta de la mía.
Súbitamente me alejo dando media vuelta. Controla tus bajas pasiones. Desearía que fuera de esos romances clichés donde viene hacia mi y me roba un beso porque lo dejé con las ganas de uno, o de esos chicos malos que se enamoran a primera vista y al quinto capítulo ya nos comemos en secreto. ¿Por qué no puedo tener algo así?
Por otro lado, dejando las fantasías y los deseos oscuros para otro momento, un aburrido día me espera en la enfermería hasta que sea la hora de irme a la fiesta; leeré libros y desempolvare medicamentos ¡yupi!
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Gracias a alguna fuerza divina, la tarde pasa rápido. Pete no me molesto en mi investigación a fondo sobre las propiedades y método de preparación de las plantas y raíces que recolecte, en parte por éso fue que el tiempo se me fue volando.
Mi verdadero infierno comenzó al llegar a casa y toparme con Ruby y Maggie, me sometieron a una prueba de atuendos que "se me ven divinos". Me hacen probarme desde faldas hasta incómodos y viejos vestidos que encontraron en un armario. Sin contar que les falta tela a los vestidos, se ve mucha de mi piel.
-Ahora pruebate éste.
Maggie extiende sobre el colchón un vestido negro manga larga con una abertura en forma de media luna por un lado de la cintura.
-¿Estás jugando? Por favor dime que juegas. -imploro. Mi rostro es el claro reflejo del disgusto-. Maggie, ése vestido es del tamaño de mi brazo, no voy a entrar ahí.
-Si lo harás -afirma Ruby-, Betty, deja se estar de chillona. Ponte el vestido y veamos si te conviene mejor ir con la falda o con éste.
-Esto que hacen es un delito, ¿saben?
-El alguacil es nuestro amigo -dice Maggie con seguridad.
Enfundó mi cuerpo en el pedazo minúsculo de tela; efectivamente, entro en él; sin embargo, me queda tan apretado que me siento un pedazo de longaniza, está tan arriba que sólo es un maldito tapa rabos, la abertura de la cintura casi deja al descubierto todo mi abdomen, es tan incómodo que me dan ganas de arrancarmelo cual serpiente que muda piel. Y las dos destrmpadas frente a mi tienen el descaro de enunciar euforicas:
-¡Es perfecto! -ignoran por completo mis gestos de disgusto.
¡Hola! No estoy cómoda aquí.
-Lo odio -digo, jaloneo el vestido para que llegue más abajo. Es el que tenga mis piernas tan descubiertas.
-Te vez bien -asegura Ruby-. Ahora de llorar Mari Carmen y lárgate a bañar. Te esperamos abajo.
Ambas abandonan la habitación como un maldito rayo. Busco ropa interior limpia y, entre maldiciones, entró al baño.
He pensado seriamente el no ir a la fiesta con tal de mo usar ese absurdo vestido. Papá estaría molestó si me viera con esa miniatura de tela.
-Hija, se encogió en la secadora -diría.
Parece que lo oigo. Él con tal de que ningún hombre voltee a ver a su pequeña hija es capaz de mandarme envuelta en una sábana o algo holgado. Era fan de que asistiera a las fiestas en pantalón y deportivas; el detalle es que casi nunca salía a una.
La única fiesta que está en mi mente donde sí me divertí como nunca lo creí fue en la del 4 de Julio hace dos años. Estuve en Atlanta con Mi madre y Víctor; ella es anti-fiestas pero el haberse casado por segunda ocasión le quitó ese pequeño e insignificante defecto, me obligó a ir a una fiesta con Isaac; no pensé divertirme y en más de una ocasión quince irme, si me quedé fue por el guapo amigo de Isaac, Logan, ¡ay, ése desgraciado! Un lindo moreno de ojos color chocolate con una radiante sonrisa, una rostro que parecía vendecido por los dioses, hasta hoy en día sigue robandome suspiros.
Nos llevamos bien luego de que mire que no era un idiota como Beeckman, y por azares del destino, terminamos en la parte trasera de su coche. ¡Ay, Logan!
Salgo de mi ensueñamiento. Cierro la llave, seco mi cuerpo con la toalla y después envuelvo mi cabello con la misma. Uso el disparejo conjunto de ropa interior; maldiciendo otra vez me coloco el vestido. Al terminar me encuentro con Kendall y Kyle Jenner en la sala.
-Quítate eso de la cabeza - mi amiga me arrebata la toalla de la cabeza-. Pareces una vidente.
-¿En serio?... ¿sabes? Estoy teniendo una visión ahora mismo... -Cierro los ojos concentrandome, tocó mi cien con mis dedos- los astros me han rebelado el futuro... ¡Ahí! Veo perfectamente a una chica explotada que lo único que desea es ponerse un pantalón... la fiesta es un caos pues un par de locas la obligaron a usar un taparrabos que le robaron a Tarzan.
-Pobre de esa chica. Lo bueno que eres tú -argumenta, sé que entendió la indirecta-. El toque final son estos zapatos. -alza un par de rascacielos.
-Están drogadas si piensan que voy a usar esos -replico.
-Betty -advierte Ruby.
-No no no y no -niego.
-Pontelos -ordena.
-No.
-Betty -usa el mismo tono de hace un segundo-. Ponte los malditos zapatos.
-Estas bien pendeja si crees que voy a usar eso. ¿Te das cuenta de que voy a parecer el Empiere State si los uso?
Suelta un montón de palabras en su segundo idioma que apenas logró entender. Maggie nada más se dedica a mirar.
-¡Seré igual a Groot! -protesto.
-Serás un Groot lindo -levanta las cejas con obviedad.
Y así es como se desata la guerra fria.
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Ñaca, ñaca.
El capítulo más largo que he escrito hasta ahora. Tuve que dividirlo en dos por que si escribo todo lo que tengo pensando entonces... ¡perdería su esencia!
Vienen muchas cosas buenas. De mi se acordaran.
#Humor😂
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