Capitulo 32

Este lugar es igual a un vecindario común y corriente de california. Es como si el fin del mundo no hubiera azotado aquí.

El hombre que nos abrió la puerta queda estático al vernos. Somos geniales dando primeras impresiones, primero golpean a Aaron y ahora dejando casi cagado del miedo al pobre tipo.

-¡Vengan! es por acá -indica Aaron.

Seguimos al susodicho por las calles limpias. Nos ganamos las miradas de algunos residentes; nos ven como si fuéramos algo raro que nunca antes hayan visto. Me tomo el tiempo de analizar hasta el ultimo detalle del lugar, quiero tener en mente en que nos venimos a meter, y por lo visto es la casa de los sueños de Barbie. Esto lugar es surrealista. Unas de las casas tiene el garaje abierto, adentro están dos hombres jugando cartas; ambos voltean a vernos en cuanto pasamos como relámpagos frente a su casa.

Deja de imaginar cosas que no son Betty, me regaño a mi misma. Ya debe ser una costumbre ver gente muerta; por que es lo que paso con ellos: murieron. Los Beeckman están pudriéndose en sus asquerosos cuerpos ahora mismo.

Aaron nos guía a una casa de dos plantas, me detengo en el porche para comprobar que lo que vi un par de casas atrás no fue más que una mala jugada de mi mente. Allí esta uno de los hombres mirando sus cartas, el otro desapareció y con eso doy por seguro que imagino cosas. La voz de Aaron hace que vuelva a la realidad. Unos minutos más de mi farsa, tengo que fingir tan solo en lo que el tal Pete diagnostique a mi amiga.

-¿Qué dicen que le ocurrió? -inquiere un hombre rubio de no más de dos metros de alto. Es un rascacielos con patas.

-La mordió una serpiente -informa Eric.

Muerdo mis uñas en lo que el descubre la herida. La pierna de Ruby no esta hinchada ni parece infectada; es más, tiene un aspecto normal... salvo por la marca en forma de herradura. Eugene mantiene su monótona expresión, pero Daryl frunce el ceño al ver la picadura.

-Les tengo buenas noticias: la serpiente no era venenosa -anuncia, mirándonos a cada uno con una sonrisa ladeada-. Estarás bien. Si una mordedura tiene esta peculiar forma de herradura, quiere decir que la serpiente no tiene veneno; pero si la mordedura deja dos puntos entonces sí es de una verdadera serpiente venenosa. Hicieron bien en cubrir y limpiar la herida.

Suspiro fingiendo alivio. Sonrío ante la noticia, Maggie se acerca y toca mi hombro mientras me regala una sonrisa. Tarzan de la selva se aproxima a la puerta, observando a las pocas personas que transitan la acera y fingen no mirar en nuestra dirección.

-¿Lo ves? te dije que todo saldría bien -objeta la chica Rhee

-Maggie Rhee, tienes bendiciones en la boca -la abrazo brevemente.

Los presentes asienten. Tara se acerca abrazarme. Voy con mi amiga la medio cabello rosa para estrecharla fuerte, feliz porqué este bien y porqué mi plan hasta el momento va al pie de la letra.

-Son nuevos en la comunidad -suena más como afirmación que como pregunta-. Soy Pete Anderson.

Luego de su presentación no obtuvo contestación por nuestra parte. Por lo visto la cara de nuestro desalineado líder logra intimidarlo.

-Gracias, señor Anderson -estiro mi mano para estrecharla con la suya.

-Solo Pete -acepta mi apretón de manos-. Fue un placer ayudarlos...

-Betty -agrego.

-Ok -sonríe.

Ruby se baja de la camilla. Le entrego sus cosas, con su mirada me dice que hasta ahora todo bien. Acá tienen una enfermería con lo básico, tienen libros de medicina, medicamentos, instrumentos de cirujia; todo lo necesario. Somos las ultimas en salir para echarle un vistazo a todo el sitio; sus muros son más altos que en las fotos, hay demasiadas casas, tienen una laguna, bancos y un gazebo donde ya me visualice una tarde ahí leyendo acompañada de unos caramelos. Simula ser un lugar tranquilo en el cual poder descansar.

-Ahora saben que Ruby esta fuera de peligro; y ya que vieron que lo que dije sobre la comunidad era cierto. ¿Qué les parece si hablan con Deanna? -propone Aaron.

-¿Quien carajos es Deanna? -pregunta Abraham.

-Les dirá todo lo que quieran saber sobre este lugar -comunica.

¿Este sitio es liderado por una mujer? ¡Vaya! ahora me caen bien.

-Rick, será mejor que tu hables primero con ella -recomienda Eric.

He aquí el momento esperado. Nos encontramos fuera de una hermosa casa esperando a que Rick Grimes termine su charla con la mujer de nombre Deanna. Aaron se queda con nosotros esperando pacientemente, Ruby habla con él de algunas cosas a las que no les presto atención, sólo espero mi turno para pasar.

Observe a Carl cuidar de su pequeña hermana en lo que su padre volvía. Debemos quedarnos por ellos dos, merecen estar en un sitio como aquí.

-Betty... tu turno -dice Tara.

Asiento. Soy la ultima por petición propia. Rick decreto que nos quedáramos juntos en todo momento, luego de hablar con ella su desconfianza por el lugar no disminuyo pero le daria una oportunidad.

La casa, al igual que por fuera, es hermosa, espaciosa. El temor de ensuciar el piso con mis viejos tenis me hace dudar en si dar un paso más lejos del tapete.

-Pasa por favor. -una mujer de baja estatura aparece desde lo que parece ser la sala de estar.

Mi mirada cae en los estantes donde yacen montones de libros mal apilados. Me los imagino diciéndome "llévanos contigo", y yo como de " mis preciosos, mis preciosos". Ya olvidando mi angustia, voy decidida hacia mi destino. Su casa esta impecable al igual que aquella funeraria que encontramos con Daryl, bastaron dos días para que le dejáramos echa un desastre.

El lugar esta perfectamente iluminado, los muebles libres de polvo. Parece como si volviera a estar en Santa Monica, salvo por el hecho de que acá no tengo vista al mar. Al sentarme siento como si el sillón fuera a comerme de lo suave que es; llevo semanas postrando mi trasero sobre puras superficies incomodas, ésto es lo más suave que mis pompis hayan tocado.

-Soy Deanna Monroe -se presenta la carismática señora de baja estatura-. ¿Te importa si grabo nuestra conversación.

Suelto una risa llena de sorna. No lo puedo evitar y pregunto con burla: -¿Acaso esto es un realitie show? Me siento como una Kardashian. Soy Kendall... pero claro, sin la belleza obviamente.

-Veo que tienes sentido del humor -observa.

-Un poco si -me encojo de hombros-. Soy Betty Williams, por cierto.

-Bien, Betty, háblame un poco sobre ti -presiona un botón en la cámara y ocupa el espacio libre en el sofá frente a mi-. ¿Conocías a estas personas?

-Nop -respondo. Analizo las fotografías enmarcadas en una repisa metros detrás de ella-. Nada más a Ruby, se podría decir que estamos juntas desde que todo empezó. Es mi mejor amiga desde la secundaria.

-Yo era de Ohio, distrito quince. ¿Tú?

-Santa Monica, California -contesto.

Reclino por completo mi cuerpo sobre el sillón. Estoy sobre una nube.

-Has hecho un largo viaje -dice.

-Si, bueno, ya sabe: hay que permanecer en movimiento -hago énfasis.

-Pareces como una chica recién graduada, ¿que pensabas estudiar?

-Quería ser enfermera, ayudar un poco. Incluso aprendí algunas cosas básicas de la enfermería.

-Seria un honor que fueras nuestra enfermera, Betty -argumente-. Según me contó Aaron hiciste un buen trabajo tratando la crisis de tu amiga y ya conociste a nuestro cirujano Pete.

-Es un tipo raro. Sonríe mucho y de una forma falsa -comento.

-Eres muy observadora. Me agrada eso.

Elevo una parte de mi boca formando una sonrisa torcida. Tiene dos hijos o eso es lo alcanzo a ver desde aquí por las fotos. Deanna es una mujer digna de liderar pero un poco ingenua, su "hogar" esta hecho de azúcar, flores y muchos colores... acaba de agregar la sustancia X al traernos acá. Acogen a completos desconocidos en un lugar fácil de tomar como este; llevan mucho tiempo dentro de esta comunidad que apuesto que olvidaron lo es que el mundo allá afuera, en lo que te convierte. Te destruye lentamente.

-Tienes razón.

Un momento... ¿lo dije o lo pensé?

Me lleva la que me trajo. Soy la prueba viviente de la pendejes absoluta.

-¿Eres buena o mala persona? -inquiere. Entrelaza sus manos y apoya los antebrazos sobre sus piernas.

-Siendo sincera... ambas, soy una mezcla de mierda con azúcar -admito.

Mi respuesta la complace de alguna manera.

-Aquí termina nuestra charla. Un gusto conocerte, Betty Williams -extiende su mano.

-El gusto fue mio -estrecho su mano y le regalo la sonrisa más sincera que puedo dar en estos días.

Regreso con mi loca familia. Una mujer esta ahí con un mesilla con llantas, Deanne explica que las armas son nuestras pero que por seguridad deben guardarlas. Entrego nada más la que llevo en la pierna, las de mi mochila allí se quedaran por si las moscas, a regañadientes los demás también dejan las suyas. Carol tiene algunas dificultades al descolgarse el arma, la he visto millones sacarse esa cosa y en ninguna se le complico tanto. ¿Qué esta tramando esa mujer?

Aaron nos muestra las que serán nuestras. La curiosidad me pica y no puedo esperar para entrar. Al igual que niño en dulceria me quedo boquiabierta al ver el semejante lugar, ni siquiera mi casa estaba así.

-Hey, pendeja -Ruby se queda igual que yo.

-Pellizcame que estoy soñando.

-Es una linda casa -comenta Eugene.

-¡Pido primeras para usar el baño! -corro en busca del dichoso baño.

Ruby me maldice en su lengua materna. Viene atrás de mi pisándome los talones, abro puerta tras puerta, ¿por qué rayos tiene tantas habitaciones esta casa? Doy por fin con el baño, entro y cierro la puerta poniéndole el pestillo antes de que la loca psicópata de a la que llamo hermana de otra madre de saque de los pelos.

-Ojala se te acabe el agua caliente -patea la puerta molesta.

-Odio bañarme con agua caliente, pendeja -replico.

La profecía por fin se va a cumplir y luego de semanas podre bañarme como dios manda. Al igual que Sabrina de un chasquido me deshago de mi ropa, suelto mi cabello y entro a la regadera.

Una sensación de placer recorre mi mugriento cuerpo cuando veo como la sangre seca, tierra y toneladas de porquerías más se van por el desagüe. Hecho un poco de shampoo en mi mano y comienzo a lavar mi cabello, siento la frescura en el cuero cabelludo. Jamás pensé amar tanto el aroma a coco con avena. Al pasar el jabón por mi cuerpo siento que pierdo unas treinta capaz de piel; los osos usan su pelaje para protegerse del frío, bueno, mis capaz de mugre eran mi protección contra el frío.

Esta vez uso agua tibia para quitarme el shampoo y el jabón del cuerpo. Ya me está dando frío.

Cierro alas llaves, me quedo unos minutos mirando mi cuerpo ahora limpio. Esta locos, ¡cambie de color! Mi piel está más pálida ahora, luego como una hoja de papel. Quedé como mis blusas después de ponerles cloro en la lavadora.

Por las prisas no tuve tiempo de buscar ropa limpia. Nada más me queda buscar en mi super mochila haber que encuentro.

Ropa interior de diferente color cada prenda, una camisa holgada color verde militar con cuello en pico, mis arruinados pantalones blancos (gracias a Ruby) y mis viejos tenis, conforman mi atuendo de lo que resta del día. Ahora viene la parte difícil: verme al espejo.

¡¡SANTO DIOS!!

-Soy horrible -murmuró.

Mi ceja ya no tiene forma. Necesito una maldita garra de tigre. Busco algo que pueda servirme para arreglar ese desastre que tengo en la cara. Encuentro un rastrillo y un depilador para cejas; a trabajar.

Veinte minutos después logró salir victoriosa del baño. He vuelto a tener la apariencia de la Betty Williams pre Apocalipsis.

-Mucho mejor -suspiro.

Tomo todas mis cosas, regreso a la sala para reunirme con los demás. Tal y como dije: el tinte se le cayó. Una Ruby recién bañada yace en el sofá mediano, desparramada de tal forma que no hay un lugar disponible; su cabello volvió a ser completamente castaño.

-Ya se te quito lo rosada -comento, tirandome sobre sus piernas con toda la intención de molestarla.

Ruby se queja y me maldice. Este fetiche mío de fastidiar a las personas, ¡lo amo!

-¡Betty! Si tengo las piernas estiradas es porqué quiero el sofá para mi SO LA -enfatiza la última palabra.

-¡Ruby! -exclamo igual que ella, pero con algo más de drama- si veo tus piernas así tienes que saber que me vale un huevo lo que quieras, es un mundo lleno de libertinaje; asi que puedo poner mi bello trasero donde sea.

Me remuevo hasta encontrar una linda posición. Termina quitando sus piernas para dejarme sentar bien, Rosita que es parque estaba más cerca se ríe de nuestra mini disputa.

No falta mucho para que caiga la noche, y al parecer acá tienen comida de sobra y yo tengo un hambre infinito que ni siquiera todas las ardillas que Daryl llegue a cazar lograrán calmarlo. Aprovecho el hecho de que Carol este en la cocina para ayudarle en algo, ya que al parecer también está pensando en cocinar algo.

-He vuelto a ser la madre del grupo -dice distraidamente al escucharme mi no tan silenciosa entrada.

-Siempre te hemos visto como una clase de mamá osa... o al menos habló por mi -argumento.

Mi comentario logra sacarle una sonrisa. Lavo mis manos y le ofrezco mi ayuda para arrimar lo que sea que necesite, de la misma forma que solía ayudarle a mamá. A la hora de cocinar soy un asco, hasta el agua se me quema y se cocinar 3 tipos de arroz: quemado, ahumado y crudo. Lo único que me sale bueno es el cereal con leche y leche con cereal.

-¿Deanna te asignó un trabajo? -pregunta.

-Estas frente a la nueva enfermera de Alexandria.

Recuerdo la forma en la que actuó cuando la mujer vino por las armas. Deseo preguntarle qué trama, sin embargo aún no es el momento.

Continuó ayudándole con lo que me pide y dos horas después la cena está lista; minutos después ya todos cenamos y para cerrar con broche de oro: nos encontramos en la sala acomodando nuestras improvisadas camas.

Rick repartió turnos para vigilar que nadie entre a la casa mientras dormimos. Las personas de esta comunidad, o al menos Deanne, confía mucho en que no haremos nada; si de verdad supiera por lo que hemos pasado.

-¿Betty, podemos hablar un segundo? -Rick llega a interrumpir la animada charla que mantenemos las mujeres del grupo sobre cosas de chicas.

-Claro -me pongo de pie. Lo sigo hasta la cocina. De verdad se ve diferente sin esa barba de Santa Claus, no se salvó de que le hiciera una broma-. ¿Qué ocurre?

-Quería hablar contigo sobre lo que pasó en el granero -comienza. Dejo se mirarlo a la cara en cuanto menciona éso, una parte de mi sigue creyendo que es verdad lo que dije-. No quiero que piensen que no son importantes; ahora son parte de esta familia. Carl te adora, Maggie, Glenn.

Ya basta que me sonrojo. La verdad ya iba a dejar de lado éso, no quiero tomarle importancia.

-Incluso Daryl te tomo cariño -resalta. Capta toda mi atención esto último que dijo, quiere decir que él le hablado de mi.

-Antes de que continues quiero decirte que lo que pasó está olvidado. Entre en pánico y como diría mi abuelita: sólo habló porqué tengo boca. -repito las palabras filosóficas de mi segunda madre.

-A lo que quería llegar es que ustedes también nos importan -afirma-. Perdón por mi comportamiento.

-No hay nada que perdonar, Ricardo -golpeo sutilmente su hombro con mi puño, para que quede claro que no hay rencores-. Se me olvidó decirte pero hay otras dos en mi mochila. Nada más por si las moscas.

-Ok. Mantenlas cerca -aconseja.

Asiento. Antes de que se vaya detengo su andar sujetando su brazo. Una pregunta acaba de aparecer en mi cabeza y no se irá hasta ser respondida.

-Entonces, ¿mi Bombón te ha hablado sobre mí? -sonrío traviesa.

-Un par de veces, sí -ríe.

-Espero sean cosas buenas.

-Un día en particular, cuando estábamos en la carretera, todos dormían y él y yo hacíamos guardia -marca-. Daryl no dejaba de observarte mientras dormías, le pregunté si todo andaba bien y comenzó a quejarse sobre lo irritante que eras, tus metáforas, tu peculiar forma de hacerlo enfadar.

-Me ama -digo segura pero con diversión.

-Pero en un descuido le salió decir que le gustaba la manera en que actuabas frente al peligro.

-¿Qué entierro la cabeza en la tierra como las avestruces? -arrugo el entrecejo.

-No. Me habló sobre como encontraron al grupo de Joe y la forma en que te comportaste con Lou.

-El bastardo era un idiota -murmuro.

-Le agradas -repite.

-¡Aquí termina la conversación! -anuncio, huyendo para evitar que vea el color que quiere comenzar a teñir mis mejillas.

Retomo mi tarea de arreglar mi improvisado catre en el piso, donde tendré que dormir al lado de la pilas bajas de mi amiga que es igual a las manecillas del reloj a la hora de dormir, la perra puede llegar a patear; incluso muerde.

Lo observo mirar por la ventana. Comienzo hacerme miles de ideas que bien podrían ser escritas en un libro de romance cursi y barato que obviamente yo leería.

No creo en el amor a primera vista; más bien es atracción: te sientes atraía hacia una personas por algo en particular que sobresale en ella. Luego de éso, de que ya te hayas dado el lujo de conversar con esa persona, te das cuenta si de verdad te gusta, luego te obsesionas ligeramente (también se le llama enamoramiento) y por último la amas: ya nada es lo mismo luego de aqui en adelante.

Lo primero ya lo pasé. Lo segundo igual. Y creo que me encuentro en la tercera... Daryl se está volviendo en una extraña obsesión; mi extraña obsesión. Carajo.

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