Capítulo 25
Desde aquí no escucho bien, nada mejor dicho, de lo que pasa allá afuera. Daryl me dejó aquí en el sillón diciendo que iría con Carol a conseguir agua.
-Estúpida pierna -observo mi pierna herida.
Sino hubiera saltado, ahora mismo estaría allá con ellos y no aquí echada convaleciente.
-Oye -Ruby se asoma por la puerta-, iré con Glenn, Maggie y Tara a buscar unas cosas al pueblo. Carl, Tyreese y Judith se quedarán, el resto iran con Rick a buscar comida en una tienda que Gabriel no reviso. ¿Necesitas algo antes de irme?
-Ahora que lo mencionas, si ven una armería ¿crees que puedas conseguirme un silenciador?
-Veré que encuentro -asiente.
-Una cosa más -digo antes de que cierre de nuevo la puerta-, ¿Qué te parece una pierna nueva para poder levantarme y ayudarles?
-Ya te dije que nada más necesitas descansar -ríe. Suspiro fastidiada, hago que mi cabeza cuelgue del borde del sillón-. Vuelvo en un rato, Betty.
-Como sea -cierro los ojos.
Escucho la puerta principal cerrarse, anunciando mi triste soledad con este guardo lleno de cosas religiosas. Por suerte tengo aquel libro sobre la enfermera psicópata que no termine de leer en la prisión. Estiro lo más que puedo mi cuerpo para alcanzar mi mochila, uso la funda de mi espada para acercarla un poco. Bien tengo dos opciones: It o Misery.
Con lo que le pasó al mundo leer sobre un payaso canimal que busca niños cada 27 años me parece tan absurdo. Es más realista la maldita enfermera que secuestra a su escritor favorito para obligarlo a que continúe escribiendo la saga que a ella le parece la mejor de todas en su carrera. Éso es de gangsters.
-¿Betty? -levanto la mirada de mi sangrienta lectura para maldecir a quien me interrumpió-. ¿Cómo te sientes?
-Bien, Carl -deposito el Libro sobre mo regazo.
-Desde ayer quiero preguntarte algo. Y deja de una vez te digo que no soy estúpido -aclara. Alzó las manos en forma de que me queda claro-. ¿Te gusta Daryl?
¿Volvimos a la secundaria? Recuerdo que mande muchas veces a mis amigas a preguntar "por casualidad" al chico que me gustaba si yo le gustaba. Si hubiera recibido una moneda por cada vez que escuché un NO, viviría en Dubai con las Kardashian de sirvientas y el presidente del país como chofer.
-¿Quién te mando? ¿fue él? -elevó una ceja, sonriendo de lado.
-Daryl no llega aún. Es sólo que desde que nos encontramos en términos lonche visto actuar diferente -confiesa.
-¿En qué forma?
Ya está captando toda mi atención este tema. Acerca una silla.
-No sabría decirlo, pero es diferente. Lo conozco desde que todo empezó y ha cambiado mucho desde entonces. Ahora con esto de que nos separamos notó algo distinto en él.
-¿Y para que quieres saber si me gusta o no? Chismoso -pregunto con burla.
Se encoge de hombros. Este niño. Me mira atento esperando mi respuesta.
-tal vez -respondo. Sonrío al recordar nuestro beso en la carretera y aquél afuera de la cochera.
Diablos. Quizás no lleguemos a ser nada, pero siempre habrá un algo.
-Ok, tengo que irme.
-¿sólo así? -me incorporo-. Dime que no estás haciendo una apuesta.
-No. Nada más un pequeño arreglo entre Glenn, Rosita, Maggie, Abraham, Michonne y Sasha -una sonrisa torcida se extiende por su boca.
Cierra la puerta dejándome con la palabra en la boca. ¡¡HIJO DE RICK!! jamás hay que confiar en un maldito niño con sombrero de vaquero.
Mira que haciendo apuestas, lo que hacen las drogas.
Suspiro, vuelvo a mi pacífica lectura a la que no debo dejar de lado. Pasa una hora cuando el bullicio regresa, cuando la puerta vuelve abrirse finjo estar dormida.
Más de cinco veces la abrieron y por estar fingiendo al final si termino durmiendome.
Para cuando mis ojos vuelven abrirse la habitación se encuentra a oscuras. Debe ser ya de noche. Un leve dolor se extiende por mi pierna: hora de la maldita pastilla. Siendo lo más silenciosa posible rebusco entre mis cosas la bolsa de medicamento, al dar con ella busco algo de agua que resulta ya me termine.
Algo me dice que tendré que levantarme. El pájaro abandona el nido.
-Bien, pierna mia, no me falles por favor -apoyandome en lo primero que encuentro logró ponerme de pie.
Agarró fuerte la bolsa de las medicinas, doy saltitos sobre mi pierna sana hasta llegar a la puerta. Por error, al abrir la puerta me apoyo sobre mi pierna derecha haciendo que el dolor se extiendo hasta la punta de mis dedos.
-Puta... -murmuro, muerdo mi labio para no maldecir. Estoy en una iglesia, por Dios.
Salgo al corto pasillo. Al final de éste hay un bendito escalón que siento me dolerá subirlo. ¿Quién diseña las iglesias?
El pasillo es angosto por lo cual puedo usar las paredes como apoyo, saltare el escalón al igual que salte ese pequeño pozo cuando era niña.
Extiendo mis brazos apoyandolos firmes en las paredes a mi alrededor. Doy un salto con la intención de que mi pierna izquierda toque logre pasarlo y poder seguir poniendo mi peso sobre ésta, pero todo se va al carajo cuando tropiezo con el borde, meto mi pierna herida la cual me flaquea y me voy de cara contra el suelo.
-¡A la mecha! -exclamó molesta.
-¡Betty!
Giro sobre mi cuerpo quedando boca arriba. Un par de brazos me levantan de mi humillación. Todos se encuentran ahí de pie mirándome. Daryl es quien vino a levantarme.
-¿De qué te ríes pendeja? -le preguntó a mi amiga que está muriendo de risa.
-No puedo...
Ni puede hablar por estarse riendo de su amiga la convaleciente. Carl también se une a sus risas, su padre lo reprende con la mirada pero a mi amigo le importa un huevo, él se ríe mientras puede.
-¿Te encuentras bien?
-Claro, Bombón, así es como yo hago mis grandes entradas triunfantes.
Logro sentarme sobre una de las bancas. Gabriel me acerca una lata de sopa de guisantes junto con un vaso con un vaso con agua.
-Gracias -recibo las cosas.
-Betty, soltaste esto al momento en que tu fisonomía impactaba contra la superficie de madera, la cual creo debió ser una dura caída -Eugene deja a mi lado la bolsa de medicamento. Su tono de voz siempre es tan monótono y aburrido.
-Si que lo fue, Señor Doctor Profesor Patricio.
-Sólo doctor.
Ok. Alguien no vio Bob Esponja en su infancia. Sin siquiera pedirlo o hacer el intento de seguir con la misión que me trajo aquí, Daryl saca la pastilla que debo tomar, la coloca sobre mi mano y agarra el vaso. Me echo la pastilla a la boca y bebo un gran trago de agua para que él sabor amargo del medicamento desaparezca.
-Rick, la verdad si no te conociera serias el tipo de persona al que no me quisiera encontrar en medio de la noche -lo señalo con la cuchara.
-¿Por? -pregunta curioso.
-Con esa barba das más miedo que mi mamá cuando se enoja. Aparentas ser igual de malo que la carne de cerdo.
Los que están más cerca de nosotros ríen. Es cierto lo que digo, ya no se parece en nada al amistoso Rick Grimes que conocí en la prisión. Raro como dejarte crecer la barba puede cambiar tu aspecto tan radicalmente.
-otra cosa -trago el bocado que tenía en la boca-, esto es un tip que les salvará la vida a los nuevos; hablo de ustedes doctor Eugene, Sargento Zanahaoria y Letty Ortiz.
Los susodichos dejan de conversar para prestar atención.
-Si Rick Grimes inclina su cabeza, estas jodido.
-Tienes razón -dice el ex sheriff.
La conversación fluye. Cada quien a su mundo. Rick está con sus hijos y Michonne. Glenn, Tara y Maggie en un lado. Rosita, Ford y Eugene en otro lado. Ty, Sasha, Bob y Carol en otro rollo. Y por nuestro lado estamos Ruby, mi chiquistrikis y yo. Como es común en mi, para pasar un buen rato me hago quedar en ridículo contando anécdotas vergonzosas.
-Soy genial rastreando. Daryl y yo éramos como Sherlock y Watson, ¿verdad, Bombón?
-Eres terrible rastreando -confiesa-. Y orientándose ni se diga. Camino en círculos como por tres horas.
-¡Oye! Éso es mentira. Fueron dos horas -corrijo.
Daryl esta a un lado mío, ambos sentados en el piso y Ruby esta frente a nosotros.
-Quiero proponer un brindis -anuncia Abraham. Guardamos silencio para mirar expectantes al pelirrojo-. Cuando miro alrededor, veo sobrevivientes. Cada uno de ustedes se ganó ése título. Por los sobrevivientes.
-¡Sobrevivientes! -alenta Maggie, elevando su copa.
-Sobrevivientes -choco mi vasito con el de mi amiga.
Ford ni termina allí. Ahora comienza con su discurso motivacional para conversernos a todos de ir a Washington con ellos. Eugene cuenta los recursos con los que cuentan allá, la idea no suena mal y la verdad no hay nada que perder.
Si Grimes dice sí, yo digo sí. Él manda y yo siendo sincera, soy pésima en tomar decisiones, tanto que un día me tomé una pastilla con jugo de naranja y casi me muero intoxicada. Desde allí se me quito la maña de tomar decisiones por mi cuenta.
-¿Qué cosa? -le pregunta a Judith. Es un gran padre. Daryl me mira unos segundos antes de mirar a los Grimes-. Creo que sabe lo que diré. Ella dijo que ira y si va ella voy yo. Iremos.
Que no se diga más. Poso mi mano sobre la de Daryl, le doy un leve apretón.
-Estamos en una iglesia, hay un padre. ¿Nos casamos? O tienes miedo de que cuando me emborrache te haga mío a la fuerza, Bombón-bromeo.
-El vino ya te afectó el cerebro.
-Sabes que no es cierto. Sólo di que si, nadie se resiste a mis encantos.
-Debes irte a dormir.
-Patrañas. Quieres evadir mi propuesta; pero ¿sabes que? Todo pasa por algo... -presionó mi dedo índice sobre su pecho- conocerte por ejemplo fue porque te vas a casar conmigo. No es pregunta, es aviso.
Mejor me hubieran puesto Lucía Fernanda, así el apodo de Lucifer me quedaría como anillo al dedo, sin contar que nos encontramos en una iglesia y sería épico que alguien me diga: Lucifer vámonos.
Necesito ir al baño. También necesito dejar de pedir ayuda para todo, me hacen sentir inservible. Conteniendo una mueca apoyo las manos en el asiento para pararme.
-¿Qué haces? -mi amiga observa mi patético caminar, camino como muerto.
-Pongo un huevo. ¡¿Tú qué crees que hago?!
-Dejame te...
-No. Aprecio que quieras ayudarme peri tengo que hacerlo sola. Al lugar a donde voy sólo puede ir una persona -veo al frente dramáticamente.
-Nada más di que irás a baño -dice Abraham. Arruina mis momentos.
-Cierra la boca, Ford -sugiero, sonriendo falsamente.
Pasito a pasito, como un bebé que apenas da sus primeros pasos. En realidad creo que Judith lo haría más rápido. Para cuando llego a la puerta me siento como Rocky Balboa al llegar hasta la cima de los escalones del Museo de Arte de Filadelfia, hasta siento que escucho la canción Gonna Fly Now.
Rayos ahora no se me sacaré esa canción de la cabeza. El ritmo de las trompetas es pegadizo, tanto que hasta lo imito.
Cierro la puerta. Primero lo primero que es arreglar mi pantalón: tuvieron que cortarle un trozo para que Rosita pudiera suturar. Entonces tengo una pierna al aire y la otra no. Me siento sobre el retrete para poder quitarme el pantalón y cortar la pierna faltante.
Concluida mi acción vuelvo a ponerme el, ahora, short. Esta vez no me pondré la camiseta en la cintura, ya me importa un huevo como es que me acostumbraron a vestir, ¡es un maldito apocalipsis!
Nada importa ya.
De igual forma me arrastro hasta el viejo sillón que estoy ocupando desde esta mañana. Como no puedo dormir busco una manera de matar el tiempo en lo que el sueño regresa a mí.
Hago desde aviones de papel hasta afilar la cuchilla de mi espada. Repito mentalmente los dos únicos trabalenguas que recuerdo; peino el desastre que tengo por cabello; cantó hasta la puta cucaracha. Y el sueño no llega.
Unos gritos provenientes de la lejanía interrumpen mi cuarto intento de lograr pronunciar esternocleidomas... olvidenlo. Jamás sabré pronunciarlo.
A paso lento, pero seguro, llegó de nuevo con el resto del grupo. Por alguna razón que desconozco Gabriel está llorando en posición fetal y todo el grupo lo ve. ¿Qué mierda es lo que me perdí?
-¡Hay alguien afuera! -informa Glenn mirando por una de las ventanas-. Esta tirado.
Sasha no pierde tiempo y corre a ver de quien se trata.
-¿Qué pasa? -le preguntó a Ruby.
-Bob, Daryl y Carol no están. Sabe a dice que alguien nos observa y pensó que estaba relacionado con Gabriel.
-¿Y lo está? -veo al padre en el suelo llorando como nenita.
-No. Para nada.
Por la puerta entran Sasha y Maggie cargando a un inconciente Bob. A su madre, me voy un par de horas y medio grupo se fue y a uno le cortan la pierna por la mitad.
-¿Bob? -Sasha lo mueve un poco para ver si reacciona.
Unos intentos más y él responde.
-¿Qué fue lo que te hicieron?
-Estaba en cementerio, cuando algo me golpeó, luego desperté en un patio. Parecía una escuela. -explica. Su mirada no se aparta de Sasha y rara vez mira al resto-. Vi a ése tipo. Gareth. Y unos cinco más. Esos desgraciados se comían mi pierna como si fuera lo más normal.
-¿Viste si Daryl y Carol estaban allí? -pregunto. Osea ellos no son de los que se van sin decir nada, quizás Daryl sí; pero Carol jamás.
-No... -se recuesta otra vez, quejándose del dolor.
-Creo que me queda algo para el dolor -digo, tomando la iniciativa de ir por el botiquín.
-No hace falta -habla Bob.
-Las necesitas -insiste su novia.
Como puede logra sentarse. Baja el cuello de su camisa mostrando la mordida fresca. Santo cielos, él... Sasha, ella...
-Llevemoslos al sillón, me quedaré en una de las butacas -voy a la oficina de Gabriel por mi mochila.
-Yo lo llevo -ofrece Tyreese, cargandolo.
Apartó todo del sofá. Las mantas que Daryl uso para que yo me recostara las acomodo para que le sirvan a Bob de almohada. El trozo que corte de mi pantalón lo humedesco un poco par a colocarlo sobre su frente por la poca fiebre que tiene. A fuera es un caos, escucho como discuten, el tema sobre Washington volvé a flote, por lo visto Abraham no tiene otra maldita cosa en la cabeza que llevar al monótono, aburrido y con mal gusto en cortes de cabello de Eugene Porter hasta allá.
-¿Qué crees que decidan?
-De aquí no nos iremos sin Carol y Daryl -aclara Carl.
La pequeña Grimes se despertó con los gritos de los dos machos pechos peludos de allá. Tomo a la pequeña en brazos para arrullarla. Papá me cantaba una canción "según" para dormir pero desafinaba tanto que me hacía llorar.
"A la ruro niña, a la ruro ya. Duermase mi niña, duermase ya. Esta linda niña que nació de día, quiere que la lleven a ver su tía. Esta linda niña que nació de noche, quiere que la lleven a pasear en coche".
-¿Dónde aprendiste esa canción?
-Papá solía cantarmela -sonrío nostálgica.
La bebé logra dormir de nuevo, despacio la dejo en su improvisada cama. Rick no tardo en tomar cartas en el asunto. Idea un plan para acabar con ellos de una vez por todas. Esos dementes caníbales, nos acechan como animales. Podrían llegar en cualquier momento y yo no estoy en condiciones de correr.
Abraham, Michonne, Glenn, Maggie, Tara, Sasha y Rick van a por ellos. Gabriel les contó de donde quedaba la vieja escuela. Por precaución, él resto nos encerramos en la oficina de Gabriel.
Por favor que Daryl este bien. Si a Bob le hicieron esto, no quiero imaginarme lo que le harían a ellos.
Dentro de mi se instala una sensación extraña. Como si de algo malo se tratara. Saco el arma de mi funda, la observo entre mis manos.
-Aparecerán -asegura Rosita.
-¿Mañana a medio día se irán?
-Si -responde Espinosa-. Si sus amigos no aparecen, Glenn, Maggie y Tara vendrán con nosotros.
Ruby dice algo en español que no entiendo muy bien. En cambio Rosita le responde con otra oración el doble de complicada para mí. Jamás le he pedido a Ruby que me enseñe español, lo que si le pedí es que me diga todas las groserías que existen para poder insultar sin que me entiendan.
-No entendí ni media palabra, pero Abraham se escucha igual en los dos idiomas -digo.
El sonido de la puerta siendo abierta a al fuerza retumba dentro de toda la Iglesia. Quitó el seguro de la pistola apuntando a la puerta.
Ruby prepara una de sus flechas, se le da mejor éso que las armas. Gabriel comienza a rezar y Eugene se hace bolita en una esquina.
-Bueno, ahora saben que estamos aquí -exclama Gareth. Mi presentimiento aumenta-. Así como nosotros sabemos que ustedes también lo están.
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Hola.
Ayer por fin me quite tres pesos de encima, hice tres exámenes y ya nada más falta uno.
Mi cerebro estaba tipo:
Estoy pensando que ya me pondré una fecha de publicación. Cada sábado publicaré un capítulo, no digo que entre semana porque ni te tengo tiempo.
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