Capitulo 15
El intenso sol me hace despertar, eso y el sonido de algo quebrarse. No sé qué tengo, pero cuando duermo al aire libre, como hoy y los días por venir, tengo sueño liviano. Tomo lo primero que mis manos tocan para defenderme. El arma bajo mi chaqueta. Apunto en diferentes direcciones, aún estoy algo adormilada, mi cerebro no piensa con rapidez y coherencia.
Algo sale de entre la hiedra. Al ver la silueta asomar sus manos, aprieto el gatillo. No escucho el disparo, veo el arma y me doy cuenta de que tiene el seguro. Para cuando lo quito y vuelvo apuntar, el medio cuerpo que se asomaba ahora se ve completo; es Daryl.
-por poco y haces que te mate –me froto los ojos. Cada dos segundos se me cierran solos.
En respuesta obtengo un gruñido. ¿Qué tiene en contra de las palabras? Le cuesta decir un: ¡Cielos! Imbécil fíjate. Ahora sí, ya no estoy somnolienta y guardo de nuevo el arma.
-¿Viste un muerto?
Sonrío falsamente. Capte su intento de broma y no es chistoso. Mi estómago pide a gritos algo de comida, aunque sea un poco.
-dime que encontraste algo -ruego.
-no hay nada -dice.
-bien - me limito a decir. Tomo mis cosas y las acomodó en mi espalda; primero mi espada y después mi mochila-. Hora de irse.
-¿A dónde irás? -pregunta. Sin dejar de ver los árboles supongo que en busca de una ardilla-. No durarás ni dos segundos por tu cuenta.
-buscare comida. No es por que este rechazando tu hospitalidad aquí en tu... campamento improvisado, tengo otras cosas que hacer -me excuso.
Compruebo que traiga las balas suficientes y que el seguro este bien puesto en mis armas. Limpio la hoja de mi espada con la manga de mi suéter, había pedazos de sesos.
-y respondiendo a tu duda, -agrego- claro que sobrevivire, más de lo que te imaginas. Adiós, Bombón.
Me dispongo a irme. No fui a ningún campamento ni nada por el estilo, pero si bien recuerdo; en las películas dicen que el sol sale por oeste y se esconde por el este o ¿Era al revés?
Supongamos que es la primera. Así que debo estarme dirigiendo por el noreste.
¿O es el sudoeste? ¡Ay! Mi estupidez es tan grande que ni siquiera me se orientar. Me cambiaré el apodo a niña perdida.
Los altos árboles y la maleza logran confundirme, para mi todo el bosque es igual. No sé cómo es que ese tal Bear Grylls sobrevivió tanto en sus programas pendejos. Nunca aprendí nada, ni siquiera a prender una puta fogata con palos.
Apuesto a que ese pendejo traía encendedor, pero lo editaba y ponía sus putos palos de mierda. Haré lo que Dora la exploradora y voy a caminar a los pendejo por el bosque, haber si sale el puto zorro y me roba algo.
Más adelante se ve un claro, que rápido encontré la salida de este laberinto natural.
-en tu cara Dixon -exclamo feliz.
Un caminante viene a mis tres. Por la flojera de no tomar mi espada, saco mi cuchillo. El cual siempre está en la parte trasera de mi pantalón, acomodado de forma horizontal por donde va el cinturón. Así es fácil de esconderlo y no me pica el trasero cuando me siento.
Espero que este lo suficientemente cerca para patearlo y hacerlo caer. Cuando lo está, lo pateo lo más fuerte que puedo en la rodilla, escucho como cruge su hueso al romperse. Cae de rodillas y le clavó el cuchillo entre ceja y ceja.
-no te metas con la reina -digo, haciendo gestos.
-¿Ya te perdiste? -preguntan a mis espaldas.
¿Como...? ¿Pero que no se supone que salí a otro claro? ¡No es justo!
-no estoy perdida -digo a la defensiva.
-si que lo estas -afirma.
Ruedo los ojos. Daryl se cree mejor que yo sólo porqué es un mendigo Dios con la ballesta, puede encontrar comida, sabe sobrevivir y su aspecto de duende gruñón intimida a cualquiera.
-¿Cómo vas con eso de encontrar comida? -pregunto con retórica. De por mano se que no ha encontrado nada por el hecho de que esta excavando, seguramente buscando lombrices.
Oír su gesto de fastidio me llena de diversión. Sonriendo divertida, soy media vuelta y me voy.
Camino y camino. Casi no encuentro caminantes pero sí un pequeño, diminuto, casi inexistente riachuelo. Con esto basta para llenar mis botellas y el termo. También encontré un arbusto de bayas, ¡Estoy en la gloria!
Lanzo una baya al aire y la atrapó con la boca. Estar sola es tan aburrido, máximo llevo sola unas dos horas y ya me estoy muriendo por hablar con alguien.
-estoy mareado de verte pasar por aquí -declara molesto.
Un momento. Estas dos horas he estado caminando en círculos.
-y para tu información esas bayas son venenosas -agrega.
Por inercia la escupo. Busco la botella de agua para enjuagarme la boca, puta suerte me cargo.
Yo sola me voy a venir matando. Debí entrar a un campamento o algo por el estilo.
-¿Te vas a rendir? ¿O caminaras por otras dos horas? -ironía, eso es lo que el desgraciado utiliza. Se está burlando de mi.
-solo porqué ya me duelen los pies -levanto el dedo indice-. ¿Tienes comida? Muero de hambre.
Hace una seña hacia la pequeña fogata que tiene enfrente. Algo se estaba dorando, en el tronco hay algo disecandose.
¡Ay no! Yo eso no me lo como.
-¡Estas dogrado si crees que me voy a comer eso! -espetó con repulsión-. Me niego a comerme eso. Primero muerta.
Levanta los hombros, importandole un cacahuete si me como o no la mitad de esa serpiente. Le tengo miedo a las serpientes, es más bien como una fobia; ofidiofobia para ser exacta.
Antes tenía sueños, cada noche sin falta soñaba con serpientes; me pasaban por los pies o aparecían por doquier... describirlo en una palabra: espeluznante. Desde entonces he de temerle a las serpientes.
-dame otra cosa -pido.
-lo tomas o lo dejas -dice.
Me dará un puro infarto. Con un exagerado temblor en mis manos, sujeto la ramita que tiene atravesada la carne de la serpiente.
"Piensa que es pescado". Repito mil veces.
Esperen, odio el pescado. Soy algo especial para las comidas, creí que ya que estaba en el fin del mundo podría superarlo; no obstante, el asco hacia esas comidas se hizo más presente ahora.
-sólo tragalo.
-para ti es fácil decirlo, Señor nada me da miedo -digo entre dientes.
Con todo mi pesar, trago el bocado en mi boca. Sabe raro, sin duda la carne de serpiente no es mi platillo favorito. No asimilo el hecho de que estuve caminando en círculos por dos horas, y más el saber que Dixon me vio y el bastardo no dijo nada. ¡Me dejo caminar como loca!
Los minutos que tarde en degustar mi comida fueron los más largos de mi vida.
-no puedo creer que me haya comido una serpiente.
-media serpiente -corrige.
-como sea -digo, restandole importancia.
Jugueteo con algo viscoso que esta a mi lado, tiene una textura escamosa y... pegajosa. Tiene cuatro agujeros, una línea al frente y... Algo que pica.
Me va dar. Me voy morir. Un grito se ahoga en mi garganta, lanzó esa cosa lo más lejos que puedo, la maldita cabeza de la serpiente ¡La toque con la mano! ¡Con mi bendita mano!
Me arrastre lo más que pude. Siento mis latidos retumba en mi oídos, me falta el aire, una armonía recorre mi cuerpo; como una necesidad de rascar cada parte de mi. Aún después de chocar con las piernas de Daryl seguí retrocediendo. Quiero alejarme lo más que se pueda. Este miedo es más grande que yo.
-hey -llamo.
El aire seguía siendo más escaso, ni estando rodeada de tanto maldito árbol me servía para abastecer mis pulmones.
-la toque -grito.
-relajate.
Rasco mis brazos con frenetismo, siento como si esa cosa estuviera arrastrándose sobre mi. Los brazos los tengo rojos de tanto rascarlos.
-detente -ordena-. Te estás haciendo daño, ¡Para de una vez!
Los brazos de Daryl impiden que siga rascandome, me rodean y su agarre es tan fuerte que no puedo mover mis brazos. Su respiración es agitada presiento que por el esfuerzo. Pataleo en un esfuerzo de alejarme.
-tranquila -dice contra mi oreja-. Respira; inhala y exhala... eso así.
Echo mi cabeza hacia atrás mientras trato de normalizar mi respiración. Su mano, el doble de grande que la mía, envuelve la mía impidiendo que siga temblando.
-¿Estas más tranquila?
Asiento. Su agarre disminuye un poco pero no se aparta.
-les tengo un miedo enorme a las serpientes. Su asquerosa piel y su espeluznante veneno... -mi oración queda en el viento al recordar que sentí algo pinchar mi dedo-. Me picó.
-¿Qué? ¿Donde? -pregunta sin ocultar su sorpresa.
-no se si fue sus colmillos o los restos de su cráneo...
-¡Dime dónde! -exige.
Señaló el lugar donde sentí el pinchazo. Lo que siguió después en verdad no me lo esperaba; su boca estaba sobre la palma de mi mano, succionando lo que tal vez no sea veneno de serpiente, sino alucinaciones mías.
Escupió y repitió su acción. Olvidé por completo lo que hacía, mi cabeza quedó en blanco; Daryl besaba mi mano y, seré sincera, eso me éxito.
-ya esta -anuncia.
-gracias -murmuró.
Cuál invierno ni que nada, yo siento calor como si estuviéramos en verano. Ignoro el hecho de que sigo apoyada al pecho de Dixon, uno de sus brazos me siguen rodeando y su mano libre sostiene mi mano derecha, no puedo dejar de mirarlo. ¡Dios! este hombre es tan sexy.
Me iré al infierno por los pensamientos obscenos que tengo en estos momentos.
-estarás bien -afirma. Como una idiota vuelvo a sacudir la cabeza-. Si sientes algo extraño avisame.
"Oh, claro que siento algo extraño ahora. Y ten por seguro que si fuera hombre ya todos se hubiesen dado cuenta".
-sip.
Su mirada baja hasta mi otra mano, la vendada. Sus ojos me piden permiso, con un leve movimiento le doy permiso de hacer lo que quiera. No tengo cuerdas vocales, me las robaron o de plano olvidé como hablar.
Sus ásperos dedos quitan la venda. Mi mano no está tan hinchada como días atrás. Masajea con cuidado mi muñeca, sus manos son cayosas, supongo que son manos dignas de un cazador como él. Dijo algo sobre que no era grabe o no sé, en realidad no le preste atención. Toda mi mente está enfocada en su rostro, como frunce el ceño al concentrarse, cada cinco segundos humedece sus labios y sus ojos se ven exageradamente hermosos.
Al terminar su labor venda de nuevo mi muñeca. Me alejo despacio, para mi pesar, si por mi fuera me quedo en esa posición todo el jodido día.
-necesito encontrar a Ruby. Antes de que digas que esta muerta, dejame decirte que ella está viva. Algo me lo dice. -sentenció-. Ayúdame a buscarla. A ella y a los otros, porque no creerás que somos los únicos que salimos vivos, ¿O si?
-murieron.
-no los viste, no viste sus cuerpos. Y hasta el día que los vea como caminantes lo creeré, pero hasta entonces voy a buscarlos. Carl, Judith, Rick, ellos no murieron. Ni Michonne y los otros. Todos tienen lo suyo, sobrevivieron a su manera, de la misma forma que tú lo has hecho, a tu extraño modo Dixon -digo.
Su respuesta es moderse las uñas. Vaya forma de presentar la preocupación.
-quita esa cara de pendejo y muévete -ordeno. Al no ver que me haga caso agrego-: y si no quieres venir conmigo me verás otras dos horas deambulando por los alrededores, es sobra decirte que no se ubicarme bien.
-ultima vez que me llamas así -amenaza-. No te voy a esperar, así que camina rápido o te quedas atrás.
Sonrío levemente. Tomo de nuevo mi mochila. Daryl apaga el fuego y recoge si ballesta.
Si quiero aprender a sobrevivir tengo que imitar a este hombre. Sabe rastrear y orientarse en el estúpido bosque. ¿Qué más quiero?
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Hola.
Sé que dije que no actualizaria nada hasta dentro de dos semanas pero ya tenía el capítulo casi terminado ¡Y las ganas de subirlo me matan lentamente!
Bueno, ahora si me voy y nos vemos hasta dentro de dos semanas.
Adiós.
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