Capítulo 13
Corriamos y corriamos. En ningún momento paramos. Con cada paso aparecían más caminantes, se dirigían a la prisión pero al vernos nos seguían.
Corría con mi espada en la mano. Mi muñeca me dolía horrible y varias veces estuve tentada a cortarmela. Un caminante apareció de la nada enfrente de mi. La espada se incrustó en su estómago, use ambas manos para mover la espada hacia arriba y rebarnarlo a la mitad.
Mala idea.
El dolor se volvió peor. Mi vista se nublaba por las lágrimas que no dejaban de brotar. Daryl regresó y acabo con un caminantes que estaba a mis espaldas.
-vamos- apoyo su mano en mi espalda para que fuera yo primero.
Corro adelante. Logramos salir del bosque, corremos entre la maleza y hiedra. Mis piernas me arden de tanto correr. Mi garganta está seca, estoy toda balada en sudor y tierra.
Y lo peor. Estoy más lejos de Ruby.
Salí corriendo como loca y no me fijé en que dirección estaba la casa. Debe estar esperándome. Lo bueno que está a salvo, quiero pensar que lo está. De las dos ella es la fuerte, sólo hay que volver horas atrás cuando un caminantes casi me come la cara sino fuero por mi Bombón que me salvo.
No nos queda mucha luz. En una hora máximo anochecera y es más peligroso cuando es de noche. En realidad, es peligroso a cualquier hora... pero más en la noche.
Mi mano está matandome.
Me quito la mochila de los hombros. La arrojó al suelo y busco las vendas para curar mi mano. Daryl se deja caer, esta igual de cansado que yo.
-¿Qué... haces?- pregunta con la respiración agitada.
-tengo... tengo que vendarme la muñeca- trato de normalizar mi respiración.
Por fin encuentro las vendas. Cierro mi mochila y hago el intento de vendrá mi mano.
-mierda- susurro.
Esta hinchada. Ya no hay hielo en la mundo, por suerte tengo desinflamatorios. Terminó de venderla, saco el pequeño botiquín de mi mochila y una botella de agua.
-ten- le entregó el agua a Daryl.
-gracias.- bebe hasta que el agua pasa por sus comisuras y cae en su camiseta-. Gracias.
Me tomo la pastilla. Guardo todo y me acuesto en la hiedra. Unos sopilotes vuelan en círculos sobre nosotros.
-¿ya morimos?- entrecierro los ojos.
-no.
-que bueno. Pensé que ya era hora de encontrarme con el diablo- digo aliviada.
-estas loca- murmura.
-más de lo que crees, Bombón- rio.
No estumivos mucho tiempo aquí. Los gruñidos se hicieron presentes y tuvimos que volver a correr.
No aparecieron muchos caminantes en nuestro camino, lo que agradecí. Nos perseguían alrededor de ocho caminantes y por más que hiciéramos por perderlos, ellos aparecían con uno o dos amiguitos más.
Se hizo de noche y no encontrábamos un lugar en el cual refugiarnos.
-si en verdad existe un Díos allá arriba- hablo con dificultad-, que por favor nos de un lugar donde dormir. Me conformaría con una cueva o un auto viejo.
-deja de hablar y corre- Daryl me toma del brazo. Haciendo que corra más rápido.
Estoy cansada, tengo hambre y sed. Necesito urgentemente un descanso, he corrido todo el día y sigo desorientada. ¿Para donde mierda quedaba la cabaña?
Llegamos a la carretera. Un auto estaba a la orilla de esta, parece tener muchísimo tiempo ahí. Alzó las manos al cielo y grito Aleluya.
-¿Quieres cerrar la boca?
-Daryl, nos persigue una docena de caminantes desde hace más de tres horas, ¿No crees que ya saben dónde estamos?- me pongo detrás del volante e intentó encender el auto.
Nada. Esta cosa está más que muerta. ¡¡Piensa cerebro, piensa!!
Haber. Los vidrios están demasiado sucios, no puedo ver hacia afuera y dudo que se vea algo de afuera para dentro. Las puertas están cerradas, salvo por el maletero y la puerta del conductor. Atrás hay muchas cosas que podríamos usar para bloquear el parabrisas, así ningún caminante nos verá. Los asientos se pueden reclinar y ya tenemos una cama improvisada.
-oye,- llamó la atención de Daryl-, ven ayudarme, rápido.
Tomo las cosas y las pongo sobre el tablero. Los gruñidos se escuchan más cerca. Me muevo hasta el lugar del copiloto y Daryl en el asiento del conductor, cierra la puerta justo cuando los caminantes aparecen.
Despacio reclino mi asiento hasta quedar bien acostada. Daryl tiene su ballesta preparada para disparar si es que los caminantes nos ven. Los únicos sonidos que se escuchan son los de los caminantes gruñendo, arrastrando los pies y chocando con el capo del auto. Siento como si mi corazón se me fuera a salir del pecho. Los latidos retumba en mis orejas.
No aparecieron notar nuestra presencia, siguieron de paso. Me quito la mochila de la espalda y la pongo a mis pies. Busco las latas de comida que siempre tengo para ovaciones como esta: que nuestro "hogar" de vaya a la mierda y tenga que correr por mi vida y quien sabe cuando vuelva a comer. Mi espada la dejo apoyada en el asiento de enmedio de atrás.
Daryl acuesta su asiento y pone su ballesta en el mismo lugar que mi espada.
-bien, tengo... granos de elote, duraznos en almíbar y... ¿espárragos? Que asco- hago una mueca-. ¿Cuál quieres?
-los granos de elote.
-maldicion- susurro.
Le entregó la lata. Guardo los asquerosos espárragos y me dejó la de duraznos. Intento abrir la lata con mi cuchillo, ¿Tan tonta soy? No puedo ni abrir una lata.
Maldigo a mí estupidez por haber subido a ése árbol y por seguir utilizando mi mano izquierda sabiendo que no tengo que moverla para nada si es que quiero que sane rápido.
-trae acá.- Daryl me arrebata la lata. Como si de abrir una botella se tratara, la abre. Roba uno de los duraznos y me entrega la lata-. Listo.
Le agradezco y comienzo a devorar los duraznos. Ya que termino mi lata y lo que me sobra de agua, comparto con Daryl los espárragos, a ninguno de los dos parecía que nos gustara esta cosa, pero no traigo otra cosa para comer. Mis tres únicas latas de comida se fueron en menos de diez minutos.
Espero que mi estómago este preparado para volver a probar algo en semanas.
Daryl esta acostado, con ambos brazos atrás de la cabeza. No es de hablar mucho, y yo la verdad no tengo de que hablar. Sólo puedo pensar en una cosa. Paso mi mano por mi cuello buscando mi collar. Juego con el medio círculo blanco entre mis ojos. Recordé su significado; todo lo bueno tiene algo malo.
Y a Ruby le pareció perfecto para mí. Dice que soy como la Virgen María, pero también tengo mi lado malvado, de las dos yo soy la pervertida, a todo le encuentro doble sentido y suelo decir cosas con doble sentido. También digo más groserías y a veces sólo aveces me dan pensamientos suicidas; cosa que ella no sabe.
Comienzo a pensar que el otro lado le quedaría bien a Dixon; todo lo malo tiene algo bueno. Daryl es... Daryl; sin embargo, muy, muy en el fondo sé que tiene un lado bueno, todos lo tenemos, no digo que sean buenos como la Virgen y esas cosas. Solo digo que, podemos tener un lado más humano en estos días, tener empatía, amabilidad y humildad con otras personas. No todo tiene que ver con muerte y sangre.
-¿No piensas dormir?- habla Daryl. Dejo de ver mi collar, volteó a verlo y descubro que ya me miraba.
-todavía no tengo sueño- apoyo ambas manos sobre mi estómago.
-duerme un rato, haré la primer guardia- aparta la mirada.
-deberías hacer lo mismo. Dormir un poco- aclaró, al ver que frunce el ceño.
En respuesta sólo levanta los hombros. Busco mi chaqueta roja de basketball para abrigarme. Últimamente hace mucho frío en las noches. Busco algo para Daryl porque esa camisa sin mangas no creo que lo caliente.
No hay nada. Rebusco en los asientos de atrás, encontré una camiseta de cuadros, puede que le sirva. Se la entregó. Me mira por unos segundos y después se cubre con la camiseta. Le sonrió un poco y él sólo se acomoda mejor.
Fui ignorada.
Me pongo la capucha, abotono la chaqueta y me cruzó de brazos. Cierro mis ojos tomandole la palabra a Dixon.
Fue un día largo. Aunque sea descansar un poco no me mal. Mañana buscaré a Ruby y ambas nos largaremos como siempre lo hacemos.
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