⇜Duelo⇜
El alma le dolía, sentía que en cualquier momento se desmayaría en medio de toda la gente que le rodeaba. Todo le daba vueltas y las incesantes lagrimas no deseaban abandonar su rostro que por mucho tiempo mostró sonrisas.
Sonrisas donde ella era la protagonista, donde cada momento de su vida era presenciado por la dueña de su vida entera. Esa pieza del corazón que hoy le era arrebatada y que no podía hacer nada para detenerlo pues quisiera o no era parte del destino.
Observaba a muchas personas acercarse a él para rodearlo con los brazos y darle una que otra palabra de aliento que él no se preocupaba por escuchar. Estaba tan sumido en el dolor de ver el fenetro de su esposa a punto de ser enterrado para siempre.
—¡No!—gritó desconsolado queriendo aventarse sobre los hombres que bajaban el ataúd hasta lo más profundo del subsuelo pero siendo detenido por sus dos mejores amigos; André Bourgeois y Tom Dupain.—Sueltenme, dejenla en paz...ella va a despertar ¡Yo lo sé! No hagan eso, por favor.—rogó entre llantos desesperados.—Yo debo estar a su lado, ella era mi todo. Esto no puede ser así. Emilie...mi amor.
Tom lo jaló del brazo evitando que avanzara un paso más a la vez que André le sostenía por el cuello dándole así un abrazo que le demostraba que estaba ahí para brindarle todo su apoyo.
—Debes ser fuerte.—le dijo acariciando con amistad su cabellera que distaba mucho de la perfección que gustaba portar al hombre diseñador.—Ella ya perteneces a un mundo mejor, no debemos ni podemos impedir ese designio de la vida. Debes seguir adelante con tu vida.
—André tiene razón. —habló Tom a un lado frotando su espalda para darle apoyo moral.—Tienes que continuar con tu camino, ella estará feliz por ti, por ustedes.—volteó a ver al pequeño rubio que su esposa Sabine cargaba junto a su adorable hija de un mes de nacida.—Adrien te necesita y te va a necesitar toda su vida.—sonrió de medio lado.—Sabes que cuentas con nosotros siempre que lo requieras pero no debes dejar que la pena te consuma; el bebé te necesita fuerte, como siempre has sido.
—No sé si pueda.—contestó con dolor viendo como por fin enterraban al amor de su vida.—Ella siempre es la que me daba la fuerza necesaria, la que me mantenía cuerdo y la que llevaba las riendas de todo ¿Cómo voy a poder vivir sin su presencia?
—Es difícil y seguramente lo será por mucho tiempo pero debes sacar el valor para seguir aquí, que tu hijo sea la fuerza que ahora vas a tener, que sea el mayor de tus motivos al despertarte y al terminar el dia; debes velar por su seguridad, asegurarte de que sea feliz, tal como Emilie quiso cuando lo tenía en su vientre.—Tom sonrió recordando a su mejor amiga.
Él se desmoronó en los brazos de sus amigos, jamás la volvería a ver, jamás vería esa sonrisa de nuevo al despertar, nunca escucharía su risa otra vez cuando le contara sus chistes malos, tampoco volvería a oler aquella fragancia de rosas que desprendía su cuerpo al estar cerca de ella o cuando hacían el amor.
Tenía miedo de avanzar sin ella a su lado, no sabía como le haría para hacerse cargo de un niño él solo, no tenía ni idea de como sacarlo adelante. Su mayor temor era arruinarle la vida al hijo que tanto deseó, no ser un buen padre ni un excelente guía para aquel que en el futuro sería un adolescente con diversos problemas adoc a la edad.
—Quizá hubiera sido mejor que yo me hubiera muerto y no ella.—aferró el collar a su pecho, ese collar que le regaló cuando aún eran adolescentes.—si tan solo pudiera regesar el tiempo...
—No digas esas cosas, Emilie murió dando vida.—André apoyó una mano sobre el hombro del destruido Agreste.— Te dio el mejor regalo que una mujer le puede dar a un hombre. —suspiró mirando a su pequeña Chloé de un año en el regazo de su amada Audrey volviendo a mirar a su amigo.—Eres fuerte, siempre has sabido salir adelante, no importa lo que se te venga en el camino. Harás un excelente trabajo.
Escuchar a sus amigos le llenaba de paz, le hacía creer que todo era posible y que todo estaría bien, que las cosas se acomodarían en su justo lugar. Pero no podía dejar de sentir la pena que lo albergaba, amaba a esa mujer de ojos bonitos que no tenerla en su vida sería un total infierno.
Aunque, al mirar a su pequeño bebé a la distancia fue casi como una revelación pues a lado de Sabine se podía visualizar una sombra blancuzca que solo él podía percatarse. Era su Emilie, no tenía dudas, era ella sonriéndole como en el pasado, agitando su mano diciéndole adiós después de lanzarle un beso a él y dejando uno tierno en el cachete regordete de su retoño justo antes de desaparecer.
Gabriel sonrió sintiendo una inexplicable paz en el pecho que si bien no disminuía su pena; si que le daba la fuerza necesaria para seguir.
《Te prometo que haré lo que esté en mis manos para que nuestro Adrien sea feliz, te haré sentir orgullosa. Te amo》
¡Hey, hey, hey! Al fin he acabado este libro. Espero que este último drabble sea de su agrado, así como la obra en general.
Cuentenme ¿Cuál ha sido su favorito? ¿Tienen alguna sugerencia, reclamo o critica constructiva?
Estoy realmente emocionada por acabar algo en menos de una semana, me tomé este reto para ayudarme a romper el bloqueo y la verdad que si me ha ayudado pues tengo tantas ganas de seguir escribiendo.
Los quiero, les mando muchos muchos besos ♡.
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