¡Yeah, Zeus!

— ¿Por qué la traición, Daniel? — preguntó lento Seongwu mientras botaba la peluca de Miku llena de sangre en un basurero antes de caminar a buscar un hotel.

— Había mucho que perder, hay cosas que superan al amor — Daniel vio a la lejanía y hizó una pausa dramática — pero me arrepiento como no tienes ideas. Ahora me doy cuenta que tenia más que perder si te traicionaba, tal vez me fuera interpuesto entre ese disparo y tu bello rostro. — confesó viendo el parche en su ojo.

— Pero ya es tarde, te mataré igual al final. No puedo perdonarte aquello, no hay manera que te perdone — Le aseguró viéndolo y entraron a un hotel del amor típico de Japón — pero si quieres vamos a ver si consigues que piense en diferente.

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— ¡Ahh! ¡Zeus! Justo ahí — Seongwu se estremecía en la cama y agarró las sábanas arrugandolas, si que Daniel era el mejor con su dedos para hacerle sentir bien— en el talón — le dio indicaciones por donde seguir el masaje de pies.

— Los pies te huelen, asco — se quejó el menor pero quería el perdón de su hyung.

— Disculpe, la sangre no es fácil de quitar entre los dedos de los pies. Mejor apurate que todavía te falta mi espalda— se estiró un poco y dejó que siguiera con el masaje.

Daniel solo refunfuño y siguió masajeando.


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