⻝ ┇ ❝uno.

Park ChanYeol sabía que KyungSoo lo estaba evitando.

No era tonto. No era ciego. Desde esa tarde en que le propuso matrimonio que KyungSoo apenas salía de su casa, ni siquiera a su patio, y era claro el por qué.

El pobre omega, luego de las palabras que le dijo, negó con la cabeza, demasiado aturdido, y, sin dirigirle otra mirada, tomó en sus brazos al rechoncho JongIn, entrando a su casa y cerrando con un fuerte portazo. Prácticamente, huyó de su lado, aterrado por lo que pudiera hacer.

ChanYeol se apoyó en la barra del balcón, mirando hacia el patio del omega mientras exhalaba el humo del cigarrillo. Sabía que debía verse como un depredador, como un psicópata esperando a su víctima, pero si era sincero, no le interesaba mucho.

Quería a KyungSoo. Lo quería a su lado, compartiendo su casa con él, acostándose a su lado todas las noches, mirándolo con esa preciosa sonrisa con la que observaba a su hijo.

Y ningún bebé iba a impedir aquello.

Sabía que era soltero, porque no vio a nadie más en esa enorme y vacía casa, sumado al hecho de que el omega no tenía el olor de un alfa encima suyo. Además, le preguntó a SeHun y BaekHyun, amigos de él y pareja que vivía a su lado, quién era el omega que era su vecino.

Nunca antes se sintió tan atraído por un omega: normalmente, detestaba lo empalagosos y pegajosos que eran, pero KyungSoo era distinto.

Lo podía ver en su triste mirada, en su comportamiento tímido, en esa carita retraída y lejana que poseía.

Le llamó la atención desde el inicio, y verlo cuidando el jardín, cantando y jugando con su bebé, le hacía desear más cercanía, más contacto. Su alfa parecía volverse loco al ver al omega tan cerca de él.

Sin embargo, sabía el motivo del rechazo de KyungSoo: JongIn era todo lo que le quedaba al omega, su mundo entero, y aceptar un compromiso con otro alfa era renegar de eso.

Las reglas para los omegas en ese mundo eran claras:

La primera, y más importante, era la obediencia total hacia los alfas.

La segunda, era la fidelidad eterna hacia tu alfa.

La tercera, y no menos importante, era deshacerse de tu hijo si quedabas solo y otro alfa te quería para sí, porque un hijo de otro matrimonio era la clara prueba para el nuevo alfa de que el omega le perteneció a otro, y los celos podían provocar un desastre.

BaekHyun le dijo eso cuando hablaron sobre KyungSoo, contándole que luego de la muerte de su alfa, el omega no parecía interesado en buscarse otra pareja. No cuando tenía a JongIn.

Sin embargo, ChanYeol no era tonto, y sabía que tarde o temprano KyungSoo lo iba a necesitar. Sabía que el omega no trabajaba, por lo tanto, el dinero iba a escasear en algún momento. Y KyungSoo no era idiota, no podía permitirse quedar en la calle con un bebé, siendo una presa fácil para el resto de alfas, que ni siquiera le preguntarían si quería ser su omega.

Por supuesto, ChanYeol pensaba jugar todas sus cartas allí y lograr seducir a ese pequeño y tierno omega que parecía haberse metido en su piel como nadie.

KyungSoo quería fingir que todo estaba bien, así que ese día se dijo que nadie lo iba a arruinar.

Se puso de pie, frotando sus ojos y viendo a su pequeño JongIn todavía dormido al lado de su cama. Le revolvió el fino cabello oscuro, dándole un besito en la frente sin querer despertarlo.

Desde lo que pasó con ChanYeol, días atrás, que podía a notar a JongIn nervioso, y sabía que era porque percibía que algo con su mami no estaba bien. KyungSoo no quería asustarlo, así que se estaba enfocando sólo en él para no dar rienda suelta a la histeria.

¿Qué podía hacer? Mudarse no estaba en sus planes, aún tenía un crédito hipotecario que cubrir y terminaba ese mismo año. Si lograba pagarlo, la casa sería para él y no tenía que marcharse si quedaba sin dinero.

Sin embargo... para fin de año quedaban todavía cinco meses, y el dinero se le estaba acabando. Con suerte podría sobrevivir dos meses bien, ¿y luego qué vendría?

Mientras se duchaba, trató de pensar en alguna solución.

Podría salir a trabajar. Pero era arriesgarse demasiado, porque KyungSoo no era alguien habilidoso. Era más bien torpe, un inútil –como su padre lo llamó muchas veces– y ni siquiera tuvo buenas calificaciones en el colegio. Las matemáticas se le confundían, la historia la encontraba aburrida, las lenguas eran demasiado difíciles, literatura era odiosa y en artes fallaba miserablemente.

Lo único bueno que sabía hacer era cuidar flores y mendigar.

— Eres patético, KyungSoo. — Se dijo, mirándose al espejo, avergonzado.

Y, sumado a eso, si salía y un alfa se enteraba que no tenía pareja, que era soltero...

ChanYeol ya lo sabía, por lo que no dudó en fijarlo como su objetivo.

Si ChanYeol decidía declararlo como suyo, poco podía hacer. Las autoridades lo obligarían a matar a JongIn, o el mismo ChanYeol lo podía hacer en cualquier momento.

KyungSoo sabía que perdería la cabeza si le quitaban a su bebé.

Bajó a la cocina a buscar algo para comer, apretando los puños al ver el refrigerador medio vacío. Él podía pasar hambre, después de todo, la mayor parte de su vida apenas tuvo algo que comer, pero no se podía permitir que JongIn no comiera. Le gustaba así, con sus mejillas regordetas y siempre sonriente.

No sabía de dónde sacó su bebé esa enorme sonrisa. KyungSoo no sonreía muy a menudo, y su alfa tampoco solía hacerlo.

Miró la televisión, pensando críticamente si debía o no venderla junto con el conjunto de sillones para así sobrevivir otros meses, cuando tocaron el timbre de la casa.

Se crispó ante el sonido, pero trató de calmarse, respirando profundamente, y abrió con su mejor sonrisa falsa.

Casi suspiró de alivio al ver que era Baek, su vecino.

— ¡Soo! — Saludó con entusiasmo BaekHyun, un beta que vivía en la casa contigua a la suya con su esposo, SeHun, y sus dos hijos adoptados, JongDae y MinSeok.

— ¡Tío Soo! — Gritó detrás JongDae, de cinco años, saludando totalmente entusiasmado.

KyungSoo soltó una risa al ver al pequeño niño lanzarse a sus brazos, tomándolo en brazos, y le revolvió el cabello.

— ¡Mira que estás grande! — Le elogió —. Pasa, Baek, todavía no he tomado desayuno y si quieres–

— Oh, vale, ¡no hay problema! — Baek hizo un gesto despreocupado —. Ocurre que SeHun salió de compras con Min, y quise venir a compartir un pedazo de pastel que sobró de un cumpleaños al que fuimos.

— ¿Quieres tomar un té, entonces? — KyungSoo hizo un gesto para que entrara, dejando al niño en el suelo.

— Tío Soo, ¿dónde está Innie?

— Está durmiendo, Dae, pero si quieres, puedes despertarlo con cuidado. — KyungSoo señaló al segundo piso —. Estoy seguro de que a Innie le gustará verte.

El niño se rió, contento, y desapareció segundos después, sin perder un poco la emoción.

— Te ves más estresado. — Señaló de pronto BaekHyun, dejando el pedazo de torta sobre la mesa —. ¿Ha pasado algo?

KyungSoo tembló, sabiendo que era fácil de leer, más para alguien como Baek que, al ser mayor, sentía un innato deseo de proteger a los amigos que quería.

— Supongo que conoces a ChanYeol. — Dijo en voz baja.

Su amigo frunció el ceño, viendo al omega poner el hervidor.

— Es amigo de Hun, ha ido algunas veces a la casa. — Respondió cuidadosamente el beta.

KyungSoo mordió su labio inferior.

— Te propuso matrimonio.

Por supuesto que Baek lo adivinaría con facilidad al notar su ansiedad, su creciente nerviosismo. KyungSoo nunca fue bueno en ocultarlo, sus sentimientos eran demasiado transparentes. Eso mismo le trajo muchos problemas en el pasado, pues solían aprovecharse de él por ello.

— ¿Cuál es el problema? — Preguntó Baek mirándolo fijamente.

KyungSoo se quebró.

— ¡No pienso sacrificar a JongIn por mi felicidad! — Sollozó, con los ojos llenos de lágrimas —. ¡No permitiré que lo toque! ¡No a Innie, no a él! — De pronto, los brazos de Baek lo rodearon, abrazándolo con fuerza —. Voy a... voy a cri-criarlo, seré la... la madre que yo quería tener, no... nadie le hará daño a mi bebé...

— Sí. — Baek le acarició el cabello —. Tranquilo, Soo, tranquilízate. ChanYeol no va a tocarte, él no es así, no es como los otros alfas. No hará algo sin tu consentimiento.

Pero KyungSoo sólo negó con la cabeza.

Los años le enseñaron que confiar en los alfas era lo más estúpido que uno podía hacer, porque ellos se ponían a sí mismos siempre primero, y nadie les podía negar algo que quisieran con tanto anhelo.

Y KyungSoo lo notó en el susurro de ChanYeol: el alfa lo deseaba, lo quería para él.

No sabía qué veían en él, pues era torpe, débil, pequeño, con unos pómulos demasiado marcados. Sus ojos eran pequeños, y cuando abría la boca parecía un maldito caballo. Su papá siempre se lo decía, los niños en el colegio igual, todo el mundo se burlaba de él.

Sólo quería que lo dejaran en paz con su JongIn, nada más.

Escucharon pasos bajando las escaleras y rápidamente se separaron, el omega limpiando su rostro con velocidad.

— ¡Innie quería verlo, tío Soo! — Chilló JongDae, cargando torpemente al bebé de casi un año y medio.

JongIn, al verlo, se rió y tendió sus brazos hacia él.

— ¡Upa, mami! — Balbuceó, sin perder un poco su sonrisa.

Por supuesto que KyungSoo no le negaría nada a su lindo osito.

Lo agarró entre risas, comenzando a llenarle el rostro de besos mientras le sonreía con amor, y lo atrajo a su pecho, cerrando sus ojos.

Ningún alfa le quitaría a su Innie. Primero moriría antes de que se lo arrebataran.

ChanYeol dejó el auto en el estacionamiento cuando vio a SeHun y BaekHyun fuera de su casa, como si lo estuvieran esperando, y supo que nada bueno podía salir de eso.

No cuando andaban de la mano con sus pequeños demonios, mejor conocidos como mocoso uno y mocoso dos.

Murmuró por lo bajo, apagando el vehículo, para luego salir con una expresión indiferente.

— ¡Tío abueeeeeeeeeeelo! — Saludó el mocoso uno con una sonrisa enorme.

Lo fulminó con la mirada, pero no lo intimidó para nada.

— ¿Qué ocurre? — Preguntó, mirando a SeHun —. ¿Quieren que cuide a estos mocosos? No pienso–

— No, señor amargado. — Le interrumpió BaekHyun —. KyungSoo es lo bastante amable para cuidar a nuestros bebés si se lo pedimos, no necesitamos de ti para eso.

Ouch. Eso dolió.

— ¡El tío Soo es tan divertido! — Apoyó el mocoso dos, sonriendo —. ¡E Innie es muy lindo, quiero darle besos todo el día!

— ¡Yo igual quiero darle besos, Dae!

— Basta, basta niños. — Regañó SeHun —. Vamos, queremos hablar contigo un momento. — No le dio tiempo a responder porque se giró hacia los menores —. ¿Por qué no van con el tío Soo? Pasen por el patio de ChanYeol y entran por la cocina, estoy seguro de que estará feliz de verlos.

Los niños aplaudieron con emoción, pero ChanYeol quiso decirles algo sobre que no hicieran un desastre con su comportamiento. Sin embargo, antes de poder hacerlo, desaparecieron como un rayo, gritando.

Malditos mocosos hiperactivos.

— Pasen. — Invitó ChanYeol desganado, abriendo la puerta de su casa.

La pareja entró con calma, contemplando el interior de la fría casa que sólo el alfa habitaba. Definitivamente le hacía falta algo de compañía, alguien que le diera un poco de color a su monótona vida. La decoración de la casa era tan... gris.

ChanYeol podía lucir como el típico alfa desalmado que se limitaba a pensar en sus sentimientos, pasando por sobre los demás, pero por dentro era algo así como una dulce bola de algodón que necesitaba de cariño y amor. Además, era completamente fiel a sus amigos, preocupándose de ellos, aunque no lo demostrara mucho.

— ¿Qué es lo que ocurre? — Preguntó, suspirando.

BaekHyun miró a su esposo con una ceja enarcada, preguntándole quién sería el primero en hablar.

— Baek habló con KyungSoo en la mañana. — Comenzó a decir SeHun.

Su marido rodó los ojos, bufando, en tanto ChanYeol levantó la cabeza con repentino interés.

— Te tiene miedo — Declaró BaekHyun con seriedad —, pero no porque quieras ser su alfa, sino porque teme que mates a su bebé.

ChanYeol ladeó la cabeza, curioso.

— Es mi deber — Dijo, sin placer alguno —, KyungSoo lo sabe muy bien.

— Es tu deber si lo tomas como omega. — Recalcó SeHun, poniendo una expresión cansada —. Lo único que tienes que hacer es...

— Lo quiero como omega. — Gruñó ChanYeol entrecerrando sus ojos oscuros —. No voy a dejar que se me escape.

La pareja lo observó en silencio unos segundos, esperando que se calmara lo suficiente para seguir con la conversación.

— KyungSoo no va a ceder fácilmente. Puede que nunca lo haga. Si no lo hace, vas a seguir insistiendo, cometerás un error y créeme que KyungSoo jamás podrá perdonarte, aceptarte por completo si le quitas a su bebé. — Dijo BaekHyun tranquilamente.

— Le daré más bebés. — Replicó ChanYeol con impaciencia —. Todos los que él quiera.

Los dos betas lo miraron en shock un momento, demasiado sorprendidos por las palabras de ChanYeol, que seguía luciendo calmado y serio.

SeHun abrió la boca para decir algo, pero BaekHyun habló primero:

— No lo entiendes. — Regañó, como una madre haría con su hijo —. Soo no permitirá que toques a su Innie, porque su bebé representa todo lo que nunca tuvo. — Baek le dio un suave golpe en la nuca —. No conoces a KyungSoo, nosotros apenas lo conocemos, pero está claro que tuvo una infancia difícil y que todavía hay cosas que no ha superado. Su Innie es su única fortaleza, así que no permitirá que se lo lleven.

ChanYeol arrugó los labios, haciendo un puchero de forma inconsciente, y frotó la zona donde Baek le dio el manotazo.

— Pero lo quiero como omega. — Dijo de forma lastimosa, como un niño pequeño haciendo un berrinche.

—¿Desde cuándo estás tan necesitado? — Se burló SeHun.

— Desde que lo vi en su jardín. — Refunfuñó ChanYeol.

La pareja volvió a quedarse en silencio unos segundos, pensando, y luego SeHun sonrió de forma minúscula mientras BaekHyun le decía con la mirada que no era una buena idea.

— Tengo un plan — Dijo Hun.

Baek chilló sonoramente, en tanto ChanYeol lo escuchó de forma atenta.

KyungSoo podía escuchar todo el griterío que venía del comedor mientras preparaba algo para cenar, sintiéndose más relajado al escuchar la risa estruendosa de JongIn.

KyungSoo podía escuchar todo el griterío que venía del comedor mientras preparaba algo para cenar, sintiéndose más relajado al escuchar la risa estruendosa de JongIn. DaeDae y Min eran unos pequeños demonios, lo tenía claro, pero siempre que se ponían a jugar con su Innie eran cuidadosos, así que no se preocupaba mucho de ellos.

Tocaron a la puerta de la cocina y frunció el ceño.

Limpió sus manos con el mantel, bajando el fuego del horno, antes de caminar hacia la puerta y abrirla, esperando ver a Baek o Hun buscando a sus hijos.

Por supuesto que se tensó al ver a ChanYeol de pie frente a él, inexpresivo, tranquilo.

— Hola. — Dijo, tratando de lucir relajado.

ChanYeol hizo un gesto hacia el interior.

— ¿Puedo pasar? — Dijo de forma suave —. Me gustaría hablar algo contigo, KyungSoo.

Mordió su labio inferior, pero se limitó a asentir, haciéndose a un lado para dejarlo entrar. ChanYeol no dijo nada más, se quedó observando la cocina con una expresión curiosa, para luego voltearse hacia el omega que seguía un poco cohibido.

— ¿Cuántos años tienes? — Le preguntó, mirando sus rechonchas mejillas, conteniendo el deseo de acariciarlas.

— Estoy por cumplir los diecinueve. — Respondió KyungSoo, un poco incómodo bajo la escrutadora mirada del alfa —. ¿Por qué, señor Park?

Claro, pretendía mantener las distancias para no confundir las cosas.

— Llámame ChanYeol. — Dijo, sin perder el tono suave —. Quiero que trabajes para mí.

KyungSoo se atoró con su saliva.

Tosió, incrédulo, y le miró con los ojos abiertos y la boca en forma de O, en clara señal de sorpresa.

— ¿Es una broma? — Tartamudeó KyungSoo incrédulo.

— No. — ChanYeol se encogió de hombros —. No paso mucho tiempo en casa y necesito que alguien se haga cargo de ella y del jardín. — Le señaló con un dedo —. Necesito que vayas tres días a la semana, los que más te acomoden, y te pagaré un millón de wons por día.

El pobre omega parecía a punto de sufrir un desmayo ante sus palabras, tan sorprendido y desconcertado por el ofrecimiento.

Porque lo que estaba diciendo el alfa era realmente... increíble para KyungSoo. Con todo ese dinero podría sobrevivir sin problemas durante mucho tiempo, hacerse cargo de las cuentas sin tener que privarse de algo, regalarle muchas cosas a su osito Innie y más.

— ¿Hay... hay alguna trampa en esto...? — Miró al alfa desconfiado, esperando que le dijera lo que tanto temía.

— No. — ChanYeol humedeció sus labios —. Aún quiero casarme contigo, KyungSoo, pero no quiero presionarte y deseo conocerte mejor. Así que por ahora te ofrezco esto.

KyungSoo tembló cuando ChanYeol se acercó, estrechando un poco sus ojos.

Pensó que lo iba a besar a la fuerza, que lo tomaría en sus brazos, y KyungSoo estaba listo para agarrar la sartén y darle un golpe, pero ChanYeol se limitó a acariciarle la mejilla.

— Deberías sonreír más, Soo. — Le dijo en un susurro —. Tienes una sonrisa hermosa.

Y tan rápido como llegó, se marchó como si nada, dejando a KyungSoo con su corazón latiendo a mil y las mejillas ruborizadas.

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