⻝ ┇ ❝siete.
ChanYeol frunció el ceño mientras miraba la carta del restaurante, sin decidir todavía lo que quería comer. Suspiró, exasperado, levantando la vista y encontrándose con la divertida mirada de Jihoon, que le observaba con cierta fascinación.
— ¿Y tu esposo? — Preguntó de forma burlona ChanYeol.
— ¿Ese bobo? — Jihoon rodó los ojos —. Mingyu está estacionando el auto, ya sabes lo lento que es para algunas cosas. — El omega lo miró, guiñándole un ojo —. ¡Te ves fantástico, ChanYeol!
— Si Mingyu se entera de que me estás coqueteando... — Dijo con advertencia ChanYeol, aunque sonreía con leve diversión.
— Bah, no me haría jamás nada. —Jihoon observó la carta —. Ugh, todo suena mal y horrible.
— Bebé, no digas eso. — Mingyu apareció de pronto, sonriéndole a ChanYeol —. ¿Cómo estás, Park? — Saludó, tendiéndole la mano.
— Pero quiero una sandía, amor, y acá no tienen sandía. — Los ojos de Jihoon se pusieron llorosos, y ChanYeol dio vuelta los ojos, sabiendo que estaba actuando sólo para que cumplieran sus caprichos —. Estoy esperando a tu hijo, y el pequeño tiene hambre.
— Oh, ¿así que decidieron agrandar a la familia? — Se burló ChanYeol, llamando su atención —. Espero ser el padrino.
— ¡Jamás! — Jihoon se cruzó de brazos —. No queremos que nuestro bebé sea amargado y aburrido como tú.
ChanYeol lo miró ofendido, mientras Mingyu tapaba su boca para ocultar la risa que quería salir.
A eso se refería ChanYeol cuando pensaba en lo extraña que era la pareja para esos tiempos. Normalmente, el omega solía ser más callado, sumiso y complaciente con su pareja alfa, sin querer interponerse, hablando sólo cuando era conveniente. Jihoon era todo lo contrario: grosero, fastidioso y bromista, y a Mingyu realmente no le importaba su actitud, siempre asintiendo en todo lo que dijera o pidiera.
Pero ChanYeol los envidiaba, en especial cuando Jihoon se recostaba contra Mingyu con total confianza, no por obligación, y el alfa lo rodeaba con un brazo, sonriendo automáticamente, como si fuera feliz con ese simple gesto.
Ordenaron algo para comer, y mientras esperaban, ChanYeol decidió sacar el tema que tanto lo estuvo estresando los últimos días.
— Encontré a mi omega. — Comentó, casualmente.
Jihoon escupió el agua que estaba bebiendo y Mingyu parpadeó.
— ¿Cómo? — Jihoon lo observó de forma incrédula —. ¿Tú, ChanYeol? ¿El mismo ChanYeol que decía que no quería un omega porque quitaban mucho tiempo? ¿El mismo ChanYeol que rechazaba a las más lindas omegas de la universidad?
— Me haces ver como un desgraciado. — Se quejó ChanYeol.
—Porque lo eres. — Secundó Mingyu, limpiando la comisura de la boca de Jihoon —. Bueno, no tan así, pero de todas formas... No estabas demasiado interesado en omegas, ChanYeol.
El alfa soltó un bufido, aunque no pudo evitar darles la razón porque, efectivamente, en la universidad lo que menos quería era relacionarse con omegas o crear un lazo con ellos.
— Bueno, cambié de opinión — Rezongó, mientras servían los platos de comida —. KyungSoo es un omega demasiado irresistible, si tan sólo lo vieran... — Sonrió de forma inconsciente —. Algún día lo conocerán y verán de qué les hablo.
Mingyu y Jihoon se miraron, ambos enarcando una ceja al ver la expresión soñadora de ChanYeol, pero prefirieron no burlarse o con toda probabilidad recibirían algún golpe. En cambio, sólo miraron con curiosidad a ChanYeol.
— Supongo que nos invitarás a la boda. — Dijo Jihoon de forma desinteresada.
— Me van a joder toda la vida si no es así. — Murmuró ChanYeol, frotando su frente —. Será el trece de junio en el estanque Anapji.
— ¿Dónde? — Mingyu lo miró incrédulamente —. ¡Eso debió haberte salido un ojo de la cara!
— ¡Yo quería casarme allí! — Chilló Jihoon, mirando a su esposo de forma acusadora —. ¡Pero este tacaño dijo que era demasiado caro!
ChanYeol se encogió de hombros, despreocupado.
— KyungSoo quería casarse allí y no le voy a negar eso. — Respondió como si nada —. En realidad, quería hablar sobre un asunto que incluye a KyungSoo...
La pareja lo miró, diciéndole de esa forma que siguiera hablando.
ChanYeol se removió, incómodo.
— Kyunggie me comentó unos días atrás que... bueno, su celo sería en dos semanas. — Dijo, un poco avergonzado —. Entonces él me pidió que... que lo marcara esos días, que era el motivo perfecto para que lo hiciera mío. — Bajó la vista, ruborizado —. El punto es que...
— No tienes idea del celo omega, ¿no es así? — Se burló Jihoon sin piedad.
ChanYeol negó con la cabeza, abochornado.
— Bueno, es sólo meter y sacar, ¿no? — Siguió riéndose Jihoon.
Mingyu rodó los ojos, tratando de no reírse al ver la expresión compungida de ChanYeol.
— Lo que quiero decir — Prosiguió ChanYeol entre dientes —, es que KyungSoo no es... no es un omega que sólo piense en follar y hacerme feliz. Digo, sé que, si se lo pido, esos serían sus únicos pensamientos, pero también quiero hacerlo feliz, no quiero que... no quiero que sea como todos los omegas que he conocido.
Jihoon dejó de reír, repentinamente interesado por el rumbo que estaba tomando la conversación. Mingyu asintió en señal de comprensión.
— Sí, entiendo lo que quieres decir. — Dijo Mingyu —. Siempre me pareciste un alfa distinto a los otros, ChanYeol. No piensas con el pene.
El omega comenzó a reírse y ChanYeol bufó con expresión de fastidio.
— Mira, lo que debes comprender primero, es que el celo no es como nos lo han enseñado todos estos años, ¿no? — ChanYeol asintió, prestando atención a lo que decía Mingyu —. Sí, los omegas suelen dejarse dominar por su instinto natural, por lo que van a sentir durante esos días un irreprochable deseo sexual, así que tendrás que atender a sus necesidades. — Jihoon le tomó la mano a Mingyu, sonriendo de lado —. Pero lo que muchos alfas parecen olvidar es que los celos no se tratan de ti, sino del omega. Se dejan llevar por el olor y follan como loco al omega, pero no se detienen a pensar un poco que quizás... el omega debe tomar el control en ese momento.
ChanYeol frunció el ceño, levemente confundido, pero Jihoon rodó los ojos.
— Lo que trata de decirte, cabeza de chorlito — Regañó el omega —, es que puedes follar a tu omega como loco, pero pregúntale si le gusta. Haz que su parte racional conecte con su parte omega, así de simple. Puede que lo estés follando, pero no se siente a gusto con la posición, quizás quería que le hicieras una mamada antes, tal vez quiere que haya un juego previo, en una de esas desea que–
— Está bien, está bien, estoy entendiendo. — Farfulló ChanYeol, rogando que nadie estuviera escuchando esa conversación.
— Eso espero. — Jihoon lo miró solemnemente —. Si haces eso, KyungSoo se dará cuenta de que realmente lo tomas en cuenta como persona y no lo ves sólo como un objeto que cuidar y follar.
ChanYeol asintió, comprendiendo bien el mensaje que le quería dar la pareja.
— Otra cosa — Mingyu miró con diversión a ChanYeol —, como ves, el lado omega lo estará dominando, así que no te sientas presionado si de pronto KyungSoo se pone demasiado cariñoso. Tú deber como alfa es mimarlo y hacerlo feliz, así que, si quiere abrazos después del sexo, aunque estén pegajosos, dale muchos abrazos. Si quiere sólo besitos, dale besos. No vayas con segunda intención, porque él puede sentir que no quieres darle mimos, y dejará de buscarte en ese sentido, y, entre nosotros, ChanYeol — Bajó la voz a pesar de que Jihoon pudiera escucharlo claramente —, es demasiado lindo cuando tu omega quiere que lo mimes. Tal vez deberías grabar eso.
Jihoon le dio un golpe a Mingyu, que soltó un quejido en voz baja.
— El lado omega es como un bebé — Añadió Jihoon como si nada —, así que es muy probable que KyungSoo no diga frases muy coherentes, sólo palabras sueltas y sonidos extraños. Si está disgustado, con toda probabilidad va a gruñirte. Hasta puede querer jugar como un niño pequeño, quien sabe.
El rostro de ChanYeol era un poema en ese momento.
— ¿Cómo?
— Ah, sí, en los primeros celos, Jihoon tendía a morderme el brazo o el hombro. — Comentó Mingyu como si nada —. No de forma dolorosa, sólo para jugar, ya sabes, como un niño que está jugueteando contigo. Si puedes, juega con él también, quizás así no se sienta tan avergonzado cuando el celo acabe. — Mingyu lo miró con gravedad —. Ten eso en cuenta, ChanYeol. Cuando el celo acabe, KyungSoo recordará muy bien todo lo que hicieron, y si llegas a gritarle o golpearle, quedará marcado de por vida. Es muy probable que si haces eso, KyungSoo no será capaz de tenerte nunca más confianza y comience a querer vivir sus celos sin tu ayuda, aunque eso se le haga doloroso.
ChanYeol puso una expresión de seriedad, comprendiendo claramente lo que le querían decir con ello. El celo era una etapa demasiado emocional, donde sólo el instinto gobernaba, y si el lado omega de KyungSoo no lograba confiar plenamente en él durante esos días, jamás podría hacerlo a pesar de que lo marcara.
Quizás a ello se debía el rencor con el que hablaba KyungSoo de su antiguo alfa. ChanYeol no quería imaginar lo que KyungSoo vivió en esos celos con HyunSik, en especial ahora que recordaba lo que le comentó de sus antiguos celos.
— No me voy a dar cuenta de... de si es bueno o malo porque... Mira, HyunSik sólo llegaba y me follaba, ¿lo entiendes?
Se imaginó a KyungSoo echado en la cama, dejando que su alfa hiciera lo que quisiera con su cuerpo, sin disfrutarlo realmente a pesar de que supuestamente estaba en celo.
— Alimenta y baña a tu omega, y háblale para que vea que lo estás acompañando. — Dijo Jihoon, calmado —. Y pasen esos días solos, sin nadie que reviente su pequeña burbuja, ChanYeol. — El omega bajó la voz —. En nuestros celos, a veces, nos sentimos demasiado vulnerables, y una presencia desconocida o que consideramos amenazantes nos altera un montón, quizás hasta el punto de hacernos llorar.
El rubio no preguntó, pero no era necesario hacerlo para saber a qué se refería Jihoon con ello: con toda seguridad, una persona desconocida o amenazante los interrumpió en su celo, y eso lo asustó como el infierno.
— Más que nada, ChanYeol — Prosiguió Mingyu —, disfruta esos días con tu omega. No lo veas como una obligación, sino como unas mini-vacaciones, así que no vayas a trabajar y concéntrate en las necesidades de tu pareja. Lo puedes pasar realmente bien, y no lo digo sólo por el sexo — Jihoon le dio un golpe en la espalda, haciéndolo reír —, sino también porque si conectas con tu omega... bueno, es increíble, ¿no lo crees?
ChanYeol miró a Jihoon y Mingyu, analizando cuidadosamente lo bien que se veían uno al lado del otro, como se complementaban, como parecían hablarse con la mirada, y sonrió de lado.
— Claro que lo creo. — Contestó, más tranquilo que nunca.
KyungSoo estaba jadeando cuando se apoyó en la pared en medio de la noche, cansado, agotado, sintiendo todo su ser caliente, y al dar un paso, pudo sentir el lubricante saliendo de su entrada y deslizándose por su entrepierna.
Su ano palpitó, ansioso de tener algo en su interior, y cubrió su boca, metiéndose a un callejón cercano, yendo al fondo, ocultándose tras unos basureros para tratar de soportar el inicio del celo. Si podía sobrevivir esa noche, mantenerse entero y después ir a esconderse bajo el puente, entonces todo estaría bien.
Abrazó sus piernas, controlando sus manos para no llevarlas a su miembro ya medio erecto. Si comenzaba a masturbarse, no podría detenerse después tan fácilmente.
— ¿Omega?
Se quedó quieto al escuchar la voz de un alfa cerca de él.
No. No. Cualquier cosa menos eso.
Tenía sólo dieciséis años, por el amor de Dios. No podía... no quería...
— Sal de allí, omega. — Ronroneó el alfa, dando otro paso.
El aroma alfa lo invadió, su cuerpo estremeciéndose en anticipación al notar la cercanía de alguien que podría satisfacerlo.
Pero la parte racional de KyungSoo gritaba que no quería, que huyera, que escapara lo más rápido de allí.
¿Hacia dónde, sin embargo? Estaba en un callejón sin salida.
Jadeó en voz baja, pero no tuvo que hacerlo. Los sentidos de los alfas eran desarrollados, podían oír cosas que los betas no, y más aún cuando un omega estaba en celo.
— Te encontré, omega. — Dijo el alfa, asomando su cabeza por el borde del basurero.
KyungSoo quiso chillar, escapar, pero de pronto las manos del alfa estaban en sus hombros, empujándolo contra el suelo, impidiendo que pudiera huir.
Era guapo, con piel blanca como la nieve, cabello castaño, ojos cafés y expresivos, alto, más que él. Sus labios eran color rojos y tenía unos pómulos un poco marcados.
— Oh, un omega hombre. — Dijo con sorpresa el alfa desconocido, y su voz envió unas vibraciones por el cuerpo de KyungSoo. Su entrada se humedeció más al escucharlo hablar —. Vaya, esto no me lo esperaba.
"Suéltame", quiso decir KyungSoo, pero sólo escapó de su boca unos balbuceos sin sentido. Tenía la leve esperanza de que el hecho de ser hombre lo espantara, hiciera que lo rechazara, pero no fue así.
No lo fue, se dio cuenta de eso cuando lo volteó con facilidad, dejándolo boca abajo, y levantó su trasero, bajando sus pantalones y ropa interior. Chilló, retorciéndose por el miedo, pero un gruñido del alfa le ordenó quedarse quieto.
— No... — Gimoteó apenas al sentir la mano del alfa acariciando su culo.
— ¿No? — El hombre lo soltó, pero no se relajó, escuchando el sonido de sus pantalones al ser abiertos —. ¿No quieres que te marque, omega? ¿A pesar de que estés todo mojado y húmedo para mí? ¿A pesar de que tu entrada esté latiendo por mí pene? ¿No quieres, pequeña puta?
Sollozó, negando con la cabeza, balbuceando torpes "no", sin embargo, no sirvió de nada cuando de una estocada el alfa entró en su interior, reclamándolo como suyo.
Dolió, no porque no estuviera listo –contra su pesar, su entrada ya estaba preparada para recibirlo, lubricada y dilatada–, sino porque no quería eso. Porque estaba siendo forzado, violado, y no podía hacer nada para evitarlo, sólo gimotear y sollozar, tratando de luchar débilmente contra el alfa que lo estaba penetrando sin compasión alguna. Su cuerpo se estremecía de placer, su pene estaba erecto, reaccionando contra las embestidas, pero su mente, su lógica, todo gritaba dentro de él que eso estaba mal, que no quería, que lo estaban abusando una y otra y otra vez.
KyungSoo quería morirse en ese momento, más cuando el alfa tiró de él, enterrando sus dientes en su cuello, marcándolo mientras anudaba en su interior.
Se derrumbó en los brazos del alfa, con su voz murmurando a su oído.
"Mío, mío, mío", decía, y KyungSoo no pudo negarlo.
Soltó un jadeo cuando abrió los ojos.
Parpadeó, confundido, pensando por un breve momento que HyunSik estaba acostado a su lado, durmiendo como si nada, que estaba en esa fría casa en la que vivió por dos años y que JongIn todavía no nacía.
Cuando se volteó, se encontró con la preocupada mirada de ChanYeol, y algo pareció relajarse al verlo allí, a su lado.
— ¿Tenías una pesadilla? — Le preguntó, enderezándose un poco.
Era domingo, el día libre de ChanYeol, así que ninguno de los dos estaba preocupado por levantarse temprano. Según el reloj de mesa, eran recién las nueve de la mañana, así que podían quedarse unas horas más en cama.
Se arrebujó al lado de ChanYeol, dejando que sus brazos lo rodearan.
— Sí, pero todo está bien. — Le murmuró contra su pecho —. Tú estás aquí, así que estoy bien.
— ¿Seguro? — Le insistió ChanYeol, todavía un poco preocupado.
KyungSoo levantó su cabeza, mirándolo dulcemente.
— Claro que sí — Le sonrió, besándole la nariz —. Cuando estás conmigo, todo parece ir bien.
Los ojos de ChanYeol brillaron ante sus palabras, y le revolvió el cabello de forma distraída.
— Mañana iremos al juzgado para empezar a tramitar el cambio de apellido de JongIn. — Le dijo ChanYeol, llamando su atención.
KyungSoo lo observó unos segundos antes de acurrucarse a su lado, con expresión un tanto avergonzada.
— Todavía no sé... cómo agradecerte por esto... — Le dijo en voz baja, sin mirarlo a los ojos —. Tú no tenías por qué hacerlo.
ChanYeol le acarició la nuca, mirando el techo de la habitación con una cara pensativa.
— No tenía qué hacerlo — Concedió ChanYeol dulcemente —, pero yo lo quise así. KyungSoo, quiero que tú y yo tengamos... una relación bonita, ¿entiendes? Quiero hacerte feliz y verte sonreír siempre, así que si debo aceptar a tu bebé, lo voy a hacer y lucharé por él.
¿Por qué eres así conmigo?, quiso preguntar cuando los labios de ChanYeol acariciaron su boca. ¿Por qué me quieres? No soy bonito. No soy obediente. No soy inteligente. No soy ni siquiera virgen para ti. ¿Por qué quieres estar conmigo, cuando ya estoy usado?
Pero esas palabras no salieron de su boca, no cuando de pronto ChanYeol estaba sobre él, sin dejar de besarlo, sus manos acariciando su costado, sus piernas, enviando escalofríos por todo su cuerpo.
— Omega. — Murmuró ChanYeol contra su piel, sus labios bajando por su mentón —. Tan lindo, tan bonito... tan dulce. Mi omega.
KyungSoo jadeó, sus piernas abriéndose automáticamente, dejando que ChanYeol se acomodara entre ellas. Podía sentir el bulto del alfa contra su entrepierna, y gimió en voz baja, casi en anticipación, en señal de excitación.
— Tuyo. — Susurró KyungSoo, antes de que ChanYeol volviera a devorarle la boca —. Tuyo, alfa.
ChanYeol gimió contra sus labios, embistiéndolo por sobre su ropa, y KyungSoo arqueó su espalda, demasiado perdido en el placer, en las corrientes eléctricas que estaba sintiendo en su cuerpo.
Su alfa murió hacía más de un año, y nadie en todo ese tiempo lo estaba tocando de la forma en la que ChanYeol lo hacía.
El alfa deslizó una mano por debajo del pantalón de su pijama, acariciándole el miembro de forma superficial, y gimió más fuerte.
— ¿Mami?
Chillando, KyungSoo echó a un lado a ChanYeol, botándolo de la cama.
ChanYeol soltó un quejido, pero KyungSoo no lo miraba, estaba contemplando la puerta abierta donde un somnoliento JongIn se asomaba, frotando uno de sus ojitos en señal de sueño.
— ¿Qué ocurre, bebé? — Preguntó KyungSoo con el rostro ruborizado, sin mirar a ChanYeol mientras se ponía de pie e iba a tomar a JongIn en brazos, que se acurrucó en sus brazos.
— Pesaila. — Murmuró el bebé, cerrando sus ojos, calmado en los brazos de su mamá.
Murmurando maldiciones, ChanYeol se puso de pie con expresión malhumorada, acostándose al ver que KyungSoo se echaba en la cama, acariciándole el cabello a JongIn. El niño volvió a dormir segundos después.
— Podrías dejarlo en su pieza otra vez y nosotros seguir con lo nuestro. — Comentó ChanYeol sin ganas.
KyungSoo besó la frente de JongIn.
— No me gusta dejarlo solo cuando tiene pesadillas. — Dijo KyungSoo con un tono de disculpa —. Desde lo de tu mamá que tiene sueños feos una vez a la semana.
ChanYeol puso una expresión culpable, observando a JongIn durmiendo en los brazos de KyungSoo, y acurrucó a los dos contra él.
— No es tu culpa. — Agregó KyungSoo al ver su rostro.
— Si hubiera llegado un poco antes...
— Llegaste, y eso es lo importante. — Contestó KyungSoo, besándole la mejilla —. Ahora, ¿no quieres dormir? — KyungSoo le pellizcó la nariz, sonriendo —. Siempre te quejas de que te gustaría dormir todo el día, así que podemos hacer eso.
ChanYeol sonrió, divertido, y besó una vez más al omega, dejando que el sueño lo alejara de la realidad.
KyungSoo siempre solía mirar un punto lejano cuando HyunSik tenía ganas de sexo. Se acostaba boca arriba o ponía en cuatro según el alfa quisiera, se abría de piernas y dejaba que HyunSik se descargara sobre él como deseaba, para luego ir al baño y tomar una pastilla que no lo dejara embarazado, no luego del parto de JongIn.
Además, se bañaba para quitarse el sudor y la esencia del alfa, volviendo después a la cama donde HyunSik ya dormía.
Así que esa noche, cuando salió de la ducha y se encontró a HyunSik todavía despierto, no pudo evitar poner una expresión de sorpresa.
— ¿HyunSik? — Preguntó amablemente, encontrándose con su mirada —. ¿Ocurre algo, mi amor?
HyunSik parpadeó.
— ¿Eres feliz, Kyunggie? — Preguntó con calma.
KyungSoo se sentó a su lado, envuelto en su bata, ladeando la cabeza.
— Claro que sí. — Contestó como si nada, sonriendo dulcemente, como se esperaba de él.
— ¿Por qué? — Insistió HyunSik.
KyungSoo frunció el ceño levemente, confundido, sin embargo, al ver la mirada grave de su esposo, trató de suavizar su expresión. Un omega no podía mirar a su alfa de esa forma, lo sabía.
— Porque tengo una casa. — Respondió, volviendo a sonreír —. Porque tengo una cama. Porque tengo comida. Porque tengo un bebé. Porque puedo servirte a ti, mi alfa.
Sabía que su voz sonaba a un robot, sonaba falsa, pero esa era la respuesta que se esperaba de él, y debía decirla a pesar de todo.
Al menos, eso creía hasta que de pronto su mejilla ardió y su rostro fue volteado con la palma de la mano de HyunSik.
Tragó saliva, volviendo a mirar al alfa, tratando de evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas. HyunSik lo observaba con gravedad, todavía con la mano levantada.
— Si te estoy preguntando, KyungSoo — Dijo HyunSik duramente —, es para que me contestes con la verdad. — Lo tomó de la barbilla, apretando sus mejillas, y contuvo el grito de dolor —. ¿Eres feliz?
Quería retorcerse, llorar, pero no podía hacerlo. A HyunSik no le gustaba cuando lloraba, porque decía que se ponía feo. Más feo de lo normal.
Tembló.
— No lo sé. — Admitió, esperando que HyunSik lo soltara.
Recibió otra bofetada, pero se quedó quieto, sintiendo el sabor a sangre en su boca.
— ¿Por qué no eres feliz? — Gruñó HyunSik.
KyungSoo quería volver a mentirle para tranquilizarlo, sin embargo, sabía que HyunSik notaría su mentira enseguida.
— Porque no te amo. — Balbuceó, antes de que el alfa lo tomara de las mejillas otra vez.
— ¿No me amas a pesar de todo lo que te he dado? — Interrogó HyunSik sin dulzura en su voz.
A KyungSoo le dolía el rostro por el fuerte agarre.
— Perdón. — Murmuró a medias, sollozando.
— Omega inútil. — Gruñó HyunSik, soltándolo y tirándolo a la cama —. Te he dicho mil veces que no me gusta que llores.
Asintió, limpiándose las lágrimas lo más rápido que pudo, pero no pudo volver a detenerlas cuando el alfa lo puso boca abajo, levantando su trasero y quitando la bata de su culo.
Lo único que pudo hacer fue cubrir su boca para que no escuchara su llanto cuando lo embistió.
Hizo una pequeña mueca cuando los brazos de ChanYeol lo rodearon por la cintura, atrayéndolo a su cálido cuerpo. Medio dormido, medio despierto, contempló a JongIn jugando en el suelo con sus peluches, ajeno a ellos.
— ¿Otra pesadilla? — Murmuró ChanYeol contra su oído.
KyungSoo se arrebujó a su lado, asintiendo en silencio, y pudo escuchar su suspiro.
— ¿Quieres contarme? — Preguntó ChanYeol con tranquilidad.
Negó con la cabeza, ocultando su rostro contra el pecho de ChanYeol.
Para su sorpresa, el alfa no insistió, aunque podía adivinar que quería seguir preguntando, quería saber qué ocurría.
— ¿Mami? — Preguntó JongIn, curioso.
Pero KyungSoo no se volteó. No quería ver a JongIn, ver sus ojos, que se parecían tanto a los de HyunSik.
— Mami no se siente bien, Innie. — Dijo ChanYeol con ternura —. Anda, sigue jugando.
El niño hizo un sonido extraño, pero obedeció, llevando su atención al peluche de conejo que había apodado como Dae y al de un zorrito al que llamó Min.
KyungSoo no quería separarse de la calidez de ChanYeol, de sus brazos que lo apretaban con cariño y amor, sin embargo, algo en el fondo de él temía que todo eso fuera una ilusión que se iba a romper apenas llegara su celo.
Le mintió descaradamente a ChanYeol: quiso quitarle importancia al celo, decirle que iba a estar bien, pero no pudo evitarlo porque así se lo enseñaron.
KyungSoo temía que el día de su celo ChanYeol lo tomara sin miramientos, de forma salvaje, tal y como hizo HyunSik esa noche fatídica de años atrás. Que se aprovechara de su estado e hiciera lo que quisiera con su cuerpo, le ordenara hacer cosas que no quería hacer.
No quería que su relación fuera sólo sexual, lo que quería era que entre ellos hubiera amor.
Confianza. Cariño.
Pero ¿cómo iba a existir algo así entre ellos si KyungSoo le ocultaba cosas a ChanYeol?
Un breve y horrible pensamiento cruzó por su cabeza.
¿Y si ChanYeol se enteraba de la verdad luego de estar casados? ChanYeol lo odiaría para siempre.
ChanYeol podría vengarse diciendo que JongIn no era hijo suyo. Y ahora que los trámites comenzaron, ahora que en menos de un mes JongIn sería declarado hijo de ChanYeol, ¿cómo podría...?
Tragó saliva.
— Kyunggie, me estás enloqueciendo. — Murmuró ChanYeol en voz baja contra su oído.
KyungSoo levantó la vista, encontrándose con los torturados ojos de ChanYeol.
El omega sabía que estaba soltando de forma inevitable feromonas de miedo, lo que hacía que el alfa en ChanYeol enloqueciera, quisiera consolarlo de alguna forma.
Tomó aire.
— ChanYeol... — Dijo, tímidamente. El rubio lo miró con calma —. Tú... tú me quieres, ¿cierto?
ChanYeol frunció el ceño levemente ante la pregunta, un poco confundido, pero asintió con lentitud.
— Claro que sí. — ChanYeol besó su nariz, causándole cosquillas —. Creo que... eres la persona que más quiero en el mundo.
KyungSoo se ruborizó, bajando la vista.
— Si yo te contara algo... ¿tú no me odiarías? — Su voz tembló —. ¿No terminarías con nuestro... compromiso?
ChanYeol se enderezó, pero no lo alejó de su regazo, prestándole atención totalmente.
— ¿De qué estamos hablando, KyungSoo? — Le preguntó, y el omega quiso llorar porque lo llamó con su nombre, no con un apodo de cariño.
Se removió, pero el fuerte agarre del mayor impidió que pudiera alejarse.
— Yo... mhn... — Mordió su labio inferior —. Yo estoy... estoy sucio, ChanYeol.
— Si es porque ese otro alfa te marcó antes...
— No, no. — No lo estaba mirando a los ojos, se sentía incapaz de hacerlo. No quería ver el odio allí, el asco, la decepción —. Cuando... cuando era niño y vivía con papá, él... él tenía muchas deudas. — Podía sentir su garganta apretada, sus ojos llorosos ante los recuerdos —, así que... que para pagarlas... él me... él dejaba que sus amigos me tocaran...
ChanYeol permanecía en silencio, sin embargo, podía sentir como su agarre se tensaba, como la rabia exhalaba de su cuerpo.
KyungSoo tomó aire.
— A ellos... a ellos les gustaba que usara mi boca para... para satisfacerlos — Estaba llorando, pero no podía parar, no podía evitarlo —, y me... me obligaban a tragarlo, entonces... entonces estoy sucio, ChanYeol. Lo siento. Lo siento mucho. Perdóname.
Hubo un pequeño silencio en el que sólo sus hombros se sacudían por el llanto, pero mordía su labio para no llorar como desquiciado. Eso de seguro asustaría a JongIn, que seguía jugando en el suelo, sin tomarlos en cuenta.
La mano de ChanYeol tomó su barbilla, obligándolo a mirarlo, pero no en un toque brusco, duro, sino de forma suave y cariñosa.
— ¿Por qué pides perdón? — Le preguntó con voz grave —. ¿Acaso eso era tu culpa?
Negó con la cabeza, tímido, asustado.
— Porque...
— No era tu culpa. — ChanYeol le dio un pequeño beso en los labios —. No me importa, Kyunggie, realmente no lo hace. — El alfa frunció levemente el ceño —. Bueno... si me importa, pero no de la forma en la que tú crees. — Suspiró, atrayéndolo a su regazo y revolviéndole el cabello —. Lo que quiero decir es que... Odio que te hayas visto expuesto a eso cuando no lo merecías y necesito hacer pagar a todo aquel que te tocó. Pero no podría odiarte a ti. — Besó su frente —. Jamás podría odiarte a ti, mi amor.
— ¿Aunque sea tonto, no sea bonito y sea muy chillón a veces? — Le preguntó, suspirando.
— Primero que todo. — ChanYeol le pellizcó la nariz, haciendo que se quejara —. No eres tonto, eres el chico más inteligente que haya conocido alguna vez. Segundo, eres el omega más hermoso del mundo, sólo verte hace que mi día sea mejor. Y tercero — ChanYeol volvió a levantar su rostro —, quiero hacerte chillar todo el tiempo.
KyungSoo se ruborizó por completo, pero en respuesta, sólo abrazó a ChanYeol con una sonrisa suave.
— Te quiero, ChanYeol. — Le dijo, sin soltarlo y dejando que sus brazos lo sostuvieran esa tarde.
— ¡Tamién te queio, mami! — Gritó de pronto JongIn, abrazando a sus dos peluches.
ChanYeol miró al bebé con mala cara en tanto KyungSoo se reía, contento de tener ese pequeño y feliz momento junto a las dos personas que más quería en ese mundo.
KyungSoo recordaba muy bien que HyunSik no lo fue a ver los tres días que pasó en el hospital luego de que JongIn naciera.
Pero no podía importarle menos, si era honesto. No cuando tenía en sus brazos a ese bebé llorón y rechoncho, que con sólo un balbuceo era capaz de hacerle sonreír por horas. No, realmente no le importaba un poco que su alfa casi lo hubiera dejado abandonado en el hospital.
Sólo lo vio otra vez cuando lo fue a buscar para regresar a casa, preguntando por el nombre de su cría, asintiendo con aprobación al escuchar que lo llamaría JongIn. Apenas miró al bebé, ignorándolo a los dos, sin embargo, a KyungSoo seguía sin importarle. Sólo tenía ojos para mirar dormir a JongIn, para mirar sus mejillas regordetas, sus pequeñas manitos.
A HyunSik, por el contrario, su actitud terminó por cabrearlo pronto. En especial cuando llegaron a casa y KyungSoo seguía pendiente de JongIn, pasando de él, preocupado más de que JongIn comiera y durmiera abrigado y bien.
Así que cuando salió del cuarto de JongIn, dispuesto a ir a dormir, HyunSik lo agarró sorpresivamente del cabello y tiró de él. Su lado omega le dijo que se dejara hacer, y a pesar de estar asustado, nervioso y aterrado, se dejó arrastrar. Sabía que, si comenzaba a resistirse, sería peor porque físicamente era más débil que un alfa.
Esa fue la primera vez que su alfa lo golpeó hasta el punto de dejarlo casi inconsciente. La primera y única vez, porque fue suficiente como para que KyungSoo comprendiera que tenía que poner a su alfa siempre primero en lugar de su bebé.
Lo comprendió, por supuesto, pero una cosa era comprenderlo y otra era hacerlo.
KyungSoo jamás pondría primero a otra persona que no fuera a JongIn.
Jadeó al abrir los ojos, pero no por el recuerdo fugaz que cruzó su mente, sino porque su cuerpo estaba ardiendo.
Miró la hora, gimiendo al ver que eran las diez de la mañana. Como si hubiera sido un sueño, recordaba a ChanYeol levantándose para ir a trabajar, besándole al despedirse, murmurando algo de que olía muy dulce ese día, y no lo relacionó al principio.
¿Por qué no lo hizo?
Su estómago se revolvió mientras un calambre en su vientre lo hacía encogerse. De forma desesperada, abrazó la almohada de ChanYeol, inhalando su olor, y balbuceó unas débiles palabras, incapaz de pensar coherentemente.
Pudo sentir el pantalón de su pijama húmedo, y cuando se movió, un líquido caliente se deslizó por su ano, empapando más sus ropas.
Sollozó al notar la leve erección en su entrepierna.
— A... alfa... — Susurró, abrazando otra vez la almohada, como si fuera ChanYeol.
Jadeante, sin soltar un poco el objeto, estiró su mano y marcó el primer número disponible, que siempre tenía en caso de emergencia.
Gimió por un nuevo calambre, pensando en ChanYeol sobre él, haciéndolo suyo, besándolo por todas partes, sus manos acariciándolo, su miembro anudando en su interior.
Sus dientes mordiendo en su cuello.
El sólo pensamiento de ello lo estremeció por completo.
— ¿KyungSoo? — Contestó Baek al otro lado de la línea, extrañado.
Se volteó, respirando aceleradamente.
— Ce... — Jadeó, incapaz de formar palabras coherentes.
— ¿KyungSoo? ¿Qué ocurre? — Baek inmediatamente sonó preocupado —. ¿Necesitas ayuda en algo? ¿Quieres que llame a ChanYeol?
Asintió como un niño pequeño, y se dio cuenta de que Baek no podía verlo.
Lloriqueó, necesitado.
— Celo. — Gimoteó, llevando la almohada contra su entrepierna, comenzando a frotarse contra ella.
— ¿Qué? — La voz de Baek era ahora tensa.
— Celo. Estoy en celo. — Fue capaz de decir apenas —. Baek, necesito... necesito a Cha-ChanYeol... — Sollozó, descontrolado —. Lo necesito. Estoy en celo.
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