♡ → Capítulo vigésimo tercero (tercera parte)

Como lo prometí, aquí está la segunda parte del smut y... una sorpresa al final.

¡Arriba el Showki! 

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"¿Qué es lo que acaba de pasar?"

Pensó mientras subía las escaleras a prisa, sintiendo no solo la cara arderle sino también el resto del cuerpo. Podía jurar que estaba a un latido de estallar tan sólo con recordar lo que hacía apenas unos minutos el mayor le había hecho.

No sabía si sentirse avergonzado de sí mismo por semejante acontecimiento, él no era quien había llevado a cabo nada, sin embargo, lo recibió todo, y con qué ganas. Jamás en su vida habría pensado que eso era lo que Hyunwoo tenía preparado para él; aunque si lo pensaba bien quizá todo había sido mera improvisación. Igualmente, había pasado y ahora no sabía si entrar en pánico o mantenerse calmado.

Claro, no es como si la lengua de su... algo (porque aún no tenía idea de la etiqueta que les identificaba a los dos) no hubiese estado hacía un rato en su culo y eso fuese algo malo. Todavía sentía las piernas temblorosas y la ligera sensación húmeda entre sus nalgas. Es decir, todo eso podía considerarse 'normal', ¿verdad?

"El pánico no es una opción, Kihyun."

Repitió en su mente para tratar de convencerse de que explorar su sexualidad no estaba mal, mucho menos un delito. Estaba bien haber disfrutado hacer algo así y querer repetirlo. Dios, quería repetir todo con Hyunwoo.

Estaría enloqueciendo ahora, era la explicación razonable que se daba porque no estaba (sí lo estaba) en sus estándares danzar entre la negación y la aceptación, pero así actuaba cuando algo le hacía entrar en inminente pánico.

-Kihyun, relájate.

Se dijo a sí mismo, percatándose de que había permanecido quizá demasiado tiempo a la entrada de la habitación principal, resolviendo su conflicto interno por... por nada la verdad, estaba haciendo (otra vez) el escándalo de un adolescente. Resolvió respirar tres veces y contar hasta diez para finalmente soltarse y aceptar lo acontecido, refugiándose en el hecho de que todo había resultado glorioso y que con Hyunwoo no tenía por qué sentir vergüenza ni arrepentimiento.

Terminó por entrar al cuarto del moreno y por primera vez se dio a la tarea de detallar con calma el lugar. Hyunwoo tenía gustos sencillos, la decoración allí se mantenía igual que en el resto de la casa: entre lo moderno y lo clásico.

Notó la ausencia de un televisor, en su lugar una repisa con algunos libros y objetos variados. El espacio, en sí, era amplio y la mayor parte solo la ocupaba la cama y un mueble semejante a una peinadora. Las ventanas y el sofá a un costado de estas eran su detalle favorito, sin mencionar el hecho de que todo olía divino. Todo en esa habitación se parecía a Hyunwoo, olía a Hyunwoo.

Sin darse cuenta había terminado por treparse con cautela a la cama, rodeándose de la frescura de las sábanas limpias. Se abrazó a una de las almohadas y sonriendo se permitió acurrucarse. Sólo en ese entonces fue que reparó en la felicidad que sentía, en lo completo que estaba y en el maravilloso cumpleaños que la vida le había obsequiado.

Podía decirlo, gritarlo si quería... él era una persona afortunada, quizá la más afortunada del mundo en ese momento. Reafirmaba entonces que el haberse dado esa oportunidad con el mayor había sido la mejor decisión de todas.

"Y si todo esto es sólo un sueño, por favor que no se acabe."

Pensó al soltar un suspiro, sonriendo contra la almohada a la que ahora se aferraba.

-Ya está todo... ¿Kihyun?

Escuchó la voz a su espalda y rápidamente se incorporó, quedando sentado al centro de la cama viendo a un curioso Hyunwoo que parecía estar meditando si debía disculparse por interrumpir algo.

-¿Estabas durmiendo? Podemos dormir si gustas...

-¡No, no! Es solo que tú cama es muy cómoda, Hyung.

Se excusó de forma apresurada. No era del todo una mentira que estuviese cansado, pero por nada del mundo echaría a la basura el tiempo que podía invertir estando con Hyunwoo, de la manera que fuera pero estando despierto a su lado, disfrutando.

Seguía sintiendo al moreno un tanto dudoso por su respuesta. Por ello se bajó de la cama y caminó con determinación hasta el otro. No más vergüenza, no más dudas, no más negación. Quería continuar lo que habían dejado pendiente en la sala, quería tener a Hyunwoo tan cerca como para ser uno y no dos. Quería, necesitaba...

-Te tardaste mucho, ya me sentía sólo.

Murmuró estando de frente al moreno, olvidando la pena que le producía su semi-desnudez. Sus brazos los arrojó de manera que pudieran envolverle el cuello al otro y sin esperar una respuesta, se alzó sobre las puntas de sus pies para besarle en los labios. Dejó en claro sus intenciones (y emociones) en la caricia tersa que sus belfos dieron a los impropios, se dejó llevar por el afecto que sirvió para encender otra vez la chispa entre los dos, y sólo entonces, cuando fue demasiado y sus pulmones parecían quemarse se apartó, satisfecho, agitado, sonriente.

-Sabes a menta...

Pensó en voz alta, recibiendo una corta risa como respuesta del mayor.

-Pues, sí. Después de hacer ciertas cosas es mejor asearse.

Atendió a la corta explicación del mayor y asintió. A pesar de estar sonrojado, estaba al tanto de que su opuesto no se daría cuenta de eso porque a la cercanía que guardaban era propicio mantener los ojos cerrados y simplemente disfrutar de la presencia del otro. Y hablando de disfrutar, su corazón parecía igual o más contento que él porque cada vez que sus labios rozaban en una palabra los del moreno, sentía un vuelco en el pecho. Estaba tan feliz, tan repleto... pero quería más y sabía que Hyunwoo le daría más.

-Mh... nunca dejas de ser considerado, ¿verdad?

-Es una de mis mejores cualidades.

Meditó sus palabras antes de pronunciarlas. No es que buscase algo en específico, solo quería probar de qué manera le afectarían las respuestas del moreno.

-Y entonces... ¿me darás lo que yo pida ahora?

-Lo que quieras.

Escuchó al mayor responder de inmediato a lo que no pudo evitar robarle un pico de los labios, posteriormente besando el mentón ajeno. Pasando su mano delicadamente por entre sus cabellos hasta sujetar su nuca, derrochando sensualismo (devoción) en sus acciones.

-¿Si te pido un auto?

-Te lo compraría...

Le besó de nuevo esta vez en la comisura de los labios al tiempo que su diestra se paseaba ligera por el rostro ajeno, permaneciendo cerca, sosteniéndole con la misma gentileza que imprimían las manos ajenas al asegurarse en su cintura.

-¿Si te pido la luna?

Susurró contra los labios ajenos, dejando que el otro incluso interpretase más sus palabras por el movimiento de sus labios que por los propios sonidos.

-Te la bajaría. Las estrellas también, si me las pidieras...

Y eso... eso en definitiva era lo más romántico que había escuchado y vivido en carne propia a sus recién cumplidos veintiocho años. Abrió sus ojos con lentitud notando al instante los orbes que además de expectantes le miraban fascinado. Manteniendo la misma distancia (prácticamente nula) entre los dos, sentía el corazón del moreno martillando contra su propio pecho, fácilmente sincronizado a la velocidad del suyo.

Y si eso que estaba sintiendo ahora: la reciprocidad tan obvia, la calidez que le envolvía, el mareo y revoloteo de sus sentidos... si todo eso no era amor, nada lo sería.

-Por suerte... lo único que quiero ahora es tenerte a ti.

Habló con honestidad desde el fondo de su corazón, que de pronto volvió a arder entre llamas entusiastas cuando moreno asaltó su boca, robándole el aliento en un beso revelador.

Se desligaba del razonamiento lógico de cómo podían pasar de decirse cursilerías a desearse con tanto fervor. No era momento para reparar en nada que no fuese conectarse con el otro en la intimidad.

Allí la revelación: la simplicidad con la que podía entregarse a Hyunwoo, saltando entre un plano y el otro encontrándose siempre tranquilo y querido.

Por ello correspondía airoso a los besos, chupando y mordiendo los belfos del otro, ahogando jadeos cada vez que sus cuerpos se frotaban de la más exquisita manera.

-Mucha ropa, no es justo. Quítatela.

Demandó tras dejar ir la lengua del otro luego de una particular succión que sacó un gruñido del mayor.

-Estoy de acuerdo contigo. Demasiada ropa.

Sonrió al percibir el desespero en el tono de voz del mayor. El mismo desespero con el que las manos ajenas palpaban su cuerpo alzando la única prenda que le vestía, pero no, esa vez no le daría el gusto al más alto.

-Mh... no. Tú primero, quiero verte ahora.

Protestó con urgencia, alzando el suéter del moreno por los bordes, ayudándose con el otro a descartar la prenda rápidamente para seguir con sus pantalones. Sus manos trazaron el camino desde los pectorales marcados del mayor, reconociendo cual artista el estar de frente a una obra maestra. Pasó entonces por todo su torso, clavando hasta las uñas en rasguños superficiales que de algún modo en su mente le indicaban que en efecto era real, tangible. Hyunwoo existía allí y ahora para él.

Desvergonzadamente y sin apuro sus manos terminaron por colarse desde frente de los pantalones que ni siquiera había desabrochado, apretando, acariciando.

-K-kihyun, bebé.

-Te deseo tanto, Hyunwoo. ¿Tú me deseas a mí?

-Esa no es una pregunta, es un hecho. Mira lo duro que me tienes.

Gimió a causa de dicho testimonio, sus manos seguían tanteando con dificultad dentro de la ropa. Ambos a ojos de otros en ese momento podían parecer un desastre, pero no importaba porque en medio de ellos siempre encontraban el orden que les gustaba.

Ni cuenta reparó en el momento en el que su boca se hubo pegado a los pezones ajenos, atendiéndolos, intercalando las caricias con sus labios, dientes y lengua. Sólo cuando el mayor le hubo alzado el rostro para besarle fue que emergió de su trance. Retiró las manos de aquel lugar para así finalmente soltar esa prisión, tragándose el suspiro de alivio que el moreno dejó en su boca al ser liberado.

Fue entonces con eso que una nueva necesidad hizo mella en su cuerpo y, atendiendo a sus deseos le besó en los labios repetidas veces al mayor antes de colocarse de rodillas, actuando en automático al copiar vagamente las acciones que el moreno había llevado a cabo para con él hacía rato. Sintió una mano sobre su cabeza y luego el murmullo de una voz ronca llamar su atención.

-Bebé. Kihyun... no tienes que hacer esto.

-Pero así lo quiero.

Le cortó mientras tiraba más de esos pantalones hasta dejarlos a la mitad de los muslos ajenos, llevándose también la ropa interior de este. Al instante le recibió la cruda e hinchada erección del otro casi golpeándole en el rostro, pero no le importó, más bien, ambicionó esa proximidad.

-No es la primera vez que lo hago de todos modos.

-¿No?

Escuchó la pregunta incrédula por parte del mayor, la que le hizo esbozar una sonrisa en medio de los besos que comenzó a plantar despacio apenas saboreando la piel desconocida.

-Una vez... cuando tenía dieciséis, estando ebrio en una fiesta le hice un oral a un amigo. En ese tiempo sé que hice un trabajo horrible, pero quiero aprender a hacerlo bien contigo. Para ti...

Acabó su explicación al pasear la lengua por la punta del falo del mayor, percibiendo no solo el sabor salado del líquido pre-seminal del moreno, sino también el temblorcillo que sacudió el cuerpo ajeno.

-Mierda... Kihyun.

Le asombró la soltura que adquirió la boca del mayor. Hyunwoo no solía decir groserías, pero en ese contexto le sentaban bien. Y si lo pensaba, se sentía halagado de que el otro se rindiera a soltar profanidades porque eso le decía que estaría cumpliendo con su cometido.

Repitió la acción para acostumbrarse al sabor nuevo, que aunque no fuese lo mejor del mundo tampoco le desagradaba. De esa manera y un tanto más tímido que antes, quiso recorrer con calma la longitud para aprender más lo que al otro le agradaba, recordando cómo el mayor lo había hecho para asegurarse de que gozase.

Si lo meditaba, no iba a ser capaz de meterse todo en la boca, pero para ello tenía sus manos las cuales usó para guiarse cuando finalmente engulló al mayor, empezando a chupar con cierta dificultad al tiempo que se enseñaba él mismo a domar la situación. Sabía que a sus movimientos les faltaba gracia, pero a juzgar por la pesada respiración del moreno y por el reflejo lujurioso en su mirada, intuía que al menos algo estaría haciendo bien.

-Mhm... ¿Y si te pido que te corras en mi boca?

La pregunta salió sola, lo que le causó extrañeza incluso a él. Pero rápidamente el asombro cambió a necesidad, al antojo insaciable que tenía por el mayor, porque si bien antes no le apetecía tragar semen, ahora la idea le resultaba agradable. Sólo porque era Hyunwoo de quien se trataba.

-¿De verdad quieres eso?

Asintió un par de veces, lento pero seguro. Notó lo tenso de los músculos ajenos y como éste parecía reprimirse de cierto modo. Odiaba ver a Hyunwoo reprimiéndose, por lo que volvió a tomar cartas en el asunto al ponerse en acción.

Ya con la mitad del falo ajeno en su boca, su diestra envolvía lo que no alcanza y así se movía de a poco, acostumbrándose a la sensación de llenura y al jaloncillo incómodo en su mandíbula, Hyunwoo no sería enorme pero estaba dotado, sin mencionar que su falta de experiencia no le permitía hacer cuanto quisiera. Su boca hacía los sonidos más lascivos que pudiera imaginar y eso junto a los roncos gemidos y jadeos del mayor le hacían estremecer en su lugar. No era para nada una sorpresa que su miembro hubiese vuelto a la vida interesado en todo ese ajetreo, pero no se tocaría, no aún, ese momento se lo dedicaría a Hyunwoo.

-B-bebé, Kihyun... ngh... Kihyun.

Mantenía los ojos cerrados mientras cumplía con su faena, no se arriesga a ver al mayor porque no sabía si eso llegaría a cohibirle, así que permanecía calmado, gozando de ese nuevo placer que sentía a punta de complacer a su amante.

-Kihyun... espera, espera.

Escuchó decir a su adverso y solo entonces registró la fuerza con la que el otro aferraba su mano a sus cabellos intentando detenerle sin causarle daño. Se apartó alarmado viendo de inmediato al mayor.

-¿H-hice algo mal, Hyung?

Preguntó, advirtiendo inmediatamente el tono rasposo en su propia voz.

-No necesariamente, sólo... no aprietes tanto los labios, bebé y... ten cuidado con los dientes.

Pudo jurar que en ese momento haría combustión espontánea de lo avergonzado que estaba, sin embargo, permaneció firme prefiriendo tomar los consejos del mayor como un incentivo para corregir su técnica.

Dejando las penas a un lado, volvió a su lugar esta vez haciendo como su opuesto le había indicado apreciando inmediatamente el cambio en su contrario. Sonrió para sus adentros y continuó, esta vez dándole mayor protagonismo a su lengua con la cual acariciaba cuanto podía de la longitud caliente y pulsante en su boca.

-A-ah... sí, así está mucho mejor, bebé. Joder, sigue, sigue.

Su corazón latía a mil por hora y su cuerpo reaccionaba naturalmente con las recompensas verbales que el mayor daba. De vez en cuando percibía el suave empuje de las caderas adversas contra su boca y entonces intentaba relajar la garganta para que el otro pudiese entrar más, no obstante las arcadas hacían aparición frustrando su buena intención. Incluso llegando a sacarle lágrimas que no llegaban del todo a empaparle las mejillas.

-K-kihyun, tómalo con calma, no tienes que hacer eso... mhm...

No quería admitirlo pero empezaba a impacientarse. Con mayor ahínco chupaba ahuecando las mejillas mientras subía y bajaba a lo que daba, y el moreno le permitía. Sentía estar haciendo un desastre de saliva en el miembro ajeno, pero al mayor parecía gustarle bastante el asunto. Pero igual en contra de su voluntad, se tuvo que dar un momento para descansar, relamerse los labios hinchados y acariciar su mandíbula adolorida. Por el momento dejaba a su mano masturbar fluidamente al más alto.

-¿Te cansaste?

Escuchó la breve interrogación que guindaba de la empatía y preocupación del mayor.

-Un poco... no es tan fácil como pensé.

Una risa y luego un suspiro.

-No, no es tan fácil hacerlo bien la primera vez, bebé.

-Sigo queriendo que te corras en mi boca.

Sentenció seguro de sus palabras, pero al mismo tiempo desanimado por su falta de experiencia.

-Eso... lo podemos resolver. Ven aquí.

No quería parecer derrotado, pero así se sintió cuando finalmente se hubo colocado de pie registrando recién el ardor en sus rodillas desnudas que habían estado en contacto tanto tiempo con la fría cerámica del suelo. Sus labios los mantuvo en una mueca casi (demasiado) infantil a lo que notó inmediatamente como el mayor pareció enternecerse.

-Hey... no tienes que ponerte a sí. Lo hiciste excelente.

Se permitió regodearse en ese cumplido y decidió simplemente creerle al mayor, dejando que este le besara a su antojo tras tomarle con una mano del mentón.

Fue entonces, en medio de la danza erótica entre sus labios, que registró los espasmos sutiles en el cuerpo del moreno y el como la respiración de éste se iba haciendo cada vez más laborosa mientras se masturba entre sus cuerpos.

La escena en sí se le antojó tan libidinosa que no pudo evitar soltar un gemido entrecortado. Besaba al mayor con el mismo desenfreno con el que éste movía su mano, alentándole a continuar, paseando sus manos por donde fuese que sintiera calor. Sentía su propia erección doler pero seguía firme ante su decisión de dejarle todo el protagonismo al moreno.

-¿Todavía lo quieres?

Escuchó decir a éste contra sus labios.

-S-sí, sí.

-Arrodíllate entonces, bebé.

No le hizo falta más nada para caer de nuevo de rodillas ante Hyunwoo. Y solo le hizo falta una mirada desde su lugar para saber la cercanía que tenía éste a su ansiada eyaculación. Codiciando el momento se mantuvo junto al moreno esperando una indicación que no tardó nada llegar.

-A-abre la boca.

Sin esperar más y queriendo demostrar al mayor de lo que era capaz, apartó su mano y la reemplazó con su boca moviéndose rápidamente hasta lograr finalmente su objetivo.

En una sacudida y un aullido de placer tuvo al mayor viniéndose, llenando con chorros de tibia esperma su acceso. Le fue imposible no ahogarse con la venida del otro, le había tomado parcialmente desprevenido, por lo que parte de aquellos fluidos ahora se escurrían por su mentón junto al exceso de saliva, pero todo lo que en su boca había quedado lo tragó con gusto relamiendo luego sus labios.

-Joder, Kihyun... eres mi perdición.

-T-tomaré eso como un cumplido.

Respondió sonriendo al moreno quien en un abrir y cerrar de ojos le alzó en brazos llevándole consigo a la cama.

El asalto pasional que sufrió en el momento noqueó su conciencia por unos segundos, para cuando hubo reparado nuevamente en lo que pasaba sólo registraba estar entre los fuertes brazos que adora y la modelada anatomía que le presionaba contra la cama. Inmerso en ese gentil agarre, besaba con sentimiento al moreno, dejando que el sabor de éste les inundara.

-Sabes rico... tan rico, Hyunwoo.

Habló medio ido, medio presuroso y necesitado.

-No más que tú, bebé.

Escuchó decir al mayor en el mismo tono antes de continuar.

Las prendas que todavía colgaban de alguna manera en sus cuerpos fueron removidas por manos hábiles y tan pronto sus anatomías gozaron de rozarse sin restricciones sobre la cama y entre las sábanas, nuevamente cayeron en el desmayo, en la satisfacción. Pero había una diferencia palpable con respecto a la primera vez, ambos la sabían y la saboreaban incluso. Esta vez los sentimientos eran cristalinos y por ello la unión, el deseo, mucho más fuerte.

Las sensaciones a flor de piel les quemaban por dentro y les hacía sentir un éxtasis nunca antes descubierto. Tan sólo se tocaban, se amansaban con los labios, las manos y todo era perfecto.

-¡Ah! Hyunw-woo... tuyo, hazme tuyo. Quiero ser tuyo.

Pidió, forzando la aparición de sus palabras que aparecían haberse ido hacía rato, dejando su capacidad del habla reducida a soniditos lascivos.

-Ya lo eres, Kihyun. Ya eres mío... te lo dije la primera vez.

Y tenía razón. Hyunwoo tenía razón en lo que hablaba porque lo hubiese mediato o no, se había entregado de brazos abiertos a ese hombre y a más nadie.

En el salvajismo que iban cobrando sus cuerpos con el paso de los minutos se apretaban más, se rasguñaban y jadeaban en la boca o el cuello del otro. Lo trascendente en aquel momento era amarse y complacer.

Hacía rato los dígitos previamente lubricados del moreno bailaban en su entrada, completando el trabajo anterior para una mejor dilatación. Sus músculos se contraían debido al placer, y mientras lloriqueaba el mantra de siempre, movía las caderas contra la mano que abusaba de su fragilidad.

-Y-yah, no más, no más... no quiero correrme si no es contigo.

Habló entre jadeos, tomando el rostro del moreno entre sus manos el cual besuqueó por completo.

Escuchó un gruñido y posteriormente el sonido húmedo que hicieron aquellos dedos al abandonar su orificio, dejándole disconforme ante el inoportuno vacío.

Por el rabillo del ojo vio como Hyunwoo se preparaba, colocando un preservativo en su falo y más lubricante. El cuerpo entero lo sentía vibrar de emoción por lo que vendría y sin saberlo, también anticipaba la manera en la que el otro le tomaría.

-Te quiero en cuatro, ahora.

Comandó el moreno en tono imponente.

Gimió tan pronto se imaginó todo y por primera vez no ardió de pena al pensar en exponerse de esa manera, por el contrario, siendo audaz se colocó justo en la posición indicada: apoyándose en sus rodillas y antebrazos.

-Justo así, bebé. Tan hermoso.

Escuchó a sus espaldas mientras el mayor corregía un poco su postura, haciéndole inclinar la espalda y abrir más las piernas. Su cabeza la mantenía apoyada en la almohada, mientras jadeaba en espera de lo que se avecinaba.

De pronto sintió dos palmadas contra su piel desnuda, lo cual inmediatamente le hizo gritar, no de dolor, sino placer.

-Quédate quieto.

Demandó el moreno, y sólo entonces se percató del movimiento involuntario de su cuerpo. Acató la orden a pesar de sus espasmos y entonces, le sintió tantear su entrada con la dureza que esperaba tener en los próximos segundos enterrada en su ser.

Y así fue como sus plegarías fueron respondidas, cuando finalmente Hyunwoo arremetió en su interior, no esperando demasiado para comenzar un vaivén lento en sus caderas. Una de las manos del moreno se posó sobre su hombro mientras la otra apretaba su costado, manteniéndole en su lugar mientras ambos cobraban vida.

Se regodeaba en el hecho de que sin tener que decir las cosas, tan sólo con pensarlas el mayor las llevaba a cabo. Era ese el caso cuando progresivamente Hyunwoo empezó a embestir con brutalidad en su cuerpo. Jamás en su vida habría pensado que la sumisión le sentara bien, que algo como eso le pintaría el mundo con colores vibrantes, nuevos... pero allí estaba entregándose de lleno y con soltura a quien le sacaba placer de cada poro de su piel.

-¡Mmmhh! H-hyunwoo... así, no te detengas...

-Quién d-dijo que lo haría, bebé, ¿hm?

Otra nalgada y un empujón particularmente fuerte fue lo que vino después de esa respuesta, haciéndole rodar los ojos y temblar involuntariamente. Se sentía tan bien, como si el cuerpo del moreno estuviese hecho para él y viceversa.

-Eres tan bueno para mí. Mírate nada más, como me tomas sin esfuerzo alguno, a-ah... Kihyun.

No sabía que el mayor era de esos que gustasen de hablar sucio en la cama, pero él no era tampoco de esos a los que les incomodaba, más bien, estaba descubriendo lo mucho que le prendía ese tipo de charla.

-S-sólo para-ah... ti, Hyunwoo...

-Así me gusta, bebé. Tú culo es sólo mío. Sólo yo te puedo coger.

Tan crudas y lujuriosas las palabras que derraban el otro a sus espaldas, repuntaban el placer que sentía en sus entrañas justo como los besos y las mordidas que el moreno dejaba en su cuello.

De pronto sintió embestidas más gentiles, contrastando al salvajismo anterior y se vio suspirando igual de satisfecho al poder sentir plenamente cada milímetro de lo que le invadía. Su cuerpo seguía contrayéndose con cada tacto estuviese o no cerca de alguno de sus puntos erógenos, así de sensible le tenía el otro.

-¿Se sigue sintiendo bien?

-Muchísimo... lo más rico del mundo...

Respondió sin timidez, empujando sus caderas hacia atrás para encontrar las ajenas a mitad de camino, creando así un vaivén mucho más íntimo entre sus cuerpos. Empezaba a cansarse de estar así y quería poder abrazar al mayor, pero renunciar al placer aunque fuese por un segundo le parecía una tortura que no estaba dispuesto a pasar aún.

Más jadeos y suspiros continuaron detrás de sus gemidos cuando el mayor la detenerse y quedando casi fuera de su cuerpo, escupió en su entrada para lubricar un poco más el lugar. El simple acto le produjo un espasmo que le tuvo al borde del orgasmo, pero se contuvo al relajarse y finalmente tras un par de caricias gentiles, el ritmo bestial con el que habían iniciado retomó sus andadas.

Ya no eran gemidos sino gritos lo que acompañaba el aplauso de sus cuerpos, el golpeteo de la cama contra la pared. Ahora también descendían por sus mejillas el llanto de placer que luego mojaría la almohada a la que se aferraba, todo era una revolución placentera dentro de su organismo, un mundo distinto repleto de satisfacción.

La mano que anteriormente sujetaría su costado ahora tiraba de sus cabellos con rudeza, alejándole de su escondite y mientras repetía el nombre del moreno, éste igualmente gemía el suyo entre jadeos roncos.

-H-hyung... te... t-te quiero más cerca.

Pidió en medio de su lloriqueo, siendo atendido inmediatamente.

El trance al que le había mandado Hyunwoo hace rato ni siquiera le dejó registrar los movimientos que éste hubo hecho para con su cuerpo dejarle lacio de espaldas a la cama, y así poder colarse entre sus piernas.

Un par de labios y una húmeda lengua amansaron su boca reseca con cariño y, de esa misma manera sus cuerpos volvieron a encontrarse. Ya sus manos y piernas volvían a tomar a la anatomía ajena contra la suya, no dejando un solo milímetro de distancia entre sus cuerpos; la proximidad ayudando a que su hombría obtuviera la atención requerida entre el roce de sus cuerpos. Así no hizo falta demasiado para que nuevamente el cosquilleo en su vientre avisara lo inevitable.

-Hyun... Hyunwoo... m-me quiero correr.

-H-hazlo entonces, bebé. Hazlo conmigo.

-Mmhm...

Por los erráticos movimientos del más alto intuyó que el otro estaba en una posición muy similar a la suya, por lo que simplemente hizo caso y manteniendo así de cerca, así de intima la conexión entre ellos... en un una serie de cortos gemidos, en un suspiros repleto de dicha sintió le hubieron salido alas en la espalda de lo alto que voló al llegar a su convulsión. El desmayo tan fuerte, amplificó sus sentidos y en pocos segundos percibió las pulsaciones dentro de su apretado interior y sí... deseó con todas sus fuerzas que el preservativo no le hubiese despojado el placer ser marcado. Porque aunque fuese un pensamiento elaborado por el arrebato, no podía seguir hacerse el desentendido... quería tanto a ese hombre, quería todo de él. Absolutamente todo.

Soltando de a poco el frenesí, sus cuerpos volvieron a encontrar calma y aun estando abrazados en la misma posición dejaron al otro regular la respiración. Derretirse en el divino remanente post-coital (sentimental).

-N-no tengo palabras...

-Yo menos...

Al primer respiro pausado que pudo facilitarse, resolvió alzar el rostro del moreno, juntando sus frentes empapadas en sudor, adorando su mirada y besándole los labios con la devoción que solo un enamorado tiene para dar a quien ama.

-Gracias por el mejor cumpleaños de mi vida, Hyung.

-Mh... no tiene por qué terminar aún, es decir, puedo hacer de todos tus días igual de especiales.

Ni cuenta se había dado de cuando hubo cerrado sus ojos, sólo los abrió cuando sintió un beso en el dorso de su mano e inmediatamente respondió al mayor.

-Hazlo... quiero que lo hagas. Quiero estar contigo, Hyunwoo.

No tenía en claro de si eso era suficiente para consumar algún tipo de unión. Qué importaban las etiquetas. Ya había vociferado sus anhelos y por supuesto fueron correspondidos.

Les costó separarse, pero después de un rato no pudo ignorar la pegostosa incomodidad. Lo cierto es que estaba demasiado cansado y las piernas le dolían mucho como para tomar una ducha, pero igual logró asearse de forma aceptable con ayuda del moreno antes de caer rendido y satisfecho en la cama de nuevo.

-¿Ahora sí tienes sueño?

-Mh, sí. Pero en la mañana no te me escapas.

-No lo haría de todas formas.

Se rió junto al mayor y tras acomodarse en la cama para darle espacio, lanzó sus brazos hacia éste, pidiéndole que volviera.

-Ven, hace frío. Vuelve a mí.

-Espera, bebé. Sólo termino con esto y...

Aguardó con paciencia a que el moreno terminase de acomodar la ropa que habían dejado, le seguía de un lado a otro con la mirada sonriendo, pero de pronto la figura estática del mayor llamó su atención.

-¿Hyung?, ¿Pasó algo?

...

-Olvidé por completo tu verdadero regalo.

-¿Eh?

Sin más que decir observó como el más alto caminaba hasta la cama para luego subirse a la misma, sentándose a su lado decidió incorporarse, y de esa manera el mayor tomó sus manos para dejar una pequeña caja decorada entre estas.

Un escalofrío le recorrió la espalda y de repente su mirada se nubló ante la espesa niebla emocional que le cubrió. Sentía cálido todo el cuerpo, no sabía poner una sola palabra a definir lo que le pasaba, pero en su estupor seguía escuchando el tono gentil del mayor.

-Me tomó bastante tiempo pensar en un regalo adecuado, tenía tantas cosas en la mente pero todas eran lo que estrictamente me pediste que no te diera... entonces, pensé que ir con algo tradicional estaría bien.

Con el corazón a mil por hora y las manos temblorosas, finalmente abrió la caja descubriendo el collar de plata que reposaba en su interior. Le faltó por un momento el aliento al ver algo tan sencillo pero hermoso.

-H-hyung es... es bellísimo.

-Deberías abrirlo.

Le miró por un instante de forma incrédula, percatándose entonces del broche que unía dos mitades del dije ovalado. Con delicadeza retiró la cadena de la caja y abrió lo que ahora sabía era un relicario, descubriendo luego lo que guardaba su interior.

-Hyunwoo...

Susurró antes que sus las lágrimas le nublasen la mirada.

-Algo tradicional pero con toque especial... me costó conseguir la foto, tuve que pedir ayuda, pero...

Hubo una pausa entre ambos en la cual el mayor tomó la cadena para ponérsela en el cuello, cerrando con cuidado el broche para después depositar un beso sobre el mismo.

-Pero quería que tuvieras algo que realmente te importara.

Bajó la mirada al dije que ahora colgaba en su pecho y volvió a abrirlo para detallar la hermosa y pequeña foto de su hijo que decoraba el interior.

Cómo era posible que el moreno hubiese tenido semejante detalle para él. Aquello no era otra cosa sino todo lo que él había estado esperando, la confirmación absoluta de que Hyunwoo le quería, le aceptaba en todo el compromiso de la palabra.

Aún entre lágrimas se arrojó a los brazos ajenos, cubriendo de besos el rostro ajeno sonriendo como el hombre enamorado que sentía.

-Gracias, gracias, gracias... esto... significa muchísimo más de lo que crees, Hyunwoo, es...

-Me hago una idea, por eso lo escogí...

-Hyunwoo, yo...

...

-Kihyun, te quiero.

Y esas dos palabras como ningunas otras, esa confesión logró marcar un antes y un después en todo lo que sintió. 


.

.

.


Así que eso tenía la caja... qué hermoso detalle el de Nunu. Y por siempre Changkyun el mejor chico de todos, porque fue quien ayudó a Nunu a conseguir la foto.

Sé que me quedé a mitad de esa confesión y que dejé muchas cosillas sueltas por allí. Ya en el próximo capítulo las explicaré. Espero les haya gustado el capítulo.

Más les vale que estén reproduciendo el MV de Fantasía. 

El nuevo álbum es bellísimo, aunque me duele todavía que Hoseok no esté. Igual hay que brindarles todo nuestro apoyo de Monbebes a los chicos.

Nos leemos ༼♥ل͜♥༽


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